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La declaratoria de “amenaza inusual y extraordinaria” en contra de Venezuela emitida por el presidente de los EE.UU., Barack Obama, es una medida oficial que en su derogación va dirigida a los Gobiernos y no a las individualidades.

 

El Ejecutivo de ese país, en este caso Obama, habilitado por leyes especiales considera a un país como “amenaza a su Seguridad Nacional” y en base a esto se activa la declaratoria de Emergencia Nacional. Así, lo señala la sección 1702, de los Poderes Económicos de Emergencia Internacional de esa nación:

 

“Cualquier autoridad otorgada al presidente por la sección 1702 de este título puede ser ejercida para enfrentar cualquier amenaza inusual y extraordinaria, que tiene su fuente totalmente o una parte sustancial, fuera de Estados Unidos, para la seguridad nacional, la política exterior, o economía de Estados Unidos, si el presidente declara emergencia con respecto a tal amenaza”.

 

Ya otros países han sido considerados por los EE.UU. como “amenaza a su Seguridad Nacional”, a saber: Libia, Cuba, Ucrania, Zimbabue, Irán, Siria, Colombia e Irak.

 

El presidente de los EE.UU. que considere a un país como “amenaza” procede a actuar dentro de lo que ellos llaman Ley de Poderes Económicos Internacionales de Emergencia, que permite sí, bajo ese marco “legal”, accionar medidas prohibitivas, generalmente económicas y comerciales, contra del país causa de la “amenaza”.

 

La historia injerencista de EE.UU. sobre los países del mundo, comprueba que los países considerados “amenaza” para el imperio yanqui, reciben gradualmente sanciones que pueden alcanzar embargos económicos, como también injerencia militar: Irak, por ejemplo.

 

Las sanciones contra Venezuela iniciaron en 2011 cuando EE.UU. sancionó a Petróleos de Venezuela (Pdvsa) por hacer negocios con Irán; en julio de 2014 Obama estableció las primeras sanciones a funcionarios venezolanos, recrudecidas en 2015.

 

(LaIguana.TV)