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Para este lunes 26 de junio, como ya es costumbre, la dirigencia de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) volvió a convocar a su militancia a participar en un «trancazo nacional», con el objetivo de rechazar el Proceso Nacional Constituyente impulsado por el presidente de la República, Nicolás Maduro.

 

Cierre de arterias viales, daños contra el patrimonio público y privado, secuestro de vehículos de transporte; estas son solo algunas de las acciones vandálicas llevadas a cabo por quienes hoy día alzan las banderas del antichavismo. Con este tipo de agendas terroristas, según manifiesta la dirigencia de la derecha, tarde o temprano se logrará un cambio político en Venezuela.

 

Sin embargo, contrario a lo previsto por la oposición criolla, más que un cambio de gobierno, estas actividades anárquicas lo único que han provocado es el recrudecimiento de las dificultades económicas y el incremento del malestar en la población. Más que una estrategia efectiva, los «trancazos» se han convertido en una prolongación de los problemas.

 

A continuación, a manera de claves, siete aspectos que demuestran que los «trancazos» solo han servido para ocasionar más perjuicios que beneficios en contra del país y de la ciudadanía:

 

1- Pérdidas multimillonarias para los comercios privados

Según cifras publicadas en el mes de mayo de 2017 por la directiva de Consecomercio, las pérdidas que han sufrido los locales privados a lo largo del país, debido a los «trancazos» y a los actos vandálicos promovidos por la oposición venezolana, ascienden a 50 millones de dólares. Muchos comerciantes, a causa de este tipo de sabotajes, han sufrido descensos significativos en el nivel de sus ventas, e incluso se han visto obligados a cerrar sus negocios. Ello sin contar las pérdidas producidas por los saqueos y ataques de los que estos han sido víctimas, por no sumarse a la agenda conspirativa de la derecha. Consecomercio le atribuye la violencia a supuestos grupos «infiltrados» del gobierno; no obstante, se ha demostrado que el terrorismo es ocasionado por la propia oposición.

2- Poca productividad y desempleo

Debido a los «trancazos nacionales» una serie de empresas han preferido cerrar sus santamarías, para proteger sus bienes y mercancías y también para no poner en riesgo la vida de su personal. Diversas compañías han optado por suspender sus operaciones por tiempo indefinido, debido al difícil acceso a las materias primas. Este, como se sabe, es el principal objetivo de la derecha criolla: obstruir y sabotear aún más la distribución de bienes y la dinámica económica del país, para acrecentar el malestar en la ciudadanía. La planta de Pirelli de Venezuela, localizada en Guacara, estado Carabobo, cerró sus puertas y suspendió la oferta de neumáticos a nivel nacional, debido a las protestas. También paralizó sus servicios la planta de detergentes Colgate Palmolive. La aerolínea United Airlines hará lo propio en el mes de julio. Justificados o no estos cierres, la más perjudicada es la clase obrera, que día a día pierde sus puestos de empleo.

3- Desabastecimiento

El desabastecimiento de alimentos y el cese de la prestación de determinados servicios, es otro de los grandes problemas generados por los «trancazos». Estas estrategias han generado, por una parte, el retraso en el despacho de gasolina y de gas doméstico en todo el territorio nacional. Algunas bombas en la ciudad de Caracas y en el interior del país no cuentan con suficiente abastecimiento de combustible. Igualmente, en distintos estados, muchos vecinos han denunciado retrasos en el abastecimiento de gas doméstico.

Por otra parte, este tipo de tácticas desestabilizadoras agudizan aún más la crítica reserva de insumos con la que hoy día cuenta la nación. Para el inicio de este mes de junio, según reportes de Fedeagro, las empresas que integran dicha asociación solo habían recibido el 30% de los insumos requeridos para producir. Los «trancazos» y las protestas violentas, sin duda, han ocasionado daños a un panorama que ya de por sí era complicado.

4- Malestar general

De acuerdo al más reciente estudio denominado «Monitor País», realizado por la firma encuestadora Hinterlaces, el 81% de los venezolanos rechaza las manifestaciones violentas convocadas por la oposición venezolana. De igual forma, el 74% de los consultados afirma que los principales responsables y promotores de estos actos deberían estar tras las rejas. Es por este motivo que los «trancazos» no cuentan, ni han contado, con un masivo apoyo popular en las calles. Muchas veces, y así lo demuestran las fotos y los videos, se trata de un minúsculo grupo de personas que obstaculizan las vías y que, por tratarse muchas veces de arterias principales, terminan complicando el desplazamiento en un sector entero. Como se ve, estas tácticas son generalmente repudiadas y muy criticadas.

5- Violación del derecho a la libre circulación

Otro de los grandes problemas que ocasionan los «trancazos» tiene que ver con la incomunicación y con la imposibilidad de conexión entre distintos sectores, ciudades y municipios. Incluso, muchas personas no pueden desplazarse con libertad por las calles aledañas a sus residencias. El artículo 50 de nuestra Constitución establece que «toda persona puede transitar libremente y por cualquier medio por el territorio nacional». Este derecho está siendo violentado de manera abierta. También se limita, como ya se indicó, el derecho al trabajo. Incluso se cercena el derecho a la recreación y al goce de los servicios públicos.

6- Pérdida de clases

Las protestas opositoras también pusieron en riesgo la óptima culminación del período académico 2016-2017. Muchas escuelas que se hallaban en los puntos neurálgicos de los actos terroristas de la derecha, debieron suspender en varias ocasiones sus actividades. A los estudiantes, además, se les hizo muy difícil acudir a sus centros de estudio debido a las trancas y al caos focalizado. Tanto para los alumnos, como para el personal administrativo, asistir a las escuelas y a los liceos significaba poner en riesgo sus propias vidas. Destacan las agresiones contra el liceo Gustavo Herrera, ubicado en la Avenida Libertador, en el municipio Chacao, y los ataques perpetrados contra la Unidad Educativa Francisco de Miranda, ubicada dentro de la base aérea militar de La Carlota, también en el este de Caracas.

7- Imposibilidad para atender emergencias médicas

Otro de los sectores afectados por los «trancazos» opositores es el de los ciudadanos que necesitan atender sus emergencias médicas, pero que no pueden acceder a los centros de salud debido al cierre de vías. El drama de los pacientes, que ya era crítico debido a la escasez de material médico quirúrgico y de medicamentos, con estos métodos desestabilizadores se agudiza aún más. Los «trancazos», en vez de una solución, constituyen el inicio de un conjunto de problemas de mayor magnitud.

 

(LaIguana.TV)