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Javier Couso es un europarlamentario que representa al partido español Izquierda Unida y una de las voces más conocidas a la hora de defender al Gobierno de Venezuela de las tergiversaciones mediáticas y las acusaciones de los adversarios políticos, un papel que le ha costado acusaciones y amenazas de muerte.

 

En una entrevista exclusiva a RT, este político abordó la posición de la Unión Europea (UE) ante el actual conflicto político que vive ese país.

 

RT: Venezuela reclamó la falta condena europea al atentado terrorista perpetrado desde un helicóptero el pasado 27 de junio. ¿A qué se debe ese silencio?

 

JC: No entendemos ese silencio. En Izquierda Unida condenamos ese atentado y nos sorprendió mucho que los grandes medios de comunicación y una instancia como la UE no hicieran lo mismo con un ataque que bien puede considerarse una acción terrorista enmarcada en un golpe de Estado.

 

La UE, que tanto pregona sobre la democracia y los derechos humanos, lo primero que debió hacer fue emitir una condena, como el Gobierno de Venezuela ha condenado cualquiera de los atentados en suelo europeo.

 

Nos asusta que la UE compre o, por lo menos, avale la tesis de la oposición venezolana, que está yendo hacia un camino violento, de terrorismo callejero y con acciones que suponen una escalada más, en la que usan elementos militares como granadas o armas largas para ametrallar en el centro de la capital de un Estado soberano.

 

Por un lado llama al diálogo y, por el otro, aboga por las tesis de la oposición de convocar elecciones anticipadas, que no se corresponden con la Constitución venezolana. Por eso nos extraña y entristece que haya roto con la solidaridad que debe expresar hacia un país que recibió un ataque de esta naturaleza.

 

RT: En su opinión, ¿a qué obedece la desinformación que se observa en Europa sobre la situación interna de Venezuela?

 

JC: Es algo intencionado. Esa desinformación sistemática pasa por una crítica general al periodismo, debido a la concentración de las grandes empresas mediáticas en muy poca manos.

 

No hay leyes de prensa que democraticen el espacio que el Estado cede a las empresas de comunicación. En España, existe una gran concentración de medios privados en muy pocas manos, la mayoría pertenecientes a bancos o fondos de inversión. Frente a ese poderío en manos privadas un sector público debería servir de contrapeso, pero eso no ocurre: el Estado no ejerce sus funciones.

 

Cada día más se evidencia que los propietarios de esos grandes medios de comunicación tienen una sintonía ideológica con la oposición venezolana que, desde 2002, persigue un cambio violento del poder usando vías ilegales, simplemente porque hay un Gobierno que no está alineado con sus tesis.

 

Que los gobiernos anteriores [al chavismo] permitieran a las grandes empresas realizar sus negocios sin casi ninguna reciprocidad con el Estado venezolano, como ocurría con el sector petrolero, es una de las razones. En Venezuela existe una confluencia de intereses ideológicos y económicos.

 

RT: A usted se lo acusa de defender al Gobierno bolivariano a cambio de financiamiento. ¿Qué responde?

 

JC: No suelo contestar a esas difamaciones, porque cree el ladrón que todos son de su condición. Representamos a un partido político que tiene convicciones ideológicas y realizamos nuestro trabajo parlamentario con un sueldo que nos asigna el Parlamento Europeo porque fui electo en un proceso directo y popular.

 

Cuando hacen esas acusaciones demuestran que ellos sí reciben dinero para realizar una actividad política. Quien me paga, en todo caso, son los ciudadanos europeos, como marca la normativa comunitaria.

 

Recibimos un sueldo digno y donamos más de la mitad de nuestros ingresos a nuestra organización política. Por lo tanto, no estamos en el mismo plano de aquellos que nos acusan.

 

RT: ¿Quienes califican en Europa de dictadura al Gobierno venezolano pueden sostener esa acusación?

 

JC: Para nada. Llamar dictadura al Gobierno venezolano es una caracterización propagandística que busca desacreditarlo.

 

En el caso de Venezuela, hablamos de un Gobierno que ha sido electo y que lleva un récord de elecciones en toda Latinoamérica. Cuando vemos el historial negro de dictaduras apoyadas por Estados Unidos y gobiernos de Europa solo para aplicar medidas neoliberales, esa acusación no se corresponde. Dictadura es lo que se propició por medio de golpes de Estado económicos en Honduras o Brasil, donde queda muy lejos la institucionalidad democrática.

 

En Venezuela hay contrapeso de poderes. Incluso, parte de la oposición ha celebrado primarias con el Consejo Nacional Electoral (CNE) y ha ganado gobernaciones, también las últimas elecciones legislativas. Nada de eso se corresponde con lo que yo entiendo o con los que el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define como dictadura.

 

RT: ¿Cómo podría contribuir la UE al actual conflicto venezolano?

 

JC: Nosotros lo hemos solicitado en cada intervención, también ante la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini.

 

La UE debe acompañar el diálogo. Existe un Gobierno que ha lanzado un diálogo acompañado por un organismo multilateral como Unasur y cuenta con el concierto de varios expresidentes y el apoyo del Vaticano. Creemos que el papel debe estar dirigido a contribuir a la estabilización.

 

Nos gustaría también que la UE condenara todas las acciones inconstitucionales y violentas de la oposición. Hemos visto fotografías de manifestantes atacando un autobús de transporte público que estaba lleno de gente ―eso en mi país se llama terrorismo callejero― y dejara claro que no apoya una agenda violenta y sí la ruta electoral anunciada por el CNE, en la que la oposición puede participar.

 

También es cierto que en el Parlamento Europeo se puede hablar de cualquier tema. Apenas ayer aprobamos un acuerdo con Cuba, donde se tocaron todos los temas de una manera franca. Por lo tanto, no hay ningún problema en debatir, siempre y cuando no se quiera injerir o determinar la agenda de un país. Los países son soberanos según la Carta de las Naciones Unidas y uno de los principios fundamentales es la no intervención en sus asuntos internos. Entonces, la UE debe acompañar a una institucionalidad pacífica, de acuerdo a las normas de cada país y según su ordenamiento interno.

 

RT: Venezuela aparece de forma constante en la agenda del Parlamento Europeo. ¿Se presta la misma atención a los conflictos de Colombia, Honduras o México?

 

JC: No, existe un desbalance total. En 10 años se han producido 12 resoluciones sobre Venezuela, dos de ellas dentro de informes de derechos humanos en toda América Latina detallando casos específicos de la nación venezolana.

 

Si los comparamos con otros países latinoamericanos que presentan muchos más problemas que Venezuela, a pesar de que no son amplificados por la gran prensa, veremos que no se le presta la misma atención. Hablamos de lugares donde se registran asesinatos a periodistas, persecuciones o fosas comunes a la altura de un país en guerra, asesinatos de defensores de los derechos humanos o muertes por desnutrición.

 

En España, esto se ve más claramente. Se ha hecho una campaña sostenida de demonización del Gobierno bolivariano prácticamente desde que asumió Hugo Chávez, acusándolo de dictador, consiguiendo que buena parte de los españoles lo crea.

 

Se trata de una iniciativa muy parecida a las que hacía [Joseph] Goebbels en la Alemania nazi para criminalizar y crear una especie de súper villano.

 

RT: ¿Cuál es el interés de Europa al atacar al Gobierno venezolano?

 

JC: Económico. Venezuela tiene las mayores reservas conocidas de petróleo, oro y agua, algo señalado por la cumbre de la OTAN en Lisboa como uno de los aspectos por los cuáles intervenir.

 

Por otra parte, se ha descubierto en ese país latinoamericano reservas de litio y de otros elementos que sirven a la industria nuclear y hacen que Venezuela sea un país apetecible para las multinacionales.

 

También les interesa desde el punto de vista estratégico y político. Venezuela y Cuba lideraron un proceso de integración (ALBA-TCP) para respetar la soberanía de los pueblos que se opone a los acuerdos desintegradores neoliberales. Existe el interés de romper con esa integración propuesta para la toda la región.

 

RT: Ha recibido amenazas por defender al Gobierno y al pueblo de Venezuela. ¿Qué pretenden?

 

JC: Recibí llamadas a mi domicilio y a mi teléfono móvil amenazándome de muerte. De forma sistemática se repitieron en las redes sociales, donde suelo bloquear a quien me insulta y amenaza, porque solo busca hacernos claudicar en nuestro trabajo y en la defensa del ideal que tiene nuestro partido político.

 

Cuando trabajé en Centroamérica, presencié cómo se asesina a defensores de derechos humanos o dirigentes políticos. Acá buscan lo mismo, solo que no llegan a esos extremos. Pretenden meter miedo, pero conmigo ‘han tocado hueso’: yo hago caso omiso a las amenazas. Por medio de la violencia no van a detener el trabajo político que procura la paz y el respeto al derecho internacional en el camino de lo que buscamos, que es un mundo multipolar.

 

Amenacen lo que quieran, que nosotros vamos a seguir. Si no soy yo, será cualquier otro, como ha demostrado la formación política a la que pertenezco. Si el franquismo no pudo callarnos con muerte, persecución y desapariciones, menos lo hará gente que no tiene moral ni valentía.

 

(RT)

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