En entrevista exclusiva con La Iguana.TV, el cantautor, poeta y profesor de Lengua y Literatura, candidato a la Asamblea Nacional Constituyente por el subsector de los Trabajadores de la Economía popular, manifestó su confianza en que el cuerpo deliberante que se elegirá el próximo domingo pueda generar un liderazgo crítico e, incluso, una nueva oposición que se diferencia de la actual por no ser vendepatria.

 

González (El Socorro, Guárico, 1962) conversó con el periodista Clodovaldo Hernández sobre sus propuestas para el debate que debe abrirse cuando quede conformada la expresión del poder originario. A continuación, una versión de este diálogo:

 

-Usted se dio a conocer con el tema Nosotros con Chávez, en el que definió con quiénes contaba el comandante en 2012. En la actualidad, muchos analistas dicen que el chavismo se acabó, que ya todas esas personas que usted mencionaba (empobrecidos, pataenelsuelo, zarrapastrosos, cara e’ culpable, dice la letra) ahora están con la derecha. ¿Usted está de acuerdo con eso?

 

-Alí, Alí Primera tiene una canción que dice que “en el mundo no habrá paz, mientras haya explotación”, y un poeta amigo, Carlos, dice que “ningún tiempo pasado fue mejor desde que insurgió la injusticia social”. Si uno visualiza la historia, esa historia tan larga, observa que existe ese sector avaricioso, esa minoría mundial que lo tiene todo, pero que no se conforma, que necesitan esclavos, gente que los adule, que los haga sentir superiores. Entonces, mientras persistan esas desigualdades históricas, ¿cómo va a estar en crisis el chavismo? Y decimos chavistas porque así nos denominamos acá, porque ese es un nombre para señalar a los revolucionarios y a las revolucionarias, pero puede tener el nombre que usted le ponga: cristianismo, guevarismo… cualquier nombre, pero formado por quienes sueñan y desean un mundo diferente, en el que todos podamos ser catalogados como gente. A ver si llega un mundo así, antes de que todo se acabe, pues hasta el sol se apagará algún día, alguna vez podemos vivir como especie. Así es el chavismo, ¿entonces, cómo se va a acabar eso?

 

-Hay mucha gente pobre, afectada por la guerra económica,  que ha terminado defendiendo las ideas de la derecha. Eso tiene que ver con el componente cultural de la Revolución, sobre el cual no se ha avanzado lo suficiente. Usted ha reflexionado bastante sobre eso, ¿cierto?

 

-Nosotros precisamos, como pueblo pobre, que los argumentos del corazón sean más argumentos en la lengua. Un gran sector fue y sigue siendo chavista por el corazón, algún instinto que les hizo identificarse con una propuesta y con un liderazgo. Pero ese instinto del corazón, lo emotivo, debe pasar también por lo político. Me refiero a reflexionar, pensar, ver las circunstancias donde estamos. A veces, no tenemos argumentos porque nos dejamos llevar por lo inmediato. ¡Coño!, no consigo la comida, esto, lo otro, la escasez, los diversos problemas, el transporte, el hospital, la farmacia, las colas, porque claro, ¿a quién le puede gustar una cola?,  y lo primero que a uno se le ocurre es echarle la culpa al gobierno, porque así ha sido históricamente, ¿a quién más vamos a echarle la culpa? Pues bien, debemos reflexionar para identificar a los verdaderos culpables, sin que esa actitud niegue que en el gobierno también hay culpables. Precisar los rasgos de culpabilidad de cada quien es importante y para eso hay que conversar, discutir, hacer un llamado a que pasemos más allá de la inmediatez, que es peligrosa. Si nos quedamos en la inmediatez es claro que podemos caer en las garras y en las fauces de enemigos históricos, que esos sí es verdad que son bien perversos. Y tenemos ejemplos muy cercanos, en Latinoamérica, en Brasil, en Argentina, y que ojalá, ojalá, sectores nuestros, como pueblo no tengamos necesidad, yo no digo “de vivir eso”, sino “de morir eso” para darnos cuenta.  Y en ese darse cuenta está ver que este estado de violencia que estamos sufriendo ahorita no es algo de los pobres, sino de un sector la sociedad que ha sido el más favorecido, que cuenta con grandes recursos económicos. Eso, por supuesto, independientemente de que siempre hay quinta columnas, los que hacen los negocios con los gobiernos, algo que siempre ha pasado. En la época de Acción Democrática era así, cuando era partido de gobierno. Claro que a los grandes partidos van los que quieren hacer nación, un Estado, una patria que nos identifique, al cual se le pueda reclamar por salud, por educación… pero también van los que quieren hacer negocios y lo logran. Eso tenemos que saberlo y combatirlo como pueblo.

 

-Ese proceso que viene, el de la Asamblea Nacional Constituyente, se orienta a eso, a reenfocarnos, a buscar esos horizontes, a encontrarnos nuevamente. ¿Usted, como candidato, qué propuestas tiene para cuando comience a sesionar ese cuerpo?

 

-Voy por un subsector de los trabajadores que es la Economía popular independiente, que está muy vinculado al mundo cultural. Muchas de mis canciones tienen que ver con eso, como Que nadie baile por mí, La tenencia de la tierra, Solo de pan no se vive. En principio hay que entender que esta Asamblea Nacional Constituyente es un proceso y una apertura que dejaron el comandante Chávez y los constituyentistas de 1999, en ese momento histórico. En el capítulo donde se habla de la Constituyente queda claro que es una vía para mejorar la Constitución. Por cierto, es allí donde está el 350, que a veces se quiere desvirtuar. Allí lo que se hace es la salvedad de que un pueblo no tiene que calarse que haciendo una Constituyente se vayan a retrasar los logros, a retroceder en lo que hemos logrado como pueblo. Eso es importante entenderlo, sobre todo ahora que el abanico para la participación es todavía más amplio. Es posible que todavía falten mecanismos para que la participación sea mayor, pero hemos avanzado. En lo que respecta al sector económico, tenemos que luchar por conquistar la independencia. En el aspecto político somos independientes y la mejor prueba es cómo nos atacan los imperios del mundo y cómo la mediática internacional tiene los ojos puestos en este país. Somos independientes y ahí es donde tenemos que precisar, más allá de que haya gente metiendo la pata. Podemos hacer negocios con quien nos dé la gana, como Estado, pero para fortalecer la patria necesitamos una independencia económica, que no la tenemos. Ya sabemos que somos un país dependiente de la renta petrolera, eso nos lo han dicho hasta en los libros de Geografía Económica, es una realidad, y tenemos que ser un país y una cultura autosuficiente. Es allí donde aparece una propuesta general a discutir en esta área es que también hemos sido dependientes, como pueblo, de la gran industria, de la gran propiedad, a pesar de que nosotros somos los que trabajamos, los que sudamos. Por eso el que recibe un salario es el más “salao” porque es quien sufre la inflación. El otro, el empresario, el comerciante, si le sube algo, sube su precio. Eso nos ha convertido en una sociedad de comerciantes. Lo que usted gana no le basta y, para sobrevivir tiene que meterse a comerciante, comprar y vender. Nos convertimos en un país de compra-venta. Eso es porque los pobres no han tenido los medios de producción. A eso hay que ponerle orden. No es que el empresario no tenga su gran empresa, pero ¿por qué va a ser el único en producir algo? Este es un país que pudiese, tiene los recursos, las capacidades, los poderes creadores del pueblo, para diversificarse económicamente, en nivel micro. Democratizar la ganancias, no puede ser que uno solo gane. No estoy hablando de comunismo ni de nada de eso, sino de democratizar las ganancias. Nosotros hemos tenido un empresariado que es antinacional, antipatria, tipo plaga, con una avaricia extremada, que le quieren ganar a todo el demasiado por ciento. Nadie niega que tengan ganancias, pero que todo tenga un nivel razonable. Es también un problema cultural, de la cultura alienante capitalista,  porque aquí se admira al que compra, no al que produce. Se reconoce al que tiene plata, como si uno pudiera poner un billete a la plancha, para comérselo. El conuquero, el que está trabajando la tierra está relegado y muchos no sienten el orgullo de que le digan campesino o campesina, a pesar de que nosotros, los chavistas, hemos rescatado esa expresión en estos últimos años.

 

-Por decisión de la cúpula, en esa ANC no habrá representantes de la oposición o, al menos de la Mesa de la Unidad Democrática que, en teoría, encarna a una parte del electorado y del país. ¿Cómo hacer para que el opositor común se sienta representado por ustedes, los que van a ser electos?

 

-En esta ANC, estoy seguro, y basta revisar para comprobarlo, hay un sector crítico de la manera como se han estado haciendo las cosas. Hay una parte que se puede calificar como chavismo crítico y otro sector que puede considerarse no chavista. Ojalá con esta ANC pueda surgir una oposición sensata, nacionalista, que ante todo, quiera a este país, quiera esta patria, que no esté dispuesta a acudir a poderes transnacionales a pedirles que vengan a poner orden aquí. Yo creo que la ANC puede ser el punto de partida para eso. Y si se autoexcluyeron los extremistas, los violentos, nosotros podemos entendernos con esa parte crítica de la ANC para que realmente pueda existir diálogo para que nos construyamos como país, nosotros mismos. Usted puede ser lo que sea en su posición política o en cualquier tema, pero traidor a su patria, jamás. Usted puede no ser chavista, estar en desacuerdo con Maduro, decir que no le gustaba la verruga del hombre, creer que un obrero no puede ser presidente, que los presidentes tienen que ser estudiaos, blancos o perfilaos… perfecto, pero lo que no puede ser es traidor a su patria y acudir a organismos internacionales, a imperios, a presidentes de otro país a pedir intervención. Es una vergüenza sentirse apoyado por gobernantes de otros países. Nosotros tenemos que rechazar, como venezolanos y venezolanas, que el presidente de Estados Unidos venga a darnos lecciones y a decir qué es lo que podemos hacer. “¡Mire, Maduro, me hace el favor y para esa Constituyente!”, ¿por qué la va a parar?, si es una opción constitucional. Nosotros tenemos una Constitución y debemos leerla y analizarla. La Asamblea Nacional podía llamar a una Constituyente, y llegaron a decir que lo harían. ¿Por qué no lo hicieron? Eso es sospechoso. Y, cuando ganaron las elecciones parlamentarias, por qué no dijeron que, bueno, somos mayoría, vamos a ver cómo ayudamos a que este país mejore, porque esta gente lo está haciendo mal, sino que vinieron con eso de que “en seis meses se me van”. ¿Qué es eso?… ¿eso es constitucional?, ¿eso es legal? No, esa no es la oposición  que necesitamos. Para nosotros los chavistas es importante que haya una oposición que critique, pero vendepatrias no, a los vendepatria no  podemos aceptarlos. Es un asunto de dignidad.

 

-¿Cuál es la fórmula para quienes quieran votar por usted?

 

-Bueno, voy en la plancha 1 del subsector de la Economía popular independiente, del sector de Trabajadores. Allí va este elemento elemental…

 

Como en El Socorro

 

Aunque sea en Caracas, hablar con Gino González es como estar en la puerta de una casa de llano adentro, sentado en un taburete. Llanero al fin, es contador de reláficas. En medio de sus exposiciones inserta comentarios jocosos, anécdotas y reflexiones propias de la sabiduría ancestral de aquellos parajes:

 

“Necesitamos crear un mundo donde no se pretenda echarle la culpa a todos por igual de las cuentas que están por saldar, porque mi abuela no ha desviado un río, no ha contaminado el aire ni ha tenido esclavos ni grandes empresas. Yo digo en una canción que si este planeta se sale de su órbita, si chocamos con un meteorito, que sea una explosión de flores”.

 

“Siempre nos han impuesto modelos culturales. En las novelas de aquellas épocas, la gente se casaba y se iba de luna de miel pa’ Europa. Todo el mundo andaba con ganas de conocer Europa. Y entonces, viajaba alguien y, al regresar, le preguntaban: “¿Cómo es eso por allá?”; y respondía: “No, chico, eso no sirve, mejor es estar aquí”. Así le pasó al maestro (arpista)  Lelis Requena, cuando fuimos en una gira suramericana. En Bolivia, aunque era el país más pobre de todos, ni siquiera había llegado Evo, nos metieron en tremendo hotel. Y nos tomábamos fotos en la habitación y tal… pero luego, el segundo día, el maestro Lelis dijo: “¡No, que va!, esto no le gana al mamón que está allá debajo de la casa”.

 

Dice: “Una de mis propuestas a la Constituyente es canonizar al marrano, el animal comestible más glorioso del planeta, como dice José Roberto Duque”. Luego acota: “Es echando broma”.

 

“No es posible que en El Socorro se produzca maíz, pero hay que comprar aceite en otro pueblo. O se produce cochino, pero hay que comprar jamón porque se desconoce el procesamiento. O hay que ir a otro lado a comprar ñemas, como le decimos por allá a los huevos”.

 

“Hace un tiempo, le decían a uno campesino para ofenderlo, o le decían campuruzo o le decían que uno bailaba salsa medio brincao… Pero resulta que esos que lo decían tampoco sabían bailar joropo”.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])

 

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