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Dilema, es el término que mejor se ajusta a la expectativa que hay en torno a la semana que comienza hoy y que terminará en un domingo con vientos electorales, en un país cuya población no tiene idea de cuál será el desenlace de este conflicto político que cada día se hace más intenso.

 

Versión Final salió a la calle a pulsar la opinión de un representante de cada sector de la dinámica social y económica para medir la valoración que, desde su espacio de trabajo, le dan al Paro cívico de 48 horas convocado por la oposición venezolana como medida de presión para evitar la celebración de lo que denominan una Constituyente fraudulenta.

 

El resultado coincidente es la incertidumbre sobre el desenlace del conflicto. Los cuatro consultados manifestaron sentir temor, pues el fantasma abominable de abril de 2002 se cierne de nuevo sobre Venezuela.

 

El empresario Elio Miccio, de origen italiano y con más de 40 años de su vida creyendo en Venezuela, considera que hay mejores formas de protestar, pero respaldará a los pocos trabajadores que le quedan de plegarse al paro de 48 horas.

 

La comerciante Estefani La Cruz, dice que la acción de protesta coloca al sector comercio en “tres y dos”, pero señala que anhela un cambio de rumbo.

 

Entre tanto, los más humildes; el transportista y la ama de casa, superarán sus miedos para respaldar una medida que termine de darle un vuelco a esta inaguantable situación.

 

Elio Miccio, empresario

 

“Este Gobierno paralizó la industria hace mucho tiempo. Cerró las puertas a la producción, impulsó una economía brutal y controladora en detrimento del aparato productivo, se ensañó con el empresario a quien ve como su enemigo. Si me preguntan por el paro cívico, no creo que resuelva mucho, más bien es perjudicial al empresario, al comerciante, al consumidor y al país en general, porque aquí lo que hace falta es trabajo, productividad. Ahora bien, respaldaré en todo momento a mis trabajadores durante el paro”.

 

Osmel Nava, transportista

 

“Para uno el chofer un paro de dos días representa una gran pérdida, porque uno vive de lo que hace diario. Si los políticos creen que el paro ayudará a un cambio de Gobierno, a pesar de que nos afecta directamente a los transportistas, nos restearemos con el paro, porque de alguna manera hay que hacer entender al Gobierno que no aguantamos más esta miseria en la que nos tienen. Aquí ando en mi cacharro que me cuesta Dios y su ayuda mantener, perdí la cuenta la cantidad de ‘chivas’ compradas al año”.

 

Estefani La Cruz, comerciante

 

“Este minimercado lo fundaron mis padres hace 30 años, es nuestro sustento y el de muchos clientes de este sector. Las ventas han bajado mucho por la crisis y el paro cívico nos afecta, porque dejamos de vender. Este paro de 48 horas nos pone en un dilema entre apoyarlo, medio obligados por presión de los organizadores de las trancas y nuestros propios deseos de expresarnos en favor del cambio, y el hecho de ser sancionados por ejercer el derecho a protestar. Estamos en tres y dos”.

 

Yeny Sánchez, ama de casa

 

“Este castigo tiene que acabar, el país se cansó de aguantar tanta injusticia. Tengo cinco criaturas, a veces se acuestan con hambre, la comida está escasa y carísima, las medicinas igual. La ropa, el colegio, los útiles escolares, los zapatos, los productos de higiene y limpieza del hogar, todo eso se ha vuelto un calvario para uno poder adquirirlo. Mi esposo trabaja y lo que gana no alcanza para nada. Una arepa tenemos que dividirla entre cinco, eso no es justo, por eso apoyo el paro, me da miedo, pero lo apoyo”.

 

(VersiónFinal)