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Las recientes declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, en las que aseguró que “no descarta una intervención militar” en Venezuela, ha sido motivo para que gobiernos y organizaciones de la región condenen esta medida, incluso aquellos que en su momento solicitaron que se tomaran acciones injerencistas sobre nuestro país.

 

Gobiernos como el de Perú y de Brasil, cuyos presidentes fueron bastante incisivos en los últimos meses en atacar a Venezuela, y pedir desde instancias internacionales que se sancionara al presidente Nicolás Maduro, ahora dieron un paso atrás ante la posibilidad que asomó Trump.

 

En la misma tónica, las cancillerías de México y de Colombia —cuyos funcionarios fueron participes en que se aplicara un tutelaje a nuestro país— emitieron este sábado comunicados en rechazó a la postura del mandatario estadounidense.

 

Asimismo, las cancillerías de Chile y de Paraguay, respectivamente, se apegaron a los preceptos de rechazar cualquier amenaza o el uso de la fuerza no autorizado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

 

De esta línea no escapó la Organización de Estados Americanos (OEA) ni su secretario general, Luis Almagro, quien manifestó que una intervención militar extranjera no es el instrumento idóneo para defender la democracia en Venezuela.

 

De igual modo, el Mercado Común del Sur (Mercosur) —instancia de la que Venezuela fue ilegalmente suspendida— también rechazó la intervención militar proferida por el presidente norteamericano, y recalcó que “los únicos instrumentos aceptables para la promoción de la democracia son el diálogo y la diplomacia”.

 

De esta manera, queda en evidencia cómo las principales potencias de América Latina, y las organizaciones que hacen vida en la región, rechazaron una posible intervención militar en Venezuela como alternativa para resolver la actual coyuntura política que atraviesa el país, muy a pesar de sus intentos desestabilizadores e injerencistas.

 

(LaIguana.TV)