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«Se hacen lesiones para sentirse empoderados y tener sentido de pertenencia con el grupo. Eso no se veía”, señala la pediatra Darda Ramírez.

 

Empeora la crisis económica en Venezuela y empeora la situación de las niñas, niños y adolescentes de la calle. No solo es que las relaciones entre ellos son más violentas, advierte la pediatra Darda Ramírez, sino que ahora se están “marcando” a puñaladas como una forma de reconocerse entre bandas.

 

Ramírez intervino este miércoles 20 de septiembre en el 63 Congreso Venezolano de Puericultura y Pediatría “Jesús Velásquez Rojas”, que se realiza en Caracas. En ese contexto, la médica intentó llamar la atención sobre el aumento de niños de la calle y, además, el agravamiento de sus condiciones.

 

“Tienen marcas de puñaladas. Marcas recientes. Esto hace pensar que se están constituyendo territorios por el dominio de grupos”, alertó la médica y defensora de los derechos de niñas, niños y adolescentes durante su exposición.

 

En entrevista con Contrapunto, Darda Ramírez puntualizó que, para mantenerse como grupo, recurren a la violencia entre ellos mismos: “Se hacen lesiones para sentirse empoderados y tener sentido de pertenencia con el grupo. Eso no se veía antes”.

 

Bandas en Sabana Grande

 

Entre Chacaíto y Sabana Grande, de acuerdo con sus investigaciones, habría unas tres bandas activas de niñas y niños de la calle, cada una con 15 o 20 niñas y niños. “La situación es gravísima, en Sabana Grande y en todos lados”, subrayó.

 

El caso de los mal llamados «cachorros» conmovió a caraqueñas y caraqueños, porque niñas, niños y adolescentes mataron a dos militares, justamente en Sabana Grande, en marzo de este año.

 

La primera necesidad que deben satisfacer es la alimentación, porque si las familias consolidadas tienen dificultades para comer, es fácil imaginarse que los niños de la calle pasan hambre y están desnutridos, describió la especialista.

 

Los cuatro meses de protestas contra el Gobierno hicieron aún más evidente la presencia de pequeñas y pequeños en la calle. “Se visibilizó el fenómeno”, señaló Ramírez.

 

“Son niños de 6, 7 años a 17 años. Son hijos de la revolución”, criticó.

 

La crisis económica que azota a las familias tiene sus consecuencias en las hijas y los hijos. «Hay menos soporte familiar», acotó la médica, y la miseria es tan elevada, que incluso ya no se castiga al pequeño que roba.

 

(Contrapunto)