El 10 de octubre de 1957, la URSS llevó a cabo la primera prueba exitosa de un torpedo nuclear de fabricación soviética. En el marco de los 60 años de este acontecimiento, la agencia RIA Novosti hace un recorrido por la historia del T-5.

 

La idea de fabricar un torpedo nuclear surgió en la Unión Soviética casi inmediatamente después de su primera prueba de una bomba nuclear, que tuvo lugar en 1949. En aquella época, comenzaría a forjarse una carrera con EE.UU. para desarrollar el artefacto termonuclear más poderoso.

 

En este contexto, los bombarderos de largo alcance y los misiles eran considerados inviables para estos planes. Sin embargo, los submarinos soviéticos habían mostrado un gran desempeño en la Segunda Guerra Mundial: podían acercarse sigilosamente, infligir poderosos impactos y eran ideales para resolver tareas estratégicas.

 

Proyectos ambiciosos

 

Entre todas las iniciativas, quizás el proyecto más ambicioso de la Armada soviética fue el del torpedo gigante T-15a principios de 1950. Con un calibre de 1.550 milímetros, una masa de 40 toneladas y una capacidad termonuclear de 100 megatones, se suponía que esta invención sería capaz de destruir gran parte de las costas de EE.UU. Sin embargo, un torpedo que ocupaba la quinta parte de un submarino lo convertía en un «arma de un solo tiro», y las dudas sobre su alcance y velocidad dejaban mucho que desear.

 

Modesto pero eficaz

 

Por estas y otras razones, la Armada optaría finalmente por modelos más modestos de 533 milímetros que permitían la instalación de ojivas nucleares T-5 en submarinos estándar. Fue así como en septiembre de 1955, en el archipiélago de Nueva Zembla (océano Glacial Ártico), la URSS probó el T-5 y realizó por primera vez una explosión nuclear subacuática. El estallido se produjo a una profundidad de 12 metros con una potencia de aproximadamente tres kilotones.

 

Dos años más tarde, se lanzó desde un submarino del proyecto 613 S-144 otro T-5, que recorrió 10 kilómetros y detonó una carga de 10 kilotones a 35 metros de profundidad, destruyendo un pequeño escuadrón de dos submarinos, dos dragaminas y un par de destructores. Esta prueba fue reconocida como exitosa, y en 1958 el T-5 fue transferido a la Marina.

 

Este armamento se mantuvo en servicio hasta 1960, antes de la implementación de cargadores autónomos capaces de equipar torpedos hasta con 20 kilotones.

 

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(RT)