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Aunque la moneda oficial de Venezuela es el bolívar, el dólar es usado, cada vez más, a la hora de hacer alguna transacción financiera. Las compras y las ventas se están haciendo con base en los billetes verdes americanos o en su defecto a la conversión del valor de la moneda estadounidense, al precio del mercado negro, en el preciso momento de pagar. Aquí se cobra en bolívares pero se paga en dólares…

 

Las casas y los automóviles — usados y nuevos por igual — en principio, fueron los únicos bienes que se comercializaban en dólar. Los concesionarios y establecimientos donde se venden carros estipulan sus precios en base a la moneda extranjera. El auto más económico cuesta 1.500$, los precios varían entre: 3.000, 5.000 y hasta 40 mil, una cifra realmente exorbitante si se hace la conversión de dólar por bolívar.

 

Pero cada vez la lista de productos, bienes y servicios dolarizados se hace más larga lo que hace que vivamos en un país y en una Maracaibo dolarizada.

 

En locales y negocios de la capital zuliana su inventario no tiene etiquetas ni habladores. ¿La razón? Todos sus precios están fijados a dólar. El comprador debe preguntar en caja el costo para conocer el valor.

 

El comprador tiene dos opciones indicadas por la cajera. Pagar en dólares (efectivo o transferencia) o cancelar la compra en bolívares al cambio de la moneda en el justo momento de la transacción. “La empleada revisa el precio del dólar paralelo y hace la conversión para que el cliente pague en bolívares”, asegura la trabajadora de un local de ropa y calzado en un exclusivo centro comercial de la zona norte de Maracaibo.

 

Una ama de casa visitó un vivero en busca de un matero para adornar su vivienda. El costo del producto de su preferencia tenía un valor de 100$ o 4.600.000 bolívares. A la semana siguiente, volvió a visitar el vivero y el matero costaba 5 millones, porque el dólar había aumentado, en el mercado negro, a 52.000 bolívares por dólar.

 

José Guerra, economista venezolano, explica que: “la dolarización de la economía venezolana se está convirtiendo en un fenómeno espontáneo a través del cual las personas buscan protegerse de la erosión que sufre el poder de compra de la moneda nacional”.

 

El especialista añade que el mercado que más se tranza y se cotiza en moneda extranjera son los productos con un alto componente importado, tales como vehículos, electrodomésticos, computadoras, teléfonos móviles, ropa, calzado y artefactos electrónicos.

 

“Como no resulta rentable comercializarlos en bolívares que luego no alcanzan para reponer unas divisas que no se consiguen y son cada vez más caras, se va imponiendo la práctica de fijar el precio y hacer la transacción en dólares”, asegura.

 

Desde un coche para bebé hasta un edredón, pasando por un juego de muebles de una sala son vendidos a precios en dólar en negocios de Maracaibo.

 

Por ejemplo, en una mueblería se puede conseguir un sofá de dos puestos de cuero negro en 500$, un par de zapatos en 35$, un vestido de alta costura en mil dólares y un cuadro en 200$.

 

Axa Rojas, una compradora, salió espantada de un negocio en el sector La Lago, al ver el precio del mueble que quería para su casa. “La vendedora me indicó si quería comprar el sofá en 500$ o en 25 millones de bolívares que es su equivalente al cambio en el mercado negro. No pude comprarlo, es imposible desembolsillar ese valor”, dijo.

 

Y es que 25.000.000 se traducen a 139 salarios mínimos. Es decir, la docente universitaria debería pagar once años de su salario para poder comprar el sofá de 500$.

 

Más allá de los productos y bienes tangibles, los servicios, honorarios profesionales y el pago de mano de obra calificada también se está cotizando en el billete estadounidense.

 

Por ejemplo, un decorador puede cobrar desde 300$ y hasta cinco mil dólares por una boda, el fotógrafo; 1.000$ y el “wedding planner” otros mil.

 

Un reconocido ortodoncista que cobra sus servicios en dólares sale al frente de las críticas de quienes lo señalan por dolarizar sus honorarios. “Es la única forma de blindar mis ingresos ante la galopante inflación que hay en el país”, dice el especialista dental que por una carilla — prótesis de porcelana fina— puede cobrar unos 100$.

 

A Mónica Chacín, una representantes de un colegio de Maracaibo, le pidieron 55$ para el pago de la fiesta de graduación de su hijo en julio del 2018.

 

“Estipularon siete cuotas de ocho dólares a pagar desde noviembre de este año hasta mayo del 2018. En este momento la primera cuota me sale al cambio en 416 mil bolívares, pero seguramente en enero puede ser el doble”, contó la profesional.

 

Parece que la dolarización en el país corre al ritmo de la inflación. Se gana en bolívares y se gasta en dólares.

 

(Panorama)