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Durante la transmisión del segmento televisivo Portada’s por Venevisión, el pasado miércoles 05 de noviembre, el presidente de la Organización Miss Venezuela, Osmel Sousa, hizo gala de su perspectiva banal al informar que destronó a Miss Tierra 2013 Stephanie De Zorzi por estar “pasada de peso”.

 

La visión de la mujer de este supuesto “zar de la belleza” no puede estar más estereotipada y apuntada a un mensaje negativo con respecto al cuerpo humano. La mujer venezolana no es, necesariamente, bella por sus medidas «90, 60, 90», sino más bien por su empeño y coraje al afrontar una sociedad consumista, que pretende arrinconarla con imposiciones de la moda y prototipos industrializados.

 

“Es muy triste, he tenido muchas esperanzas en esta muchacha que es muy bella. Cuando compitió en Miss Venezuela 2013, un rostro precioso, una figura divina. Ella se fue todo este tiempo a trabajar creo que a México. El asunto es que la niña vino con casi 12 kilos demás”, afirmó Sousa a los entrevistadores, con su acostumbrado tono burlón.

 

Cabe la pregunta, ¿por qué esos kilos dejan de demostrar su belleza? ¿quién le dio a este hombre el poder de decidir si una persona es “bella” o no?, ¿será que él prefiere una mujer con trastornos alimenticios, pero que se mantenga en el peso que él considera “ideal”?

 

“Quiero que quede claro que en el contrato nuestro del Miss Venezuela dice que la que no acata las reglas de la organización no puede ir al concurso internacional, así sea el Miss Universo. Si no está bien, no va. Tenemos una trayectoria de muchos años y prestigio para mandar una gordita al exterior”, apuntó con descaro.

 

El supuesto prestigio del que se habla, con la Organización Miss Venezuela, no es más que una fachada para no decir que la mujer “perfecta” para quienes la dirigen es aquélla cuyo cuerpo refleja una excesiva preocupación por la estética, que hace de la impresión exterior su única arma para encarar a la sociedad y que si, por alguna razón, esa exterioridad banal no se corresponde con el ideal que mantienen los consumistas y alienadores de la humanidad de la mujer, simplemente no “sirve”.

 

Osmel y la Organización que dirige no aportan ningún valor a la sociedad actual en la que se desenvuelven, ocultan verdades como el hecho de que en la famosa Quinta de las Mises entrenan a las jóvenes venezolanas para que se adapten a los estereotipos de belleza impuestos en la industria cultural, hasta lograr que se sometan al bisturí o se enamoren del excesivo maquillaje.

 

El colmo es tanto, que Osmel no permite, bajo ningún concepto, que la Miss Venezuela sea afrodescendiente porque él mismo afirmó que “las mujeres negras venezolanas no son muy bonitas (…)”, de hecho la única morena que ha ganado el certamen es carolina Indriago en 1998 y eso por “tener rasgos de chica blanca”.

 

Así pues, queda en evidencia una vez más el carácter racista y xenofóbico que impera en la Organización Miss Venezuela, de la que tanto alardea Osmel Sousa y que no es más que una  pantalla para representar el negocio de la “belleza” que no identifican a la verdadera mujer venezolana, ésa mujer bella que no se mide por cuántos “cc” se haya inyectado.

 

(LaIguana.TV)