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El tratamiento que se ha dado en las redes sociales al caso de Oscar Pérez guarda significativas similitudes con el de José Antonio Tovar Colina, alias “el Picure”. El factor común es la apología de ambos personajes violentos y el empeño en criminalizar el uso de la fuerza por parte de los cuerpos de seguridad del Estado que los enfrentaron.

 

El formato es muy parecido. Los medios de comunicación convencionales y los llamados influencers de las redes sociales se dedicaron por largo tiempo a glorificar a estos individuos, a presentarlos como vengadores errantes y a afirmar que tenían la capacidad de burlar las acciones de la policía, reforzando así matrices que apuntan a mostrar la ineptitud del gobierno.

 

Posteriormente, cuando los sujetos fueron acorralados se puso a rodar la matriz de que era una operación violatoria de los derechos humanos. En ello fue clave el hecho de que tanto “el Picure” como Pérez se habían caracterizado por ser fanáticos de la difusión de sus acciones en las redes.

 

En la apología de la violencia de estas personas (tan distintas en general, pero coincidentes en este aspecto) han tenido un rol fundamental las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, que en ambos casos asumieron la actitud de acusar a los cuerpos de seguridad y satanizar su actuación, a pesar de las notorias pruebas del poder de fuego del que disponían tanto el jefe de banda criminal como el ex policía alzado en armas.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])