champions2404152.jpg

Puede que haya una final española como ya sucedió el pasado curso. El Barça se medirá al Bayern en un choque de los dos equipos más en forma de Europa con el morbo de Guardiola al mando del gran ogro alemán. Por su parte, el Real Madrid, actual campeón, tuvo algo más de fortuna al medirse a la Juventus de Turín (la vuelta en el Bernabéu), que no estaba entre los cuatro mejores en los últimos 12 años. La ida se disputará entre el 5 y el 6 de mayo, mientras que la vuelta se jugará la semana siguiente, el 12 y 13 de mayo. La final se celebrará el 6 de junio en el estadio olímpico de Berlín.

 

Pep Guardiola. Poco más puede decirse. Por primera vez, el hijo pródigo, el canterano ejemplar, el entrenador histórico, el icono azulgrana, se enfrentará al club de su corazón y de su alma. Nunca antes, ni como futbolista ni como técnico, se midió ante el Barcelona. Un encuentro con nostalgia, muchísima, después de que se fuera en el verano de 2012 para vaciarse y así volver a llenarse. De eso no hace mucho tiempo, pero su recuerdo perdura tras cuatro temporadas en el primer equipo y 14 títulos en las vitrinas, entre ellos dos Copas de Europa y tres Ligas, así como un curso para enmarcar en el filial.

 

Decía hace poco Luis Enrique, actual propietario del asiento ergonómico del banquillo de entrenador del Camp Nou y de su respectivo despacho, que para él su ex compañero y amigo es «el número uno». Y eso que cualquier técnico que hereda el Barcelona adquiere un reloj al que dar cuerda y mejorar tanto sus prestaciones como su legado. Eso fue lo que hizo el actual entrenador del Bayern, digno sucesor del ideario propugnado por Johan Cruyff, y que el actual inquilino trata de mejorar con un estilo parido con las mismas letras pero con un cuerpo diferente.

 

«Por lo que representa para el fútbol, por lo que ha hecho, es el mejor», alabó Luis Enrique a Guardiola hace días. No hay que olvidar que sacude las comparaciones desde el primer día, desde que firmó el contrato, desde que dirige a los azulgrana. Eso sí, no le va mal al sucesor. Líder de la Liga, clasificado para las semifinales de la Liga de Campeones y para la final de la Copa del Rey con un Barça más compacto, más veloz, más previsible, pero no menos efectivo, su prueba de fuego viene en el duelo ante el pasado.

 

Frente a sí, otra máquina de crear fútbol. A punto de conquistar su tercera Bundesliga consecutiva, la segunda con Guardiola, aspirante aún al triplete como el Barcelona, el conjunto bávaro tiene el enemigo en casa. Las lesiones asolan a la plantilla desde hace tiempo. Recuperado un puntal como el ex azulgrana Thiago, tiene con la cruz sanitaria a Alaba, Javi Martínez, Ribéry y Badstuber.

 

Duelo nostálgico, de guerreros que conocen las tropas enemigas. Venganza para los azulgrana tras la dolorosa eliminación en semifinales de 2013, cuando el poderoso equipo de Múnich barrió a los barcelonistas antes de besar su quinta Copa de Europa. Una eliminatoria con muchas historias y un mismo balón.

 

(elmundo.es)