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Solo después de que una nota de LaTabla.com con los datos laborales actuales del sociólogo del matero, Tulio Hernández, se hiciera viral en las redes sociales, el Banco Occidental de Descuento (BOD), reaccionó ante la actuación pública de quien había sido su vicepresidente de Asuntos Públicos durante los últimos dos años (por lo menos).

 

El escándalo en torno a la recomendación del académico, que se proclama experto en “cultura urbana”, de usar materos para “neutralizar” (eufemismo equivalente a eliminar) chavistas, estalló el mismo día martes 18 de abril o al menos antes de se conociera de la grave lesión sufrida por la enfermera Almelina Carrillo en La Candelaria.

 

Ella, una mujer de 47 años y con casi 20 años de servicio en la Policlínica La Arboleda de San Bernardino, fue golpeada en la cabeza con una botella con hielo lanzada desde uno de los pisos más altos del edificio Darijak, que le fracturó el cráneo y terminó por causarle la muerte el domingo pasado. Almelina no estaba en ninguna actividad política, solo “pasaba por ahí” cuando se cruzó con un grupo de personas que iba a una concentración a favor del presidente Nicolás Maduro.

 

Tulio Hernández, entre el 19 y el 23 de abril, tuvo tiempo de borrar la serie de mensajes sobre la sociología de las macetas, justificarse, y finalmente ratificar la recomendación inicial alegando que él solo había pedido “que defendamos nuestros hogares con materos”.

 

Es decir, pasaron cinco o seis días para que el banco, el tercero en el ranking de Venezuela, se percatara del escándalo en torno al funcionario de mayor nivel responsable de la reputación de la organización financiera.

 

Y justamente ese es el punto clave: el BOD solo actuó cuando sus máximas autoridades sintieron que el escándalo los salpicaba al conocerse y divulgarse viralmente los datos de La Tabla sobre su estrecha relación con Hernández.

 

Aunque es obvio que la imbécil recomendación del sociólogo solo es posible como producto de la enajenación impulsada por los laboratorios de propaganda del antichavismo global, es impensable que nadie en ese banco se diera cuenta de las consecuencias.

 

Cuando después del mediodía del lunes la información se había dispersado y era compartida desde cuentas de importantes “influencers”, tanto del chavismo como de la oposición, ya era demasiado tarde. Ya no era solo Tulio, ahora era el banco.

 

Me dice un compañero que eso se llama “riesgo reputacional” en términos corporativos, y que en el negocio bancario puede tener consecuencias impredecibles por la volatilidad de la actividad de intermediación financiera. Es poco probable que alguien desee mantener su dinero en una organización cuyos máximos directivos propongan la “urbanidad de las macetas” como método de solución de diferencias políticas o mercantiles.

 

Pero así como se puede apuntar a la actitud omisiva del BOD, lo mismo hay que decir de la Superintendencia de Bancos (Sudeban), como órgano regulador del sector bancario.

 

Los bancos son instituciones públicas pues operan con recursos del público. Cualquier inestabilidad del negocio causada por el “riesgo reputacional” provocado por el comportamiento de Hernández, además comprometer a los depositantes del BOD, impactaría inevitablemente sobre todo el sistema. Recordemos otras vez que es el tercer banco en Venezuela.

 

Lo cierto es que los “daños colaterales” de la actuación del sociólogo incluyen la muerte de la enfermera y pérdidas aún no definidas en las cuentas del BOD. Y ese saldo aún es provisional.

 

(La Tabla)