El director del semanario Todasadentro, publicación emblemática del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, se siente orgulloso de los 14 años de lucha que ha librado junto a su equipo. Tiene razón de estarlo porque no son muchos los medios públicos con tan larga y disciplinada trayectoria.

 

Padilla Bravo (Caracas, 1950) conversó con LaIguana.TV acerca del periodismo cultural en estos tiempos de dificultades. A continuación, una versión del diálogo que sostuvo con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-Es una verdadera hazaña llegar a 14 años con una publicación, no solo en el periodismo cultural, sino en cualquier rama del periodismo. ¿Cómo lo ha logrado Todasadentro?

 

-Haciendo magia. Los magos todavía no están completos. Además es un trisemanario porque tenemos el periódico escrito, tenemos Todasadentro en radio (programa diario en Alba Ciudad 96.3 FM a las 6 pm) y TV Todosadentro, que antes era una revista de una hora, pero de un tiempo para acá es una entrevista (VTV, sábados  6 am). Para todo esto hay que hacer un poco de magia y, modestia aparte, ayuda tener la experiencia de una militancia convencida, esa que no tiene que ver con el carnet, sino con un compromiso social que se asume desde chamo. Sea con partido o sin partido, con siglas o sin siglas, uno asume una causa social y ella te conduce a muchas cosas, entre otras al periodismo militante, el que hace diferentes tipos de publicaciones, en un multígrafo, en una batea para luego salir por ahí a distribuir el mensaje.

 

Padilla Bravo sigue hablando de la necesidad de “hacer magia” y para ello se remonta a la experiencia del “periodista Simón Bolívar” y su Correo del Orinoco, quien fue capaz de realizar ese trabajo impreso en medio de una guerra. “No sabemos cómo lograban distribuir el periódico, pero lo hacían. De esa magia es que tenemos que aprender porque nos hemos vuelto muy cómodos”.

 

-Todasadentro es uno de los pioneros entre los medios públicos, prácticamente el decano, porque luego fue cuando aparecieron el nuevo Correo del Orinoco, Ciudad Ccs y otros medios. ¿Es así?

 

-Sí. Es el decano. Puede sonar pretensioso, porque tenemos otra experiencia casi simultánea, pero no es un medio público, que es el diario VEA. Todasadentro es institucional, del gobierno, pero no gobiernero.

 

-El semanario ha sobrevivido a unos cuantos ministros. ¿Cómo has hecho para convencer a cada uno de que es necesario ese medio?

 

-Han sido nueve gestiones de ocho ministros porque uno de ellos repitió. Los he convencido, en primer lugar, teniendo yo mismo el convencimiento de que lo voy a lograr. Es cierto que resulta toda una tarea porque en cada inicio de gestión todos los funcionarios llegan con eso que dice el actual ministro, Ernesto Villegas, “el complejo de Adán y Eva”, con la actitud de que el pasado no existe y yo llegué para inventar el presente  y el futuro. Casi todos los ministros pasan por ese complejo. No sé si el propio Ernesto también pasó, pero en todo caso reflexionó sobre eso y asumió conciencia. En cada cambio de ministro siempre he tenido la confianza de que van a entender la importancia que tiene para la cultura un medio como Todasadentro. Quien estaba convencido de antemano fue el que lo creo: Farruco Sesto, al lado del presidente Chávez porque hay que decir que la iniciativa fue siempre de él. El comandante quería tener un periódico acompañando la gestión revolucionaria de su gobierno. Fue Farruco quien me llamó a mí. Él creía en mí, no sé por qué… tal vez porque los dos somos poetas.

 

Padilla Bravo indica que el semanario ha tenido varias etapas. Al principio tenía pocas páginas. Luego llegó a ser una especie de publicación de información general, pues tenía todas las típicas secciones de un diario: política, economía, deportes. En ese formato se incluían unas páginas llamadas Crónicas de lo mejorable, para desarrollar crítica, autocrítica, participación, dialogicidad.

 

De Todos a Todas

 

El semanario dirigido por Padilla Bravo siempre ha tratado de generar debate. Por ejemplo, ha asumido el lema de “semanario de las culturas”, planteando así la tesis de que la cultura es plural, una en su diversidad. En 2014, al cumplir 10 años hizo un cambio todavía más revulsivo: dejó de llamarse Todosadento (en masculino) para pasar a llamarse Todasadentro (en femenino). El director explica que el nombre inicial tenía el propósito de incluir, pero dejaba por fuera a las mujeres, acentuaba el patriarcado. Para compensar (o supercompensar, según algunos) se asumió el Todas. “Nos propusieron llamarlo Todas y todos adentro, pero era más largo que despedida de borracho. También nos plantearon poner una arroba o una equis (Tod@sadentro o Todxsadentro), como se hace en la actualidad, pero pensamos que esos son códigos complejos, difíciles de entender por las grandes masas, y el periodismo es de grandes masas. Hay gente que se siente mal. Los hombres sienten que pierden su hombría o que van a ser menos si usan un femenino para identificarse, pero resulta que estamos hablando de género, no de sexo. El nuestro no es un periódico sexista ni feminista en el sentido rancio de la palabra, aunque respetamos esas luchas  que el presidente Chávez defendió siempre. Este es un periódico para presentar el género humano haciendo su cultura, es decir, modificando la realidad para obtener productos bellos, no en el sentido de bellas artes, sino lo bello como parte de la creación del ser humano, expresión de esa capacidad nuestra de soñar con mundos diferentes. Nosotros padecemos el capitalismo hace 500 años y uno de los retos del periodismo cultural es mostrar esa sociedad bella en la que todas y todos seamos iguales. Y que cuando digamos ‘todas’, los hombres no nos sintamos a menos”.

 

-El periódico ha hecho un esfuerzo para incluir a los que estaban excluidos, a los cultores más populares. Pero, ¿al hacerlo no habrá también excluido a otro grupo de personas, a los que antes aparecían con frecuencia en las páginas culturales? ¿O es que esas personas se autoexcluyeron?

 

-Ellos mismos se excluyeron en parte. Pero no siento que este periódico haya excluido a nadie. De hecho, muchos de esos que tenían espacios, nosotros se lo seguimos concediendo. A mí me ha tocado entrevistar a grandes artistas como Abilio Padrón, extraordinario creador de la plástica y caricaturista, quien viene de una larga militancia en la izquierda. Lo encontré dando unos talleres y le propuse una entrevista. Él me preguntó: “¿y por qué me vas a entrevistar a mí, si yo soy escuálido?”. Le contesté que “porque eres una persona muy valiosa”.  A él y a otros más les hemos dado hasta la portada. Claro, lo anterior era tan desproporcionado a favor de un pequeño grupo de creadores, que hemos tenido que poner mucho énfasis en los que nunca habían aparecido.

 

El violín de hojalata

 

El entrevistado, aparte de director del semanario, ha sido un reportero en ejercicio. Ha recorrido el país en busca de esos cultores poco conocidos, que son capaces de hacer prodigios con modestos recursos. Recuerda, entre muchos, el caso de un campesino barinés que hizo un violín con una lata de manteca. “Su escape de la alienación del trabajo era la libertad con la música en las tardes. La primera vez que lo tocó, lo hizo con una sola cuerda de tripa. Él salió en la portada con su violín de lata. Es alguien que pocos conocían, un creador extraordinario. Nos tocó el violín con tres cuerdas, y no sé si es que soy demasiado sordo musical, pero me sentí muy complacido. Dije que sonaba como un Stradivarius”.

 

Son muchísimos los trabajos periodísticos que han impactado a Padilla Bravo. Algunos han sido con creadores totalmente desconocidos, como el de la anécdota anterior, mientras otros han reseñado la obra de personas relativamente célebres. Una de ellas fue Zobeida, la fabricante de muñecas a quien Alí Primera mencionó en uno de sus temas.  “Con todo y que mucha gente la conocía y que Alí le había cantado, tampoco tenía tanto vuelo comunicacional. Yo jamás vi una foto de Zobeida en El Nacional, El Universal. Ni siquiera en Últimas Noticias, que era un poco más conciliador o incluyente”.

 

También han reseñado la actividad de venezolanas y venezolanos que están fuera del país haciendo su trabajo cultural. Refirió el caso de Rafael Quintero, quien vive en Francia hace años. “Era un niño cuando murieron los integrantes del Grupo Madera, y él fue uno de los huérfanos. Él se va para Europa con toda su experiencia musical, con su guataca bien activa, se casa con una francesa, y viviendo en Marsella forma agrupaciones para preservar lo genuino de nuestra cultura, con el estilo del Madera, con muchas de las raíces de nuestra salsa y otras formas musicales venezolanas anteriores a la salsa. Ahora tiene una agrupación llamada Zumbadera que además de difundir la cultura, realiza labores de asistencia y servicio social. ¿Cómo no mostrar a un venezolano que decidió irse a vivir para Francia, que canta en francés pero sigue teniendo su corazón aquí en la patria?”.

 

-En algunas épocas, Todasadentro ha circulado encartado en periódicos de gran tiraje, pero ¿actualmente, cómo se consigue el semanario?

 

-Fundamentalmente en las redes, en formato digital. Eso nos ha permitido sobrevivir a la crisis del papel, la tinta y otros insumos. A pesar de que el Ministerio tiene una imprenta y de que tenemos acceso al Complejo Editorial Alfredo Maneiro, seguimos teniendo dificultades. En algún momento nos vimos frente al reto de seguir circulando sin la edición en papel. Hubo un tiempo feliz de los encartes, cuando llegábamos a todas partes con Últimas Noticias y Panorama. Pero ese tiempo se acabó. Entonces empezamos a distribuir a través de las 60  Librerías del Sur, para llegar a los gabinetes del Ministerio de cada uno de los estados, y luego, con el mano a mano, ir pasando el periódico. Hoy incluso tenemos dificultades para llegar a las 60 librerías con la misma periodicidad. Por eso a Ernesto (Villegas), quien es el ministro pero no deja de ser el comunicador, el periodista, se le ocurrió cambiar el formato del impreso, bajar el tamaño para ahorrar papel y tinta. Es un formato poco usual. Lo usan algunas cofradías y sectas. Le hemos dado una calidad que ha resultado atractiva para alguna gente. En Caracas se puede conseguir en las Librerías del Sur y en otras como El Techo de la Ballena, cerca de la esquina de Las Gradillas. También en algunos puntos que tienen que ver con la movilización política, como la Esquina Caliente, la de Las Monjas, en la Plaza Bolívar. Es complicado, pero es parte de la batalla que libramos no para sobrevivir sino para vivir con dignidad. Hacemos un periodismo para nuestro pueblo, con mucho amor, y queremos que siga circulando porque es una manera de acompañar la gestión cultural. Los ministerios en Revolución son para acompañar. No para formar reyezuelos ni para andar en grandes caravanas con espalderos. Los ministerios en el espacio de las revoluciones auténticas son para el servicio. En el caso del Ministerio de la Cultura (que debería llamarse de las Culturas, acota), los diferentes ministros han entendido ese mensaje. Lo que faltaría por terminar de pulir es que se siga entendiendo que el semanario es una de las herramientas del servicio que el Ministerio debe rendir. Es una marca que expresa las políticas comunicacionales del Estado venezolano desde el ámbito de las culturas.

 

(Clodovaldo Hernández)

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