rrr.jpg

Corría el mes de junio de 2017 cuando Alma Ponce, una joven de entonces 17 años (hoy tiene 18), caminaba con su hermano de 8 a medianoche por las calles de la ciudad estadounidense de Dallas. Se dirigían a su casa cuando un hombre los interceptó.

 

El desconocido llevaba un pasamontañas, guantes y un recipiente con ácido en la mano. Sin darle tiempo a reaccionar, arrojó el líquido sobre la cara de Alma. “Sentía que mi cara estaba quemándose”, relató pocos días después del suceso a Univisión. Según su testimonio, ella llevaba puesto “un sombrero de trabajo” y cuando se lo quitó, la piel de su frente “se salió con él”. “Realmente pensé que había terminado, pensé que iba a morir”, dijo.

 

La policía nunca pudo dar con el agresor, que se escabulló rápidamente. La familia Ponce descubrió al poco tiempo una pintada en la puerta de su casa que rezaba: “Esto te pasa por salir con un ‘nigga’”, una forma despectiva de llamar a los afroamericanos.

 

Revivir el horror

 

Alma debió someterse a varias cirugías de reconstrucción de su rostro y otras partes del cuerpo que resultaron quemadas con el ácido. De hecho, la joven ha perdido la vista de un ojo y su audición ha quedado disminuida. Su hermano menor también fue salpicado por el líquido y debió ser internado aunque con heridas leves.

 

Casi un año después Alma recuerda aquella jornada con dolor. “Pienso en este ataque todos los días y será algo en lo que pensaré por el resto de mi vida”, confesó al portal Metro. “Me levanto todas las mañanas y solo espero que haya sido un sueño, pero nunca lo es porque entonces veo mis cicatrices en el espejo”, agregó.

 

Finalmente, la joven reconoció que este hecho la cambió también en sus actitudes ya que ahora teme salir por las noches pensando que podría volver a cruzarse con su agresor. No obstante, aseguró: “En este momento solo me estoy centrando en seguir adelante con mi vida”.

 

(N24)