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La cadena de medios audiovisuales RCN presentó el pasado lunes un reportaje especial sobre la “vida” en la frontera colombo-venezolana específicamente en la zona en que colindan el estado Táchira y el Departamento de Santander; el trabajo periodístico fue denominado “200 horas de drama e incertidumbre viviendo en la frontera de Colombia con Venezuela” y fue conducido por la periodista Diana Salinas.

El mismo pretendía mostrar las vicisitudes que pasan los colombianos que conviven en la frontera más activa de América Latina, y la actividad que se registra en torno al paso del puente Simón Bolívar.

 

El reportaje comienza con Salinas en la punta del puente del lado perteneciente a Colombia, resaltando que en agosto del año 2014 al presidente de Venezuela Nicolás Maduro “se le ocurrió cerrar la frontera colombo-venezolana, que equivale a dos rejas medios insulsas”. De entrada la reportera colombiana pone en tela de juicio los argumentos que en ese momento expuso el Primer Mandatario para tomar la medida que no fue otra que tratar de frenar el bachaqueo y el contrabando de extracción.

 

Pero además pretende poner en ridículo la contundencia del cierre al calificar de insulsas a las barreras o rejas usadas por los militares para impedir el paso de los colombianos al lado venezolano y viceversa. Y es que Salinas no se refiere literalmente a las rejas si no que pretende ridiculizar una decisión tomada por un estado independiente y soberano, que puede y debe tomas las medidas que sean necesarias para proteger esa soberanía y a su pueblo.

 

Salinas destaca que la frontera que comparten su patria y Venezuela es la “única que se cierra a partir de las 9 de la noche hasta las 4 y media de la mañana del día siguiente”, sin mencionar que es además de la de Palestina con Líbano un territorio por el que pasa desde comida, textiles, medicinas, combustible, víveres y pare Ud. de contar como contrabando.

 

Como si fuera poco se le atribuye al proceso Bolivariano que denomina “el socialismo de Chávez” que esta línea territorial se haya convertido en “un lugar corrupto y pobre”, donde el contrabando es el modus vivendi de miles de colombianos en honor a la verdad.

 

No se pretende en el reportaje, sin embargo, esconder lo que es una realidad a todas luces que la extracción de gasolina venezolana en forma ilegal se ha convertido en la única “actividad económica” de muchos habitantes del Norte de Santander. A lo largo de la carretera que comunica el puente Simón Bolívar con Cúcuta se pueden observar de forma descarada los puestos de venta del combustible venezolano, llevado por pimpineros o los grandes contrabandistas.

 

También se reconoce que la Policía Nacional de Colombia, y la institución de aduanas de este país no ha podido, ni puede actualmente combatir el flagelo que se sirve de las llamadas “trochas y caminos verdes” para traspasar la línea imaginaria que divide a ambas naciones.

 

De hecho se revela que fundos venezolanos son usados como paso seguro de vehículos cargados de combustible venezolano. La Dirección de Impuestos y Aduanas de Colombia (DIAN) calcula según el reporte de RCN que hay unos 600 vendedores informales de gasolina, se calculan que los pimpineros ascienden a 4500.

 

De acuerdo a las cifras de la DIAN las incautaciones de productos originarios de Venezuela abarcan: manufacturas textiles, medicinas, Nestum (cereal infantil), lácteos, compotas, arroz, carne, aves, pescado y gasolina.

 

El reportaje expone otra realidad, y de las que pocos hablan el colombiano hace sus compras en San Antonio del Táchira tradicionalmente, es una costumbre antigua, y que ahora se ve acentuado por la diferenciación cambiaria entre el peso y el Bolívar que termina favoreciendo a los vecinos residentes en Cúcuta.

 

Llama la atención desde el punto de vista del abordaje de la investigación hecha por la reportera colombiana como se pretende mostrar la imagen del Guardia Nacional venezolano. Salinas sin temor a al ridículo deja colar una sentencia “todos me dicen que no grabe que si la guardia se da cuenta me pueden hasta matar”. Afirmación que no está en ningún modo dicha al voleo se trata de una afirmación que busca “demostrar” que se está ante un país y un Estado que no respeta la vida, violento y represor.

 

Agrega a este juicio de valor la reportera manifiesta “sentir mucho miedo en territorio venezolano” a pesar de haberse paseado por San Antonio del Táchira con un venezolano, y hasta haber hecho compras en un mercado.

 

En conclusión la frontera desnuda una realidad inocultable, innegable y de la que ambos gobiernos no pueden hacerse la vista gorda. Por un lado, ciertamente el contrabando se ha vuelto en la forma en la que muchos venezolanos y colombianos pobres pueden ganarse la vida, sin embargo esta práctica contribuye a que la economía venezolana se ve afectada. Por otro lado, es un tema que tal como quedo demostrado en este reportaje es usado por el periodismo de derecha para desprestigiar a una nación hermana, a su gobierno y estigmatizar a su gente.

 

(LaIguana.TV) 

 

 

 

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