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El portavoz del gobierno mexicano, Eduardo Sánchez, afirmó que “el presidente está verdaderamente dolido de lo que está pasando (en México), pero tiene que hacer su trabajo y su trabajo es estar allá y esas son las condiciones que tenemos hoy”.

 

Estas declaraciones fueron hechas en justificación al viaje que realiza el mandatario nacional Peña Nieto, pese a la situación de tensión que se está viviendo actualmente en su país.

 

Enrique Peña Nieto, quien ejerce la presidencia de México desde el 1° de diciembre de 2012, ha sido objeto de críticas y no sin razón, puesto que en la actualidad los mejicanos viven en una situación de zozobra y rodeados de violencia proveniente, principalmente, de los carteles de drogas que manejan a los criminales, a los policías y que están vinculados a algunos entes del Estado.

 

En medio de la delicada situación político-social en la que se encuentra el pueblo, por la “desaparición” de los 43 estudiantes de Iguala a manos de los cuerpos policiales, y las protestas que desencadenó esta irregularidad, Peña Nieto decidió irse a viajar a China y Australia, dejando “el rancho encendido”.

 

Y es que la expresión no es, lamentándolo mucho, solo una metáfora. Tras conocer la ambigua decisión gubernamental de seguir declarando a los 43 estudiantes como “desaparecidos” mientras se consiguieron restos humanos calcinados en el basurero del municipio Coculia (aledaño a Iguala), los protestantes que repudian la gravísima situación dirigieron una marcha que terminó en el incendio de la puerta del Palacio Nacional por un grupo de encapuchados.

 

Mientras esto sucedía en la capital mejicana, en Chilpancingo, capital de Guerrero, cerca de 200 protestantes incendiaban las oficinas del gobierno del estado y una docena de vehículos, entre los cuales se encontraba una patrulla de la policía federal. Estos hechos acaecieron el sábado por la noche. El domingo en la madrugada el avión presidencial de Peña nieto despegó con destino a China.

 

Se conoció, además, que los 43 jóvenes fueron detenidos por los policías y entregados a miembros del cártel Guerreros Unidos, quienes los mataron y quemaron durante más de 14 horas para evitar que quedaran rastros, según el testimonio de tres de los autores materiales.

 

No obstante, Sofía Castro, hija de la primera dama de México, Angélica Rivera, decidió no ofrecer declaraciones con respecto al caso cuando se le interrogó durante su asistencia a los Premios Arlequín 2014, en México.

 

Es decir, mientras el país vive uno de las peores crisis desde que su padrastro asumió la presidencia, esta joven desentendida del dolor y la indignación de los mejicanos está pasándola bien y realizándose en su vida social.

 

“Creo que ahorita no es momento, ahora venimos a disfrutar y a recibir mi premio”, declaró a la prensa mejicana. Y suponiendo que este descaro era de esperarse ¿qué podría decirse del mismo presidente del país “en llamas”? Pese a la repercusión que este conflicto ha tenido a nivel mundial ¿Por qué no hemos visto grupos de “artistas” de esos que se llaman “activistas” tomando una posición clara frente a esta violencia y a este descaro? ¿A qué intereses responde, entonces, tanto silencio al respecto?

 

(LaIguana.TV)