Para este momento, pese a las predicciones de los medios de comunicación en Reino Unido y Estados Unidos, y las incitaciones de sus gobiernos, Rusia aún no ha invadido Ucrania. En esta entrega de Entre Líneas nos proponemos otorgar algunas luces sobre el terreno en disputa y el rol de la OTAN, que, pese a su gran presupuesto, definitivamente, ya no puede actuar como lo hacía.

El terreno

Los actuales límites de Ucrania se formaron por primera vez después de la caída de la Unión Soviética. Eso ha complicado la tarea de construir una historia e identidad común. La crisis de identidad como pasa con los individuos, si no se trata, se cronifica y cada tanto la manipula cualquier interés extranjero y queda en evidencia en incidentes penosos.

La influencia rusa genera fracturas étnicas en Ucrania: un 73 por ciento es ucraniana, un 25 por ciento es rusa. El resto de la población contiene diversas minorías.

En 2014 un referéndum que se celebró no sin muchas tensiones, adhirió Crimea a Rusia. Algo imperdonable aún ante ojos de la OTAN, la UE y por supuesto EEUU y la población nacionalista y conservadora que cree que sólo debe existir un idioma y cultura en ese país: la ucraniana.

Sobre el gobierno, la ingobernabilidad es constante desde 2013. Luego del mal llamado «Euromaidán», Ucrania se fue por un barranco y aunque el hoy presidente Vladimir Zelensky llegó prometiendo villas y castillas pero no. Poco o nada ha pasado. Lo que si llegó fue una gran deuda que pesa en sus hombros.

El brazo armado “amigo”

¿Quién podrá salvarlos? La OTAN no será y sobre eso hablamos en esta segunda parte sobre este conflicto que ha sido manipulado a cuenta gotas a través de medios de comunicación, no descartamos, que para justificar cualquier escenario de agresión anti rusa que ya esté prevista para mermar su influencia dentro y fuera de la esfera europea.

(LaIguana.TV)