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Cierto zafarrancho se ha formado en las redes a raíz de la difusión de un video en el que una joven propone, como fórmula u opción para contrarrestar el acaparamiento y la escasez forzosa de analgésicos y antipiréticos, la siembra masiva de matas de acetaminofén:

 

Los primeros ataques en tono de burla contenían el conocido eslogan «chavista ignorante»; minutos después hubo ataques y burlas incluso de gente del propio bando chavista. Convencidos todos de que el acetaminofén es un compuesto farmacéutico y solamente eso, se unieron en coro para destruir a la pobre muchacha. Un rato más bastó para que las cosas fueran puestas en su sitio y se revelara quién estaba pecando de ignorante y de colonizado mental.

 
Quien proviene del campo, vive en el campo, tiene familiares en el campo o se ha tomado la molestia de escuchar con atención a la gente campesina, sabe que muchas plantas tienen nombres distintos según la región, según sus propiedades y según se propaguen algunas marcas comerciales que se ponen de moda. Así,una planta que tiene propiedades antipiréticas es conocida en algunos lugares de Venezuela como atamel, en otras se le llama ibuprofeno y en otras más acetaminofén e incluso Bayer: es el pueblo apropiándose de los nombres comerciales de la industria, que por cierto se apropió antes de esas plantas para empaquetarlas en forma de pastillas, jarabes y menjurjes y vendernos lo que es originalmente gratis porque está en la naturaleza.

 
Con las plantas alimenticias ocurre otro tanto; nuestros abuelos tomaban el todi como infusión y luego como merengada pero no falta el colonizado que cree que la palabra se debe escribir «Toddy» y que no es una leguminosa sino polvo de semillas de cacao. En México llaman a esa misma planta (conocida formalmente como «mucuna») Nescafé.

 
Cuando en el año 2001 la bestia de Marta Colomina instituyó la denominación «clase pensante» para referirse a ellos, los antichavistas, estaba difundiendo las claves del desprecio del sifrinaje y la casta profesional o intelectual aspirante a rica al sector que se volcó a construir la Revolución Bolivariana. Así, todo cuanto diga o haga el chavismo es inaceptable, incorrecto y por lo tanto digno de ataque y destrucción porque es algo que hizo «la clase no pensante»: nosotros los monos, los malandros, el perraje, la horda, el negraje convertido ahora en conductor de países.

 
Colomina sabe, pero muchos antichavistas no, que ese desprecio al ser chavista es exactamente el mismo a todo lo que el pueblo empobrecido por centurias intente hacer para redimirse. Todo lo que confronte, cuestione o discuta la supremacía de la academia y la ciencia burguesas queda descalificado, y esto incluye las construcciones del lenguaje. Si usted utiliza palabras que no aparezcan en el diccionario, o las utilice con un sentido distinto al que exige la academia, es un ignorante, un animal que debe ser castigado y educado. ¿Cómo no iban a detestar al hombre que con sólo decirles «escuálidos» una sola vez, sin que fueran flacos o raquíticos, modificó el habla y la comprensión que tenemos los venezolanos pobres del bando que nos odia?

 
Así que vaya pensándolo antes de andar diciendo por ahí machete, cuchara, lucas o tablas sin que eso signifique exactamente lo que el diccionario le ordena que signifiquen: hay una cantidad de personajes por ahí en plan de policías del lenguaje y de una pretendida sabiduría que viene en empaques de remedios.

 

(misionverdad.com)