Mientras Washington se empeña en calificar como Estado fallido a quien no lo complace en sus apetencias hegemónicas y desestabilizadoras, el pueblo estadounidense se enfrenta a gravísimos problemas internos, como la muerte, la incertidumbre y el miedo provocado por la ineficacia del sistema para enfrentar la pandemia. A ello se suma otra calamidad: la violencia armada y la expansión de la ultraderecha.

El 2021 fue considerado el más violento de los últimos años. La ONG Gun Violence Archive afirma que ocurrieron 686 tiroteos masivos, más de 20.400 muertes causadas por armas de fuego, 23.800 suicidios y 39.900 heridos, según France 24.

Nada más similar a un escenario bélico, pero los comerciantes de armas y los defensores de la Segunda Enmienda de la Constitución, que ellos argumentan consagra el «derecho» a poseer y portar armamento, siguen enfrentando con éxito cualquier intento de promover leyes que limiten esa locura.

Más alarmante es que tan solo en los primeros cuatro días de 2022 murieron 400 personas a causa de la violencia armada, y otros 282 estadounidenses resultaron heridos, según HispanTV.

En los últimos meses, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) estimó que se vendió un número récord de 17 millones de armas. Grupos de extrema derecha como los Proud Boys, Oath Keepers o Boogaloo Bois, involucrados, entre otros hechos, en el asalto al Capitolio de Washington, se están armando hasta los dientes.

El movimiento neofascista que ganó protagonismo durante los años de gobierno de Donald Trump, lejos de desaparecer ha tomado fuerza y ha establecido vínculos estrechos con el fascismo europeo y la derecha latinoamericana.

Jason Crow, desde el Comité de Servicios Armados de la Cámara en la etapa Trump, alertó del aumento de la militancia de miembros de las Fuerzas Armadas en grupos extremistas y de supremacía blanca, y pidió abordar esa situación «de inmediato y de forma inequívoca», pero nada ha ocurrido.

Además de los militares, también hay simpatizantes de movimientos ultraderechistas entre la policía. Durante los sucesos del Capitolio fueron identificados más de 30 miembros de ese cuerpo involucrados en los acontecimientos.

La profunda polarización interna, el encono político, que lejos de disminuir ha aumentado durante el último año, la crisis socioeconómica y la incapacidad del sistema para darle respuesta, anuncian serios problemas.

De cara a las elecciones de medio mandato de 2022, donde se elegirá una nueva Cámara de Representantes, a 34 miembros del Senado y a los gobernadores de 36 estados, la convergencia de estos factores puede conducir a una «tormenta perfecta» de consecuencias impredecibles.

(Granma)