Dos recientes artículos en periódicos chinos de Hong Kong —’Asia Times’ y ‘South China Morning Post’—, revelan la exitosa estrategia de Pekín en el mundo, frente al pobre desempeño de los Estados Unidos.

«La creación de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) y el aumento del comercio entre China y la ASEAN, hasta casi duplicar el valor de los intercambios entre EEUU y la ASEAN, sugieren que el enfoque de Pekín está funcionando», afirma el profesor Syed Munir Khasru.

La RCEP liderada por China es el mayor acuerdo de libre comercio que involucra a varias grandes potencias, del que está ausente EEUU.

La Asociación de las Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) está integrada por diez países de la región del sudeste asiático: Birmania, Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam, y es socio principal de la Organización de Cooperación de Shanghái, integrada por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán.

Khasru es presidente del think tank internacional The Institute for Policy, Advocacy and Governance, miembro del Foro Económico Mundial y participa en los consejos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el Banco Mundial y la OCDE. Por su formación y sus trabajos, es un funcionario alineado con Occidente.

Pese a ello, considera que China está acertando en desplazar a EEUU de Asia, gracias a una política que adopta diversas dimensiones. «El ´pivote hacia Asia´ de Barack Obama, en lugar de adoptar un enfoque económico, se basó más en un sólido enfoque militar destinado a contener a China», escribe Khasru.

Agrega que «mientras Estados Unidos se dedica a la diplomacia, China juega sus cartas con acuerdos de inversión en infraestructura».

No se trata, tampoco, de que la estrategia adoptada por Pekín esté centrada en la economía, entendida desde el punto de vista tradicional, sino en inversiones que son imprescindibles para los países que las reciben pero, a la vez, para la estrategia china de la Belt and Road o la nueva Ruta de la Seda.

En todo caso, la propuesta china es mucho más compleja que la simple propuesta militar de Washington. «Entendiendo que la seguridad económica creada a través del comercio dura más que cuando se hace a través de la superioridad militar, China ha manejado hábilmente la relación con la ASEAN al fortalecer los lazos económicos con muchos aliados tradicionales de EEUU», remata Khasru.

A través de grandes acuerdos de inversiones en infraestructura con países que mantiene alto flujo comercial, China ha atraído a países del Indo-Pacífico su Iniciativa Belt and Road, porque son básicos para el crecimiento de esas naciones.

Por último, el columnista de South China Morning Post enfatiza que «China no se ha involucrado en la diplomacia blanda/dura tradicional, sino que ha adoptado una estrategia para impulsar las relaciones geoeconómicas, al tiempo que sigue una política de no interferencia interna».

Sin embargo, China pone todas las espadas en el fuego de la confrontación, incluyendo la apuesta por una fuerzas armadas de nivel mundial, empeño en el que ha crecido de modo exponencial.

El Dragón está en camino de tener cuatro portaaviones en la presente década, incluyendo un buque nuclear de última generación, que podría entrar en funcionamiento en los próximos años.

«Un análisis del Centro Belfer de la Escuela Kennedy de Harvard, postula que la creciente fuerza de portaaviones de China, junto con sus desarrollos en otras tecnologías militares, en particular las capacidades anti-acceso/denegación de área (A2/AD), ha planteado la posibilidad de que EEUU pierda una guerra limitada por Taiwán», sostiene una columna de opinión de Asia Times.

Hasta ahora China cuenta con dos portaaviones de propulsión convencional, el Liaoning que entró en servicio en 2012, y el Shandong, en 2017, ambos derivados del tipo de naves de la Unión Soviética. Un tercer portaaviones está en construcción y es probable que entre en servicio en 2024.

La construcción de un portaaviones de propulsión nuclear es un objetivo trazado por la Comisión Militar Central de China, pero presenta serias dificultades técnicas y probablemente no podría conseguirlo sin la ayuda de Rusia. En todo caso, «la Armada de China dijo anteriormente que planeaba lanzar al menos seis grupos de ataque de portaaviones para 2035, en un intento por igualar la fuerza naval de Estados Unidos en la región del Pacífico».

El análisis de Asia Times concluye que «lo más probable es que un ataque chino a Taiwán tenga éxito antes de que Estados Unidos pueda mover suficientes activos al área. El lanzamiento de un cuarto portaaviones de propulsión nuclear inclinará ese equilibrio militar aún más a favor de China».

Pienso que la ventaja de China sobre EEUU no está anclada en la superioridad militar que, como enseñan las guerras del siglo XX, siempre puede cambiar en los vaivenes del conflicto. En todo caso, por más avanzado que sea un portaaviones, o cualquier arma equipada con tecnologías de punta, no suele ser capaz de modificar el equilibro militar de forma decisiva, durante un largo período.

Una estrategia centrada en conseguir la superioridad militar es intrínsecamente débil, ya que además de ser unilateral, al apostar a un escenario único, ofrece flancos al enemigo ya que por ese camino no se pueden conseguir aliados sólidos, en particular entre naciones de mediano y pequeño tamaño. Para ellas, la posibilidad de transitar un desarrollo económico y social armonioso, suele ser más atractivo que las alianzas militares que les ofrecen Occidente y EEUU.

La fortaleza de China reside en la integralidad de su estrategia y, de modo muy particular, en ofrecer a las demás naciones caminos para un desarrollo propio sin inmiscuirse en los asuntos internos. Una estrategia que está consiguiendo éxitos notables en África y en América Latina.

La «diplomacia de las vacunas» de Pekín, por ejemplo, hizo posible que los países con menos recursos pudieran inocular a sus poblaciones. Al persistir en este tipo de propuestas, pero sin descuidar el fortalecimiento de sus fuerzas armadas, China se coloca varios escalones por encima del militarismo de Washington.

(Sputnik)