La turbulencia generada por el tema de las supuestas bases militares rusas en territorio venezolano es un caso clásico del lobo que grita “¡ahí viene el lobo!”, pues es Estados Unidos el país que tiene emplazamientos militares en las naciones vecinas y constituye una amenaza para la seguridad, soberanía e integridad territorial de Venezuela. 

Este fue el tema central del primer programa del año 2022 de Desde Donde Sea, que modera el filósofo y comunicador político Miguel Ángel Pérez Pirela. 

Resumen documental

La investigación versó sobre un tema de geopolítica que atañe a Venezuela: la polémica sobre la supuesta presencia militar de Rusia en el continente americano. Podría considerarse que se trató de un malentendido, pero no lo es. Se trata de maniobras mediáticas para hacer olvidar otros temas candentes de la confrontación entre potencias, como el peligro que están representando Ucrania y la OTAN para la seguridad de Rusia. 

Vladimir Putin ha mostrado su preocupación por el acercamiento de las fuerzas de la OTAN al territorio de Rusia.  

Origen del problema. El punto de partida del escándalo mediático fue una afirmación de un vicecanciller respondiendo a una pregunta en una entrevista. No fue una declaración oficial ni la expresión de una política de Estado. 

La preocupación expresada por diversos voceros políticos y comunicaciones contrasta con la realidad. Quienes sí tienen bases militares rodeando a Venezuela y han atentado contra la integridad del país o han pedido su invasión por fuerzas extrajeras, fingen ahora que se preocupan por esta declaración de un vicecanciller.  

“Una vez más es hay-viene-lobismo. Es el lobo que grita ahí viene el lobo”, graficó Pérez Pirela. 

Como prueba viva de esa contradicción, al margen de la pantomima de la supuesta instalación de bases rusas en Venezuela, la realidad es que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana está combatiendo con fuego real en la frontera con grupos regulares e irregulares colombianos que pretenden incursionar al territorio nacional. 

Al provenir de Colombia, esos ataques pueden considerarse perpetrados por la OTAN y por Washington, dada la subordinación de las élites del país vecino con esas potencias militares globales. 

Palabras y nombres clave

Rusia / Venezuela / Cuba / Ucrania / Estados Unidos / Colombia / OTAN/ Guerra Fría / Serguei Riabkov / Nicolás Maduro / Vladimir Padrino López / Juan Guaidó / Leopoldo López / Iván Duque / Citgo / Monómeros / Operación Gedeón / TIAR/ Jake Sullivan / Félix Plascencia / Dmitri Peskov /Apure / Tancol / Arauca / FARC / ELN.  

Temas tratados 

-La declaración de un alto vocero ruso acerca de la posibilidad de que su país despliegue bases militares o fuerzas en países de América Latina como Cuba o Venezuela. 

-Reacciones de los diferentes actores involucrados (Estados Unidos, Venezuela, Colombia).

-Prontuario de Juan Guaidó y sus cómplices en contra de la soberanía nacional, que contrasta con sus declaraciones sobre una eventual presencia militar rusa. 

-Situación en la frontera colombo-venezolana (Arauca y Apure).

Contenido central y elementos de investigación

La declaración de Serguéi Riabkov el pasado 15 de enero, fue el disparador de la polémica, a pesar de que sus palabras no fueron directas. El funcionario señaló que «No quiero confirmar nada, pero tampoco voy a refutar nada aquí», cuando se le preguntó por la posibilidad de una presencia rusa en países como Venezuela o Cuba. 

Sus declaraciones se produjeron luego de que representantes rusos y de países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se reunieran extensamente en Bruselas, sin conseguir acuerdos relacionados con garantías de seguridad en el este Europa.  

Riabkov se mostró poco optimista sobre el diálogo con la OTAN porque no se evidenció ninguna disposición a la flexibilidad de parte de las llamadas potencias occidentales. 

Desde hace meses, Rusia y la OTAN, con Estados Unidos a la cabeza, protagonizan una escalada de tensiones frente a la cual los canales diplomáticos no han resultado ineficaces.  

La aparente manzana de la discordia en este conflicto es Ucrania, país que según la prensa occidental y voceros de distinto nivel de los países que conforman la alianza atlántica, estaría pronto a ser invadido por Rusia, una tesis que desde Moscú han negado insistentemente, sin que ello se haya traducido en una disminución de la conflictividad en la zona.  

El problema de fondo es que Rusia desea frenar la expansión de la OTAN hacia el este, pues la instalación de misiles en países vecinos representa una amenaza para su seguridad. Se trata de un punto de honor y una de las «líneas rojas» cuyo cruce el gobierno del presidente Vladimir Putin no está dispuesto a tolerar. 

De su parte, occidente acusa al Kremlin de azuzar la secesión en la zona del Donbás, donde milicias prorrusas controlan el territorio desde 2014. A su vez, Rusia denuncia que la OTAN está ocupando con subterfugios el territorio ucraniano y que por eso es reacia a comprometerse con acuerdos jurídicos que limiten su accionar en la zona.  

De esta manera, Venezuela aparece como un actor secundario dentro de una confrontación geopolítica de una escala claramente diferente, pero las deliberadamente ambiguas declaraciones del viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia han servido de excusa para resucitar narrativas propias de la Guerra Fría. 

Protagonistas de la polémica

Exdiputado Juan Guaidó

Agentes políticos de la ultraderecha como Juan Guaidó o Leopoldo López, que han promovido abiertamente invasiones militares estadounidenses y medidas coercitivas unilaterales para derrocar al presidente Nicolás Maduro, se aprestaron a reclamar airados las presuntas intenciones rusas de usar al país como base militar.  

«Rusia no descarta usar a Venezuela y Cuba como base, si el conflicto con Estados Unidos se agrava. Decimos que nuestro país es libre y soberano, lo establece la Constitución. Quiero saber qué va a decir la Fuerza Armada sobre semejante atropello», dijo Guaidó en un acto transmitido a través de las redes sociales el pasado jueves. 

Además, el exdiputado acusó a Rusia de pretender involucrar a Venezuela en «un conflicto que no es latinoamericano» y de «hacer propaganda con la estabilidad de la región» debido a sus «pretensiones geopolíticas».  

Jake Sullivan, Estados Unidos

El asesor de seguridad nacional de la administración Biden, ripostó a Moscú que Estados Unidos respondería «decisivamente» si Rusia opta por desplegarse militarmente en Cuba o en Venezuela.  

Sin embargo, Sullivan restó importancia a lo dicho por Riabkov y lo tachó de «fanfarronada», al tiempo que destacó que este tema no había sido debatido durante los encuentros que sostuvieron las partes en Bruselas.  

Ministro de Defensa de Colombia

El ministro de Defensa, Diego Molano, reconoció el 14 de enero que «informes de inteligencia señalan que Rusia tiene acciones de cooperación con la fuerza militar bolivariana», al tiempo que destacó que su «fuerza pública tiene garantía de trabajo para sembrar tranquilidad y seguridad».  

Según el ministro neogranadino, las fuerzas castrenses colombianas están desplegadas en los departamentos de Arauca, Catatumbo, La Guajira, Norte de Santander, fronterizos con Venezuela, «para proteger a los colombianos».  

Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa

De su lado, el ministro de la Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, respondió a quienes pretendieron sacar provecho de las declaraciones del diplomático ruso, a pesar de su historial guerrerista y proimperialista. 

Padrino recordó que fue Guaidó quien promovió la intervención militar y el bloqueo de EEUU contra sus propios compatriotas.  

Canciller Félix Plascencia

El pasado viernes, el canciller Félix Plascencia se reunió con el embajador ruso en Caracas, Serguéi Melik-Bagdasárov, para discutir sobre las relaciones bilaterales y el fortalecimiento de la cooperación en diversas áreas.  

Con respecto a la cooperación militar, Rusia denunció intentos de tergiversación de las declaraciones de su funcionario diplomático por parte de medios de comunicación afines a Washington.   

Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin

Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, aclaró este lunes que, si bien Rusia estudia opciones para defender su seguridad frente a las amenazas de occidente, tanto Cuba como Venezuela son países soberanos.  

Análisis del discurso

En torno a la confrontación OTAN-Rusia, Pérez Pirela puntualizó que, hasta la fecha, la alianza encabezada por EEUU nunca se ha comprometido a respetar la soberanía rusa y, muy por el contrario, hay miembros de la CIA formando a policías y milicianos ucranianos para una eventual guerra. 

En ese contexto, el escándalo de las supuestas bases rusas en Venezuela y Cuba se ha convertido en una manera de alimentar la narrativa de una invasión rusa a Ucrania. Señaló que en la respuesta del vocero de EEUU se aprecia que ese país está claro que fue una respuesta de un vicecanciller a una pregunta de un periodista y no la expresión de una política de Rusia. 

Pérez Pirela comentó que Guaidó utilizó la excusa de las presuntas bases rusas para autorresucitarse frente a la opinión pública.  

Un recuento realizado por el Equipo de Investigación de Desde Donde Sea desmontó el discurso del exdiputado presentar el detallado prontuario antisoberanista del autoproclamado, quien desde que se declaró a sí mismo «presidente interino» de Venezuela en enero de 2019, no ha hecho otra cosa que socavar la soberanía nacional.  

“¿Tiene moral para hablar de soberanía, de injerencia, de nacionalismo?”, se preguntó el moderador. 

Además de desfalcar junto a su grupo político cuantiosos activos de la nación –Citgo, Monómeros, así como bienes y dineros del Estado venezolano en el extranjero–, ha dirigido cuando menos dos intentos de invasión militar extranjera, con el pretexto de «liberar» al país de la supuesta dictadura del presidente Maduro.  

Los días 22 y 23 de febrero de 2019, con la excusa de ingresar ayuda humanitaria y usando como mampara el concierto Venezuela Aid Live que se desarrollaba en el puente internacional Tienditas en Cúcuta, Colombia, organizó, en contubernio con los gobiernos de Iván Duque y Donald Trump, una incursión armada desde territorio colombiano que fue repelida por el pueblo venezolano y por sus fuerzas castrenses.   

Tras el fracaso de esta Operación, el 30 de abril de ese mismo año, Guaidó y Leopoldo López encabezaron un frustrado golpe de estado, que a juzgar por el escaso respaldo que tuvo en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), solamente fue una excusa para que López escapara de la prisión domiciliaria que cumplía por las guarimbas de 2014 y se refugiara en la embajada de España en Caracas. 

El 2 de mayo de 2020, en plena cuarentena por la pandemia de covid-19, un grupo de mercenarios entrenados en Colombia por Jordan Goudreau, un exboina verde estadounidense con experiencia en Irak, intentó una incursión anfibia en las costas centrales de Venezuela, con el fin de asesinar al presidente Nicolás Maduro y a otros altos personeros gubernamentales, para instalar un régimen tutelado desde Washington.    

Goudreau dijo a medios estadounidenses que Guaidó, su entonces asesor político Juan José «JJ» Rendón y el entonces diputado Sergio Vergara, suscribieron un contrato con Silvercorp por 212 millones de dólares para llevar adelante el plan, cuyo nombre era Operación Gedeón.  

Rendón admitió la existencia del contrato y eso, aunado a las confesiones que hicieran los mercenarios capturados por las autoridades de Venezuela, dejaron en claro la participación de Juan Guaidó en esta Operación paramilitar más allá de cualquier duda razonable.  

El nuevo revés obligó a Guaidó a intentar otros mecanismos de intervención, como la invocación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que estipula que cualquier ataque a un país miembro del sistema interamericano se interpretará como un ataque contra el resto y admite la acción armada de los países americanos para defender al Estado agredido.  

En este caso –y con el respaldo de la Organización de Estados Americanos–, Guaidó intentó dar la vuelta al tratado por medio de la doctrina de Responsabilidad de Proteger (conocida como R2P), con la que el gobierno de Venezuela fue presentado como agresor de su propia población, si bien la iniciativa nunca prosperó.  

El presentador también analizó la postura de Colombia en esta polémica, la que calificó de muy hipócrita si se toma en cuenta que el Plan Colombia ha sido siempre una estrategia para intervenir a Venezuela. De hecho, los intentos de invasión realizados desde 2019 han partido de territorio colombiano, con apoyo de las autoridades de la nación vecina.  

Análisis del contexto legal

Más allá de los pareceres de los funcionarios rusos, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela prohíbe explícitamente el establecimiento de bases y fuerzas militares de terceros países en su territorio.  

En su artículo 13 se establece que «el territorio no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna enajenado, ni aun temporal o parcialmente, a Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional. 

El espacio geográfico venezolano es una zona de paz. No se podrán establecer en él bases militares extranjeras o instalaciones que tengan de alguna manera propósitos militares, por parte de ninguna potencia o coalición de potencias». 

 Aunque es innegable que el Gobierno venezolano mantiene estrechas relaciones con la federación de Rusia y que la cooperación militar forma parte de las áreas estratégicas de intercambio, cualquier gobierno está impedido constitucionalmente para ceder el territorio a terceros, aun bajo amenaza de guerra. 

Los esfuerzos de la FANB han estado históricamente concentrados en la defensa de la nación. En el presente, la actividad castrense se ha enfocado en resguardar la extensa frontera colombo-venezolana, debido a la presencia de grupos irregulares armados procedentes de Colombia en suelo de Venezuela. Eso sí es un problema de soberanía, no Rusia.  

Esa actividad ha sido todavía más notoria desde 2021, cuando comandos mixtos de la FANB se abocaron al desmantelamiento sistemático de campamentos que combatientes del prolongado conflicto armado que azota al vecino país han establecido en territorio venezolano, aprovechando el abandono fronterizo por parte del Estado colombiano. 

En contraste con esta postura, Colombia no solo ha permitido instalar bases militares estadounidenses, sino también se ha incorporado como socio a la OTAN, un proceso que cristalizó durante el gobierno de Juan Manuel Santos. 

En varios videos ya históricos, Santos aparece exultante, en el acto de incorporación de Colombia a la OTAN. 

Esto muestra el paralelismo de Ucrania y Colombia, países que fungen como plataformas para la agresión de EEUU a naciones que Washington tiene como adversarias geopolíticas. 

Esta figura, de la que gozan otras naciones como Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur o Australia, si bien no supone una membresía plena, aparentemente solo le otorga ventajas al país para recibir formación y equipamiento militar, así como respaldo en labores de investigación.  

Sin embargo, críticos han advertido que, con su ingreso a la alianza atlántica, Colombia supeditó todavía más su política exterior y su territorio a los dictámenes de Washington y dio al traste con la idea de mantener a América Latina como zona de paz. 

Uno de esos analistas, Víctor de Currea Lugo, dice que Colombia no tiene enemigos más allá de los que le impone la agenda de EEUU. Tanto esos enemigos como los aliados son derivados de la cesión en términos de soberanía a los dictados de Washington. La participación en la OTAN de Colombia (el único país latinoamericano que tiene la condición de socio) marca un mensaje de belicismo en una zona de paz. 

Tema vinculado 

Venezuela despliega tropas en Apure para combate de los Tancol.

Pérez Pirela indicó que, al margen del pote de humo de las supuestas bases rusas, la realidad concreta es que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana está batallando duramente con fuerzas colombianas en la zona fronteriza. La guerra continuada de Colombia salpica a Venezuela y los intentos de invasión vienen de Colombia, no de Rusia. 

En ese orden, el jefe del Comando Estratégico Operacional de la FANB (Ceofanb), Domingo Hernández Lárez, informó que para cumplir con lo ordenado por el presidente Nicolás Maduro –la expulsión total y definitiva en 2022 de Terroristas Armados Narcotraficantes Colombianos, Tancol–, la FANB se desplegó en el estado Apure. 

En un video publicado en su cuenta en Twitter, Hernández Lárez mostró parte del apresto de las fuerzas castrenses venezolanas, que realizarán «misiones de aseguramiento y control en las poblaciones de El Amparo, Guasdualito y La Victoria del estado Apure», en el marco de la Operación Vuelvan Caras 2022. 

“Mientras ustedes y nosotros hablamos, soldados venezolanos se están cayendo a tiros con militares colombianos, paramilitares colombianos, narcotraficantes colombianos, protegidos por las élites gobernantes de Colombia”, insistió Pérez Pirela. 

Este lunes, el jefe del Ceofanb difundió algunas fotografías alusivas a las actividades del Ejército de Venezuela en el sur del estado Apure y aseguró que «la FANB luchará contra los grupos Tancol en cualquiera de sus formas, llámense como se llamen».  

Origen del problema. Colombia inició el año con una escalada de violencia en el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela. El pasado 4 de enero, el ministro de la Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, anunció la elevación del nivel de alerta en los municipios fronterizos con la zona en conflicto.  

Las autoridades colombianas informaron que miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que no se acogieron a los Acuerdos de Paz de 2016, protagonizaron enfrentamientos cerca de la frontera. 

Medios locales atribuyeron el choque al control de las rutas del narcotráfico en la zona y reportaron el deceso de más de 20 personas, si bien en días posteriores la cifra ascendió a 33. El ministro de defensa de Colombia, Diego Molano, confirmó que entre los fallecidos se encontraban cuatro venezolanos.  

Sin embargo, pobladores aseguraron que se trató de masacres y no de caídos en enfrentamientos entre actores armados por el control del territorio, como sostuvo el gobierno del presidente Iván Duque. Imágenes de teleSUR mostraron los cadáveres en las vías y las zonas rurales. 

Asimismo, líderes comunitarios demandaron la presencia de organismos de derechos humanos, exigieron a las autoridades el respeto de los acuerdos de paz de 2016 y solicitaron acciones concretas para resguardar a la atemorizada población, que se niega a aceptar pasivamente el regreso de la peor época de la violencia en el país vecino. 

La primera respuesta de Colombia ante la crisis fue responsabilizar al gobierno del presidente Nicolás Maduro de amparar la operación de los grupos irregulares armados en territorio nacional.  

El presidente Iván Duque afirmó a una radio local que «lo que ha pasado en Arauca es que hay unos territorios por los que se han estado enfrentando esos grupos. En la frontera con Venezuela han tenido protección y resguardo por parte del régimen de Nicolás Maduro», una situación que, en su decir, ocurre «desde hace mucho tiempo».   

De su lado, el ministro de la Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, en varios mensajes en las redes sociales, tildó a Duque de ser «el peor presidente en la historia de Colombia» y lo acusó de usar a su vecino como excusa para justificar su incapacidad para frenar la violencia estructural que atraviesa a la hermana república.  

Por su parte, el ministro de Interior, Justicia y Paz, Remigio Ceballos Ichaso, anterior comandante estratégico operacional de la FANB, le echó en cara al mandatario colombiano que el Estado colombiano tiene «inexistente presencia» en poblaciones y municipios fronterizos, versión que coincide con la de los lugareños que desmintieron la tesis de los enfrentamientos armados en Arauca y aseveraron que en la zona fronteriza se sucedieron varias masacres en un mismo día. 

A pesar de su insistencia en desplazar la culpa hacia Venezuela, la Comisión de Paz del Senado de Colombia citó al ministro Molano y a otros altos personeros a rendir explicaciones sobre lo sucedido en el Arauca a inicios de 2022, aunque algunos de ellos optaron por no comparecer. 

La oposición ve en estas ausencias una actitud de desprecio del Ejecutivo por los Acuerdos de Paz suscritos en 2016 –cuyas cláusulas ha violentado abiertamente–, así como de silencio frente al evidente fracaso de su política de seguridad.  

Tras anunciar un incremento de la presencia militar en Arauca, Duque apenas se apersonó a la zona este 16 de enero, cuando lideró un Consejo de Seguridad para analizar la situación de violencia en el departamento, fronterizo con Venezuela.  

El mandatario arribó a la capital departamental, Arauca, flanqueado por su ministro de defensa, Diego Molano y el Alto Mando militar. En su estancia, Duque supervisó a dos batallones del Ejército desplegados como refuerzo para hacer frente a los grupos irregulares armados, que completan 1.600 efectivos en la zona.  

La presencia presidencial no amainó los actos de violencia en la región. La Defensoría del Pueblo de Colombia condenó la quema de un autobús y la detonación de explosivos, que, aunque no ocasionaron víctimas, causaron daños materiales.  

La eficacia de las acciones del gobierno colombiano en la materia quedaron nuevamente en entredicho, pues mientras Duque anunciaba medidas contra el ELN, a pocos kilómetros, miembros de ese grupo armado patrullaban por las calles de una población araucana portando armas largas, sin que se percibiera presencia policial o militar.  

En el ojo del huracán por los cuestionamientos tras la divulgación de las fotografías y videos de miembros del ELN paseándose a sus anchas, la Casa de Nariño respondió con una agresiva campaña en las redes sociales encabezada por el propio Molano.  

 La estrategia se ha centrado en difundir imágenes y videos de las operaciones del Ejército y la policía en Arauca por medio de redes sociales, con campañas en que se trató de restar importancia al descrédito sufrido el domingo.  

Además, el funcionario no desaprovechó la ocasión de presentar cifras de los «golpes» propinados por la administración de Iván Duque al grupo insurgente. También, en otro intento por desplazar la atención, sostuvo que los «cabecillas cobardes» del grupo irregular armado «operan desde Venezuela y Cuba, no en Colombia».   

Caracas no guardó silencio ante esta nueva acusación y la tarde de este lunes, el canciller Félix Plascencia respondió directamente al gobernante neogranadino, a quien acusó de tener una «obsesión» con Venezuela, con la que pretende ocultar la tragedia humanitaria que padece su país.  

Plascencia cargó contra Duque por manifestarse en contra del diálogo que establecieron oposiciones de ultraderecha con el gobierno del presidente Nicolás Maduro en México y que están en suspenso desde octubre, tras el traslado irregular del enviado especial de Venezuela y representante en el diálogo, Álex Saab, desde Cabo Verde hacia los Estados Unidos.  

«No es de extrañar que un político de su calaña, incapaz de respetar lo pactado en los Acuerdos de Paz en Colombia, se exprese de esa forma sobre los enormes esfuerzos que todas las partes involucradas han venido haciendo a favor de promover el consenso entre las y los venezolanos», fustigó el alto funcionario. 

Frente a estas avanzadas guerreristas, el ministro de la Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, sostuvo que, en su pretensión de extenderse por todo el mundo, la OTAN usa a Colombia como «peón» para proyectarse en América Latina. 

Por otra parte, personas que han tenido que abandonar sus hogares en Arauca y se han emplazado en campamentos improvisados y precarios en Bogotá, denuncian que, si bien los miembros de los grupos armados no los han amenazado directamente, no se sienten seguras y por eso han huido.  

Tampoco la presencia del Ejército colombiano representa un alivio para los afectados. Antes bien, identifican en los efectivos castrenses un tercer actor comprometido con la violencia, antes que uno capaz de frenar la ya existente.  

Cifras

Entre 20 y 33 muertos causaron los combates, presuntamente entre disidencias de las FARC y el ELN en Arauca. 

4 de esos fallecidos serían de nacionalidad venezolana, según Colombia. 

1600 efectivos adicionales movilizó el Ejército colombiano a esta región fronteriza con Venezuela. 

97 masacres se produjeron en Colombia en 2021. 

336 fueron las personas asesinadas en estos sucesos. 

171 líderes sociales fueron asesinados en el país vecino. 

48 de los muertos eran firmantes de los Acuerdos de Paz de 2016. 

243 masacres han ocurrido durante el período de Iván Duque. 

169% aumentaron los desplazamientos forzados en 2021 en Colombia. 

83.000 personas fueron afectadas por tales desplazamientos. 

44 personas murieron durante el paro nacional de Colombia, según la ONU. 

28 de esas muertes fueron responsabilidad de la fuerza pública. 

Discusiones a la luz de la investigación 

Como resultado de esta aproximación a los temas del programa, Pérez Pirela presentó sus conclusiones y elementos para la discusión: 

Advirtió que la violencia continuada en Colombia, que no se detuvo ni siquiera en los últimos días de 2021 ni en los primeros de 2022, es la demostración de que se trata de un país en guerra civil. 

“No les extrañe a ustedes, incluso, un nuevo magnicidio. No les extrañe el asesinato de Gustavo Petro, inminente próximo presidente colombiano. Dejo eso en el aire”, dijo el moderador. 

Con respecto a la tensa situación geopolítica mundial recordó que en uno de los últimos programas de 2021 se señaló que el gran conflicto militar con el que iba a iniciarse el 2022 era Ucrania y así ha sido. 

“Queda claro, una vez más, que no hay soberanía en territorio colombiano, tal como lo hemos escrito ya en varios libros. El Estado no tiene el monopolio de las armas en su territorio. En algunos territorios mandan los paramilitares, y en otros, las guerrillas. Así se demostró con las imágenes de soldados del ELN patrullando una población cercana al lugar donde estaban Duque y sus ministros –subrayó-. La única soberanía que ejerce Duque es por las redes sociales, igual que su discípulo Guaidó en Venezuela”.  

A su juicio, también se puso en evidencia que lo de las tropas rusas es otro espectáculo montado por la maquinaria mediática para ocultar la realidad del narcogobierno oligarca que sigue masacrando a su pueblo a través del paramilitarismo, el narcotráfico y los supuestos guerrilleros ya desvirtuados. 

“Lo que sí se ratifica, en cambio, como una realidad innegable es la vulneración de la soberanía venezolana por elementos regulares e irregulares de Colombia, protegidos por el narcogobierno de Iván Duque, que es el de Álvaro Uribe –denunció nuevamente-. Colombia es cabeza de playa de los intereses de EEUU. Colombia es una nación apuñalada por bases militares, cundida de masacres y atentando cotidianamente contra la soberanía de Venezuela. Pero el problema para EEUU, para la OEA, para la Unión Europea y para la maquinaria mediática global es Venezuela y las supuestas bases rusas”. 

Fuentes citadas

Varias notas de La Iguana.TV / Ilustraciones de Iván Lira/ Programa Entre líneas / Canal RTVI / RT / teleSUR / Cuenta Twitter de Félix Plascencia, Domingo Hernández Lárez y Vladimir Padrino López. 

(LaIguana.TV)