Las declaraciones de un alto diplomático ruso, proferidas en el marco de unas estancadas conversaciones entre su país y representantes de la OTAN, levantaron polvareda, pues presentadas fuera de contexto, sirvieron de excusa para echar nuevamente mano del discurso de la Guerra Fría e involucrar a Venezuela en una supuesta confrontación armada entre Rusia y la Alianza Atlántica. 

La realidad, con todo, es muy otra y si algún interés armado existe en la región, proviene de Colombia, que a pesar de su prolongado conflicto interno –extendido a Venezuela por la desatención de sus fronteras–, forma parte de la OTAN desde 2018 en calidad de socio global. 

La operación de grupos irregulares armados procedentes del vecino país en territorio venezolano, obligó al Gobierno del presidente Nicolás Maduro a implementar acciones defensivas orientadas a expulsarlos definitivamente del país, pese a las acusaciones de Bogotá, que sindica a Caracas de cooperar con esas insurgencias. 

Así las cosas, el pasado domingo 16 de enero, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) anunció un despliegue militar al sur del estado Apure, fronterizo con el departamento de Arauca, donde desde inicios de año se suscita una escalada de violencia derivada de enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). 

A su juicio, esta operación mediática sobre la supuesta presencia de militares rusos en Venezuela, es una estrategia para distraer la atención sobre otros temas acuciantes, como la creciente amenaza que representa Ucrania para la Federación Rusa. 

Internamente, destacó, la falsa matriz mediática fue aprovechada por agentes políticos que otrora han pretendido que se ejecuten intervenciones armadas contra su propio país y por naciones que tienen bases militares extranjeras en su territorio.  

¿Tropas rusas en Venezuela?

Para entrar en materia refirió que Serguéi Riabkov, viceministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, no descartó un eventual despliegue militar en países de América Latina como Cuba o Venezuela, al ser consultado sobre posibles agresiones de Estados Unidos y sus aliados.

«No quiero confirmar nada, pero tampoco voy a refutar nada aquí», dijo Pérez Pirela, citando Riabkov en declaraciones al canal RTVI el pasado jueves 13 de enero.

Estas palabras, acotó, las pronunció el funcionario luego de que representantes rusos y de países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se reunieran extensamente en Bruselas, sin conseguir acuerdos relacionados con garantías de seguridad en el este Europa. 

Desde hace meses, Rusia y la OTAN –con Estados Unidos a la cabeza– protagonizan una escalada de tensiones frente a la cual los canales diplomáticos han resultado ineficaces, puntualizó el experto. 

Asimismo, detalló que la aparente manzana de la discordia en este conflicto es Ucrania, país que según la prensa occidental y voceros de distinto nivel de los países que conforman la Alianza Atlántica, estaría pronto a ser invadido por Rusia, una tesis que desde Moscú han negado insistentemente, sin que ello se haya traducido en una disminución de la conflictividad en la zona. 

En opinión de Pérez Pirela, el problema de fondo es que Rusia desea frenar la expansión de la OTAN hacia el Este, pues la instalación de misiles en países vecinos representa una amenaza para su seguridad. Se trata de un punto de honor y una de las «líneas rojas» cuyo cruce el gobierno del presidente Vladimir Putin no está dispuesto a tolerar.

De su parte, Occidente acusa al Kremlin de azuzar la secesión en la zona del Donbás, donde milicias prorrusas controlan el territorio desde 2014. A su vez, Rusia denuncia que la OTAN está ocupando el territorio ucraniano y que por eso es reacia a comprometerse con acuerdos jurídicos que limiten su accionar en la zona, explicó el analista. 

«Hasta el día de hoy, la OTAN no ha firmado un solo papel en el que se comprometa a respetar la soberanía rusa. Ha dicho una y mil cosas, pero no se ha comprometido a nada y no está de más decir que hay miembros de la CIA en territorio ucraniano formando a policías de ese país», añadió. 

Así las cosas, Venezuela aparece como un actor secundario dentro de una confrontación geopolítica de una escala claramente diferente, pero las deliberadamente ambiguas declaraciones del viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia han servido de excusa para resucitar narrativas propias de la Guerra Fría.

Reacciones dentro y fuera de Venezuela sobre la supuesta invasión rusa

-Juan Guaidó y su prontuario antisoberanista

Resaltó también que voceros políticos que habían desaparecido del ojo público, vieron en estas declaraciones de Rusia una ocasión para autopromocionarse y recuperar la relevancia perdida, como es el caso del exdiputado Juan Guaidó. 

En este orden, el comunicador refirió que agentes políticos de la ultraderecha como Guaidó o Leopoldo López, que han promovido abiertamente invasiones militares estadounidenses y medidas coercitivas unilaterales para derrocar al presidente Nicolás Maduro, se aprestaron a reclamar aireados las presuntas intenciones rusas de usar al país como base militar. 

«Rusia no descarta usar a Venezuela y Cuba como base, si el conflicto con Estados Unidos se agrava. Decimos que nuestro país es libre y soberano, lo establece la Constitución. Quiero saber qué va a decir la Fuerza Armada sobre semejante atropello», citó Pérez Pirela al exparlamentario, en ocasión de lo que dijera en un acto transmitido a través de las redes sociales el pasado jueves.

Además, agregó, el político acusó a Rusia de pretender involucrar a Venezuela en «un conflicto que no es latinoamericano» y de «hacer propaganda con la estabilidad de la región» debido a sus «pretensiones geopolíticas». 

Desde su punto de vista, las declaraciones de Guaidó sobre este tema pueden ponerse rápidamente en entredicho, toda vez que desde que se autoproclamó «presidente interino» de Venezuela en enero de 2019, no ha hecho otra cosa que socavar la soberanía nacional. 

Además de desfalcar junto a su grupo político cuantiosos activos de la Nación –Citgo Petroleum, Monómeros, así como bienes y dineros del Estado venezolano en el extranjero–, ha dirigido cuando menos dos intentos de invasión militar extranjera contra la República Bolivariana de Venezuela, con el pretexto de «liberar» al país de la supuesta dictadura del presidente Maduro, relató el filósofo. 

Para sustentar lo dicho, recordó que los días 22 y 23 de febrero de 2019, con la excusa de ingresar ayuda humanitaria y usando como mampara el concierto Venezuela Aid Live que se desarrollaba en el Puente Internacional Tienditas en Cúcuta, Colombia, organizó, en contubernio con los gobiernos de Iván Duque y Donald Trump, una incursión armada desde territorio colombiano que fue repelida por fuerzas castrenses venezolanas.  

Tras el fracaso de esta operación, continuó narrando, el 30 de abril de ese mismo año, Guaidó y Leopoldo López encabezaron un frustrado golpe de Estado, que a juzgar por el escaso respaldo que tuvo en la FANB, solamente fue una excusa para que López escapara de la prisión domiciliaria que cumplía por las guarimbas de 2014 y se refugiara en la Embajada de España en Caracas.

En continuación con la enumeración de las tropelías antisoberanistas cometidas por Juan Guaidó, el también director de La Iguana.TV apuntó que 2 de mayo de 2020, en plena cuarentena por la pandemia de COVID-19, un grupo de mercenarios entrenados en Colombia por Jordan Goudreau, un exboina verde estadounidense con experiencia en Irak, intentó una incursión anfibia en las costas centrales de Venezuela, con el fin de asesinar al presidente Nicolás Maduro y a otros altos personeros gubernamentales para instalar un régimen tutelado desde Washington.   

En este orden, puntualizó que Goudreau dijo a medios estadounidenses que Guaidó, su entonces asesor político Juan José «JJ» Rendón y el otrora diputado Sergio Vergara, suscribieron un contrato con Silvercorp por 212 millones de dólares para llevar adelante el plan, cuyo nombre era Operación Gedeón. 

Rendón admitió la existencia del contrato y eso, aunado a las confesiones que hicieran los mercenarios capturados por las autoridades de Venezuela, dejaron en claro la participación de Juan Guaidó en esta operación paramilitar más allá de cualquier duda razonable. 

Mencionó que el nuevo revés obligó a Guaidó a intentar otros mecanismos de intervención, como la invocación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que estipula que cualquier ataque a un país miembro del Sistema Interamericano se interpretará como un ataque contra el resto y admite la acción armada de los países americanos para defender al Estado agredido. 

Para cerrar el punto, explicó que en este caso –y con el respaldo de la Organización de Estados Americanos–, Guaidó intentó dar la vuelta al tratado por medio de la doctrina Responsabilidad de Proteger (R2P), con la que el gobierno de Venezuela fue presentado como agresor de su propia población, si bien la iniciativa nunca prosperó.    

-Estados Unidos

Siguiendo con las reacciones derivadas de las declaraciones del viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, comentó que Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la administración Biden, ripostó a Moscú que Estados Unidos respondería «decisivamente» si Rusia opta por desplegarse militarmente en Cuba o en Venezuela. 

Sin embargo –y como era de esperar, dado que no se trata de una política de Estado– Sullivan restó importancia a lo dicho por Riabkov y lo tachó de «fanfarronada», al tiempo que destacó que este tema no había sido debatido durante los encuentros que sostuvieron las partes en Bruselas. 

-Colombia

Otro actor cuyas declaraciones también rescató Pérez Pirela a propósito de esta nueva manipulación mediática fue Colombia, cuyo ministro de Defensa, Diego Molano, reconoció el 14 de enero que «informes de inteligencia señalan que Rusia tiene acciones de cooperación con la fuerza militar bolivariana», al tiempo que destacó que su «fuerza pública tiene garantía de trabajo para sembrar tranquilidad y seguridad». 

Según él, acotó, las fuerzas castrenses colombianas están desplegadas en los departamentos de Arauca, Catatumbo, La Guajira, Norte de Santander, fronterizos con Venezuela, «para proteger a los colombianos» de una supuesta penetración rusa. 

-Ministro de la Defensa de Venezuela

Si bien en Venezuela se produjeron diversas reacciones, el comunicador recuperó las del ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, respondió a quienes pretendieron sacar provecho de las declaraciones del diplomático ruso, a pesar de su historial guerrerista y proimperialista. 

Mencionó que el pasado viernes, el canciller Félix Plascencia se reunió con el embajador ruso en Caracas, Serguéi Melik-Bagdasárov, para discutir sobre las relaciones bilaterales y el fortalecimiento de la cooperación en diversas áreas. 

Con respecto a la cooperación militar, precisó que Rusia denunció intentos de tergiversación de las declaraciones de su funcionario diplomático por parte de medios de comunicación afines a Washington, más, pese a esto, los ataques no han cesado. 

Así, indicó que Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, aclaró este lunes que, si bien Rusia estudia opciones para defender su seguridad frente a las amenazas de Occidente, tanto Cuba como Venezuela son países soberanos. 

Además, resaltó que más allá de los pareceres de los funcionarios rusos, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela prohíbe explícitamente el establecimiento de bases y fuerzas militares de terceros países en su territorio, información de la que evidentemente está al tanto el gobierno ruso. 

Con fines ilustrativos, se permitió citar la Carta Magna venezolana, en su artículo 13 se establece que «el territorio no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna enajenado, ni aún temporal o parcialmente, a Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional.

El espacio geográfico venezolano es una zona de paz. No se podrán establecer en él bases militares extranjeras o instalaciones que tengan de alguna manera propósitos militares, por parte de ninguna potencia o coalición de potencias».

Por lo antes dicho, el especialista reflexionó que, aunque es innegable que el gobierno venezolano mantiene estrechas relaciones con la Federación de Rusia y que la cooperación militar forma parte de las áreas estratégicas de intercambio, cualquier gobierno está impedido constitucionalmente para ceder el territorio a terceros, aun bajo amenaza de guerra.

Resaltó también que los esfuerzos de la FANB han estado históricamente concentrados en la defensa de la Nación y en el presente, la actividad castrense se ha enfocado en resguardar la extensa frontera colombo-venezolana, debido a la presencia de grupos irregulares armados procedentes de Colombia en suelo de Venezuela. 

A su parecer, esas acciones han sido todavía más notorias desde 2021, cuando comandos mixtos de la FANB se abocaron al desmantelamiento sistemático de campamentos que combatientes del prolongado conflicto armado que azota al vecino país han establecido en territorio venezolano, aprovechando el abandono fronterizo por parte del Estado colombiano.

Para introducir otra arista en su análisis, Miguel Ángel Pérez Pirela comentó que, en contraste con descuido exhibido en el resguardo de su extensa frontera común con Venezuela, Colombia hizo esfuerzos para ingresar a la OTAN en calidad de socio global, que se cristalizaron en junio de 2018, bajo la presidencia de Juan Manuel Santos.  

Para explicar lo que formalmente implica esta figura del «socio global», de la que gozan otras naciones como Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur o Australia, precisó que no supone una membresía plena y aparentemente solo le otorga ventajas al país para recibir formación y equipamiento militar, así como respaldo en labores de investigación. 

A modo de cierre mencionó que más allá de estos formalismos, críticos han advertido que, con su ingreso a la Alianza Atlántica, Colombia supeditó todavía más su política exterior y su territorio a los dictámenes de Washington y dio al traste con la idea de mantener a América Latina como zona de paz.

La verdad: Venezuela despliega tropas en Apure para combate de los Tancol

En el criterio de Pérez Pirela, las acciones que realiza Venezuela en su frontera común con Colombia para expulsar a grupos irregulares armados del vecino país, contrasta por su realidad con la patraña mediática que pretendió posicionar como verdad que soldados rusos habían arribado a Venezuela o lo harían en fecha próxima. 

«La verdad es que la guerra continuada de Colombia salpica a Venezuela, la verdad es que los intentos de invasión a Venezuela no viene de Rusia sino de Colombia, la verdad es que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana está batiéndose a tiros con paramilitares colombianos protegidos por los gobiernos de la oligarquía colombiana»,aseguró.

Así las cosas, relató que mientras se distraía la atención con una supuesta invasión rusa, el jefe del Comando Estratégico Operacional de la FANB (Ceofanb), Domingo Hernández Lárez, informó que para cumplir con lo ordenado por el presidente Nicolás Maduro –la expulsión total y definitiva en 2022 de Terroristas Armados Narcotraficantes Colombianos, Tancol–, la FANB se desplegó en el estado Apure.

Para fundamentar lo dicho, comentó que, en un video publicado en su cuenta en Twitter, Hernández Lárez mostró parte del apresto de las fuerzas castrenses venezolanas, que realizarán «misiones de aseguramiento y control en las poblaciones del Amparo, Guasdualito y La Victoria del estado Apure», en el marco de la Operación Vuelvan Caras 2022, sintetizó.

Adicionalmente, este lunes, el jefe del Ceofanb difundió algunas fotografías alusivas a las actividades del Ejército de Venezuela en el sur del estado Apure y aseguró que «la FANB luchará contra los grupos Tancol en cualquiera de sus formas, llámense como se llamen». 

A modo de contexto, detalló que Colombia inició el año con una escalada de violencia en el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela. El pasado 4 de enero, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, anunció la elevación del nivel de alerta en los municipios fronterizos con la zona en conflicto. 

Las autoridades colombianas informaron que miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que no se acogieron a los Acuerdos de Paz de 2016, protagonizaron enfrentamientos cerca de la frontera.

Medios locales atribuyeron el choque al control de las rutas del narcotráfico en la zona y reportaron el deceso de más de 20 personas, si bien en días posteriores la cifra ascendió a 33. El ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, confirmó que entre los fallecidos se encontraban cuatro venezolanos. 

Sin embargo, acotó que pobladores aseguraron que se trató de masacres y no de caídos en enfrentamientos entre actores armados por el control del territorio, como sostuvo el gobierno del presidente Iván Duque. 

«Colombia es un país en guerra civil. Resulta indignante cómo el mundo calla ante estas masacres y premia a sus gobernantes con premios Nobel de la Paz», fustigó el experto. 

Asimismo, resaltó que líderes comunitarios demandaron la presencia de organismos de derechos humanos, exigieron a las autoridades el respeto de los Acuerdos de Paz de 2016 y solicitaron acciones concretas para resguardar a la atemorizada población, que se niega a aceptar pasivamente el regreso de la peor época de la violencia en el país vecino.

«No les extrañe a ustedes otro magnicidio en Colombia, no les extrañe a ustedes el asesinato de [Gustavo] Petro, inminente presidente de Colombia», alertó Pérez Pirela. 

Continuando con su disertación, mencionó que la primera respuesta de Colombia ante la crisis fue responsabilizar al gobierno del presidente Nicolás Maduro de amparar la operación de los grupos irregulares armados en territorio venezolano. 

A este respecto, refirió que el presidente Iván Duque afirmó a una radio local que «lo que ha pasado en Arauca es que hay unos territorios por los que se han estado enfrentando esos grupos. En la frontera con Venezuela han tenido protección y resguardo por parte del régimen de Nicolás Maduro», una situación que, en su decir, ocurre «desde hace mucho tiempo».  

Seguidamente, rescató la reacción del ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, quien tildó a Duque de ser «el peor presidente en la historia de Colombia» y lo acusó de usar a su vecino como excusa para justificar su incapacidad para frenar la violencia estructural que atraviesa a la hermana República. 

En la misma línea, relató que Remigio Ceballos Ichaso, ministro de Interior, Justicia y Paz, le echó en cara al mandatario que el Estado colombiano tiene «inexistente presencia» en poblaciones y municipios fronterizos, versión que coincide con la de los lugareños que desmintieron la tesis de los enfrentamientos armados en Arauca y aseveraron que en la zona fronteriza se sucedieron varias masacres en un mismo día.

A pesar de su insistencia en desplazar la culpa hacia Venezuela, la Comisión de Paz del Senado del Congreso de Colombia citó al ministro Molano y a otros altos personeros a rendir explicaciones sobre lo sucedido en el Arauca a inicios de 2022, aunque algunos de ellos optaron por no comparecer, destacó el experto.

De este modo, aseguró, la oposición colombiana ve en estas ausencias una actitud de desprecio del Ejecutivo por los Acuerdos de Paz suscritos en 2016  –cuyas cláusulas ha violentado abiertamente–, así como de silencio frente al evidente fracaso de su política de seguridad. 

En todo caso, tras anunciar un incremento de la presencia militar en Arauca, Duque apenas se apersonó a la zona este 16 de enero, cuando lideró un Consejo de Seguridad para analizar la situación de violencia en el departamento, fronterizo con Venezuela. 

Pérez Pirela recordó que el mandatario arribó a la capital departamental, Arauca, flanqueado por su ministro de Defensa, Diego Molano y el Alto Mando Militar. En su estancia, Duque supervisó a dos batallones del Ejército desplegados como refuerzo para hacer frente a los grupos irregulares armados, que completan 6.800 efectivos en la zona. 

Resaltó, además, que la presencia presidencial no amainó los actos de violencia en la región, pues la Defensoría del Pueblo de Colombia condenó la quema de un autobús y la detonación de explosivos, que, aunque no ocasionaron víctimas, causaron daños materiales. 

La eficacia de las acciones del Gobierno colombiano en la materia quedó nuevamente en entredicho, pues mientras Duque anunciaba medidas contra el ELN, a pocos kilómetros, miembros de ese grupo armado patrullaban por las calles de una población araucana portando armas largas, sin que se percibiera presencia policial o militar. 

«Esto quiere decir que no hay soberanía en territorio colombiano (…). No hay soberanía porque el Estado no puede garantizar el monopolio del uso de las armas por parte de las Fuerzas Armadas en su territorio. En unas partes mandan los paramilitares y en otras, la guerrilla», explicó el filósofo venezolano. 

En el ojo del huracán por los cuestionamientos tras la divulgación de las fotografías y videos de miembros del ELN paseándose a sus anchas, Pérez Pirela comentó que la Casa de Nariño respondió con una agresiva campaña en las redes sociales encabezada por el propio Molano, como que si la soberanía de un país se ejerciera a través de ese medio. 

En ese orden, precisó que la estrategia se ha centrado en difundir imágenes y videos de las operaciones del Ejército y la Policía en Arauca por medio de la etiqueta #ELNSoloPaLaFoto, con el que se trató de restar importancia al descrédito sufrido el domingo. 

El funcionario no desaprovechó la ocasión de presentar cifras de los «golpes» propinados por la administración de Iván Duque al grupo insurgente. También, en otro intento por desplazar la atención, sostuvo que los «cabecillas cobardes» del grupo irregular armado «operan desde Venezuela y Cuba, no en Colombia», sintetizó.  

Como cabía esperar, resaltó el analista, Caracas no guardó silencio ante esta nueva acusación y la tarde de este lunes, el canciller Félix Plascencia respondió directamente al gobernante neogranadino, a quien acusó de tener una «obsesión» con Venezuela, con la que pretende ocultar la tragedia humanitaria que padece su país. 

«La obsesión compulsiva sobre Venezuela que padece el Capo que se ha enquistado en el Palacio de Nariño solo pretende ocultar las masacres, los desplazados y la tragedia humanitaria que se vive en Colombia, un narcoestado hecho a la medida del señor Duque», leyó Pérez Pirela, en referencia a lo expresado por el diplomático en Twitter.

Adicionalmente, Plascencia cargó contra Duque por manifestarse en contra del diálogo que establecieron oposiciones de ultraderecha con el gobierno del presidente Nicolás Maduro en México y que están en suspenso desde octubre, tras el traslado irregular del enviado especial de Venezuela y representante en el diálogo, Alex Saab, desde Cabo Verde hacia los Estados Unidos. 

«No es de extrañar que un político de su calaña, incapaz de respetar lo pactado en los Acuerdos de Paz en Colombia, se exprese de esa forma sobre los enormes esfuerzos que todas las partes involucradas han venido haciendo a favor de promover el consenso entre las y los venezolanos», citó Pérez Pirela al alto funcionario.

Adicionalmente, mencionó que, frente a estas avanzadas guerreristas, el ministro de la Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, sostuvo que, en su pretensión de extenderse por todo el mundo, la OTAN usa a Colombia como «peón» para proyectarse en América Latina.

Señaló que personas que han tenido que abandonar sus hogares en el Arauca y se han emplazado en campamentos improvisados y precarios en Bogotá, denuncian que, si bien los miembros de los grupos armados no los han amenazado directamente, no se sienten seguras y por eso han huido. 

Aseveró que tampoco la presencia del Ejército colombiano representa un alivio para los afectados. Antes bien, identifican en los efectivos castrenses un tercer actor comprometido con la violencia, antes que uno capaz de frenar la ya existente. 

A modo de cierre, enfatizó que lo que comenzó como una pregunta –militares rusos en Venezuela– quedó demostrado que se trataba de una patraña mediática orientada a desviar la atención de la presencia militar de la OTAN y Washington en Colombia, devenida en cabeza de playa para los planes de Estados Unidos en la región. 

A su parecer, la maniobra distractiva también tenía como propósito desplazar el interés sobre la comprobada presencia de elementos irregulares colombianos en Venezuela, aupados por el gobierno de Iván Duque, hoy desesperado ante la inminente victoria de Gustavo Petro en las venideras elecciones presidenciales.

(LaIguana.TV)