El Gobierno de Estados Unidos ha recurrido a imprimir más dinero para estabilizar su economía, pero en realidad se trata de un método poco eficaz, ya que sólo brinda la sensación de una «riqueza artificial».

De nada sirve aumentar la masa monetaria si la economía de un país está estancada. Y es que, al imprimir más dinero, el consumidor sólo pierde poder de compra a través de la inflación, es decir, del alza de los precios de los productos y servicios.

Eso es lo que está sucediendo actualmente en Estados Unidos, que lucha constantemente para evitar una recesión económica por la pandemia, explica a Sputnik el economista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Óscar Rojas.

«Como dueño del sistema monetario internacional a través del dólar, Estados Unidos está utilizando su maquinita para imprimir dinero. Y esto lo hace de dos formas: creando dinero directamente y comprando bonos de las empresas. Todo esto provoca un problema sistémico y hace que se genere una sensación de riqueza artificial», abunda el experto en crítica de la economía política.

Actualmente, la tasa inflacionaria del país norteamericano se encuentra en 7%, el nivel más alto en cuatro décadas. La última vez que se vio una cifra tan alta fue en 1982, según datos oficiales del Gobierno estadounidense.

Sin embargo, ese nivel de inflación podría crecer aún más si Estados Unidos sigue imprimiendo más dinero, advierte Rojas.

«Lo que ocurre [con esta política monetaria] es que se genera un aumento ficticio de la demanda, y si esto se combina con que la oferta de productos y servicios se ha encarecido en el mundo debido al cierre de fronteras de China por sus políticas de COVID cero, que a su vez han causado problemas en todas las cadenas de suministro, entonces tenemos un problema», señala el director del Centro de Estudios del Capitalismo Contemporáneo de México.

El especialista aclara que la inflación al alza no es un problema exclusivo de los estadounidenses: «ahora mismo todos vivimos una inflación crónica pandémica».

Lo que se espera, dice, es la que la Reserva Federal (FED) —que es el banco central de Estados Unidos— aumente sus tasas para combatir este problema, pero eso tampoco garantiza una solución.

«Aumentar las tasas es un freno, pero nada está garantizado y pone en riesgo el esquema del mundo de deuda que está anclada al sistema FED. Las crisis financieras de 2008 fueron, en gran medida, gatilladas por un aumento de tasas. Es como cuando ya no traes frenos en un carro, pero traes el freno de mano: sí funciona pero sólo se utiliza en situaciones de emergencia porque nada te garantiza que no tendrás un accidente», explica el académico de la UNAM.

De hecho, los bienes y servicios se han encarecido en México como una reacción casi natural a los altos niveles inflacionarios de Estados Unidos, según han admitido autoridades del Banco de México (Banxico).

El país latinoamericano cerró 2021 con una inflación del 7,36%, el porcentaje más alto en dos décadas. En días recientes, la tasa aflojó un poco y se fue a 7,13%, pero sigue siendo elevada, de acuerdo con los expertos.

El dinero se imprime, pero no para todos

Imprimir dinero sólo se crea la sensación de «riqueza artificial» de la que ya se ha hablado: también se produce el Efecto Cantillon, que no es otra cosa que la desigual distribución de la riqueza.

«Esto quiere decir que el dinero que se imprime no se va de forma homogénea a toda la economía, sino que se concentra en grandes compañías o en tu población inmediata [la población estadounidense]», afirma Rojas.

«El dinero debe tener, como contraparte, un valor material, producido y objetivo. Si no lo tiene, alguien, tarde o temprano, va a pagar. Al final, lo que se genera es que la gente deba pagar más por lo que antes ya consumía. Y eso evidentemente terminan en las ganancias de las empresas. Por ello se dice que la inflación es una especie de impuesto a los pobres», añade el experto.

¿Por qué EEUU puede imprimir dinero de forma autónoma y otros países no?

Estados Unidos es el único país del mundo que puede imprimir billetes de manera autónoma porque el sistema monetario internacional funciona con base en un patrón de confianza. Y ese nivel de confianza está determinado solamente por el valor del dólar americano. Así lo explica el economista Óscar Rojas, quien asegura que esto comenzó desde el triunfo de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, que culmina en 1945.

«Antes de la Primera Guerra Mundial todo en la economía funcionaba a través del patrón oro, lo cual quería decir que todo billete tenía su referente en oro. En ese sentido, todo billete podía ser convertible a oro», explica el experto.

Sin embargo, después de las dos grandes guerras, Estados Unidos gana e impone sus condiciones al mundo. Es entonces cuando determina que el patrón de conversión sigue siendo el oro, pero ya sólo con base en el dólar norteamericano, afirma Rojas.

«Y es hasta la década de 1970 que se olvidan del oro y establecen que ahora será un patrón de confianza y la base de esa confianza es el dólar estadounidense», concluye Rojas.

Esto no quiere decir que Reino Unido o Rusia no puedan imprimir sus propios billetes. Lo hacen, pero siempre con base en el valor y el comportamiento del dólar estadounidense, que es la base del patrón de confianza que rige al sistema monetario en todo el mundo, aclara el experto.

(Sputnik)