El expresidente Mauricio Macri habló en público por primera vez desde que se conoció el principio de acuerdo con el FMI por la deuda que tomó su gobierno. El exmandatario no dedicó una oración a referirse a los vencimientos exponenciales que había negociado para este año y el próximo, ni tampoco a hacer un mea culpa. En lugar de eso, cuestionó al Gobierno por cómo está llevando la negociación y, en particular, la declaración del presidente Alberto Fernández de que la Argentina debería ser más independiente del FMI y de Estados Unidos. Macri hizo un raconto muy autoelogioso de su política exterior y cuestionó la actual y hasta auguró que la negociación con el FMI puede fracasar. Si es pronóstico o deseo, no es posible saberlo. 

El expresidente no solo no está pensando en hacerse responsable de la parte que le toca en el endeudamiento con el FMI (sus voceros repiten una y otra vez que solamente pagaron deudas de otros gobiernos), sino que camina una línea que se acerca peligrosamente a una estrategia para presionar para que Juntos por el Cambio haga caer en el Congreso el acuerdo. 

En la reunión de la mesa nacional de esta semana -en la que no se pudieron poner de acuerdo sobre cómo votarán- camino por esa delgada línea. Le contestó al diputado de la Coalición Cívica Juan López, quien había hablado de que había que votar con responsabilidad. Macri dijo que él no le creía a Martín Guzman que iba a poder cumplir con las metas sin ajuste y que eso era fantasioso y no iba a funcionar. En líneas generales se mostró muy crítico y con muchas dudas sobre el acuerdo, pero -según testigos de la reunión- no llegó a proponer (por ahora) que voten en contra. Aunque sus declaraciones públicas lo van acercando a esa posición. También las de su lugarteniente Patricia Bullrich, que directamente propuso derogar la ley por la que los acuerdos con el FMI desde ahora deben pasar obligatoriamente por el Congreso. 

Dos días después de la reunión, sacó un extenso posteo en Facebook titulado «No es momento para la improvisación», donde cuestiona la política exterior del actual Gobierno y la negociación con el FMI, de la que llega a decir que podría naufragar. 

«Las relaciones internacionales deben ser cuidadosas y responder a un plan coherente que se extienda en el tiempo, mucho más allá de la duración del mandato de un gobierno. Se busca siempre que esas relaciones sean beneficiosas para el país, manteniendo para eso la mayor cantidad de socios posibles. Así fue durante mi gobierno la política exterior, que mantuvo al mismo tiempo y sin contradicciones excelentes relaciones políticas y comerciales con Estados Unidos, Rusia (vale aclarar que tuvimos cuatro fructíferas reuniones bilaterales con el presidente Putin), China, Japón, todos los países europeos», se vanaglorió Macri. «El G20 realizado en Argentina fue la expresión más lograda de esa política equilibrada», indicó el expresidente, quien pareció olvidar que mucho de lo que mencionó lo precedía o había sido arreglado años antes durante otros gobiernos, los kirchneristas. Por ejemplo, los acuerdos con Rusia y China preexistian a su gobierno (y, en particular, con China puso en peligro que continuaran las represas comprometidas en el sur). 

«Una gran parte del futuro de lo que la Argentina puede llegar a ser se juega en el cuidado de esas relaciones que, lamentablemente, el gobierno actual se empecina en dilapidar», afirmó Macri, quien cuestionó las declaraciones del presidente Alberto Fernández en el encuentro con Vladimir Putin, cuando dijo que la Argentina tenía que dejar la dependencia con el FMI y Estados Unidos. Macri encontró esto inaceptable: «Pueden alterar la posición internacional que la Argentina ha mantenido por años, además de potencialmente hacer peligrar el acuerdo aún no firmado entre la Argentina y el FMI», alertó. 

«Semanas antes, funcionarios argentinos se habían reunido con autoridades norteamericanas para solicitar la ayuda de EEUU frente a las negociaciones con el FMI. Todos sabemos que no se puede al mismo tiempo pedir ayuda y después declarar rechazo a quien nos está ayudando», sostuvo Macri, quien mostró su desagrado con lo «desagradecida» que se muestra la Argentina con Estados Unidos.  

«Eso es lo que hizo la Argentina ayer con las palabras del Presidente. No es un momento para la improvisación en política internacional. La amenaza de un conflicto armado pone en peligro la estabilidad mundial. Se necesita extremada prudencia, sensatez, crear confianza, escuchar a los expertos, atender el conocimiento profesional y tener modestia. Nada de lo que este gobierno ha mostrado hasta ahora», culminó Macri, que asombrosamente no dedicó una línea a mencionar su papel en la toma de la deuda con el FMI. 

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