Los intereses económicos y geopolíticos de Estados Unidos son la verdadera causa del conflicto que este país está alimentando entre Europa y Rusia, una situación que podría derivar en una guerra devastadora entre potencias nucleares. 

El tema fue abordado por Miguel Ángel Pérez Pirela en su programa Desde Donde Sea. 

Enfoque editorial

“Se dice que es un conflicto entre Ucrania y Rusia, pero es impropio, pues se trata de un conflicto entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia en el que, como ya lo hemos dicho, Ucrania es solo la excusa, la cabeza de playa y -con el respeto por ese país- el tonto útil de esta situación. Esa condición de tonto útil es extensiva a los países de la Europa Schengen, incluso los dos más poderosos: Alemania y Francia, porque a ninguna de estas naciones les conviene una guerra con Rusia y posiblemente con China”, expuso el filósofo y comunicador venezolano. 

“Una actualización diplomática importante fue la visita del presidente de Francia, Emmanuel Macron a Moscú, donde sostuvo una reunión de más de cinco horas con su par de la Federación Rusa, Vladimir Putin. Macron también visitó Kiev y trató de calmar los ánimos, incluso llegando a sostener que Rusia también tenía derecho de preocuparse por su soberanía y por el peligro que representa la expansión hacia el este de la alianza atlántica, lo cual era impensable en boca de algún dignatario europeo hace algunas semanas”, añadió. 

Comentó que en diversos parlamentos europeos se ha discutido el tema. “Hay países más proclives a prestarse a una escalada bélica detrás de la cual no está la Unión Europea, ni siquiera la OTAN, sino sobre todo Washington, que necesita una guerra, un conflicto o al menos un amague bélico para ir mermando la ascendencia rusa en el mapa y en las lógicas geoestratégicas, junto a su aliado, China. En medio de todo esto está el gasoducto que va desde Rusia hasta Alemania y ahora todo se complica con otro gasoducto, que partirá de Rusia, pasará por Mongolia y surtirá a China”.  

“Por otra parte, siguen los amagues mediáticos y diplomáticos por parte de Washington y países de la UE, tratando de hablar del inminente ataque ruso a Ucrania. Es como los carteles que ponen en muchos establecimientos comerciales y que dicen ‘hoy no fío, mañana sí’. En este caso es ‘hoy Rusia no invade a Ucrania, pero mañana sí’”.  

Añadió que “Rusia ha presentado unas peticiones formales, claras y precisas, como diría Descartes, sobre lo que está defendiendo y buscando. Estos puntos son el respeto a su soberanía; que países como Reino Unido o EE.UU. dejen de enviar armas a Ucrania; que dejen de enviar funcionarios para asesorar y formar milicias; que se alejen las bases militares de los países de Europa del Este; y que se deje de provocar a la Federación Rusa con este cerco propiciado por la OTAN”. 

Recalcó que detrás de todo esto está una presión de la que, por cierto, habló Macron, de parte del mundo militar occidental y más específicamente de la OTAN, que tiene ya el cuchillo entre los dientes. “Una guerra o una finta de guerra les ayudaría mucho en la venta de armas, pero también en los mercados bursátiles y financieros internacionales. Son muchos los intereses económicos, políticos y geoestratégicos que se mueven detrás de esta finta continuada por parte de occidente sobre una supuesta invasión rusa a Ucrania, que el Kremlin sigue negando”. 

Presentó El Iguanazo de Iván Lira, sobre el lenguaje diplomático. En la caricatura, al Tío Sam le sale de la boca una lengua en forma de pistola, es decir, que muestra el poder de fuego en lugar de la palabra. 

Los hechos

Tras varios meses de tensiones entre Rusia y la OTAN por una supuesta invasión a Ucrania presentada hasta hace muy poco como «inminente», el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, reveló cuál es la amenaza real para los intereses de su país: el gasoducto Nord Stream 2.  

Tras una reunión bilateral con el canciller alemán, Biden dijo este martes que si Rusia invadía a Ucrania, sería el fin de la iniciativa, con la que se pretende abastecer de gas ruso a Alemania sin pasar por suelo ucraniano. 

Al ser inquirido sobre cómo Estados Unidos conseguiría que las autoridades alemanas se plegaran a una decisión que claramente perjudica sus intereses nacionales, el mandatario respondió: «Prometo que podemos hacerlo».  

En su comparecencia ante la prensa, Joe Biden abogó por la diplomacia como mecanismo para resolver los conflictos, pero afirmó que su país estaba listo «para todo», en caso de concretarse una incursión militar rusa en Ucrania.  

Por su lado, Schulz evitó referirse directamente al tema del gasoducto y en su lugar se enfocó en reiterar que toda tentativa militar de Rusia contra Kiev traería «consecuencias severas». Más concretamente: derivaría en la imposición de medidas coercitivas unilaterales.   

Sin embargo, es inadecuado pensar que la cruzada estadounidense contra el Nord Stream 2 comenzó con la administración Biden, pues cuando la obra todavía estaba en proceso, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la tachó de «tragedia» y «cosa horrible».  

El trasfondo económico es que el gasoducto permitiría surtir de gas ruso a Alemania y a otros países de Europa a un precio definitivamente inferior que el que podrían ofrecer otros proveedores, incluyendo al propio Estados Unidos.  

Desde el punto de vista geopolítico –sin que ello implique una disociación de lo económico–, aunque desde el Kremlin han asegurado que esta iniciativa persigue un interés enteramente comercial y no pretende coaccionar a Europa a través del gas, desde Kiev no se tiene la misma opinión.  

La ruta del Nord Stream 2 transcurre enteramente por el fondo del mar Báltico a lo largo de más de 1.200 kilómetros y no toca territorio ucraniano, como lo hacen otros gasoductos que distribuyen gas ruso a Europa.  

En la práctica, esto significa que Ucrania quedaría fuera del pastel por el cobro de derecho de tránsito, perdiendo con ello la oportunidad de recabar importantes y necesarios ingresos para reanimar su golpeada economía, afectada sensiblemente por los efectos de la guerra civil desatada en 2014.     

Desde el principio, Ucrania no ha estado sola en su oposición. Además de Estados Unidos, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumanía –todos miembros de la OTAN– se suman a la lista de detractores ardientes. El argumento ofrecido por sus líderes es que no quieren que sus naciones dependan de Rusia. 

No obstante, la inmensa presión estadounidense para boicotear el proyecto, lo cierto es que buena parte de los países europeos ha optado por asumir una posición más pragmática con respecto al Nord Stream 2.  

De entre ellos destaca Alemania, que bajo el liderazgo de Ángela Merkel defendió el derecho que asiste a Berlín para garantizarse fuentes de energía variadas, incluyendo aquellas de factura rusa.  

En todo caso, el abastecimiento de Europa con gas procedente de Rusia ha obligado a Bruselas a debatirse entre la adopción de una política exterior más independiente de la Casa Blanca y el respaldo incondicional a su aliado más estratégico en asuntos clave.  

En este marco, Estados Unidos ha procurado hacer de Ucrania un tema central de su política exterior y en buena medida ha forzado a la Unión Europea a apoyar eventuales sanciones y boicots contra Moscú, justificados en una supuesta agresión a su aliado.   

Así, mientras Biden se reunía con Olaf Scholz, su secretario de Estado, Antony Blinken, lo hacía con el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Seguridad, Josep Borrell.  

Blinken y Borrell se vieron las caras este 7 de febrero en el encuentro del Consejo Energético de Estados Unidos y la Unión Europea. Uno de los temas conversados fue el supuesto «riesgo» acumulado en la frontera ruso-ucraniana, calificado por el representante europeo como «el peor desde el final de la Guerra Fría», pero aún hay espacio para la diplomacia. 

Mientras esta agenda se desarrollaba, Estados Unidos habría estado negociando con productores importantes el abastecimiento de energía a Europa a través de otras rutas distintas al Nord Stream 2, pese a los contratos ya suscritos entre el Kremlin y varios gobiernos. 

Por su lado, funcionarios de la administración Biden han admitido que el gasoducto –que aunque está terminado, aún no recibe la certificación de Bruselas– «es un modo de influir en Moscú» y han avanzado que lo usarán «si Rusia se mueve hacia Ucrania».   

Según medios europeos, una de las alternativas que se estaría barajando desde la OTAN es la reactivación de un gasoducto que conecte a España con Alemania, rechazado en su día por los organismos del bloque comunitario y por colectivos ambientalistas.  

Se trata del llamado proyecto Midcat, que proveería a Alemania de al menos 7.000 millones de metros cúbicos de gas natural procedente de la península ibérica, muy por debajo del bombeo de los hasta 55.000 millones que ofrece el torpedeado Nord Stream 2.  

Empero, aún sin esta ruta de suministro activa, cerca del 40% del gas que actualmente se consume en la Unión Europea proviene de Rusia. Es una proporción que no resulta sencilla de reemplazar con otros proveedores, aún en el mediano plazo.   

Hecho destacado: Macron visita Moscú 

El 7 de febrero, Putin recibió en el Kremlin a su homólogo francés, Emmanuel Macron. En el encuentro, que se extendió por más de cinco horas, el líder ruso reconoció que los dos países compartían sus preocupaciones sobre la seguridad en Europa y destacó el rol de Francia en la elaboración de las decisiones «importantes» en la materia.  

Sin embargo, no menoscabó esfuerzos para reiterar que el expansionismo de la OTAN hacia occidente es una amenaza real para Rusia y para el resto de Europa, pues sus acciones durante los últimos 25 años demuestran que no es una alianza militar defensiva sino ejecutora de cruentas guerras que han devastado a naciones enteras.  

Además, en la rueda de prensa conjunta, Putin se permitió advertir nuevamente sobre lo que sucedería si Ucrania ingresara a la OTAN y decidiera incursionar en Crimea con la pretensión de recuperarla por la vía armada. 

Para el mandatario ruso, el resultado de esa aventura sería un conflicto armado entre Rusia y Europa en el que no habría ganadores, dado el poder bélico que poseen tanto el bloque militar como su país.    

En esta última intervención, Putin aludió directamente al motivo de la visita de su homólogo francés: rebajar las tensiones entre la Alianza Atlántica y Moscú e impedir a toda costa un escenario de confrontación militar.  

Aparentemente, el encuentro ya comienza a dar sus primeros frutos, pues en la jornada de este 9 de febrero, agencias rusas informaron de algunos avances en el diálogo.  

Concretamente, Moscú estaría evaluando la respuesta que ofrecieran Estados Unidos y la OTAN a las demandas de seguridad en Europa presentadas por el gobierno ruso en diciembre.    

El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, sostuvo que en el Kremlin han «tomado en serio» las observaciones hechas por Washington, aunque destacó que las respuestas ofrecidas por la OTAN contenían un porcentaje «mucho más alto de groserías y fórmulas desafiantes» que las formuladas desde la Casa Blanca.  

Aún no puede considerarse ni siquiera que las tensiones estén desescalando o que no empeorarán en el corto plazo, pues la OTAN ha continuado con el envío de tropas a países de Europa del este y ha instalado armamento apenas a 30 kilómetros de la frontera ruso-ucraniana.  

Tampoco parece estar demasiado claro el nivel de consenso dentro de la Unión Europea en torno a las sanciones que se impondrían a Rusia en caso de concretarse la muy anunciada invasión a Ucrania.  

Así, mientras el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, declaraba que no era tiempo de entrar «en el terreno de las especulaciones» y apuntalaba el diálogo, su canciller, José Manuel Albares, quien estaba de visita en Kiev, aseveraba que la Unión Europea ya había acordado el eventual castigo a Rusia, del que participarían todos los países de la alianza.  

Del mismo modo, aunque Estados Unidos ha dicho que está dispuesto a discutir con Rusia el llamado «Principio de Seguridad Indivisible», no ha dado marcha atrás en dejar la puerta abierta para que exrepúblicas soviéticas como Ucrania se integren a la OTAN, precisamente una de las «líneas rojas» que Moscú no está dispuesta a tolerar.  

En ese orden, este miércoles la Cancillería rusa reiteró que la retirada de armas occidentales y el cese de maniobras militares de la OTAN en las inmediaciones de su territorio, contribuirían de manera decisiva a estabilizar la situación en Ucrania.  

María Zajárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, también cuestionó que las misiones diplomáticas occidentales se aproximaran a la zona de contacto solamente en el territorio controlado por Ucrania, sin considerar lo que ocurre en la zona del Donbás.  

A este respecto, según denunciaron representantes de la autoproclamada República Popular de Lugansk, el armamento occidental enviado a Ucrania en las últimas semanas estaría siendo utilizado para un despliegue militar, con la excusa de la inminente agresión rusa.  

Siempre siguiendo esta versión, el ejército ucraniano estaría impidiendo que drones de la Organización para la Seguridad y la Cooperación de Europa (OSCE) monitorearan estos movimientos, que son contrarios a lo suscrito en los Acuerdos de Minsk, con los que infructuosamente trató de ponerse fin a la guerra civil que se desató en 2014.  

Además, voceros políticos de los grupos que controlan el Donbás, denunciaron que Ucrania estaría entrenando a civiles para el manejo de armas de fuego y en primeros auxilios. 

Según videos que han circulado a través de las redes sociales y que luego han sido recogidos en medios rusos, hay constancia del adiestramiento militar en ciudadanos de Kiev, si bien las tomas muestran que en lugar de armas reales están utilizando fusiles de madera.   

A esto se añade la creciente tolerancia del gobierno del presidente Volodymyr Zelensky hacia grupos ultranacionalistas y neonazis, quienes, sin representar a la mayoría de los ucranianos, tienen un peso sociopolítico que no se puede ignorar.  

Así, por ejemplo, Yevguén Karás, líder del movimiento ultraderechista «La Base del Futuro» advirtió en una intervención pública en la que se glorificaba a un colaboracionista nazi, que si el ultranacionalismo alcanzaba el poder, occidente y otros países «tendrían muchos problemas». 

En una publicación en Instagram, Karás deja claro que, si el movimiento político al que pertenece llega al poder, no será aliado ni de Rusia ni de los países europeos, dando a entender que intentarán alcanzar la hegemonía, siguiendo la ruta trazada por el Tercer Reich.  

No han trascendido pronunciamientos oficiales sobre este asunto, aunque en oportunidades anteriores Ucrania ha tolerado la glorificación pública del nazismo y se ha negado a aprobar la resolución de la Organización de las Naciones Unidas impulsada por Rusia en la que se condenan explícitamente estas prácticas.  

Análisis del discurso mediático

Pérez Pirela destacó que, en medio de este clima prebélico, se han intensificado las operaciones mediáticas contra Rusia.  

La más reciente fase de tensiones entre la OTAN y Rusia ha estado indudablemente azuzada por la prensa occidental y durante la primera semana de febrero, este campo de disputa estuvo particularmente agitado.  

Medios estadounidenses no se contentaron con repetir que las tropas del Kremlin cruzarían la frontera ucraniana en cualquier momento, sino que llegaron al colmo de anunciar falsamente que la invasión se concretó y ofrecieron proyecciones del número de muertos que dejaría el conflicto bélico.  

Así, el pasado viernes, la agencia Bloomberg publicó la falsa especie de que Rusia había invadido a Ucrania. Y aunque luego aseguraron que se trató de un «error», pasó una media hora antes de que la nota fuera retirada.  

La agresión fue respondida por el Kremlin a través de su secretario de prensa, Dmitri Peskov, quien la calificó como «una perfecta demostración de lo peligrosa que es la situación, provocada por interminables y agresivas declaraciones desde Washington, Londres y otras capitales europeas».  

El mismo 4 de febrero, The New York Times aseguró que si Rusia invadía Ucrania, los costos humanos serían elevados y se desataría una crisis de refugiados en el continente europeo. 

En el informe publicado por el diario estadounidense se sostiene, con base en lo que habrían expresado «altos funcionarios de la administración Biden», que un conflicto bélico en Ucrania dejaría cerca de 50.000 muertos y desataría una nueva ola de desplazados hacia los países del centro de Europa.   

Pese a lo dicho, en el reporte se matiza que la inteligencia estadounidense no ha logrado establecer si efectivamente Rusia planea cruzar la frontera ucraniana, aunque se asevera que ya tendría desplegadas en la zona «el 70%» de las tropas que necesitaría para hacerlo.  

Plano geoestratégico: avanza alianza chino-rusa 

Los movimientos rusos frente a la ola de ataques de la OTAN han sido en varios terrenos. Entre los más trascendentales está el reforzamiento de su alianza estratégica con China, que abarca desde lo económico hasta la defensa propiamente dicha  

Frente a las tentativas multiformes con las que se persigue justificar la imposición de nuevas sanciones económicas a Rusia, el gobierno del presidente Vladimir Putin no se ha quedado de brazos cruzados y ha avanzado posiciones en el ámbito diplomático, ha suscrito nuevos acuerdos energéticos y ha continuado mostrando su poder militar.   

El pasado 4 de febrero, Putin y su homólogo chino, Xi Jinping, se reunieron en Beijing. En la declaración conjunta, los líderes reiteraron su compromiso con el multilateralismo y rechazaron la alianza Aukus y el expansionismo de la OTAN hacia el este de Europa, por considerar sus acciones una amenaza para la seguridad de sus respectivos países. 

Uno de los anuncios que más escozor causó en occidente fue reforzamiento de la actividad del gasoducto Fuerza de Siberia 1, que desde 2019 provee 38.000 millones de pies cúbicos anuales de gas natural a la República Popular China.  

Según detallara el mandatario ruso, con los nuevos acuerdos, a la cantidad previa se añadirán 10.000 millones de metros cúbicos anuales procedentes de pozos localizados al oriente de su país.  

De otra parte, según se precisa en una investigación realizada por la periodista Inna Afinogenova para la cadena RT, la semana previa se autorizó a la compañía Gazprom, constructora del Nord Stream 2, a iniciar la construcción de tramo del gasoducto Fuerza de Siberia 2. 

Este nuevo corredor energético, que entrará en funcionamiento dentro de varios años, partirá desde el norte de Rusia, atravesará la estepa siberiana y pasará por Mongolia antes de llegar a China.  

A pesar de que los yacimientos que alimentan al Fuerza de Siberia 1 están en el este ruso y que aquellos de los que se surtirá el Fuerza de Siberia 2 no abastecen al boicoteado Nord Stream 2, desde Bruselas se ha acusado nuevamente a Moscú de chantajear a Europa con el suministro de gas.  

Aspecto militar: más ejercicios en el mar Negro

Los movimientos en el plano económico han estado acompañados de nuevos ejercicios militares en el mar Negro. Medios rusos reseñaron que este 8 de febrero, los grandes buques de desembarco Korolev, Minsk y Kaliningrado atravesaron el estrecho de los Dardanelos (Turquía) rumbo al mar Negro, donde se prevé que realicen nuevos ejercicios militares.  

Según se desprende de la información del Ministerio de Defensa de Rusia, las tres embarcaciones están diseñadas para «realizar desembarcos costeros anfibios y transferir tropas, carga y vehículos blindados» y se emplearán en un juego de guerra en el que tendrán que defender a Rusia de «posibles amenazas militares por agua».  

A esto se añade que un contingente de más de 20 buques de guerra pertenecientes a la Flota del Pacífico atravesó «campos de hielo» en su recorrido desde el mar del Japón hacia el mar de Ojostk, en el extremo nororiental del país durante el pasado fin de semana.   

Reflexión para la discusión y conclusiones

Pérez Pirela finalizó la exposición del tema plasmando diversos aspectos para la discusión y la formación de conclusiones: 

“Se trata, entonces, del ‘hoy no fío, mañana sí’, en su versión de ‘hoy no habrá invasión de Rusia a Ucrania, mañana sí’. Con ese cuento tienen locos a los mercados bursátiles, tienen parado el gasoducto Nord Stream 2, mientras los perros de la guerra están amasando cada vez más dinero. Todavía sin disparar un solo tiro, el estado de crispación les trae dividendos a la industria bélica, al sector financiero y comercial y sus intereses en Europa”.  

Sobre el tema del Nord Stream 2 añadió que EE.UU. se ha propuesto impedir su puesta en funcionamiento porque empresas norteamericanas están vendiendo gas licuado a países europeos y el gasoducto ruso les tumbaría este negocio. “El Nord Stream 2 está listo y solo falta la voluntad política. Esta es la verdad verdadera: no se quiere poner en funcionamiento un gasoducto ya terminado a pesar de que Europa necesita a gritos que Rusia le venda gas porque es más barato que importarlo de EE.UU. o de cualquier otro país lejano”. 

A su juicio, en este punto podría aparecer una fractura, no pública, pero sí íntima, entre países de la UE y EE.UU. “Moscú está jugando muy bien sus piezas en este ajedrez en torno a la dependencia energética de la UE, que es cada vez más fuerte”. 

En cuanto a las alianzas energéticas de Rusia con China, la UE que supuestamente no quiere el gas ruso, tampoco quiere que se lo venda a la superpotencia asiática. “Los mismos países (EE.UU. y la UE) que están boicoteando el inicio de operaciones del Nord Stream 2, que le daría a Europa el tan preciado y necesitado gas, critican ahora el anuncio de Rusia y China sobre el gasoducto que empezaría a operar en 2028. Ni lavan ni prestan la batea”, resaltó. 

En otra arista del conflicto, advirtió que EEUU y la UE están apoyando a grupos neonazis de Ucrania, es decir, que una vez más, están armando hasta los dientes a futuros enemigos radicales. 

Destacó las palabras de Putin ante Macron, alertando sobre los riesgos de una guerra nuclear que no sería gananciosa para nadie. “A occidente no le gusta que le hablen así de claro y vaya si Putin les habló con una claridad meridiana –aseveró-. La amenaza que avanzó Putin no es menor”.  

En cuanto a la fake news de Bloomberg respecto al inicio de la invasión y los “reportajes” de The New York Times anticipando cifras de muertos, Pérez Pirela sentenció que “esto va a quedar en los anales de la grotesca historia de las barbaridades mediáticas que han inventado EE.UU. y la UE para desencadenar guerras” y se preguntó “si esto no es guerra sucia, díganme lo que es”. 

Cifras ilustrativas 

-Entre 40% y 38% del gas utilizado por Europa desde 2019 es de origen ruso y ha llegado hasta ahora a través de gasoductos que cruzan el territorio ucraniano. 

-1.200 kilómetros recorren el Nord Stream 2 transcurre enteramente por el fondo del mar Báltico, sin tocar territorio ucraniano. 

-7.000 millones de metros cúbicos de gas natural procedente de la península ibérica podría proveer el proyecto Midcat a Alemania.  

-55.000 millones que ofrece el Nord Stream 2.  

-38.000 millones de pies cúbicos anuales de gas natural a la República Popular China provee el gasoducto ruso Fuerza de Siberia 1 desde 2019.  

-10.000 millones de metros cúbicos anuales procedentes de pozos localizados al oriente de Rusia podrían añadirse en breve plazo al suministro para China.  

-En 2028 podría entrar en funcionamiento Fuerza Siberia 2 que suministrará todavía más gas ruso a China. 

Palabras y nombres clave

Invasión, sanciones, Guerra Fría, Nord Stream 2, Fuerza Siberia 1, Fuerza Siberia 2, Midcat, Gazprom, Rusia, Ucrania, Estados Unidos, Unión Europea, Francia, España, Moscú, Bruselas, Kiev, China, Mongolia, Beijing, Auskus, Vladimir Putin, Joe Biden, Emmanuel Macron, Volodymyr Zelensky, Ángela Merkel, Olaf Scholz, Antony Blinken, Josep Borreel, Xi Jinping, Serguéi Riabkov, Pedro Sánchez, José Manuel Albares, Yevguén Karás, María Zajárova. 

Fuentes citadas

LaIguana.TV / El Iguanazo/ RT / Bloomberg / The New York Times / Inna Afinogenova 

Britto García hablará del metaverso 

Al cierre del programa, Pérez Pirela anunció que, en el programa del 10 de febrero, correspondiente a la sección Jueves de Filosofía estaría como invitado a Luis Britto García, “alguien al que yo admiro, respeto, quiero, amo, es mi maestro y uno de los más grandes intelectuales de los siglos XX y XXI venezolanos”.  

“Hablaremos sobre un tema que tiene un grandísimo interés para la filosofía y que Britto García ha tocado en sus artículos en la prensa: el metaverso. Entraremos en las teorías del mito de la caverna de Platón; el ser o no ser de Descartes; y conversaremos sobre si el metaverso es una realidad paralela”. 

(LaIguana.TV)