El representante adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitri Polianski, aseguró que su país aboga por el diálogo para resolver las disputas con EEUU y la OTAN pero no permitirá que se crucen sus líneas rojas. 

«Somos diplomáticos y debemos actuar de tal manera que, como decimos en sentido figurado, callen los cañones, por eso aprovecharemos cualquier oportunidad para llegar a acuerdos, pero sin renunciar a nuestras posiciones cruciales y sin que se crucen nuestras líneas rojas», dijo Polianski a Sputnik. 

El embajador adjunto precisó que si no hay progreso en las conversaciones con Estados Unidos sobre las garantías de seguridad, su país tiene personal cualificado para poner en marcha las medidas de respuesta en materia militar, si fuera el caso. 

Desde principios de este año, Moscú negocia con Washington un acuerdo creíble y vinculante de garantías recíprocas de seguridad. 

Rusia demanda la renuncia a la ampliación de la OTAN al Este y al despliegue de armas ofensivas cerca de sus fronteras, e insiste en la retirada de tropas y material bélico de Bulgaria y Rumanía. 

Previamente 3.000 militares estadounidenses partieron a Alemania, Polonia y Rumanía para reforzar el flanco este de la OTAN. 

«En cuanto al traslado por los estadounidenses y sus aliados de sus militares a Europa del Este, condenamos enérgicamente esta política», dijo Polianski. 

Rusia, agregó, califica este despliegue de una decisión errónea que podría provocar una crisis en la región. 

Polianski señaló que a Rusia le preocupa la presencia de 175.000 militares estadounidenses fuera de EEUU, y el acercamiento de las fuerzas de la Alianza Atlántica a sus fronteras nacionales. 

Washington rompió en agosto de 2019 el Tratado INF de misiles de medio y corto alcance con Moscú y actualmente tiene desplegados sus proyectiles en la localidad polaca de Redzikowo, a unos 180 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado, y en el poblado rumano de Deveselu, a unos 600 kilómetros de la península de Crimea. 

Moscú, por su parte, mantiene la moratoria al emplazamiento de este tipo de misiles en Europa. 

Polianski subrayó que las negociaciones sobre las garantías de seguridad no pueden llevarse a cabo eternamente. 

«Desde un principio recalcamos que ese proceso no puede durar indefinidamente. Estamos analizando las respuestas recibidas a nuestras propuestas de seguridad», indicó. 

El diplomático resaltó que Moscú confía en llegar a un acuerdo con Estados Unidos y la OTAN y es que «esos actores deberían compartir el deseo de mantener la estabilidad mundial y fortalecer la seguridad en Europa». 

Además, plantea a la Alianza Atlántica que vuelva a las posiciones de 1997, se comprometa a parar la expansión del bloque hacia el este y excluya el ingreso de las naciones de la antigua Unión Soviética, ante todo Ucrania. 

El 26 de enero, EEUU y la OTAN presentaron sus respuestas por escrito a la iniciativa de Rusia. 

El presidente ruso, Vladímir Putin, señaló el 1 de febrero que la otra parte había ignorado las preocupaciones fundamentales de Moscú. La OTAN, según él, engañó a Rusia diciendo que no se expandiría hacia el este, y sus documentos no dicen nada de la política de puertas abiertas. 

Estados Unidos y otros países de su órbita están convirtiendo Ucrania en un polvorín inundando ese país con armas con el argumento de un supuesto plan de Moscú de ataque, algo calificado ya por Rusia de «absolutamente absurdo». 

Según trascendió recientemente, el Reino Unido y Canadá enviaron tropas y armas a Ucrania, lo que ha despertado las sospechas de Moscú de que se estarían gestando provocaciones armadas. 

Rusia insistirá que Ucrania cumpla los Acuerdos de Minsk 

Polianski también afirmó que Rusia exigirá en la próxima reunión del Consejo de Seguridad de la ONU que Ucrania cumpla los Acuerdos de Minsk, para los cuales no existe ninguna alternativa. 

Para el 17 de febrero está programada una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU con motivo del séptimo aniversario de los Acuerdos de Minsk. El representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, quien en febrero preside el Consejo, invitó antes a su homólogo ucraniano, Serguéi Kislitsa, a participar en el evento. El diplomático ruso aclaró que el encuentro se centrará en el incumplimiento de los Acuerdos de Minsk por parte de Kiev. 

«Creemos que Ucrania no tiene otro camino que no sea el de cumplir los Acuerdos de Minsk, aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU, insistiremos en eso en la mencionada reunión del 17 de febrero», enfatizó Polianski. 

Desde abril de 2014 Ucrania lleva a cabo una operación militar contra las milicias en el este de su territorio donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en respuesta al violento cambio de Gobierno ocurrido en febrero de ese mismo año. 

Los acuerdos suscritos en Minsk en septiembre de 2014 y en febrero de 2015 han sentado las bases para una solución política del conflicto, pero no han derivado en una paz sostenible y hasta ahora se producen enfrentamientos esporádicos. 

El conflicto armado en el este de Ucrania ha dejado más de 13.000 muertos desde 2014, según estimaciones de la ONU. 

El procedimiento de arbitraje contra EEUU 

También Polianski declaró que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, tiene fundamento para lanzar el procedimiento de arbitraje contra EEUU en relación con el problema de negación de visas a los diplomáticos que planean viajar a la sede de la ONU de Nueva York. 

Moscú denunció anteriormente que la delegación rusa a lo largo de cuatro años afronta problemas vinculados con la sistemática denegación de visas a los funcionarios de su misión ante la ONU y a delegados rusos. Siguen pendientes de solución los problemas de la propiedad diplomática rusa decomisada por Estados Unidos y de la restricción del desplazamiento de diplomáticos, que ha creado la parte estadounidense. 

El embajador de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, el 9 de febrero entregó a Guterres un mensaje en que el canciller ruso, Serguéi Lavrov, exige garantizar que se cumpla la obligación de expedir visas a los diplomáticos, y para lograrlo pide iniciar el procedimiento de arbitraje contra EEUU. 

«A menudo se niegan visas a nuestros diplomáticos que planean asistir a una actividad en la sede de la ONU, o no se hace prórroga de la visa a los que trabajan en la ONU, lo cual hace imposibles cualesquiera viajes, incluso a la patria por razones humanitarias. Tal práctica es una flagrante infracción», refirió Polianski. 

Moscú en más de una ocasión llamó la atención del secretario general de la ONU sobre este problema, dijo. 

«Sostenemos que Guterres tiene el fundamento necesario para iniciar el procedimiento de arbitraje con motivo de la actividad improcedente de Estados Unidos, incluido el secuestro de la propiedad diplomática rusa, sucedido en el ocaso de la presidencia de Barack Obama», subrayó. 

Polianski constató al mismo tiempo que el secretario general de la ONU en más de una ocasión aseveró a Moscú que le preocupa esta situación. 

Guterres quisiera evitar que se tomen medidas extremas, pues el lanzamiento del arbitraje es un asunto serio, que traería consigo consecuencias. Tampoco los estadounidenses quieren tal desarrollo de acontecimientos, dijo Polianski y agregó que el secretario general contacta con la parte estadounidenses y pone en su conocimiento la posición rusa. 

«Guterres no descarta la variante de arbitraje, pero antes quiere agotar todos los recursos disponibles de influir sobre la parte estadounidenses para lograr la solución del problema», señaló y al mismo tiempo afirmó que el secretario general de la ONU «estará obligado a lanzar el procedimiento de arbitraje si la actitud de parte estadounidense no cambia radicalmente». 

A finales de diciembre de 2016, la Administración de Obama aprobó un paquete de sanciones por supuesta «injerencia de Rusia en las elecciones de EEUU» y «la presión contra los diplomáticos estadounidenses» que trabajan en Moscú. En particular, cerró acceso a dos residencias de campo, que son propiedad diplomática rusa. 

Las Administraciones de los expresidentes Obama y Donald Trump tomaron decisiones sobre la expulsión de decenas de diplomáticos rusos, sobre el cierre de los Consulados rusos en San Francisco y Seattle, de la misión comercial rusa en Washington y de otros edificios que son propiedad diplomática rusa. 

Moscú respondió con la expulsión de diplomáticos estadounidenses, la reducción de su número total en Rusia y el cierre del Consulado de EEUU en San Petersburgo. 

(Sputnik)