En opinión del periodista Eligio Rojas, para impedir que resurjan megabandas criminales como las lideradas por Carlos Luis Revette, alias «El Koki», o Carlos Enrique Gómez, alias «El Conejo», no basta con que el Estado retome circunstancialmente el control del territorio, pues en lugares como la Cota 905 existían estructuras delictivas bien organizadas cuyo alcance se extiende fuera de la zona.

Así, en conversación exclusiva con LaIguana.TV, Rojas destacó que además de la presencia policial, se requiere de «una labor continua», porque en caso contrario se corre el riesgo de que «resucite la delincuencia» en esos espacios.

«Ya esa delincuencia tenía un mercado cautivo para la venta de drogas, bien de algunos residentes de esa zona; bien de personas que iban a comprar de otras localidades«, argumentó a propósito de lo que ocurría en la Cota 905.

A su parecer, «la clave está en la organización social, en los grupos sociales e incluso, en los grupos culturales» que hacen vida en la comunidad y pueden aportar «otra visión» a los residentes, cuyas vidas estuvieron controladas por la organización criminal, al punto tal de que si los líderes «sentían que algunos residentes les eran refractarios, les eran opositores o se oponían a sus acciones, podían haber consecuencias graves», aseveró.

En otras palabras, explicó, esto significa que una vez que se desaloja a un grupo delincuencial, las autoridades deben abocarse a «la conquista de los residentes de esa zona, porque ellos son los que van a reconstruir ese sector; ese es su hábitat: allí nacieron muchos, allí vivieron, allí tienen negocios, allí tienen sus amigos, allí tienen sus hijos, su familia».

Por otra parte, si bien en términos de acción criminal los métodos empleados por las bandas de «El Koki» y «El Conejo» son similares, en opinión de Eligio Rojas, su impacto sobre los residentes no es comparable.

Más específicamente: mientras que la banda de la Cota 905 tenía como centro de operaciones una zona densamente poblada, la segunda organización delincuencial se había desplegado en las montañas aledañas a Las Tejerías, detalló el periodista.

«Digamos que la presencia policial es importante, pero toda la reconstrucción del tejido social resquebrajado por esas organizaciones criminales, implica la participación de los residentes, de los grupos que hayan allí, porque la vida de esa gente, pese a que se vio perturbada, tenía una continuidad normal (…). Todo eso tendría que recobrar vida para la reconstrucción y recuperación de esos territorios que fueron sometidos por la delincuencia», concluyó.

(LaIguana.TV)