Darren Roberts, un habitante del distrito de Cynon Valley, en Gales, estaba en la casa de su familia viendo televisión en julio de 2019 cuando sintió un dolor en el cuello y en el hombro. Lo que pensó que era un simple pellizco en un nervio terminó de la peor manera: quedó paralizado por completo del cuello hacia abajo.

Roberts, un hombre vital, fanático de los autos y del golf, que entonces tenía 36 años, estaba recostado frente a la TV cuando sintió una aguda puntada. A eso le siguió la sensación de que miles de alfileres se le clavaban en los brazos. Para aliviar estas molestias, que no pensaba que fueran graves, el hombre fue a darse un baño, pero enseguida se le entumecieron los brazos, los pies, las piernas, las caderas y hasta el torso.

20 minutos más tarde, este exgerente de una empresa de alquiler de herramientas para la construcción ya no podía mover ninguna parte de su anatomía, a excepción de su cabeza. Y quedó literalmente atrapado en su propia bañera.

Darren Roberts recibió el tratamiento en diferentes hospitales de Cardiff, ciudad capital de Gales

“Mis padres llamaron de inmediato a la ambulancia y cuando llegaron me tuvieron que sacar ellos del baño porque del cuello para abajo yo estaba muerto”, contó Roberts al medio Wales Online. El hombre fue trasladado a un hospital local donde le hicieron una resonancia magnética. Él se encontraba ya totalmente inmóvil.

Poco después, fue trasladado al Hospital Universitario de Gales, en la ciudad de Cardiff, donde fue internado en terapia intensiva, y tuvieron que proceder a someterlo a un coma inducido. “Le dijeron a mi familia que se preparara para lo peor”, contó Roberts, quien agregó: “Afortunadamente, empecé a responder al tratamiento y salí del coma después de cuatro semanas”.

Darren Roberts estuvo cuatro semanas en coma inducido y los médicos le dijeron a sus familiares que debían esperar lo peor

Entonces, el hombre notó que su condición era verdaderamente grave: tenía un daño en la médula espinal que era irreversible. “Sabía que mi vida nunca volvería a ser la misma. Algo tremendo, porque siempre fui una persona muy independiente”, confesó Roberts.

La peor noticia

“Como los médicos no sabían qué había causado mi condición, no podían decirme si me recuperaría”, agregó el hombre de Gales. Hasta que en septiembre de 2019, tras ser trasladado al hospital Rookwood, también en Cardiff, se confirmó que su problema de columna sería para siempre.

La condición que atraviesa Roberts es la de tetrapléjico, lo que significa que necesita ayuda para casi todos los actos de su vida cotidiana. “No puedo comer ni beber sin ayuda. Sufro también de incontinencia total”, informó.

Darren Roberts recibió en septiembre de 2019 el diagnóstico más temido: había quedado tetrapléjico y la afección en la médula espinal era irreversible

El hombre admitió que cuando supo que su situación de invalidez sería para siempre, su estado de ánimo decayó. “Nada puede prepararte para la noticia de que nunca vas a volver a caminar, pero que me digan esto junto con el hecho de que nunca podría volver a usar mis manos fue devastador -señaló-. Siento que solo soy una carga para todos, lo que no ayuda con mi depresión y ansiedad”.

Finalmente, manifestó que su familia había sido un “gran apoyo” en todo el proceso y tratamiento y elogió también la ayuda y dedicación del equipo médico que lo atendió durante la pandemia. “El personal de Rookwood hizo todo lo posible para mantener la sala libre de Covid durante todo el tiempo que estuvimos allí”, destacó Roberts.

(La Nación)