La guerra entre Rusia y la OTAN, cuyo teatro de operaciones es Ucrania, es el gran tema geopolítico del momento, pues un paso en falso podría hacer que el conflicto se extendiera rápidamente y alcanzara proporciones globales y termonucleares.

Así las cosas, en su programa Desde Donde Sea, el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela continuó este 15 de marzo con su ciclo de conversaciones y tuvo como invitado en su programa Desde Donde Sea a Danny Danny Shaw, profesor de Estudios Latinoamericanos y del Caribe de la Universidad la Ciudad de Nueva York, analista político en medios de comunicación contrahegemónicos y autor del libro Resistencia Dominicana en la Era del Neocolonialismo.

En los medios de EEUU no hay análisis, solo la demonización de Putin

Para iniciar la conversación, Shaw recordó que la gran prensa existe para preparar el terreno ideológico que permitan justificar acciones bélicas posteriores y para fundamentar lo dicho, apuntó que esta táctica ya fue implementada en guerras anteriores en las que se vio incurso Estados Unidos, como la invasión a Panamá o a Granada, las dos guerras de Irak, la guerra en Yugoslavia, la invasión a Afganistán o las guerras en Libia y Siria.

En su decir, gran parte de ese adoctrinamiento consiste en la demonización del liderazgo del otro país, por lo que en el caso que ahora nos ocupa, hay una campaña fortísima para satanizar su presidente, Vladimir Putin, al punto de compararlo con Hitler, aún cuando ello carezca de sustento histórico.

Además, el académico destacó que tampoco se ofrecen análisis del liderazgo ruso considerado más allá de una sola persona, un hecho que no solo no se corresponde con la realidad, sino que deja de lado los propios intereses de otros altos personeros del Kremlin, como el canciller Serguéi Lavrov.

Shaw aseveró que «cerca del 90% de la población» estadounidense cree que cada ruso es un verdugo y los ucranianos son las víctimas, pues la narrativa mediática se ha encargado de invertir las tornas y de sobresimplificar el conflicto, pues ello contribuye decisivamente al imperialismo.

A su parecer, una prueba de esto se aprecia en el consenso sobre el tema que han expresado demócratas y republicanos, habitualmente enfrentados en los asuntos más variados y bloque monolítico cuando se trata de defender los intereses imperiales.

De otra parte, el catedrático resaltó que es verdad que unos dos millones de ucranianos ha tenido que salir de su patria, como indican los voceros de su país, pero no solo por causa de la guerra actual, sino a consecuencia del golpe de Estado de 2014.

Sobre este asunto, trajo al presente que entonces, con el respaldo de Estados Unidos y sus aliados occidentales, se depuso a un presidente electo democráticamente que tenía «una posición más neutral» y pensó que podían coexistir el modelo ruso y el occidental, tras lo cual se desató una persecución contra la población de habla rusa en el este del país, que ha dejado al menos 14.000 muertos.

Bajo su punto de vista, de manera similar a lo que sucede con los conflictos en Yemen o Palestina, de esto no se ha hecho eco la prensa hegemónica, que ahora presenta este desplazamiento de personas como una situación sobrevenida e inédita.

Danny Shaw estima que la OTAN es experta en invertir el rol del verdugo y la víctima para confundir a las audiencias, por lo que los ciudadanos estadounidenses están bastante confundidos y desinformados, pues desconocen lo que sucede en Yemen y en Palestina e ignoran eventos históricos como la guerra en Yugoslavia.

Por tal motivo, asevera, este conflicto les es presentado como la primera guerra en Europa tras la Segunda Guerra Mundial y son incapaces de percibir que están siendo engañados, porque además de la guerra en Yugoslavia, a finales de la década de 1990, la población irlandesa tiene siglos resistiendo al imperialismo británico que aún ocupa la parte norte de la isla.

Un conflicto más complicado de lo que parece a simple vista

En contraste con lo que ocurrió en Siria, que grupos mercenarios pagados y entrenados por países aliados de Estados Unidos en la región como Turquía o Jordania se encargaron de alargar artificialmente una guerra con la que la mayor parte de la población no estaba comprometida, Shaw opina que en Ucrania la situación es harto más complicada.

Al respecto refirió que diversas fuentes estiman que el 40 % de los ucranianos querría que su país se uniese a la OTAN, por lo que, a no dudarlo, en este momento se sucede «una verdadera guerra civil», pues en la práctica el país está realmente dividido entre el este prorruso y el oeste pro-OTAN.

Así las cosas, a su juicio podría estar en marcha una reactivación de la lógica de la Guerra Fría, cuyo soporte, como es conocido, fueron las guerras subsidiarias que se desarrollaron durante toda su existencia en países de Asia, América Latina y África.

De otra parte, está la posición de los rusos en el conflicto. Shaw, como otros analistas de izquierda, subraya que no hay que perder de vista que Rusia es un país capitalista y que está defendiendo sus intereses nacionalistas, por lo que su incursión militar en Ucrania no puede equipararse con actos heroicos como la entrada de tropas cubanas en Angola y Cabo Verde para desplazar al poder colonial o en Sudáfrica, cuando enfrentaron al apartheid.

El especialista argumentó que, de esta manera, aunque es innegable que Rusia tiene derecho a defender sus intereses nacionales, sus fronteras e incluso los derechos de la población rusoparlante en el Donbás, no es prudente heroicizar sus acciones, porque también es un poco villana.

En particular aludió a la especie defendida por personas identificadas con la izquierda política, según la cual todos los ucranianos son nazis, a la que tachó de exagerada.

Por ello insistió en que si bien Rusia juega un papel importante dentro de la geopolítica mundial y sus actuaciones han beneficiado directamente a algunas naciones agredidas por el imperialismo estadounidense, conviene no glorificar a Putin, pues representa los intereses de clase de los oligarcas nacionalistas y no los valores del socialismo, puesto que apenas dos días después del inicio de las hostilidades, habló de manera ahistórica contra el liderazgo soviético.

Desde Estados Unidos, el rechazo –y hasta odio– contra el líder ruso no se debe que agredió militarmente a un tercer país o porque violentó la democracia y los derechos humanos, sino porque no se ha doblegado ante el poder imperial.

De esta manera, que Putin sea o no un desgraciado no es el punto de Washington, sino que no sea dócil, como sí lo fueron personajes de la catadura moral de Anastasio Somoza o Rafael Leonidas Trujillo, a quienes la Casa Blanca defendió y respaldó a toda costa, a sabiendas de los crímenes que cometían.

La guerra de Biden de la que Trump se beneficia

El analista estadounidense resaltó que si bien el discurso imperial hipócrita es un hecho y de eso es buena prueba la intervención que realizara a la víspera en el Congreso el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, al que tildó de «títere».

Zelenski, refirió, no llegó al Congreso para hablar de paz, sino para pedir más armas y el establecimiento de un espacio aéreo exclusivo en la OTAN, exactamente lo mismo que se aplicó en Libia, a contrapelo de lo que establecen todas las leyes y convenciones internacionales, a las que calificó como «armas del mismo imperialismo».

De otro lado, la ideología fascista y conservadora de Donald Trump está siendo aprovechada por los republicanos para acusar al presidente Joe Biden y a su vicepresidenta, Kamala Harris, de ser débiles y de no defender los derechos humanos.

Y si bien Trump no es, en su opinión «muy coherente», políticamente es muy inteligente y tiene sus trucos. Así, por ejemplo, dijo que es un admirador de Putin porque fue capaz de movilizar cientos de miles de soldados en aras de un objetivo, pero en realidad se refería a su plan de cerrar la frontera con México, lo cual tiene, como es conocido, un discurso xenófobo y supremacista de trasfondo.

Shaw indicó que, para más, el exmandatario «tiene posibilidades» para la próxima elección presidencial pautada en 2024, en contraste con Biden, al que diversos sondeos le dan una popularidad que ronda el 20 % y a su vicepresidenta Harris, todavía menos.

A su parecer, en émulo de lo que han hecho prácticamente todos los presidentes estadounidenses, Trump y los grupos que le secundan culpan a Biden y a Harris de la crisis de migrantes en la frontera sur, aún a sabiendas de que esta es el resultado de sus intervenciones militares en Centroamérica, con miras a allanar su camino hacia la Casa Blanca.

Sanciones que reconfiguran el tablero geopolítico

Aunque efectivamente el pueblo estadounidense no está feliz con el aumento en el precio del combustible, para Danny Shaw, de momento, la situación ha sido asumida como una molestia cotidiana más que como un efecto de la guerra en Ucrania y menos todavía como una razón para protestar.

Así, desde su punto de vista, es fuera de los Estados Unidos donde se están produciendo los reacomodos más interesantes, particularmente en el caso de Alemania, cuyo canciller apostó por el lado de la OTAN, aunque queda claro que su país quería y necesitaba hacer negocios con Rusia y la opción aún no desaparece completamente del mapa.

Esta contradicción sugiere que el mundo multicéntrico, que desplaza a Estados Unidos como potencia hegemónica, está surgiendo aunque no haya sido de una forma heroica, argumentó.

Asimismo, apuntó que ahora el Congreso de Estados Unidos, en un acto que tachó de «muestra de arrogancia» amenaza a China porque no quiere que Rusia tenga una vía de escape para comerciar diversos productos, particularmente petróleo y armas.

Con estos indicios, Shaw afirma que «en el 2022, el modelo unipolar se acabó», porque Estados Unidos ya no tiene cómo frenar alianzas entre países que han recibido trato hostil de su parte.

Así, especuló que Irán, Rusia y China se pueden organizar y colaborar financiera y militarmente, por lo que incluso una medida tan radical como desconectar bancos del sistema SWIFT no tiene el mismo impacto que hace 20 años. En este orden indicó que, antes bien, podría surtir el efecto exactamente opuesto al deseado: impulsar a China a implementar un sistema de pagos internacionales paralelo, con Rusia a la cabeza, cuyo mercado es de aproximadamente 150 millones de personas.

¿Tercera Guerra Mundial o una guerra subsidiaria de desgaste?

Danny Shaw no duda en calificar el advenimiento de una Tercera Guerra Mundial como algo «muy peligroso» que, sin embargo, Estados Unidos ha estado buscando, pues la OTAN se ha expandido hacia el mar Báltico, justo a las puertas de Rusia, en procura de que su modelo no tenga resistencia.

No obstante, destacó que hasta ahora, Washington tiene miedo de provocar ese conflicto y, de momento, las víctimas son los ucranianos, aunque la situación podría cambiar si la Alianza Atlántica se decidiera atacar por vía aérea las posiciones rusas en Ucrania, puesto que Putin ya anunció que se defendería.

A pesar de lo expresado, el analista considera que escenario es mucho menos probable que una guerra subsidiaria que desangre a Rusia y la aísle de sus aliados cercanos, en repetición de la estrategia que aplicaron el expresidente estadounidense Richard Nixon y su secretario de Estado, Henry Kissinger, cuando impulsaron la escisión entre la Unión Soviética y China, en la década de 1970.

De esta manera, lo más probable es que se instituya una guerra prolongada en la que Estados Unidos usará a países vecinos como Finlandia, Polonia o Estonia para enviar armas y mercenarios a Ucrania.

Internamente, al menos de momento, la guerra le sirve a la administración Biden como «cortina de humo», pues la mayor parte de los titulares no aluden a la crisis económica, a los bajos salarios, a la crisis de los opioides, a la deslocalización de la economía posindustrial, sino a Ucrania y a Putin, que es presentado como un demonio.

Esta situación se ve favorecida además por la cesura que se impuso a medios como la cadena RT y sus subsidiarias, lo que impide que voces que tienen otra opinión que aportar, no tengan cómo hacerla llegar al gran público, pues incluso entrevistas y análisis previos fueron borrados de plataformas altamente visitadas por las audiencias, como es el caso de YouTube.

El impacto de la guerra en América Latina

El profesor Shaw considera que ya el imperialismo definió como su principal enemigo a Rusia, por lo que es esperable que en la más clara tradición neocolonial, apueste a crear divisiones entre sus aliados latinoamericanos.

A su parecer es esto lo que explica la «visita casi clandestina a Caracas» que realizaran altos funcionarios del gobierno de Joe Biden en días pasados, a los que no les quedó más remedio de admitir con sus acciones –aún no con las palabras–, quién ejercer el poder en Venezuela.

Especula que en Washington quizá creen que pueden comprar o sobornar a un país bloqueado, aunque no sea el caso, en virtud de que el liderazgo venezolano usará esta aparente apertura para intercambiar comercialmente «de manera inteligente», dada su dilatada experiencia en lidiar con la guerra híbrida que le fue impuesta desde el mismo momento que el expresidente Hugo Chávez llegó al poder.

De otra parte, vaticina que «seguirán feroces» los bloqueos contra Cuba y Nicaragua, porque ahora todos los esfuerzos del imperialismo estadounidense están dirigidos a armar y consolidar esa guerra subsidiaria en Ucrania, con Alemania como punta de lanza.

Una faz menos comentada del liderazgo ruso

En el criterio de Danny Shaw, este conflicto entre Rusia y la OTAN no puede comprenderse cabalmente si no se determina cómo es el liderazgo ruso y luego se interpretan sus acciones en esta guerra bajo dicho cristal. En su decir, se trata de una ideología muy conservadora, machista, antigay, antiliberal y muy religiosa.

Otro tanto sucede con las expresiones internas de oposición a ese liderazgo, entre las que destacó las del Partido Comunista de la Federación Rusa, que aunque lidera las fuerzas que contravienen al gobierno, en este momento respalda la iniciativa bélica.

Asimismo, tampoco puede pasarse por alto el movimiento antibelicista existente, pues se han hecho públicas las detenciones masivas de manifestantes que han reclamado públicamente su disconformidad con la guerra en Ucrania.

A su parecer, este movimiento es importante porque lo que Putin está haciendo, está generando más resentimiento, incluyendo en el este de Ucrania, región tradicionalmente prorrusa, lo que hace pensar que la confrontación no acabará con buenos saldos para él.

Guerra larga sin claro ganador

A Danny Shaw le cuesta vaticinar quién resultará vencedor en un conflicto tan complicado como el que hoy se vive en Ucrania, pues si bien antes del inicio de las hostilidades había muchos ucranianos a favor de una integración más grande con Rusia, hoy están en medio.

Esto sucede porque, destaca, «en una guerra es muy difícil ser neutral» y como señalaran grandes historiadores de la revolución soviética, la mayor parte de la gente es conservadora, en el sentido de que la mayor parte de la gente solamente quiere hacer su vida –comer, trabajar, ir a la escuela y similares– sin mayores complicaciones, algo de lo que han sido privados los ucranianos tras el inicio de las operaciones militares rusas.

Por ello, aunque Putin quisiera hacer una intervención menos violenta que la que ha hecho la OTAN, la resistencia ucraniana no se lo va a permitir. Y, en todo caso, aunque efectivamente hay tanques rusos con bandera soviética –es decir, que no están dispuestos a cometer desmanes–, también los hay capaces de bombardear y cometer atrocidades, como sucede en toda guerra.

Al otro lado del océano, asevera Shaw, están conscientes de que no pueden embarcarse en una batalla «cara a cara» con Rusia, pero eso no significa que no participarán, sino que usarán a países fronterizos como Polonia y forzarán el abandono de la neutralidad de otros como Suiza o Finlandia, para proveer a la resistencia ucraniana de armas y en un escenario así, a Rusia le asistiría todo el derecho de defender sus fronteras frente a esta nueva amenaza.

En todo caso, lo que parece estar claro es que estas guerras entre el modelo unipolar y el multicéntrico no se van a dar en suelo estadounidense sino en las periferias.

El proyecto imperialista –y es lo que Zelenski planteó– es más armas, más guerra y más refugiados. Por esto, aunque los rusos hayan entrado con otra mentalidad, la guerra los convierte en bárbaros y la OTAN, a la que no le conviene la paz, procurará extenderla todo cuanto sea posible, concluyó el experto.

Antes de despedir la edición, Pérez Pirela invitó a la audiencia a conectarse mañana jueves a las 7:00 pm, en la que el intelectual francoespañol Ignacio Ramonet presentará su punto de vista sobre el conflicto en Ucrania.

(LaIguana.TV)