El conflicto entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia, es una guerra local, en términos militares, porque no se ha desbordado de un determinado territorio, pero en la práctica es una guerra mundial porque nadie puede considerarse exento de sus repercusiones y pronto degenerará en una guerra social en varios países, debido a sus efectos económicos, tras dos años de pandemia. 

Esta es la visión que expuso el periodista y pensador franco-español Ignacio Ramonet durante una nueva tertulia con el comunicador y filósofo venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela, en su programa Desde Donde Sea. 

A continuación, una versión del diálogo: 

Miguel Ángel Pérez Pirela (MAPP): Continuamos con este ciclo de conversaciones con grandes figuras intelectuales sobre este conflicto entre la OTAN y Rusia, teniendo como terreno a Ucrania. Hoy tenemos como invitado a un gran amigo, hermano y maestro, uno de los intelectuales más importantes a nivel planetario, en lengua castellana y en lengua francesa, se trata de Ignacio Ramonet. Bienvenido, Ignacio. 

Ignacio Ramonet (IR): Como siempre, encantado de conversar contigo y agradecido de que me hayas invitado. 

MAPP: No podía faltar tu voz alternativa y disidente ante esta especie de hegemonía narrativa y comunicacional que quiere imponernos una visión de ese tema tan complejo que es el ucraniano. Cuando no logran imponerlo mediante la hegemonía mediática internacional, lo imponen cercenando medios de comunicación. ¿Tú te hubieras imaginado que en un siglo XXI pospandémico nos encontremos en una situación parecida a la de la década de los 40 del siglo XX? 

IR: Muy buena pregunta. Lo que estamos viviendo es inconcebible. Hoy se cumplen tres semanas de este conflicto armado. En las tres semanas que precedieron a esto que el presidente (Vladimir) Putin llama “operación militar especial”, yo hubiera apostado a que se trataba de un gran bluff de los medios occidentales, de una gran infoxicación de los países de la OTAN o de la Casa Blanca. Entonces no me parecía claro cuál era el objetivo, aparte de diabolizar a Putin, algo que ya los medios occidentales llevan años haciendo. Y de repente, empezó el conflicto, dando lugar a una serie de preguntas. Por ejemplo, ¿cuál es el objetivo militar de Rusia y cómo está conduciendo la guerra? Aquí hemos hecho unos análisis de que sería una guerra rápida para tratar de obtener resultados inmediatos, pero está empantanada, objetivos que fueron considerados desde el primer día no han sido conseguidos, como la ciudad de Mariupol, el puerto más importante del Donbás, y como la capital, evidentemente, a pesar de que desde el primer día las fuerzas rusas habían ocupado el aeropuerto situado a 25 kilómetros de Kiev. Entonces, la estrategia de Washington y la OTAN nos parece poco clara, y los objetivos de las autoridades rusas y del presidente Putin, a mí no me parecen tampoco muy claras. 

MAPP: Hay quienes piensan que Putin quiere llegar a Kiev para descabezar el gobierno y dicen que Putin no tiene interés en ocupar la capital de manera permanente. Otros dicen que se está planteando crear una especie de media luna que tocaría Bielorrusia y el mar Negro. En todo caso, hay que saber cuál es el objetivo porque un conflicto que se sigue extendiendo en el tiempo, lo único que va a dejar es más víctimas para luego tener que negociar y resolver. 

IR: El aspecto positivo es que a pesar del conflicto bélico, los dos contendientes están negociando. Se han reunido en Bielorrusia y en Turquía. El presidente Putin ha declarado que las operaciones siguen el ritmo previsto, pero la mayoría de los observadores militares no coinciden con ese análisis. Desde el punto de vista de la estrategia militar podemos pensar, como algunos analistas lo han dicho, que es una operación clásica. Algunos citan al propio Aníbal, líder de los cartagineses en su guerra contra Roma, que hizo una maniobra similar, presentando un frente en forma de arco para atraer allí al ejército enemigo, mientras por otra parte, descendiendo de Kiev y ascendiendo desde Crimea, los rusos podrían cerrarle la retaguardia al ejército ucraniano y golpearlos como en un yunque. Pero en este caso, al cabo de tres semanas, si ese era el objetivo, ni el arco está completado ni la cuerda que iría de Crimea a Kiev tampoco se ha conseguido ni hay perspectivas de que se consiga. En este momento lo que estamos viendo es una parálisis del frente. Hay otros misterios militares por despejar. No somos expertos, pero leemos en tres o cuatro lenguas y uno de esos misterios es por qué la aviación rusa no ha intervenido hasta ahora. ¿Tienen miedo de los cohetes antiaéreos que la OTAN habría distribuido a las tropas ucranianas? Lo que podemos concluir es que la resistencia ucraniana ha sido superior a lo que muchos observadores pensaban y quizá a lo que calcularon los estados mayores rusos. Desde el punto de vista militar hay algo que no está funcionando y, claro, como tú lo decías, mientras más dure esta guerra, más peligros hay de un incidente que haga que la guerra se les vaya de las manos, que un cohete se extravíe y golpee a Polonia o a Hungría, que haya una provocación que le permita a los ucranianos alcanzar su objetivo de implicar a la OTAN, aunque esto adquiera una dimensión de amenaza de Tercera Guerra Mundial. Otra observación que podemos hacer es si entendemos los argumentos que dio Putin. Yo, por mi parte, los entiendo perfectamente. Debemos tener en cuenta que, desde la desintegración de la Unión Soviética, la OTAN ha venido estrechando el cerco contra Rusia y que las autoridades rusas, en particular Putin, han reclamado intensamente que se realice una conferencia para acordar lo relativo a la seguridad en Europa.  

MAPP: ¿Dejaron a Putin sin opción? 

IR: Lo que quiero decir es que, si bien entiendo todo eso, me pregunto si era necesario ir a una guerra tan enorme como esta (desde 1945 solo puede compararse con la de Corea por su dimensión internacional), tomando en consideración que ya Rusia tiene a la OTAN en su frontera directa, por ejemplo, con los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, que son miembros de la OTAN y tienen soldados, armas y cohetes en las fronteras con Rusia. No son armas nucleares, pero podría haberlas. ¿Qué diferencia hay entre tener a la OTAN a unos kilómetros de San Petersburgo y tenerlos en la frontera con Ucrania? Por el momento, Moscú no ha explicado esto. Otra reflexión que podemos hacer es que, si fue una provocación de la OTAN, ¿por qué caer en ella y ahora estar metido en una guerra que cada día le cuesta miles de millones de dólares? Y Rusia no es uno de los países más ricos del mundo. Tiene un PIB que se sitúa entre España en Italia y no me imagino a España ni a Italia haciendo una guerra de esta dimensión porque no tienen los recursos. Si esta guerra dura un mes, dos o tres, con una Rusia boicoteada como está ahora por la batería tan sin piedad de sanciones de EE.UU. y todos sus aliados, puede terminar muy mal. En ese caso, Rusia habría caído en una trampa. Todo esto son especulaciones en voz alta porque también sabemos de la inteligencia de Putin, y la admiramos. Es un gran jugador de ajedrez, pero no vemos cómo va a salir indemne de aquí porque hay demasiadas destrucciones. ¿De qué le sirve conquistar un país del que él mismo dice que es amigo si lo conquista destrozado y si los corazones se vuelven antirrusos por esta misma batalla? Son preguntas, interrogaciones, enigmas, preocupaciones que demuestran que el discurso de los medios occidentales, demonizando a Putin, es una gran manipulación, pero tampoco puede decirse que Putin tiene perfecta razón, está en su derecho, se está defendiendo. Eso tampoco funciona. Nuestra posición de intelectual, no de militante, debe ser mediante interrogaciones, no con respuestas hechas. 

MAPP: EE.UU. aprobó 800 millones de dólares en armas para Ucrania. Berlín está comprando aviones caza F-30. Países que se habían mantenido con poco armamento, como Austria, están comprando. Ya están cayendo bombas a 20 kilómetros de Polonia. Son demasiados elementos que, basta que uno sea mal aplicado, y nos encontraremos en una guerra de escala mundial. 

IR: Así es. Como decíamos, estamos a un escalón de una guerra nuclear, que por naturaleza sería mundial. Ni siquiera en el caso de los accidentes nucleares puede hablarse de algo local. Eso no existe. Cuando hubo el accidente de Fukushima, la radiactividad dio la vuelta al mundo. También cuando ocurrió Chernóbil. Si mañana estallara una sola bomba (que no puede ser una, porque el primero que dispare recibirá en represalia un ataque) puede estar empezando la destrucción de la humanidad entera. La dimensión es tan colosal que no se entiende por qué la OTAN, hace ya años, no se ha sentado a la mesa con Rusia, que legítimamente tiene derecho a su seguridad. En eso Putin tiene razón. Unos días antes del inicio del conflicto, Der Spiegel publicó documentos que prueban que la OTAN le había prometido a Gorbachov, cuando se reunificó Alemania en 1990, nunca acercarse a la frontera de Rusia. ¿Por qué se hizo, por qué llegó la OTAN a los países bálticos, a Polonia, a Rumania? Por otra parte, la sobrerreacción de Rusia ante esa amenaza está provocando el rearme alemán. 

MAPP: Que no es poca cosa, vista la historia del siglo XX europeo. 

IR: Que no es cualquier cosa, ciertamente. El canciller alemán, Olaf Scholz, acaba de decir que van a destinar 120 mil millones de dólares al rearme, casi 3% del PIB alemán, que es el cuarto más importante del mundo. Otra consecuencia es que la OTAN, hace apenas dos años, estaba en estado de desherencia. El propio Donald Trump, luego de una gira por Europa, dijo que él no iba a financiar ese cachivache, si los europeos no lo financiaban. El presidente (Emanuel) Macron, en un discurso en la sede de la OTAN en Bruselas, dijo que la OTAN era un organismo sin cerebro. Y hoy la OTAN está reconstituida. Una de las consecuencias de esta guerra es que la OTAN sale rearmada y con un enemigo que antes no tenía, un enemigo virtual. Había tenido a la Unión Soviética durante 50 años y luego al terrorismo, que es un gran peligro, pero no es un enemigo constante, permanente ni fácil de definir. Con esta situación, Putin le da este argumento porque antes no había materia para considerarlo un enemigo.  

MAPP: EE.UU. que son la cabeza ejecutiva de la OTAN, vuelve a empujar a Europa a una guerra bien lejos de su territorio. ¿Qué está ganando Europa con todo esto con una guerra en su espacio y pagando precios más altos por el gas?  

IR: Evidentemente Europa está en primera línea. Hay una gran preocupación de las opiniones públicas por esto. También se ve invadida por varios millones de refugiados ucranianos hacia quienes debe tener una actitud de solidaridad. Esto nos lleva a dos consideraciones. La primera es que el hecho de que los países que salieron del socialismo se adhirieron a la OTAN, pero no está claro por qué lo hicieron. La mayor parte de las veces esto requiere un referendo. Entonces, hay que preguntarse qué mal recuerdo dejaron los gobiernos prosoviéticos en esos países para que la gente le tenga miedo a Rusia. Porque cuando decimos que la OTAN se ha aproximado a las fronteras rusas, debemos tener en cuenta que no lo hizo por la fuerza. Los gobiernos nacionales y locales reclamaron eso y las poblaciones lo apoyaron mayoritariamente. Entonces, lo que ocurrió en Hungría, en Polonia, en Alemania, está allí como estrato de la historia y tenemos que considerarlo. Segundo, un objetivo de la OTAN al darle armas a la resistencia ucraniana puede ser desgastar a Rusia. La idea es evitar que Rusia pueda conseguir rápidamente una ventaja militar, que entre en un lodazal y se desangre poco a poco en esa guerra. El objetivo es debilitar a Rusia y que no pueda ayudar a China en el momento en que esta necesite ese apoyo. El debilitamiento militar de Rusia tiene un gran peligro, y está escrito en los grandes textos de la geopolítica de la Guerra Fría donde se plantea descuartizar a Rusia, que es el país más extenso del planeta. Uno de los objetivos de EE.UU. y sus aliados europeos es hacer de Rusia cuatro o cinco estados que, cada uno por separado será menos potente y peligroso de lo que es Rusia hoy en día. Eso es lo que está planteado con este conflicto porque todos sabemos que la rivalidad geopolítica dominante en el siglo XXI es entre EE.UU. y China, que son las dos grandes potencias de hoy. Rusia lo es, pero desde el punto de vista militar, no en lo económico, financiero, industrial y tecnológico. Puede que en algunos aspectos rivalice con EE.UU., pero no globalmente, como China sí lo hace. 

MAPP: China se ha mantenido neutral, está expectante, pero emerge como una grandísima potencia. Tiene importantes negocios con Ucrania y es un socio natural de Rusia. Por donde se le vea, China parece ganar en esta historia. 

IR: Con esta guerra, China ha visto interrumpida su Ruta de la Seda, que es el gran proyecto de Xi Jinping.  

MAPP: ¿Puedes explicar en qué consiste? 

IR: La Ruta de la Seda original es la que había abierto Marco Polo en el siglo XIV. Él se iba a buscar la seda, la pólvora, el papel, los espaguetis y otros productos que tuvieron gran impacto en occidente. Había una ruta terrestre que pasaba por los territorios ribereños del mar Negro, pasaba por Ucrania, seguía por las estepas de Asia Central, lo que hoy es Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Samarcanda, arribaba a Mongolia y luego llegaba a China. Estos caminos de mercaderes, comerciantes y de intercambios culturales existieron durante siglos. Era en parte la ruta del gran conquistador Alejandro el Grande, aunque la de él iba por Irán y llegaba a la India. Los chinos de hoy, que han vuelto a ser una gran potencia, luego de que lo fueron hasta el siglo XVII, aunque en los otros continentes nadie lo sabía. El gran desarrollo económico, tecnológico, civilizacional, estaba en China. Luego cayó en una decadencia, víctima de las agresiones coloniales. Desde 1949, la revolución china ha llevado a cabo un renacimiento y colosal. No hay ningún ejemplo en la historia de un país que en tan poco tiempo se haya desarrollado de una manera tan gigantesca. Ellos han sabido adaptar características del modelo comunista (una sociedad menos desigual y más cohesionada) en lo que respecta a organización, y por otro lado, desde Deng Xiaoping, han asumido características del mercado, logrando una combinación muy inteligente y exitosa. Por ser la principal potencia comercial de hoy, las vías para exportar e importar productos pasan por lo que los nuevos estrategas chinos definen como las nuevas Rutas de la Seda, que conciernen al mundo entero. Pero una de ellas es la que se asemeja a la original y pasa por Ucrania, país con el que efectivamente tiene excelentes relaciones. China ha tratado de mantenerse neutral y preservar su amistad con Rusia. Ha hecho declaraciones en las que afirma entender la exasperación del presidente Putin y de las autoridades rusas ante la agresión de la OTAN, pero tampoco ha ido mucho más allá. Cuando hubo el voto en Naciones Unidas, solo cuatro países votaron a favor de Rusia, los demás, incluso algunos aliados importantes se abstuvieron, entre ellos China. Es evidente que a China tampoco le conviene que se prolongue este conflicto porque las sanciones occidentales y el debilitamiento de su economía van a obligar a Rusia a agarrarse de China como su único amparo. China va a pasar a ser el protector de Rusia. Esta mañana Biden ha lanzado un aviso a las autoridades chinas, diciéndole que ellos no pueden compensar las sanciones que tiene Rusia porque en ese caso también podrían ser víctimas de sanciones. No olvidemos que el verdadero objetivo y el verdadero rival de EE.UU. es China. Si mediante esta guerra pudiera debilitar a China, no perdería la oportunidad de hacerlo. 

MAPP: Resulta grotesca la hipocresía de los países de la OTAN y de sus medios de comunicación en torno a condenar una invasión, exigir respeto a los derechos humanos, cuestionar la guerra en cuanto tal y deplorar que se vulnere la soberanía de un país, olvidándose de Yemen, Siria, Libia y todos los demás países que hace pocos años, no en la prehistoria, ellos han atacado. Francia fue la primera en bombardear a Libia; en Siria armaron a extremistas… Y lo hacen con total desparpajo. Pareciera que ellos nunca han sido protagonistas ni han visto de cerca una invasión. ¿Cómo logran mantener ese doble discurso? 

IR: Es algo muy escandaloso. EE.UU. y la OTAN no tienen moral para hacer reproches sobre lo que está ocurriendo en Ucrania en lo referido a daños, muertes y otras consecuencias terribles de la guerra. EE.UU. han hecho la peor de las guerras durante más de 20 años en Vietnam, con más de un millón de víctimas, millones de personas heridas, el país destrozado con napalm y toda clase de productos nocivos para la naturaleza. En América Latina es largo contar los golpes de Estado y las invasiones como las de Panamá y Granada. Están imponiendo un insoportable bloqueo a Cuba desde hace 60 años, con daños irreparables para la población; han impuesto medidas coercitivas unilaterales a Venezuela desde hace cinco o seis años, sin motivo serio y con una carencia de piedad tremenda. Lo mismo en Oriente Medio, en Irak. La OTAN intervino en Serbia, despedazó a Yugoslavia. Ellos dicen que Putin está auspiciando el separatismo del Donbás, pero eso fue lo que hizo la OTAN en los Balcanes. Por todo eso, que tanto hemos denunciado, no podemos decir que está bien que Putin lo haga. Por el contrario, si cuando lo hace EE.UU. lo encontramos mal, cuando lo hace Putin también debemos encontrarlo mal. Hay que darle la posibilidad a la diplomacia. Para eso existe la diplomacia. EE.UU. y la OTAN no lo han hecho. El ataque contra Libia fue brutal y despiadado. Más de diez años después, Libia sigue sin haber encontrado cohesión territorial y unidad política. Todo eso generó ese desparramamiento de terrorismo que afecta ahora a los países del África Subsahariana. Los desastres provocados en el mundo por EE.UU. y la OTAN son más que evidentes. Ellos y varios de sus aliados son impresentables. Arabia Saudita, por ejemplo, lo es. Hace unos años descuartizaron literalmente en el consulado de Arabia Saudita en Turquía al periodista Yamal Khashoggi, que era crítico y, por cierto, escribía en The New York Times, es decir, que no era tampoco un anarquista o comunista que quería comerse al mundo. Lo asesinaron horriblemente las autoridades actuales de Arabia Saudita. Eso está demostrado, pero el príncipe heredero de ese país sigue siendo recibido en todas partes, hace negocios con todo el mundo, y ahora le suplican que produzca más petróleo. Y Arabia Saudita bombardea Yemen todos los días, causando miles de muertos, incluyendo niños.  

MAPP: Tú eres un especialista en Venezuela, uno de los intelectuales internacionales que más conoce el país y está vinculado a él por múltiples lazos. Pues bien, ese país que fue calificado como una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU., una especie de paria, alejado de la civilización y la democracia, ahora es protagonista en esta historia y recibe a una delegación de EE.UU. que le piden mirar con malos ojos a Rusia y volver a comerciar con “su amigo de toda la vida”, EE.UU. Pero no solamente esto, sino que también EE.UU. ha tocado las puertas de Irán… ¿Qué está pasando? 

IR: Han decidido que hay un enemigo principal y enemigos menos principales. Ahora el enemigo obsesivo es Rusia y quieren abatirlo y aislarlo. Es un cambio radical. La visita de esta delegación de alto nivel, encabezada por este señor Juan González, que es subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, es significativa porque era EE.UU. el que se negaba a dialogar. El presidente Maduro siempre ha estado dispuesto a conversar, tanto con Obama, que fue quien impuso esa condición de amenaza, como con Trump y Biden. Él es un militante del diálogo. En términos diplomáticos, ese encuentro es un reconocimiento de facto porque son funcionarios de alto nivel que se encuentran con el jefe de un gobierno. La otra “administración”, la que EE.UU. reconoce, fue completamente ignorada. Fíjate que Biden tuvo que recibir unos días después al presidente (Iván) Duque. 

MAPP: Y Duque le ofreció petróleo colombiano. 

IR: Sí, pero Biden sabe que a Duque solo le quedan como 140 días de gobierno, y lo que hizo fue pasarle la mano por la espalda, pero la realidad es que lo ignoraron y se reunieron con el presidente Maduro. Más allá de los resultados que produzca este encuentro en Caracas, han golpeado muy duro al señor (Juan) Guaidó y al señor Duque. 

MAPP: Y, me permito decir que el presidente Maduro es acaso el político venezolano que más conoce a EE.UU. porque fue el canciller más longevo del comandante Chávez y perteneció al Grupo de Boston, y además tiene gran conocimiento geoestratégico. 

IR: Ha sido ocho años canciller del presidente Chávez que tenía una política exterior en todas las direcciones. Hacia América Latina revolucionó la diplomacia, pero también tuvo estrategias para África, Asia, el mundo árabe, Turquía. Su gestión cambió, en alguna medida, la geopolítica mundial, y el presidente Maduro está en esa línea. Él hizo muy bien en recibir a esta delegación, pero todos observamos que unos días después, la vicepresidenta ejecutiva se desplazó a Turquía para encontrarse personalmente con el canciller ruso (Serguéi) Lavrov y explicarle, según se puede imaginar, cuál había sido el contenido de esa conversación. Es decir que hubo un comportamiento de amistad y lealtad hacia los rusos, que han estado cerca de Venezuela en los momentos difíciles. Por eso me parece que no hay crítica posible al comportamiento de la diplomacia venezolana en el contexto de esta crisis. Venezuela ha demostrado ser un actor central en este momento geopolítico debido al factor energético. Estamos en una etapa de transición en ese campo: vamos hacia las energías ecológicas, suaves, hacia la electricidad, el viento, lo eólico, lo solar, pero aún necesitamos las otras energías, en particular los hidrocarburos, y Venezuela es un actor principalísimo.  

MAPP: ¿Cómo queda Latinoamérica en general con este conflicto? Acá estamos países petroleros como México, Venezuela y Brasil, pero también países que tienen que importar la energía. Hay países con gobiernos progresistas y otros que podrían ascender al poder en breve. ¿Cómo quedaremos en la región con este conflicto? 

IR: Desde el punto de vista militar, esta es una guerra local porque ocurre en un territorio preciso, que es Ucrania y, por el momento, no se ha desbordado. Pero por lo demás es una guerra mundial porque no hay nadie en este planeta que se pueda considerar no afectado por esta guerra. Es más o menos lo mismo que hablábamos sobre un accidente nuclear. Estamos viendo a dos países que son inmensos productores de materias primas. Rusia lo es de gas y petróleo, pero también de muchos metales fundamentales: hierro, aluminio, níquel, titanio, paladio. Una serie de minerales que son indispensables hoy para los equipos de alta tecnología, por ejemplo, para los microchips de los procesadores. Por otra parte, son productores agrícolas a gran escala. El primer gran productor mundial de trigo es Rusia. Ucrania es también uno de los principales productores de trigo y de otros rubros, como la colza, base del aceite más utilizado en el mundo. Por otra parte, hay que considerar de qué humanidad estamos hablando: de una que aún no ha salido de dos años de pandemia, con 350 o 400 millones de enfermos, y 5 o 6 millones de muertos; de miles de millones de dólares gastados por los Estados en política sanitarias, compra de vacunas, ayudas, supresión de impuestos, etcétera. Esto ya ha generado mucha inflación en varios países. Dentro de este mundo enfermo es donde estalla esta guerra mundial, que va a traer consecuencias para todos. Los vendedores de materias primas minerales o agrícolas van a poder vender más caros sus productos, pero todo lo demás también va a subir de precio. Los que van a salir peor parados son los más pobres, los mismos que más han sufrido con la pandemia, los que han pasado meses sin poder trabajar. Pensemos en los informales de América Latina, que constituyen 70% de las economías de la región. Esta guerra le añade inflación a la inflación en una sociedad ya irritada, impaciente por superar la crisis de la pandemia. No hay que ser un sabio para imaginar que, en una serie de países en América Latina, África, el sur de Asia habrá protestas sociales en las próximas semanas, reclamando al Estado y a los empresarios aumentos de salario que les permita enfrentar los precios elevados de todos los productos y servicios. Esa guerra local se va a transformar en una guerra social en muchos países. 

MAPP: Muchas gracias por tus reflexiones, Ignacio, te dejo la palabra para que te despidas. 

IR: Muchas gracias a ti. Hemos reflexionado en forma seria y consciente, no en forma de eslóganes, transmitiendo una serie de interrogantes y también de informaciones que les pueden dar materia para hacerse su propia idea acerca de lo que está pasando. 

(LaIguana.TV)