El conflicto armado en Ucrania y las sanciones de Estados Unidos y sus socios contra Rusia están a punto de desatar una hambruna generalizada y una crisis económica y energética de alcance global, advirtió Miguel Ángel Pérez Pirela al presentar un nuevo análisis del tema en su programa Desde Donde Sea. 

“Queremos conjugar el tema ucraniano con las repercusiones en materia de energía y alimentos y preguntarnos, como punto de partida, si se quedará Europa sin gas y parte del mundo sin alimentos a raíz de esta situación –señaló-. Todo lo que está pasando vislumbra inminentes crisis energética y alimentaria”.

Presentó, como de costumbre El Iguanazo, la caricatura de Iván Lira, en la que dos personajes conversan y uno de ellos afirma: “La Tercera Guerra Mundial es económica y, como siempre, la vamos a perder los pobres”. 

Los hechos y sus repercusiones

El inédito y severo paquete de sanciones impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países occidentales como Japón, Canadá y Australia a Rusia, ya comienza a mostrar unos efectos devastadores sobre la economía mundial, particularmente las que afectan a los hidrocarburos.  

El país eslavo, calificado por el Banco Mundial como la sexta economía del mundo, tiene una participación en el mercado energético que hasta ahora resulta insustituible y que en buena medida ha conseguido en las dos décadas que lleva Vladímir Putin al frente del país posicionarse como una de las grandes economías energéticas y alimentarias. 

No obstante, los crecientes cercos sobre sus importaciones, que incluyen al petróleo y sus derivados, han obligado al Kremlin a adoptar medidas para contener el golpe, que dada su imbricación económica, tendrán impacto global. 

Este miércoles, el presidente Vladímir Putin anunció que, en adelante, los países «no amistosos» tendrán que hacer los pagos de todas las mercancías, incluyendo los combustibles, en rublos.  

Putin argumentó que con esta medida pretende prescindir del uso «de todas las monedas comprometidas» –es decir, dólares y euros–, en virtud de que la nación eslava no puede recibir los importes en ellas, aunque aclaró que ello no tendrá incidencia sobre el suministro de gas pactado en los contratos suscritos y tampoco afectará los precios.  

Tras el anuncio, el precio del gas en el mercado de futuros de abril en los países bajos trepó hasta los 1.350 dólares por cada 1.000 metros cúbicos, según informes de la bolsa londinense y el rublo se apreció frente al dólar, que se cotiza hoy a casi 95 rublos.   

También los mercados petroleros reaccionaron al anuncio y el crudo Brent del mar del Norte, que sirve como estándar para la evaluación de los precios en Europa, superó nuevamente los 120 dólares por barril.  

El petróleo Brent, de referencia en Europa, volvió a superar este miércoles los 120 dólares el barril impulsado por la guerra en Ucrania y la perspectiva de nuevas sanciones occidentales contra Rusia.  

Según reseñaron agencias internacionales, el barril de Brent del mar del Norte subió 4,43 % en la última jornada, ubicándose en 120,59 dólares, mientras que en Nueva York, el estadounidense West Texas Intermediate (WTI) se apreciaba 4,43 % y subía a 114,12 dólares el barril.  

Sin embargo, el alza se atribuyó a la expectativa relacionada con la imposición de nuevas sanciones de occidente a Rusia y no al anuncio que hiciera el presidente Vladímir Putin.  

Rusia adoptó esta medida tras las declaraciones del alto representante de la Unión Europea para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, quien el pasado lunes avanzó que el bloque comunitario estudiaba prohibir las importaciones de petróleo y carbón procedentes de Rusia, aunque subrayó que el gas quedaría fuera de cuestión. 

En ese orden, se conoció que el tema se discutirá en la Cumbre del Consejo de Europa que se realizará los días 24 y 25 de marzo. En la misma fecha tendrán lugar un Encuentro de jefes de Estado de la OTAN y una reunión del G-7. En los tres casos está prevista la participación del presidente estadounidense, Joe Biden.  

Según lo expresado por el asesor de Seguridad Nacional de Biden, Joe Sullivan, la Casa Blanca anunciará el cuarto paquete de sanciones contra Rusia desde que comenzó la guerra en Ucrania con el que se pretende cerrar cualquier vía de escape económico a la nación eslava.  

Medios occidentales como DW especulan que el blanco podrían ser las transacciones del Kremlin con China e India, países que ya realizan intercambios en sus monedas locales y que se han opuesto a sancionar a Rusia y a condenar explícitamente sus acciones militares en Ucrania.  

No hay duda alguna de que las sanciones tienen un alcance global y aunque la guerra acabara mañana, sus efectos no lo harán, por lo que los arreciamientos o nuevos anuncios no perjudicarán solo a Rusia, como de hecho está sucediendo.  

La hambruna mundial, la amenaza de la que nadie habla

De lo que no se está hablando es del riesgo de una hambruna mundial. Dos puntos sensibles de este bloqueo sin precedentes contra la economía rusa son sus efectos sobre la cadena de suministros y sobre la producción de alimentos.  

A este respecto, la Organización de las Naciones Unidas exhortó a los países a «prevenir un huracán de hambre» y evitar «el colapso del sistema alimentario global».  

Rusia y Ucrania, dos de las naciones involucradas en este conflicto, son importantes productoras de trigo y otros cereales, así como de otras bases que son utilizadas en la industria alimentaria de todo el mundo.  

Del lado ruso, las fuertes restricciones impuestas a sus importaciones comprometerán el abastecimiento de materias primas para la elaboración de alimentos.  

Del lado ucraniano, la guerra ha ocasionado el desplazamiento de millones de personas y el abandono de zonas de cultivo, por lo que existe un alto riesgo de que las cosechas se pierdan.  

Aunque han proliferado anuncios sobre acciones diplomáticas, bélicas y comportamiento de los mercados, ninguno de los países y organismos que han impulsado estas sanciones contra Rusia ha anunciado ni una sola medida concreta para frenar, contener y mucho menos evitar la amenaza de hambruna que se cierne sobre el planeta.  

Como cabe esperar, los países del sur global, muchos de los cuales ya presentan cifras alarmantes de inseguridad alimentaria, podrían ser los primeros en padecer los efectos del desabastecimiento de granos y otras materias primas esenciales en la industria de los alimentos.  

Sin embargo, de acuerdo con los pronósticos, esta situación, tal como ocurrió con la pandemia, no estaría concentrada exclusivamente en los países de bajos ingresos, sino que también amenaza con echar a la pobreza a cientos de millones de personas que viven en el norte global y en el presente pueden cubrir sus necesidades básicas, al tiempo que quienes ya tienen dificultades para acceder a los alimentos estarían claramente en riesgo vital.  

Efectos de las sanciones para EE.UU.

Aunque es evidente que Estados Unidos podría resultar altamente beneficiado al desplazar a Rusia del mercado energético europeo, el panorama no es tan claro cuando se examinan en detalle los efectos del alza del crudo sobre su mercado interno.  

Desde el inicio de la crisis en Ucrania, el país ha experimentado un incremento constante en los precios del combustible, a lo que se suma la mayor inflación en cuatro décadas derivada principalmente de la pandemia, lo que ha obligado a la administración Biden a adoptar medidas de contención.  

Para el analista político español Txema Sánchez, perteneciente a la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Paz, la nación norteamericana sufrirá impactos en los suministros, amén de la ya vaticinada escalada en los precios del petróleo, que conservadoramente JP Morgan proyectó en 195 dólares por barril al cierre de 2022.  

En su decir, si bien Rusia pagará un precio elevado por las sanciones occidentales, Estados Unidos tampoco saldrá indemne de esto, pues su economía es sensiblemente más dependiente del comercio exterior que la rusa y proporcionalmente, la carga por habitante es mayor.  

En términos sencillos, esto se traduce en que el pueblo estadounidense tendrá que lidiar con mayor inflación y su gobierno enfrentará presiones fiscales, pues los costos generales de todas las mercancías se encarecerán.  

La arremetida de Washington contra Rusia ha sido de tal magnitud que incluso podría haber puesto en riesgo su propia seguridad energética, puesto que aliados tradicionales como Arabia Saudita o Qatar no han respondido a su pedido de aumentar la producción en el seno de la OPEP.  

En esta decisión estarían convergiendo dos factores de interés: por un lado, los acuerdos de producción suscritos dentro del grupo OPEP+, que incluye a otros grandes productores como Rusia, así como las negociaciones de Riad con Beijing para comerciar petróleo en yuanes.  

Si bien estas conversaciones llevan varios años en curso, se especula que podrían estarse acelerando, toda vez que el reino saudí, que produce 9,3 millones de barriles de petróleo al día y es solo superada por Estados Unidos y Rusia, vende a China el 25% de todo su crudo.  

La seguridad energética de EE.UU. está en riesgo por abusar de la presión e irritar a sus aliados. 

A esto se añaden las dificultades internas para incrementar su propia producción, dados los altos costos del fracking y la imposibilidad de reactivar en el corto plazo los pozos que fueron cerrados para disminuir la oferta, en razón de la pandemia.  

Efectos de las sanciones sobre Europa

Otro aspecto que está fuera de discusión es el perjuicio económico que las sanciones impuestas a Rusia tienen y tendrán sobre los países de la Unión Europea, pues para satisfacer su demanda energética, está obligada a comprar el 60% de los hidrocarburos que necesita, cifra que escala hasta el 90% si se considera solo el petróleo.  

Aunque es cierto que desde 2014, cuando occidente sancionó a Rusia por la reincorporación de Crimea a su territorio, Bruselas ha hecho lo imposible por frenar su dependencia del gas ruso incorporando a otras naciones como Argelia, no cabe duda de que la realidad viaja a contrapelo de sus aspiraciones.  

Algunos países han logrado avanzar hacia la ruta verde planteada por el Consejo de Europa para la transición energética, pero en general, el bloque comunitario está lejos de la soberanía en este rubro.  

Pese a la promesa de más sanciones contra Rusia, no parece muy probable que la Unión Europea se lance a la aventura de bloquear completamente a Rusia, muy especialmente porque no puede arriesgarse a que Moscú cierre la llave del gas.  

Sin embargo, al embarcarse en la aventura de Washington, la Unión Europea ha atentado contra su propia seguridad y ha arrastrado a sus ciudadanos a un callejón sin salida, que en la peor situación les podría conducir a un escenario bélico desconocido –y hasta inimaginable– para las nuevas generaciones.  

Las salidas de Rusia

Es irrefutable que Rusia está pagando y pagará un alto precio político y económico por su campaña militar en Ucrania, más allá de las razones que la motivaron, incluyendo la que podría considerarse como causa última: la expansión progresiva de la OTAN hacia las fronteras rusas.  

Sin embargo, ello no implica exactamente que el gobierno ruso esté de manos atadas, pues lleva ocho años lidiando con sanciones –antes del inicio de la guerra era el segundo país más sancionado– y ha diseñado estrategias para sobrevivir comercial y financieramente en un entorno hostil.  

El pasado lunes, tras conocerse que occidente impondrá nuevas restricciones a la economía rusa, el Kremlin ratificó que las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos no impedirán que Rusia alcance sus objetivos en Ucrania, esto es: desmilitarizar y desnazificar al país.  

«Tomamos esto con pesar, pero no tiene ningún efecto sobre nuestra determinación de avanzar para lograr los objetivos de la operación militar especial [en Ucrania] y adaptarse a las circunstancias asociadas a las sanciones estadounidenses y las sanciones aplicadas por los satélites europeos de Estados Unidos tras su sugerencia», dijo este martes el vicecanciller ruso Serguéi Riabkov. 

El diplomático responsabilizó a Estados Unidos de que las relaciones estén «al borde de una ruptura» y demandó a Washington cesar las tensiones «tanto a nivel verbal como con la entrega de armas al régimen de Kiev».  

Aunque es cierto que se trata de paquetes de restricciones sin precedentes que aún no han sido completamente anunciados, está visto que occidente baila en una cuerda floja que amenaza con romperse y descalabrar la economía mundial más todavía de lo que se ha proyectado.  

Expertos como el politólogo argentino Atilio Borón consideran que en un conflicto geopolítico como el que hoy se desarrolla –a su juicio, impulsado por Estados Unidos–, Europa tiene todas las de perder, al tiempo que Moscú podría afianzar todavía más sus lazos con Beijing.  

“Imagínate que están rearmando a Japón, con lo que eso significó en vísperas de la Segunda Guerra Mundial y ahora, una noticia de los últimos días, es el rearme alemán. Alemania se ha lanzado en una carrera alocada a duplicar del 1% al 2% del PIB el presupuesto militar. Además, por primera vez desde 1945, Alemania toma partido en una guerra europea, al colaborar con Ucrania. Esto dice que EE.UU. hoy en día ya no cuenta con la solidez de una Europa firme; no cuenta con un Japón con fuerza suficiente y se enfrenta a una alianza entre Rusia y China que es de una fortaleza extraordinaria. De allí su desesperación por atacar a Rusia que es el aliado fundamental de China. Esta es la lógica que preside este enfrentamiento, esta trampa, esta reacción de Putin y esta situación de Europa que no se va a quedar confinada en Ucrania, sino que probablemente rebase hacia otros países europeos”, dijo Borón en entrevista concedida a Pérez Pirela, difundida en la emisión de Desde Donde Sea del 10 de marzo. 

El decurso de los acontecimientos parece otorgar la razón a Borón, pues el gobierno chino, sin respaldar abiertamente la operación militar emprendida por Moscú, se ha negado en redondo a sumarse a la lista de países sancionadores.  

Asimismo, distintos voceros de la administración de Xi Jinping han defendido la posición de china, que en paralelo intenta posicionarse como un mediador entre las partes, ello sin renunciar a sus alianzas estratégicas con Rusia.  

Todavía más categórica fue su negativa a acompañar la expulsión de Rusia del G-20 –organismo multilateral en el que convergen los países con las 20 economías más grandes del mundo– que impulsó Polonia, cuyo presidente deslizó que podría reemplazar el asiento vacío del país eslavo.  

Wang Wenbin, portavoz de la Cancillería china dijo este miércoles que «el G-20 es el principal foro de cooperación económica internacional, y Rusia es un miembro importante del mismo». 

El diplomático subrayó que «ningún miembro del G-20 tiene derecho a negar la membresía a otro país» e insistió en que el ente «debe hacer uso de un multilateralismo verdadero» para fortalecer la solidaridad y la cooperación. 

Especialistas estiman que estos acercamientos sino-rusos continuarán y se fortalecerán, principalmente –aunque no solo– en el ámbito energético, pues su alianza geopolítica persigue consolidar un orden mundial pluripolar.  

Sin embargo, matizan que para aún faltan varios años para que proyectos de alta envergadura como los gasoductos Fuerza de Siberia 1 y 2 estén en pleno funcionamiento.  

Las sanciones contra Rusia y la hegemonía del dólar

Otro tanto sucede con la posibilidad de establecer un sistema de pagos independiente que implique el abandono completo del patrón dólar y con ello, el fin de la hegemonía financiera de Estados Unidos.  

Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que es posible que muchos países reconsideren reducir la cantidad de reservas internacionales en dólares.  

De acuerdo a lo que expresara la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, en una entrevista concedida a la revista Foreign Policy, esto no significa que el dólar esté al borde de una «desaparición inminente» como moneda de reserva internacional, si habrá «focos» donde se produzcan estos cambios, que podrían acelerarse si se extiende la guerra en Ucrania.  

Gopinath también indicó que el FMI observa una «fragmentación creciente» en los sistemas de pagos globales, directamente atribuibles al conflicto bélico, que según previsiones del organismo ocasionará que la economía global crezca 4,4 % menos de lo previsto.  

Esta «fragmentación creciente» resulta esperable en virtud de la importancia económica de Rusia y de la negativa de otros gigantes económicos como China, India o Brasil a imponer sanciones al país eslavo.  

Por otra parte, es suficientemente conocido que Estados Unidos utiliza su hegemonía financiera como arma política y en contubernio con países de la Unión Europea, ha conseguido confiscar o apropiarse de las reservas de naciones sancionadas o invadidas, como Irak, Libia o Venezuela.  

Tras la escalada en Ucrania, el blanco de esta práctica dirigida a empobrecer países y a poner en riesgo la vida de sus ciudadanos fueron los activos rusos, que en decir del canciller Serguéi Lavrov, han sido «robados» con el pretexto de la guerra.  

En declaraciones ofrecidas este miércoles, Lavrov también anunció que su país trabaja con la Unión Económica Euroasiática para sortear las sanciones y destacó que existe una zona de libre comercio en la Comunidad de Estados Independientes, de la que forman parte la mayoría de las exrepúblicas soviéticas.  

Elementos para la reflexión

Durante la presentación del reportaje, Pérez Pirela expuso varias informaciones y opiniones para el debate: 

El conflicto armado en Ucrania y las sanciones de Estados Unidos y sus socios contra Rusia están a punto de desatar una hambruna generalizada y una crisis económica y energética de alcance global.  

Todo lo que está pasando vislumbra inminentes crisis energética y alimentaria. 

A estas alturas del conflicto, podemos hablar de una guerra global, dado el efecto que tiene sobre países no involucrados y el carácter autodestructivo (efecto bumerán) para aquellos que sancionan a Rusia. 

Putin está planteando una economía de resistencia y de guerra ante los ataques a su industria y su economía. Con la medida de comerciar el gas en rublos espera mantener a flote la moneda nacional rusa, golpeada por las sanciones. 

Otra importante potencia emergente, India ha comenzado nuevos ejercicios misilísticos, un dato significativo en medio del escenario actual. 

“No tengo la menor duda de que en todo este tema, China dirá la última palabra”, pronosticó. 

“Estamos en momentos muy complejos en los que es importante el rol de medios independientes como LaIguana.TV que abonan el terreno de la verdad, de la información contrastada y equilibrada –expuso-. Acá te damos la reflexión, el análisis, la investigación y requerimos el apoyo de las suscripciones y la distribución por redes sociales para que llegue a otras personas”.  

En el programa participó la usuaria Karen Carpio, desde Moscú. Dijo que al momento eran las 3 de la mañana “y estamos bien, gracias Putin. La gasolina mantiene su precio (56 rublos), los alimentos aumentaron, pero es mentira que haya escasez y el dólar está bajando”. 

En cifras 

-1.350 dólares por cada 1.000 metros cúbicos es el precio del gas en el mercado de futuros de abril en los Países Bajos. 

-95 rublos es el precio del dólar en Rusia, luego de haberse apreciado la moneda rusa.  

-120 dólares el barril fue el precio alcanzado nuevamente por el petróleo Brent el miércoles, de referencia en Europa. 

-4,43 % subió el crudo Brent en la última jornada, ubicándose en 120,59 dólares  

-114,12 dólares el barril es el precio del West Texas Intermediate (WTI) en Nueva York.  

-195 dólares por barril es el precio del petróleo proyectado por JP Morgan proyectó para el cierre de 2022.  

-9,3 millones de barriles de petróleo al día produce Arabia Saudita, de los cuales vende a China el 25% de todo su crudo.  

-60% de los hidrocarburos que necesitan los países de la Unión Europea, provienen de Rusia.  

-90% alcanza esta dependencia si se considera solo el petróleo.  

-4,4 % menos de lo previsto crecería la economía global, según el FMI. 

-7000 medidas coercitivas unilaterales han sido dictadas contra Rusia. 

Palabras y nombres clave 

Rusia, Ucrania, Estados Unidos, Europa, Unión Europea, OTAN, G-20, OPEP, Banco Mundial, FMI, China, Moscú, Kiev, Washington, Bruselas, Kremlin, Casa Blanca, Vladímir Putin, Josep Borrell, Dmitri Peskov, Serguéi Riabkov, Serguéi Lavrov, Joe Sullivan, Txema Sánchez, Xi Junping, Atilio Borón, Wang Wenbin. 

Fuentes utilizadas

LaIguana.TV / El Iguanazo de Iván Lira / Entre líneas/ RT (vía Odysee.com) / Telesur / Nexo Latino / Sputnik / DW, Foreign Policy. 

Nuevas plataformas

Pérez Pirela enfatizó que en medio de esta dura coyuntura donde se cercenan medios de comunicación, hemos diversificado las plataformas de transmisión para poder llegar con nuestras investigaciones, interpretaciones y verdades a un público cada vez más amplio en América Latina.  

Los canales de transmisión son los siguientes: 

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(LaIguana.TV)