Un ejercicio de supervivencia culminado con éxito. Una hazaña para el recuerdo que podrá ser culminada la próxima semana en Oporto ante Portugal. Macedonia del Norte sorprendió a todo el mundo y ganó en Palermo con un gol de Trajkovski en el 92′. De nuevo, Italia se queda sin Mundial mientras los balcánicos buscan el primero de su historia. Segundo consecutivo que se pierde la Azzurra.

El partido comenzó con dominio claro de Italia. Los de Mancini amasaban balón en cantidades ingentes llegando a superar el umbral del 80% de la posesión. Macedonia del Norte no era capaz de oxigenar y salir de su área pero, al mismo tiempo, Italia no creaba excesivo peligro. Mancini quería resolver pronto, Milevski sobrevivía.

La más clara del primer tiempo llegó en un error de Dimitrievski en salida de balón. El único que cometería en todo el partido. El portero del Rayo le entregó la pelota a Berardi pero el del Sassuolo tardó demasiado en ejecutar, y cuando lo hizo fue para mandar la pelota a las manos del portero normacedonio.

Italia asedió en el primer tiempo dejando apenas un disparo a favor a los visitantes. Pero no llegó el gol. 

El segundo tiempo tuvo un guion similar. Verratti se mantuvo como eje del equipo local y Berardi se sumó al asedio convirtiéndose en el principal estilete ofensivo de los italianos. Generó ocasiones pero, como en el primer tiempo, le costó acertar. Macedonia ejercía una labor increíble de resistencia defensiva.

Las ocasiones seguían cayendo del lado transalpino pero el gol no llegaba. Y la gente, los futbolistas y el staff técnico se ponían nerviosos. Con el paso de los minutos, en cambio, Macedonia crecía sustentada en los despejes de Dimitrievski y el baluarte que lideraba Musliu en la zaga. Una resistencia que tuvo su premio en el descuento, cuando Trajkovski (ex del Palermo, curiosamente) superaba a Donnarumma con un derechazo increíble desde fuera del área.

En el camino quedaban los sueños de Italia y proseguían los de Macedonia. Los aficionados balcánicos que ocupaban una de las Curvas festejaban y la delegación de los normacedonios se volvía loca en el palco. No era para menos. Dejaban en el camino a la campeona de Europa. A domicilio.

Si ellos no tienen tiempo apenas para celebrar, pues la final de la repesca en Oporto esta a la vuelta de la esquina y buscan el primer Mundial de su historia, en Italia inicia un nuevo periodo de depresión. Momento para plantearse si lo de Wembley no fue un espejismo. Mancini, en el alambre.

(Marca)