Este martes, el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela tuvo como invitado en su programa Desde Donde Sea al escritor, historiador y ensayista venezolano Luis Britto García, con quien disertó sobre las razones profundas del conflicto en Ucrania.

Britto García es de la opinión de que este episodio bélico no es más que un episodio dentro de las luchas por el control de las fuentes de energía que proceden de los hidrocarburos, recurso cada vez más escaso, aunque indispensable para el funcionamiento de la vida. 

En este caso, el país agredido es Rusia, cuyas reservas de hidrocarburos son unas las más grandes del planeta, al que a contrapelo de lo que muestra la evidencia histórica, ha tratado de frenársele por medio de medidas coercitivas unilaterales y aislamiento internacional. 

La guerra europea a la que todo el mundo presta atención

Para el pensador venezolano, la cercanía de la guerra en Ucrania a las fronteras europeas explica la inusitada atención mediática que ha cosechado, porque en rigor, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, hace casi ocho décadas, el mundo ha estado en una «perpetua guerra», sin que haya habido prácticamente un solo año de paz. 

Asimismo, apuntó que el principal agente agresor en estas guerras ha sido EEUU y en mucha menor medida, alguno de los países que conforman la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

En contraste, en este caso, como está involucrado un actor que no pertenece a la Alianza Atlántica (Rusia), hay una gran acción mediática, que contrasta con conflictos que tienen una década o más (Libia, Irak, Siria, entre otros). 

La energía: verdadera razón para el ataque a Rusia

Britto García asegura categóricamente que esta guerra, como casi todas las que han ocurrido en la historia conocida de la humanidad, tiene como causa última el control de la energía. 

Para fundamentar su apreciación, refirió que desde el siglo pasado es suficientemente conocido que los recursos energéticos calificados como hidrocarburos, no son renovables. Incluso, apuntó, a mediados del siglo XX se calculó que se terminarían hacia el año 2000, pero ese lapso se extendió producto de los descubrimientos de nuevos yacimientos. 

Sin embargo, precisó que esto no significa que vayan a durar eternamente, pues ya se alcanzó el punto que los expertos denominan pico energético, es decir, cuando se obtiene la máxima rentabilidad en la explotación de hidrocarburos, lo que significa que, en adelante, serán más difíciles de encontrar y de extraer, por lo que su valor se reducirá drásticamente. 

El déficit, aseguró, está a la vuelta de la esquina, puesto que la Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que para 2025 habría un déficit de 13,5 millones de barriles diarios. 

Así las cosas, se ha creado un rango de países en función de sus reservas energéticas, lista que encabeza Venezuela, seguida de Arabia Saudita, Canadá, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Libia, Rusia y solo en el décimo puesto, Estados Unidos, mientras que la Unión Europea (UE) ni siquiera figura entre los puestos relevantes. 

A juicio del ensayista, esto explica la historia mundial del último medio siglo, en términos de las acciones que ha emprendido la OTAN bajo el liderazgo estadounidense para saquear a países productores o hacerse con el control de sus recursos energéticos por la vía más expedita. 

Entrando en detalles, aseguró que el agotamiento progresivo de las reservas de hidrocarburos plantea un problema civilizatorio mundial, porque los hidrocarburos producen 78,6 % de la energía que se requiere, al tiempo que las llamadas energías verdes aportan poco más del 16 %. 

De este modo, en su opinión, EEUU promovió el conflicto en Ucrania con el objetivo de impedir que Rusia le venda sus hidrocarburos a Europa a través del Nord Stream 2, en una relación comercial que se definió en términos de ganar-ganar, mas con la rusofobia desatada en este momento el proyecto parece haber quedado clausurado. 

De otro lado destacó que esta guerra no fue para nada una actuación improvisada y a ese respecto refirió que en un informe de la RAND se indica claramente que un conflicto en Ucrania es una forma de dañar a Rusia sin involucrarse directamente, lo que se compadece con las acciones desarrolladas por Washington en los últimos años, que incluyen el respaldo al golpe de Estado de 2014 con el que se depuso a un presidente democráticamente eléctrico y la entrega de más de 5.000 millones de dólares en armamento a las autoridades ucranianas. 

A su juicio, el fin último de tales maniobras es dejar a Europa dependiendo de los costosos hidrocarburos estadounidenses extraídos a través de ‘fracking’, pese a que diariamente se necesitarían aproximadamente 1.000 buques de gas licuado para satisfacer la demanda continental, lo cual es claramente imposible por razones logísticas. 

Aportando otro ángulo a la situación, comentó que la guerra que se libra en Ucrania ha desatado una suerte de «europofilia» según la cual su condición de región privilegiada le da derecho imponer su criterio, al tiempo que Rusia es presentada como una potencia agresora y hostil.

Esta línea, que calificó como «peligrosa» también ha sido adoptada por países periféricos, aún al precio de comprometer la importación de fertilizantes y de trigo desde Rusia (y en el caso de este último rubro, también de Ucrania). 

El historiador afirmó que esta suspensión de los tratos comerciales entre Europa y Rusia no solamente ha sido azuzada por EEUU, sino que responde a su condición de continente ocupado por la OTAN, que está alineada estrictamente con los intereses estadounidenses. 

Esa ocupación militar se ha transformado en ocupación política porque los gobiernos hacen todo lo posible para no molestar a las fuerzas ocupantes, lo que demuestra que sus posiciones no son definidas en función de sus propias necesidades, sino que están supeditadas a los dictámenes de Washington. 

El problema, reiteró, es que en esta oportunidad la mayor parte de los países europeos, subordinados a la Alianza Atlántica, en breve empezarán a padecer las consecuencias de la falta de trigo, de fertilizantes, de gas y de petróleo, lo que les augura una dura temporada invernal. 

La fallida política de sanciones

Sobre la fallida política de aplicación de medidas coercitivas unilaterales –sanciones–, Britto García puntualizó que Europa se unió a la agenda estadounidense de cerco a Rusia, pese al alto precio que tuvo que pagar y que en buena medida impactará en el resto del mundo, pues solamente con la interrupción de la exportación de fertilizantes rusos, la producción de alimentos se verá comprometida globalmente.

No obstante, a su parecer, EEUU ha errado en el cálculo y ha tratado de emular las políticas de saqueo y despojo implementadas contra países como Venezuela, como que, si Rusia estuviera en la misma posición, lo que no es cierto. 

A modo de contexto refirió que EEUU y la banca occidental se robaron más de 250.000 millones de las reservas de Libia, se robaron las reservas de Irak, se robaron parte de las reservas en oro de Venezuela y ahora también se robaron los activos de los rusos en el extranjero.

Sin embargo, lejos de calificar como exitosa esta acción de despojo imperialista, el escritor criollo apuntó hacia la manera en que impacta esto al sistema financiero internacional. » ¿Quién va a depositar un céntimo en un banco de algún país de la OTAN? ¿Cómo puede subsistir el sistema financiero bajo esas políticas?», cuestionó.

Esta clase de prácticas, a las que tachó como «propias del Lejano Oeste», abren el compás para la desconfianza, pues cualquier país que hoy goza del respaldo de Washington podría ser víctima de lo mismo, en el momento en que la Casa Blanca decida etiquetarlo como hostil. 

Los efectos de tales desatinos ya comienzan a sentirse, pues el presidente ruso, Vladímir Putin, decidió que los pagos de petróleo y gas deben hacerse en rublos y Arabia Saudita, segundo país productor de petróleo en el mundo, anunció que sus ventas de crudo las hará en yuanes. 

De esta manera, aunque desde el fin del patrón oro, EEUU ha estado imprimiendo dinero sin parar bajo el supuesto amparo del petróleo –el así llamado «petrodólar–, en su criterio, ese tiempo ya pasó y estamos en un momento en el que el dólar y el sistema financiero entero se pueden derrumbar. 

En medio de este conflictivo escenario, Europa ha dicho que no pagará el gas en rublos, pero la verdad es que no tiene cómo garantizar la energía que requiere para mantener en marcha sus industrias y para que sus habitantes puedan sobrevivir el próximo invierno. 

Con mirada de más largo plazo, el pensador venezolano indicó que habría que analizar los resultados del mundo en el que vivimos, pues parece que el punto óptimo de explotación de los hidrocarburos ya pasó. 

«¿Cómo será ese mundo con una energía fósil decreciente? ¿Cómo se movilizarán las industrias estadounidenses y europeas en ese escenario? Tendría que darse un lento y dificultoso paso hacia las energías renovables», sostuvo. 

Enfatizó que lo que está sucediendo ahora es un resultado de ese camino tortuoso hacia la transición energética, que es lo que explica el cerco impuesto a Rusia. 

Para Britto García, otro de los efectos de este tiempo es el derrumbe del mito de la globalización, que propugnaba la interconexión planetaria en todas las esferas de la vida. 

Sin embargo, por causa de las decisiones de EEUU, Rusia ya no puede confiar en EEUU y en la UE, por lo que ha de avanzar hacia la autosustentabilidad. 

En este ámbito, el país cuenta con una invaluable experiencia histórica, puesto que no es la primera vez que es cercada económicamente. A este respecto, recordó que, durante toda su existencia, la Unión Soviética estuvo bloqueada por Occidente y, aun así, logró convertirse en la segunda superpotencia mundial, a pesar de que, en 1917, cuando triunfó la Revolución Bolchevique, tecnológicamente estaba muy por detrás de sus pares occidentales. 

Sin embargo, unas décadas más tarde y a pesar de los devastadores efectos de la Segunda Guerra Mundial, logró industrializarse e incluso poner en órbita el primer satélite de comunicaciones, dijo el especialista a modo de ilustración sobre los logros soviéticos. 

Otro tanto sucedió en el ámbito militar, pues sin su intervención, las fuerzas nazis no habrían sido derrotadas en Europa. 

Regresando al presente, comentó que Rusia tendrá que seguir una senda similar a la que transitó China, que, a pesar de haber permitido el ingreso de capitales extranjeros, el Estado mantiene un férreo control sobre ellos y planifica en buena medida la economía. 

En cualquier caso, considera que estamos ante un mundo que no va hacia la globalización sino hacia la formación de núcleos autosuficientes, en donde los Estados renuncian a la economía de casinos neoliberal y se enfocan en el desarrollo interno de sus fuerzas productivas. 

Vista bajo esta lupa, la UE tendrá que comerse sus cañones, sus proyectiles y las bases de la OTAN, porque está renunciado a su socio comercial más beneficioso que era Rusia y lo hace sin tener autonomía energética o alimenticia, sino un inmenso aparato militar que mueve la industria armamentista de EEUU, pero que no produce recursos que la gente necesita para la vida. 

Para cerrar, subrayó que a pesar de todas las declaraciones incendiarias y todas las amenazas, ningún soldado de la OTAN ha sido enviado al frente ucraniano, sin que ello signifique que la Alianza no tenía agentes en el país, porque siempre tienen personal –»asesores»– en los territorios de su interés y mientras esta situación no cambie, no habrá posibilidad de que se desate la Tercera Guerra Mundial. 

Así, aunque la UE y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensi, fueron los primeros sacrificados en el marco de su guerra proxy contra Rusia pese a que se les prometió un respaldo absoluto, definitivamente queda claro que en Washington no están dispuestos a enfrentarla directamente, pues ello podría representar una catástrofe entera. 

A su juicio, en la Casa Blanca no quieren repetir la experiencia de Napoleón o de Hitler, que en distintos momentos intentaron conquistar militarmente el suelo ruso y mordieron el polvo de la derrota. 

Ni siquiera estarían dispuestos a arriesgarse a un fracaso como el que vivieron después de declarar la guerra a la Unión Soviética el mismo día de su fundación, tras lo cual fuerzas estadounidenses ingresaron a Rusia desde Alaska y fueron expulsadas. 

Britto García insistió en que el asedio contra la URSS duró hasta el momento en el que el país decidió abandonar el socialismo y disolverse, y no por causa de una derrota sufrida a manos de ninguna potencia Occidental. 

La Rusia actual, sin ser la misma cosa, es heredera de aquellos tiempos y el mundo entero debería meditar sobre esa experiencia, puesto que es muy probable la alianza entre este país euroasiático y China, que desde 2016 es la principal economía del mundo, en términos del PIB y principal enemigo de los intereses de EEUU, señaló. 

(LaIguana.TV)