Entre los cambios radicales que está viviendo el mundo como consecuencia del conflicto entre Rusia y Ucrania, destaca el lugar de los energéticos: el gas natural y el petróleo, principalmente.

Íntimamente ligados al conflicto, ambos combustibles implican fuertemente a Rusia porque es uno de los principales productores y exportadores de hidrocarburos en el mundo, además de que abastece de manera clave a Europa con gas natural.

El titular de la corporación de inversiones Black Rock, Larry Fink, consideró que si bien en lo inmediato el conflicto entre Rusia y Ucrania entorpecerá la migración hacia energías de cero emisiones, a largo plazo consolidará la transición hacia modelos verdes y sustentables.

Sputnik conversó con el especialista de la industria de energía y economía Ramsés Pech para evaluar los alcances de esta evaluación.

Apresurar la agenda de cero emisiones 2050

El mundo ya enfrentaba un compromiso ambiental de migrar hacia energías de cero emisiones de manera plena para el 2050, recuerda Pech en entrevista, sin embargo es un hecho que la volatilidad de los precios del petróleo por el conflicto internacional está generando un deseo de apresurar esta agenda.

En cuanto a la generación de electricidad, el uso de combustibles fósiles como el carbón, combustóleo, a veces el crudo y el gas natural, busca sustituirse por la energía eólica y solar, en una primera fase de transición energética.

La segunda fase contempla abandonar los automóviles de combustión para migrar a vehículos eléctricos, subraya Pech.

«Y lo que se quiere después del año 2100 es que nadie esté quemando combustible, no va a ser una transición a carros eléctricos de forma rápida», apunta.

Sin embargo, tanto la Unión Europea como Estados Unidos, presionados por motivos geopolíticos ante la dependencia regional de gas ruso, están impulsando inversiones para acelerar la transición energética, asevera.

Con una proyección original de dos décadas de plenitud en el consumo de gas natural, para que luego iniciara su declive, Ramsés Pech identifica que ambas potencias están buscando el empleo de energías renovables.

«Ya sea eólica, solar, hidroeléctrica o nucleares, que es lo que estamos viendo en los últimos días», enumera.

«Europa va a depender mucho de la velocidad con que dejen de comprarle el gas natural a Rusia y Estados Unidos pueda enviar la mayor cantidad de gas natural licuado a Europa, que hoy en día son aliados», agrega el analista energético.

Paradojas económicas de la transición energética

Los ingresos que genera el gas natural son clave para el Gobierno ruso, estima Pech, en un escenario paralelo al que vive México con Petróleos Mexicanos (Pemex), que aporta el 20% del presupuesto del país.

En el caso de Estados Unidos, abunda, no son las exportaciones las que generan dependencia presupuestal, sino los impuestos que el Gobierno cobra a las empresas privadas a cargo de la explotación y la exploración energética.

Esto genera una dinámica paradójica, explica Pech, donde al mismo tiempo que se persigue una transición energética, es el combustible fósil el que genera los recursos para hacerla posible.

«En la próxima década Estados Unidos ciertamente va a acelerar la utilización de los combustibles y esto para generar el dinero suficiente para hacer la transición energética», declara Pech.

«Todavía los combustibles, si nos vamos al mercado de Estados Unidos, se van a seguir utilizando cuando menos dos décadas, pero se va a ir reduciendo su graduación conforme se vaya asentando la política de Estados Unidos en cuanto al cambio de la manufactura de carros de combustión a carros eléctricos», agrega.

Uno de los problemas de la transición energética es preguntarse quién va a sustituir de manera eficaz la aportación rusa de gas natural y petróleo, en un escenario donde la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) vincula el aumento en la producción internacional con criterios geopolíticos.

«Lo principal aquí es que el dinero va a costar más, va a ser más complicado dependiendo del proyecto en que te tengas que meter y más siendo castigado, hoy los financieros y los bancos ya muchos no quieren prestar dinero para el sector de hidrocarburos», concluye.

(Sputnik)