El conflicto en Ucrania continúa en el centro de toda la geopolítica. Por ello, el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela disertó este miércoles 6 de abril en su programa Desde Donde Sea acerca del papel que ha jugado Volodímir Zelenski en la confrontación desde que ascendiera a la presidencia ucraniana, tres años atrás. 

Asimismo, puso el foco en otro ángulo de la confrontación que ha recibido escasa atención en la prensa hegemónica: las crecientes provocaciones de la OTAN hacia China, particularmente en lo tocante al incremento de la actividad militar en el Asia-Pacífico por medio de la alianza AUKUS. 

Zelenski, el actor que representa a un presidente

Pérez Pirela aseguró que quitar el velo de demócrata que ha puesto Occidente sobre Zelenski implica revelar las verdaderas razones de la guerra en Ucrania, pues detrás de él hay oligarcas y poderes que le han dado una visibilidad mediática que prácticamente no tiene precedentes. 

Así las cosas, destacó que la narrativa hegemónica que se ha instalado en torno este conflicto hace creer que el gobierno en la nación eslava es una democracia y que su presidente, Volodímir Zelenski, es un paladín de los así llamados valores occidentales: es decir, regímenes parlamentarios, pluralismo partidista, respeto a los derechos humanos y economía neoliberal. 

Comentó que en contraste y de conformidad conformidad con esta línea editorial, Rusia es presentado como un país agresor, regido por un gobierno totalitario, cuyo líder, Vladímir Putin, es un autócrata con pretensiones de resucitar la desmembrada Unión Soviética e incluso, el fenecido imperio ruso. 

En todo caso, aunque en las últimas semanas se ha convertido en una figura omnipresente en el discurso mediático, antes del inicio del conflicto, Zelenski era un desconocido fuera de Ucrania y Rusia, pues previo a su ejercicio como Jefe de Estado, se desempeñaba como actor de televisión y gozaba de fama local por ser el protagonista de una serie en la que, irónicamente, representaba a un profesor que se convertía accidentalmente en presidente del país. 

«Zelenski está actuando y va a terminar su papel hasta el último día de la película, porque está convencido de que él es el protagonista. (…). Será recordado como el presidente que se dejó despojar una parte de Ucrania, porque además en la propaganda occidental se lo está presentando como un héroe y a los rusos como torpes, pero la realidad acabará por imponerse», afirmó. 

Del mismo modo señaló que muy posiblemente pasará a la historia como el presidente que llevó a Ucrania a perder parte de su territorio. 

De regreso al relato vital de Volodímir Zelenski, refirió que, con apenas 41 años, el actor devenido en mandatario, tomó las riendas de Ucrania y recibió el testigo de Piotr Poroshenko, quien resultó electo en 2014 tras el golpe de Estado conocido como Euromaidán y el inicio de la guerra en el Donbás.

El comunicador añadió que Poroshenko es un notorio entusiasta de políticas ultranacionalistas y tristemente célebre por su reivindicación del nazismo y el neonazismo. 

Continuando con Zelenski, refirió que, sin experiencia en las arenas políticas, centró su campaña en la promesa de acabar con el conflicto en el este del país, en trabajar codo a codo con Rusia en el marco del Cuarteto de Normandía para implementar los Acuerdos de Minsk y luchar contra la corrupción. Del mismo modo, se mostró partidario del ingreso de su país a la Unión Europea y a la OTAN, pero condicionó ambas decisiones a la voluntad popular. 

En su opinión, tres años después, al menos una cosa está clara: en Ucrania, los grupos neonazis han cobrado fuerza con el apoyo de su presidente, que, a su vez, se ha develado como un útil agente a los intereses occidentales y más específicamente, de los intereses de Estados Unidos y del Reino Unido. 

Así, en lugar de hacer lo oportuno para cumplir con los Acuerdos de Minsk y frenar el exterminio de ucranianos de origen ruso en las repúblicas de Donetsk y Lugansk, Zelenski se arrimó al árbol de la OTAN y azuzó el actual conflicto, tanto por acción como por omisión, relató el especialista. 

Por ello no sorprendió que, tras el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania, este nivel de acuerdo se todavía demandó exactamente lo que cualquier Estado miembro de esa organización haría: exigir la intervención de la alianza y la imposición de sanciones contra Rusia. 

El pasado 20 de febrero, cuatro días antes del comienzo de la guerra, cuando las tensiones se encontraban en un punto máximo y decenas de miles de personas residentes en el Donbás partieron como refugiadas a Rusia por los ataques del ejército ucraniano y las milicias ultranacionalistas, Zelenski amenazó a Moscú con abandonar el estatus de país no nuclear. 

«Vamos a colocarnos en contexto: la OTAN está cercando a Rusia y el presidente de Ucrania, último tapón entre Rusia y Europa, dice que abandonará el estatus no nuclear», indicó, con el propósito de calibrar lo expresado por el presidente de Ucrania. 

Esta altisonante declaración, que ha sido interpretada por algunos como la línea roja que decantó al Kremlin por la acción militar, la pronunció en la Conferencia de Seguridad de Múnich, flanqueado por la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris y el canciller alemán, Olaf Scholz. 

Paradójicamente, en el mismo encuentro aseguró que tendría que evitarse a toda costa el estallido de una Tercera Guerra Mundial. «No está mal, pasado un mes de esta guerra recordar estas tristemente célebres declaraciones de Zelenski en Munich», agregó. 

Para el director de LaIguana.TV, el conflicto ha devenido para Zelenski en una oportunidad para ganar visibilidad. «La pregunta es a qué precio para su país», insistió. Por eso, aunque Zelenski proclame que está muy interesado en que acabe rápidamente e incluso fue partidario de entablar negociaciones con Rusia casi desde el primer día, sus actuaciones apuntan en la dirección opuesta. 

Las exposiciones del mandatario resultan a menudo contradictorias y hasta desconcertantes: un día exige a la OTAN que actúe como que, si Ucrania fuera un miembro de dicha organización, y al día siguiente asume que eso no es posible; otro día asegura que la guerra debe acabar rápidamente y al siguiente, pide más armas a la Alianza Atlántica y reclama que no se impuso una zona de exclusión aérea, aún a sabiendas de que eso ocasionaría una Tercera Guerra Mundial. 

Por ejemplo, refirió a modo de ilustración, el pasado 15 de marzo, admitió que no era viable que Ucrania ingresara a la OTAN, pese a que había hecho de ese ingreso un punto de honor asociado a la defensa de la integridad territorial de Ucrania. 

Al mismo tiempo se quejó de que no recibía un tratamiento de socio, pese a que, en sus dichos, Rusia podría agredir a otros países europeos que sí forman parte de la alianza militar. 

«Este señor es muy peligroso, sobre todo porque desconoce las consecuencias geoestratégicas que tienen sus palabras; se trata de una ignorancia que solo puedo calificar de supina», reflexionó.

El comunicador considera que detrás de todas estas idas y vueltas, Zelenski sí pareciera tener interés en que se concrete el escenario más favorable para Occidente –que no para su país–, consistente en un alargamiento de la guerra, pues ello debilitaría irremediablemente a Rusia, cuya economía y sistema financiero han sido duramente golpeados por sanciones inéditas. 

No obstante, matizó lo expresado previamente, pues si bien esto puede ser cierto, el país que más perderá es precisamente el que él dirige. 

Las actuaciones del mandatario también han implicado claras violaciones a las leyes internacionales. A este respecto recordó que el pasado 27 de febrero se manifestó abiertamente a favor del reclutamiento de mercenarios: «Todos aquellos que quieran unirse a la defensa de la seguridad en Europa y el mundo pueden venir y estar al lado de los ucranianos contra los invasores del siglo XXI», dijo entonces. 

En concordancia con esta política, el mismo día, su ministro de Asuntos Exteriores, Dymitro Kuleba, indicó en Twitter que todos los que estén «dispuestos a defender Ucrania y el orden mundial como parte de la Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania», deberán dirigirse a las embajadas ucranianas para solicitar instrucciones. 

«No tardaron los mercenarios y los paramilitares colombianos (…), oleadas de neofascistas europeos se presentaron en Ucrania», destacó. «No olvidemos que cuando decimos mercenarios paramilitares colombianos, estaban quienes asesinaron hace poco al presidente de Haití, Jovenel Moïse», puntualizó.

Para ejemplificar la acogida que tuvo el llamado de Zelenski, recordó que el pasado 5 de marzo, el diario colombiano El Espectador informó que un grupo conformado por 50 exmilitares del Ejército de Colombia inició el proceso para sumarse a la Legión de Defensa Territorial de Ucrania. 

Indicó, asimismo, que un funcionario diplomático confirmó a ese medio que Ucrania está a la búsqueda de tropas de élite para involucrarlas en el conflicto. Esa fuente dijo al El Espectador: «Estamos en búsqueda de profesionales de todo el mundo, creamos la Legión Internacional que está integrada por combatientes extranjeros que tienen la experiencia en combate». 

Así las cosas, además de la experiencia en combate, como requisitos solamente se fijaron la ausencia de antecedentes penales, tener el pasaporte vigente y una edad inferior a 60 años. 

Los seleccionados, según el diplomático ucraniano, «deben llegar hasta Polonia o hasta cualquier país cercano a Ucrania, deben costear su pasaje y luego le daremos las armas y una remuneración mensual. Lo importante es que sepan de combate y tengan el pasaporte al día». 

Pérez Pirela enfatizó que de acuerdo con las leyes internacionales, está prohibido el uso de mercenarios en las guerras, pero Zelenski no ha sido señalado por ningún país occidental por estos hechos; tampoco se le ha reclamado que el Batallón Azov, de autorreconocida ideología neonazi y sindicado de masacrar a ucranianos rusoparlantes en el Donbás, forme parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania, por lo que dispone de autorización para usar la fuerza contra personas o grupos que el Estado califique como amenazas o enemigos. 

Es más: al ser consultado recientemente por la cadena estadounidense Fox sobre el tema, Zelenski restó importancia a estas acusaciones y en su lugar indicó que el grupo «es lo que es». El mandatario destacó, asimismo, que, si bien algunos de sus miembros habían quebrantado la ley en el pasado y habían purgado penas por ello, no eran más una milicia sino parte de las fuerzas castrenses de su país. 

En criterio del filósofo, los tartamudeos y el neofascismo de Zelenski, recuerdan al del exdiputado venezolano Juan Guaidó, quien recibió formación en países de Europa del Este en tácticas de desestabilización. 

A lo expresado agregó que definitivamente menos publicitado ha sido el respaldo de Israel al gobierno de Kiev. Sin apenas llamar la atención, Tel Aviv ha proporcionado armas y dinero a Ucrania destinado a grupos neonazis. 

Sobre esto destacó que no se trata, en ningún caso, de un acto de desprendimiento o de solidaridad, sino de un aprovechamiento conveniente de la situación, pues mientras toda la atención está centrada en el país eslavo, el gobierno israelí continúa ajusticiando y desplazando al pueblo palestino. 

«Habría que hacerse muchas preguntas en términos de historia, de cultura y de religión», comentó el especialista. 

Continuando con las contradicciones que rodean a Zelenski y a sus aliados, refirió que a contrapelo de cualquier sentido común y con un claro respaldo occidental, este martes, Israel levantó el dedo para acusar a Rusia por la comisión de crímenes de guerra en Ucrania. 

«¿Estamos hablando en serio? ¿Israel está acusando a alguien de crímenes de guerra y de lesa humanidad?», se preguntó. A su juicio, este país junto a los Estados Unidos y los imperios como el francés, como el inglés, que se cansaron de asesinar a esclavizados traídos de África y despojaron a las naciones del sur del mundo para ahora se sienten con la autoridad de hablar de crímenes de lesa humanidad. 

«Es realmente el mundo al revés: Israel te dice en tu cara que Rusia está cometiendo crímenes de lesa humanidad y nadie en el mundo occidental pide que se libere al pueblo palestino (…). Todos los medios de comunicación señalan que Israel culpa a Rusia de crímenes de lesa humanidad y no pasa nada. No sé en qué nos han convertido», fustigó. 

Pérez Pirela insistió en que conflicto bélico aparte, el gobierno de Ucrania dista de ser el ejemplo de democracia que se ha tratado de vender a todo el mundo, pues aprovechando la ley marcial, a mediados de marzo, Zelenski anunció la ilegalización de once partidos políticos de oposición, en su mayoría, de izquierda. 

Enfatizó, asimismo, que, en contraste, por situaciones mucho menos graves, los gobiernos de países como Venezuela, Nicaragua o Cuba han sido tachados de «autoritarios», «antidemocráticos», cuando no de «regímenes dictatoriales», tras lo cual Occidente ha procedido a sancionar ilegalmente a estas naciones, con los ya conocidos efectos sobre su economía y sobre sus pueblos. 

China: el objetivo final de la OTAN

Para el analista, si bien es innegable que desde hace unas seis semanas la guerra en Ucrania acapara la mayor parte de los titulares y reportes mediáticos, no por ello han dejado de suceder otros asuntos de interés que involucran a la OTAN. 

Es el caso de la creciente conflictividad entre Occidente y China, que en las últimas jornadas ha sufrido varias escaladas, particularmente por la negativa de Beijing a sumarse a la lista de países sancionadores de Rusia. 

«Esta es la verdadera confrontación, este es el meollo del conflicto: Washington quiere, junto a los países de la OTAN, arrodillar a China», aseveró. 

Para argumentar sus afirmaciones relató que Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, instó este martes a los países miembros de la alianza militar para que amplíen su cooperación militar con sus socios de la región Asia-Pacífico, frente a la negativa del gobierno de Xi Jinping a condenar la operación militar de Rusia en Ucrania. 

En rueda de prensa, Stoltenberg sostuvo: «Espero que acordemos profundizar la cooperación de la OTAN con nuestros socios de Asia-Pacífico. Incluso en esferas como el control de armas, cibernética, híbridos y tecnología», refirió. 

En decir del funcionario, el bloque militar debe tener en cuenta la creciente influencia de China en la escena mundial, lo que, a su juicio, «supone un reto sistémico para la seguridad y la democracia», al menos desde el enfoque que defiende la OTAN.

Anunció, asimismo, que la Alianza Atlántica se reuniría este miércoles con Australia, Nueva Zelanda, Japón y la República de Corea (Corea del Sur). «Van ahora a encender la guerra allá, empezaron por Eurasia y ya van para Asia», apuntó.   

«La OTAN está utilizando el mismo lenguaje que utilizaba antes de la guerra en Ucrania. Empezaron en Eurasia y van por Asia para provocar a China», reiteró. «Todo indica que Rusia es el abreboca para lo que se viene». 

A la víspera se conoció que China rechazó que Australia ingrese a la lista de fabricantes de misiles hipersónicos, pues representa un paso más en la carrera armamentística del país oceánico para ampliar su influencia en la región del Asia-Pacífico, tal cual como en Europa. 

El especialista puntualizó que esto figura en los objetivos de la OTAN y de la Alianza AUKUS, conformada por Estados Unidos, el Reino Unido y la propia Australia, para frenar la incidencia de China en los países de la región. 

Según expresara el vocero de la Cancillería china, Zhao Lijiang, AUKUS está usando la guerra en Ucrania y la seguridad regional para desarrollar armas hipersónicas, con el consecuente riesgo de desarrollar armas nucleares que tal actividad entraña.

El gobierno chino ha dicho claramente que esta alianza militar pretende ser una versión en miniatura de la OTAN y ha subrayado en reiteradas ocasiones que tales conformaciones belicistas podrían socavar la paz y la estabilidad en la zona.

Para Pérez Pirela, no puede perderse de vista que el primer socio comercial de Europa es China y que China ha comprado gran parte de los bonos de la deuda de los Estados Unidos. 

De otra parte, comentó que en los días previos, Estados Unidos ha sancionado a funcionarios chinos bajo acusaciones de espionaje, asunto que ha sido visiblemente repudiado por las autoridades del gigante asiático, que no cesan en demandar a la Casa Blanca que deponga esa conducta. 

En continuidad con el inventario de provocaciones de la OTAN a Beijing mencionó que paralelo, Corea del Sur, otro de los aliados regionales de Washington, ha elevado el tono de las confrontaciones con su vecino, la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte), a través de la realización de pruebas misilísticas y declaraciones veladas de ataque. 

Específicamente, el pasado viernes, luego de un lanzamiento de prueba de un misil intercontinental por parte de Corea del Norte, el ministro de Defensa de Corea del Sur, Suh Wook, alardeó sobre las capacidades de fuego de su país y deslizó que sus misiles eventualmente podrían impactar blancos norcoreanos.  

Tales declaraciones fueron rechazadas por el gobierno de Kim Jong Un, que señaló a su vecino –con quien está en guerra desde 1950– que tal retórica deteriora todavía más la complicada relación entre las partes y aumenta la tensión militar en la península coreana. Del mismo modo, Pyongyang advirtió a Seúl que responderá de inmediato y con contundencia a cualquier tentativa militar en su territorio. 

«Estamos hablando de países con potencia nuclear, de miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, de armar seriamente a países como Japón y Alemania, que tras la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos y otros países de la Europa occidental han mantenido a raya», alertó. 

En todo caso, este intercambio de comunicados incendiarios no terminó ese día, pues este lunes el tono se elevó nuevamente de los dos lados. Desde el Sur insinuaron la posibilidad de realizar un ataque preventivo contra el Norte, que replicó que, en esas circunstancias, no dudaría en usar su armamento nuclear.

A su parecer, «Corea del Sur, Japón, Australia, etcétera, saben que con Corea del Norte tienen que ir con mucho cuidado, mientras que Estados Unidos ve en Corea del Norte un aliado –aún contra sus deseos– para promover el conflicto en Asia».  

Ahondando en los detalles del anuncio de Corea del Norte, refirió que Kim Yo Jong, vocera oficial del gobierno norcoreano aseguró en un comunicado que ya habían «dejado claro» que Corea del Sur no era su «principal enemigo». 

Continuando con lo expresado por la alta funcionaria, indicó que «en otras palabras, eso significa que si el Ejército surcoreano no emprende ninguna acción militar contra nuestro Estado –Corea del Norte– no será considerado como objetivo de nuestro ataque».

Sin embargo, Pérez Pirela comentó que, pese a sus advertencias de lanzar ojivas nucleares, Kim matizó que «la misión primordial de la fuerza nuclear es antes que nada prevenir esa guerra», porque en ese escenario «toda la nación coreana sufrirá un desastre como el de hace medio siglo que podría ser más terrible, sin importar qué bando gane o pierda». 

A su parecer, aunque es cierto que los intercambios verbales subidos de tono no son una rareza entre estos dos países, sí son un indicio peligroso en este marco de creciente conflictividad en la zona del Asia-Pacífico, pues pueden ser leídos como parte de las tácticas de Estados Unidos y sus aliados para desestabilizar la región y justificar el creciente armamentismo de Australia, Japón y Corea del Sur, con el fin último de atacar a China. 

Señaló que, por otra parte, Beijing ha resistido las presiones de Washington y no ha dudado en señalar a la OTAN –a la que presenta como un organismo teledirigido por Estados Unidos– como principal responsable de la guerra en Ucrania. 

«El prefacio de este libro son Ucrania y Rusia, vienen más capítulos, pero se desarrollarán en Asia», vaticinó el analista, que interpreta que desde el otro lado del tablero se asume que esta conducta es al mismo tiempo un desafío a la hegemonía estadounidense y un modo de respaldar encubiertamente a Rusia, tal y como se desprende de lo anunciado este miércoles por el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg. 

También recordó que China no ha guardado silencio frente al escándalo del financiamiento de biolaboratorios con fines bélicos en Ucrania por parte del Pentágono, en los que está implicado Hunter Biden, hijo del mandatario estadounidense, Joe Biden. 

Mencionó que, en ese orden, distintos voceros chinos han puntualizado que Estados Unidos no está exento de cumplir con las leyes internacionales en la materia, que obligan a los países que han suscrito la Convención de Armas Biológicas a revelar de manera transparente toda la información concerniente a investigaciones biológicas con fines militares. 

En contraste, hasta el momento, la administración Biden ha eludido cualquier comentario sobre el tema, pese a que hay pruebas irrefutables de la participación de Hunter Biden como financista de estas acciones ilegales, mas en paralelo, los desquites contra China no han cesado y el tono de los voceros oficiales se ha ido elevando con el transcurso de los días. 

Sobre este punto señaló que este miércoles, Zhao Lijiang criticó nuevamente la andanada de sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados a Rusia, al tiempo que señaló a la Casa Blanca de coaccionar a terceros países para que tomen partido en el conflicto. 

En una comparecencia ante los medios, Lijiang subrayó las nefastas consecuencias de la guerra y las sanciones, con énfasis en el incremento masivo de refugiados y la escasez de energía en Europa, mientras Washington se beneficia de todo ello, explicó. 

Del mismo modo recuperó las reflexiones del intelectual argentino Atilio Borón, quien considera que China captó rápidamente que después de Ucrania, era el próximo objetivo en el ajedrez imperial estadounidense y que el ataque vendría a través del respaldo al separatismo taiwanés. 

De este modo, en su juicio, el gigante asiático se está preparando para una guerra que ya luce plenamente anunciada, para lo cual su alianza estratégica con Rusia resulta fundamental. 

Pérez Pirela enfatizó que los hechos parecen haber dado la razón a Borón en las reflexiones que aventurara cuando apenas iniciaba la guerra en Ucrania, pues poco después, Beijing reclamó públicamente a Washington que cesara de intervenir en Taiwán. 

En su opinión, también apunta en esa dirección el interés de la OTAN –y su sucursal regional, la AUKUS– en emprender una carrera armamentística en la región de Asia-Pacífico, bajo la excusa de contener la amenaza china. 

Para él, las declaraciones ofrecidas este martes por el jefe del Estado Mayor estadounidense, Mark Milley, viajan por el mismo camino, pues el alto funcionario castrense aseguró que su país debe «seguir siendo la fuerza más capaz y letal del planeta» para hacer frente a China y Rusia.

«Estados Unidos se encuentra en un punto de inflexión geoestratégico muy crítico e histórico. Entramos en un mundo cada vez más inestable y aumenta la posibilidad de un conflicto internacional importante entre superpotencias», afirmó Miller. 

Para concluir, comentó que el oficial estadounidense sostuvo que Estados Unidos ha de hacer frente «a dos potencias mundiales, China y Rusia», a las que acusó de pretender «alterar fundamentalmente el orden mundial actual», de lo que se deduce que Estados Unidos necesita una guerra a como dé lugar. 

(LaIguana.TV)