Los Estados miembros de la Unión Europea han dado luz verde este jueves al quinto paquete de sanciones de la UE contra Rusia, que incluye como medida principal el embargo al carbón, pero no al gas y al petróleo, como han pedido algunos países y ha exigido el Parlamento Europeo. Este pacto llega después de que Alemania, principal freno al veto energético, cediera a cambio de ganar más tiempo. En principio, la medida no entraría en vigor presumiblemente hasta el próximo mes de agosto.

La Eurocámara ha enviado este jueves un mensaje muy claro a los Estados miembro de la UE: las compras de productos energéticos a Putin hay que zanjarlas y hay que hacerlo «de forma completa e inmediata». Una resolución que abarca todas las importaciones de petróleo, carbón, combustible nuclear y gas llegados de Rusia pero que, sin embargo, no es vinculante porque la decisión final deben tomarla precisamente los Estados.

Se calcula que el impacto será de 4.000 millones de euros al año para las arcas rusas, si bien el golpe es relativamente pequeño en comparación con los ingresos por gas y petróleo que representan unos 800 millones al día para Moscú y de momento se mantienen fuera de las sanciones.

Durante varias reuniones este miércoles y jueves, los países del bloque han ultimado los detalles técnicos de las sanciones, perfilando aspectos que generaban dudas entre los Estados miembros. La adopción llegará, probablemente, el viernes por la mañana cuando concluya el procedimiento escrito lanzado por los embajadores.

Esta tanda de medidas amplía además las restricciones al sector bancario ruso, con una prohibición a las transacciones de cuatro bancos clave, incluido VTB, el segundo mayor del país, una medida con la que Europa busca debilitar al sistema financiero ruso a través de un castigo que afectará al 23% de la cuota de mercado en el sector bancario ruso, según detalló el Ejecutivo comunitario.

Igualmente, la UE va a prohibir la entrada de barcos rusos a los puertos europeos, extendiendo así un veto que ya existe en el campo del transporte aéreo. Las excepciones a esta sanción implicarán a los servicios esenciales como la exportación de productos agrícolas y alimentación, ayuda humanitaria y energía.

Además, el paquete incluye un restricciones a los operadores de transporte por carretera de Rusia y Bielorrusia, una medida que limitará «drásticamente» las posibilidades de que la industria rusa tenga acceso a determinados bienes. Las sanciones afectarán a las exportaciones rusas en áreas en las que es más vulnerable, como computación cuántica, semiconductores, maquinaria sensible y equipos de transporte que infligirán un daño en la economía rusa de 10.000 millones de euros y «degradarán la capacidad tecnológica rusa», según detalló la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula Von der Leyen, cuando propuesto este paquete el pasado martes.

Pero no solo eso, el quinto paquete establece la prohibición de las importaciones de determinados productos de Rusia, como madera, cemento o los licores, para cortar el flujo de dinero entre Moscú y los oligarcas rusos, y abarca a una serie de sectores que movilizan 5.500 millones de euros anualmente.

(EP)