Este martes 12 de abril, el comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela continuó analizando en su programa Desde Donde Sea la guerra entre la OTAN y Rusia que se libra en territorio Ucraniano.

En esta ocasión se enfocó en la decisión de la diplomacia europea de armar a Ucrania, país que, en su opinión y a contrapelo de lo que difunde la propaganda occidental, no ganará militarmente el conflicto.

Sin embargo, apuntó que este escenario apunta hacia la prolongación de la guerra, una situación que conviene a Estados Unidos, pero no a Rusia, que podría involucrarse en un conflicto de desgaste.

De otra parte destacó que el canciller ruso, Serguéi Lavrov, reconoció públicamente que el objetivo geopolítico de la operación militar desarrollada en Ucrania es frenar la hegemonía estadounidense, que pretende mantenerse a partir del rearme ucraniano.

«Parece que a la paloma de la paz, las intenciones manifiestas de Estados Unidos y de la OTAN en general, le están dando una cachetada», añadió.

La OTAN llena de armas a Ucrania

Comenzó su disertación puntualizando que Estados Unidos prometió enviar a Ucrania «todas las armas que necesite», si bien destacó que no se trata de envíos gratuitos, por lo cual el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dejará un país altamente endeudado.

A este respecto precisó que Jake Sullivan, asesor de Seguridad de la Casa Blanca, informó este domingo que el gobierno del presidente Joe Biden enviará más armas a Ucrania, ello con el argumento de evitar que Rusia conquiste territorio y «apunte a civiles».

Seguidamente, se permitió citar lo dicho por el funcionario a la cadena ABC News: «Le daremos a Ucrania las armas que necesite para hacer retroceder a los rusos y evitar que tomen más ciudades y pueblos donde cometen estos crímenes».

Horas después, continuó relatando, Sullivan afirmó a NBC News que Estados Unidos trabaja para proveer de armas a Kiev, tanto de fabricación local como producidas por sus socios. «Llegan armas todos los días, incluso hoy».

Pérez Pirela recordó que la semana pasada, la Casa Blanca anunció que había enviado 1.700 millones de dólares en asistencia militar al gobierno de Zelenski desde que Rusia iniciara su operación militar en Ucrania el 24 de febrero.

De otro lado, recordó que los dichos del asesor presidencial Sullivan se compadecen con lo expresado la semana previa por el presidente estadounidense, Joe Biden, quien afirmó que el ejército ucraniano ha sido capaz de defenderse porque su país le había proporcionado armas y entrenamiento.

«Si esto no es un señor de la guerra, díganme ustedes que lo es», señaló el comunicador, en referencia a lo declarado por Biden, quien en medio de chistes reconoce que eran ciertas las denuncias formuladas por Rusia relacionadas con la provisión de armamento que ejecutaba Ucrania Occidente desde mucho antes de que se iniciara su acción militar.

A lo anterior añadió que el pasado 6 de abril, el Senado estadounidense aprobó por unanimidad una Ley que otorga poderes especiales a Biden para enviar armamento a Ucrania y a otros países de Europa del Esto bajo condiciones ventajosas.

En particular, el instrumento jurídico le permite a Washington prestar o alquilar armas sin tener que pagar de inmediato por ellas. Además prescinde de la obligación de sufragar el costo del armamento que resultare dañado en combate y ofrece la oportunidad de devolver o comprar el arsenal, una vez finalice el conflicto, explicó.

«Esta es una vulgar venta y alquiler de armas por parte de los Estados Unidos a un país pobre y un gran negocio para los vendedores de armas», fustigó.

El especialista comentó que el único antecedente conocido es la Ley firmada en marzo de 1941 por el entonces mandatario estadounidense Franklin D. Roosevelt, en plena Segunda Guerra Mundial, que estuvo en vigor hasta septiembre de 1945 y se tradujo en apoyo armamentístico equivalente a 780.000 millones de dólares de 2022 (50.100 de los de entonces) principalmente al Reino Unido y la Unión Soviética.

Resaltó, asimismo, que entretanto, aunque la propuesta legislativa aún no ha sido aprobada en el Congreso ni firmada por Biden, se da por descontado que se cristalizará sin obstáculos, razón por la cual fue celebrada por el ministro de Asuntos Exteriores de Zelenski, Dymitro Kuleba y repudiada por el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, quien acusó nuevamente a la OTAN de enviar desmedidamente armas para prolongar la guerra en Ucrania.

El analista indicó que en la misma fecha –6 de abril de 2022–, Estados Unidos aprobó el envío de 100 millones de dólares adicionales en ayuda militar al gobierno de Ucrania, mientras que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, indicó que continuará el envío de sistemas de defensa antiaérea y de armas antitanque por parte de la Alianza Atlántica.

A su juicio, Estados Unidos está incurso en lo que se puede calificar como «un negocio redondo», porque está vendiendo armas a Ucrania y gas caro a Europa.

Por otra parte, refirió que la Unión Europea no se quedó atrás y este lunes, Josep Borrell, alto representante del bloque para Política Exterior y Asuntos de Seguridad comunicó que, en breve, los Estados miembros incrementarán el suministro de armas a Ucrania.

Entrando en detalles, precisó que según Borrell, los ministros de Exteriores del grupo de los 27 «discutieron la situación en Ucrania, los temores de un posible aumento de las hostilidades en Donbás, en el este del país (…), todos coincidieron en la necesidad de continuar brindando apoyo a Ucrania, incluido el apoyo militar».

Es por ello insistió en que este respaldo a la defensa ucraniana, implicaba necesariamente «incrementar el suministro de armas» e indicó que en este momento «es necesario concentrar los esfuerzos en la capacidad de defensa de Ucrania», aún frente a la idea de imponer nuevas sanciones a Rusia.

Este 9 de abril, Borrell aseguró que el conflicto en Ucrania se saldaría en el campo de batalla, opinión que causó evidente malestar por provenir de un diplomático y por develar claramente la intención armamentística de la Unión Europea.

El también director de LaIguana.TV se detuvo en la afirmación de Borrell: «Esta guerra será ganada en el campo de batalla», que a su parecer parecen haber salido de la boca de un vendedor de armas, en virtud de las implicaciones que tienen, pues además de cerrar la puerta a las negociaciones como mecanismo para poner fin a la guerra en el país eslavo, el alto representante prometió enviar más de 500 millones de dólares adicionales.

En Twitter, el funcionario indicó: «Esta guerra será ganada en el campo de batalla. Están en marcha 500 millones de euros adicionales del Fondo Europeo para la Paz. Las entregas de armas se adaptarán a las necesidades de Ucrania».

Con respecto a la reacción rusa, comentó que el canciller ruso, Serguéi Lavrov, calificó lo expresado por su par europeo como «una declaración fuera de lo común», que atribuyó a «un lapsus», a una iniciativa inconsulta o a rencores personales.

En comentarios ofrecidos a la prensa este 11 de abril, Lavrov aseguró que Rusia no detendrá sus acciones militares en Ucrania hasta tanto no se alcance un acuerdo definitivo con los representantes de Kiev.

El especialista venezolano enfatizó que los acuerdos parecían estar produciendo algunos resultados positivos, pero en este momento las negociaciones parecen haber entrado en punto muerto, toda vez que como suele hacer la oposición venezolana en los diálogos con el gobierno, están tutelados por Washington y sus posturas están determinadas por esa instancia.

Regresando a lo declarado por Lavrov, refirió que el alto funcionario atribuyó este viraje en la posición de Moscú a los permanentes cambios de opinión de los negociadores ucranianos, a los que señaló por no respetar lo acordado en las rondas previas.

Mientras tanto, Finlandia y Suecia, dos países que han mantenido posición neutral desde fines de la Segunda Guerra Mundial, analizan su incorporación a la OTAN alegando razones de seguridad nacional, pues según reportes del diario británico The Times, Helsinki y Estocolmo estarían planeando la adhesión a la formación militar en este verano a través de un plan conjunto, si bien cada Estado valorará por separado su inclusión en el bloque militar, puntualizó.

En su opinión, aunque es claro que nada está decidido todavía, se trata de un cambio relevante, pues esta adición no solamente implicaría una nueva expansión de la Alianza Atlántica hacia el Este, sino que violaría otra de las llamadas «líneas rojas» de Moscú contempladas en la Estrategia de Seguridad presentada por el gobierno ruso el pasado mes de diciembre, cuya discusión quedó en suspenso tras el inicio de la guerra en Ucrania.

Sobre el tema indicó que en decir del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, esta nueva tentativa expansionista de la OTAN no traerá más seguridad a Europa, sino que complicará todavía más la situación, puesto que la organización está lejos de ser un instrumento defensivo.

En la misma línea destacó que que de concretarse la propuesta, la membresía efectiva demoraría como mínimo entre unos meses y un año después de haber introducido formalmente, pero también es claro que en el mediano plazo esto se traduciría en más armas apuntando hacia Rusia.

En su interpretación, no resulta descabellado pensar que si Finlandia y Suecia se suman a la OTAN, la alianza militar disminuiría momentáneamente la presión que ha impuesto sobre sus Estados miembros desde 2014, cuando se aprobó que el gasto militar debería corresponderse con el 2 % de su Producto Interno Bruto (PIB), una obligación que a la fecha solamente han cumplido Estados Unidos, Reino Unido, Grecia, las repúblicas bálticas –Estonia, Letonia y Lituania–, Croacia y Polonia, lo que supone menos de un tercio de sus miembros.

Sin embargo, Alemania, que durante años estuvo renuente a destinar recursos para proveerse de armamento, informó la aprobación de 100.000 millones de euros adicionales con ese propósito, al tiempo que Italia anunció que incrementará su gasto militar hasta alcanzar 2 % de su PIB para cumplir con la pauta fijada por la OTAN.

«Gran parte de estas armas van a venir de Estados Unidos, que además venderle gas licuado a Europa por la suspensión de los gasoductos Nord Stream, ahora le vende armas a Ucrania y a los países de la Unión Europea», insistió el especialista.

A este respecto, mencionó que poco después del inicio de las hostilidades en Ucrania, los países de la Unión Europea aprobaron el documento Brújula Estratégica, en el que se consagra el fortalecimiento de una estrategia común de seguridad y defensa, que tiene como tope el año 2030.

Para Pérez Pirela, aunque en el marco del conflicto entre la Alianza Atlántica y Rusia que se libra militarmente en Ucrania puede llegar a creerse que la Unión Europea y la OTAN mantienen objetivos comunes –muchos de los países del bloque forman parte de la formación militar– esto no es necesariamente así.

En blanco sobre negro, aunque a puerta cerrada, Bruselas se debate a puerta cerrada entre continuar su dependencia de Washington en materia de seguridad y política exterior o avanzar una política propia y común, sin comprometer los intereses de su aliado transoceánico y menos en un tiempo donde cualquier acción puede ser rápidamente tachada de «prorrusa».

Desde el otro lado del cuadrilátero, resaltó que desde los ojos rusos, la intención de la Unión Europea de deslastrarse de Washington en asuntos de política exterior y seguridad es una quimera. El canciller Serguéi Lavrov aseveró que los países bálticos –todos fronterizos con Rusia–, Polonia y Dinamarca impulsan la cercanía con la OTAN.

A su juicio, tampoco puede despreciarse que cada nación europea tiene su propia agenda individual, que aún muy sujetada a la Casa Blanca, no necesariamente converge en el tiempo con la de sus socios regionales, lo que parece ser el caso de Alemania, que forzada por su alta dependencia energética del gigante euroasiático y necesitada urgentemente de auxilio estadounidense en esa materia, no solo aumentó su presupuesto militar, sino que además puso todos los huevos en la canasta de la OTAN.

En relación con este punto recordó que desde el inicio de la operación militar rusa en Ucrania, Berlín no ha cesado de enviar armas y de aprobar recursos con esos fines, que al 5 de abril sumaban 186 millones de euros, según consta en un comunicado difundido en esa fecha por el Ministerio de Economía alemán.

En un comunicado, el Ministerio de Economía alemán precisó que en 2022, Ucrania se transformó en el tercer destino de las armas alemanas, un departamento que de momento encabezan los Países Bajos (también miembro de la OTAN), con un volumen de exportación de 1.797 millones de euros, solo en el primer trimestre del año en curso.

El confiable negocio de las armas para las potencias del Norte global

Miguel Ángel Pérez Pirela aseguró que sería equivocado decir que el ingreso de armas procedentes de países de la OTAN a Ucrania comenzó a consecuencia de la guerra actual y se limita a los envíos anunciados públicamente por decenas de países alineados con la política exterior estadounidense.

La realidad es que desde al menos 2014, cuando se produjo el golpe de Estado contra el presidente Víctor Yanukovich y comenzó la guerra del Donbás, las naciones occidentales han estado preparando militarmente a Kiev, como admitiera a medias el presidente Joe Biden días atrás y como denuncia Moscú desde entonces, afirmó.

Para dar fundamento a lo dicho, refirió que el reporte elaborado por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz, entre 2014 y 2020, Ucrania recibió armamento de República Checa, Estados Unidos, Polonia, Francia, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Canadá.

Resaltó, asimismo, que todas las naciones mencionadas que figuran en la lista, pertenecen a la OTAN, con excepción de Emiratos Árabes Unidos y en el reciente conflicto, se han manifestado a favor del envío de armas a Ucrania y han realizado anuncios en esa dirección.

A su juicio, de estas merece especial atención Polonia, que ha sugerido la instalación de «un cuerpo de paz» de la Alianza Atlántica en suelo ucraniano, así como el establecimiento de una zona de exclusión aérea en su país vecino, aún a sabiendas de que tales acciones implicarían una guerra directa con Rusia, un escenario que los implicados han asegurado que no desean, dadas sus terribles consecuencias.

Pese a este esfuerzo de equipamiento militar para Ucrania, diversos informes que no solo proceden de Moscú, puntualizan que una cantidad no despreciable del armamento de ese país es de la era soviética, lo que se traduce en un rezago importante desde el punto de vista tecnológico y en evidentes limitaciones para hacer frente a Rusia en el campo de batalla, analizó el especialista.

Por ello, en estas circunstancias, no resulta sorprendente que agencias estadounidenses aseguran que Ucrania podría actualizar su arsenal militar a partir de los envíos de la OTAN.

Así las cosas, citando fuentes familiarizadas con las discusiones sostenidas recientemente por los países del G7 –Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos–, así como por parte de los Estados miembros de la OTAN, Bloomberg especuló que la Alianza Atlántica pretende cambiar las armas ucranianas con el objetivo de aumentar su capacidad bélica.

Del mismo modo, en el reporte periodístico consultado por Pérez Pirela se puntualizó que algunos aliados militares de Kiev están dispuestos a proporcionar personal para labores de entrenamiento de los soldados ucranianos en el manejo de armamento moderno, incluso fuera de Ucrania, a lo que se suma que este fortalecimiento de las capacidades de combate del ejército ucraniano obedece a la previsión de que la guerra podría extenderse durante meses o incluso, años.

De otra parte, se permitió recordar que desde antes del inicio de la guerra en Ucrania, diversos analistas pronosticaban que Estados Unidos azuzaba el conflicto para beneficiar a los fabricantes de armas asociados al Pentágono.

Para ello se regresó a mediados del pasado mes de febrero, cuando rodaba la especie de la «inminente invasión» rusa y numerosos artículos de opinión en la prensa estadounidense abogaban por el envío de armas y tropas a Ucrania, que según revelara la periodista española Helena Villar, fue una operación impulsada por las compañías fabricantes de armas, que son accionistas de los principales medios de comunicación de ese país.

Como el trabajo fue realizado para la cercenada cadena rusa RT, el comunicador apuntó que una pieza como esa muestra la razón por la cual este medio fue censurado en Estados Unidos y la Unión Europea, pues atentaba contra su interés de imponer una única verdad, un único relato sobre la crisis ucraniana.

Las armas: una de las razones para extender la guerra en Ucrania

Continuando con el análisis, rememoró que una vez iniciadas las hostilidades, la agenda de Washington apunta directamente hacia el alargamiento del conflicto, no solamente a través del torpedeo de las negociaciones de paz por medio de presiones al gobierno de Zelenski para que eche abajo lo pactado por sus propios representantes, sino también a través del incesante envío de armas.

Como cabe esperar, desde Moscú se ha denunciado que el rearme de Ucrania –y por extensión, de Europa–, con el pretexto de disuadir a Rusia para que cese sus acciones bélicas, no solo no surtirá el efecto deseado sino que alargará innecesariamente el conflicto, con la subsecuente pérdida de vidas humanas.

Para el especialista, en esta dirección apunta el análisis del intelectual venezolano Vladimir Acosta, quien en un reciente artículo destaca que en medio de la complejidad de la guerra entre Rusia y la OTAN, la extensión del conflicto solamente beneficia al belicismo otanista y contraviene la misión de Moscú en Ucrania.

Entre otros aspectos, Acosta destaca que «­­Rusia no anunció guerra sino un corto operativo militar para desarmar y desnazificar a Ucrania sin afectar a su población civil y garantizando el respeto a militares capturados o rendidos. Y si el operativo se ha prolongado y complicado es porque Estados Unidos y Europa arman a diario a Ucrania para prolongar la guerra y empantanar a Rusia, a la que quieren destruir, y por la respuesta armada y terrorista de las brigadas nazis que dirigen y controlan la praxis diaria del ejército ucraniano».

A este respecto, en declaraciones ofrecidas este martes, el presidente Vladímir Putin aseveró que la operación militar sigue su curso conforme lo planeado y destacó que si bien el ejército ruso podría avanzar mucho más rápido sobre el terreno, no lo ha hecho porque ello supondría más muertes.

«Las guerras en Irak o en Afganistán de la OTAN, los muertos se miden en 100.000, según cifras oficiales», comparó Pérez Pirela, para quien tampoco puede pasarse por alto que en sus comentarios, formulados en una rueda de prensa conjunta con su homólogo bielorruso, Aleksandr Lukashenko, el líder ruso afirmó que su país cuenta con un armamento de primera línea y reiteró que «la misión principal es la ayuda en el Donbás».

Por ello, puntualizó que de lo expresado por Putin puede deducirse que, por un lado, en cuanto Rusia considere que las tropas han cumplido con su misión –»desnazificar» y «desarmar» a Ucrania–, abandonarán el país. Y si como él dice, la operación militar marcha según lo previsto, la guerra terminará cuando el Kremlin lo decida y no cuando Occidente lo prevea.

En segundo término, la alusión a las características equipamiento militar de las fuerzas rusas no es gratuita, en tanto puede interpretarse como una respuesta al creciente envío de armas de Occidente a Ucrania. Dicho de otro modo: el presidente ruso deslizó que por muchas armas que destine la OTAN a Ucrania, eso no bastará para derrotar a Rusia sobre el terreno.

El negocio de las armas en la región Asia-Pacífico

En criterio del director de LaIguana.TV, el análisis del armamentismo otanista no estaría completo si no se considera que esta escalada belicista no se limita al continente europeo, pues la Alianza Atlántica, con Estados Unidos a la cabeza, enfila sus cañones hacia el Asia-Pacífico por medio de provocaciones de diversa índole, que incluyen no solo declaraciones incendiarias y coerciones diplomáticas contra China.

Recordó que como ha insistido en las últimas ediciones de Desde Donde Sea, Beijing ha denunciado abiertamente el interés de la OTAN para desestabilizar Asia y al mundo entero, como ya lo hizo con Europa, sobre lo cual Zhao Lijiang, portavoz de la cancillería china, descartó este martes que Beijing estuviera transitando la senda del belicismo, como sostiene Occidente.

Indicó que el vocero también exhortó a la OTAN a abandonar de inmediato la difusión de noticias falsas sobre China y la «retórica de confrontación», según la cual el gigante asiático es una «amenaza».

A esto añadió los recientes movimientos de la Alianza AUKUS, conformada por Estados Unidos, Australia y Reino Unido, que ha sido tachada por el gobierno de Xi Jinping como una mini-OTAN cuya misión es desestabilizar la región del Asia-Pacífico.

En ese orden, rememoró que hace pocas jornadas, Australia anunció que ingresará al selecto club de países que producen armamento hipersónico con la asesoría de Estados Unidos y Reino Unido, lo que causó una respuesta de rechazo y advertencia por parte de China.

Por ello afirmó que se trata, otra vez, de un movimiento geopolítico en el que están tras bambalinas las grandes empresas armamentísticas estadounidenses. Y aunque no han trascendido ni montos ni fechas, para él está claro que la naturaleza de esta cooperación implica gran cantidad de fondos y la producción de armas que hasta el momento, ninguna defensa es capaz de frenar.

También mencionó que menos publicitados son también los respaldos militares y armamentísticos Occidentales a países como Corea del Sur y Japón, que aunque no son miembros formales de la OTAN, son «socios globales» de la organización.

Sobre este aspecto destacó que según datos oficiales de 2020, Japón ocupa la 9ª posición mundial en gasto militar con 49.100 millones de dólares al año, seguido por Corea del Sur, cuyo gasto militar asciende a 45.700 millones de dólares anuales, mientras que Australia ocupa el 12º lugar (27.500 millones de dólares).

Un dato relevante es que los gastos brutos de defensa de estas naciones exceden los de la mayor parte de los países de la OTAN, incluyendo a Canadá, e incluso los de una nación como Israel, que invierte una proporción importante de su Producto Interno Bruto en armas.

Vale destacar que estas cantidades se corresponden a tiempos de paz –es decir, son previos al estallido del conflicto en Ucrania– e incluso anteceden a la conformación de la alianza AUKUS, por lo que es previsible que en el presente los montos sean aún mayores, al menos en el caso australiano.

«Todo esto nos está llevando irremediablemente a una nueva carrera armamentística, cuyo único efecto es la muerte de más y más seres humanos. Para eso esta sirviendo Ucrania: para crear un ambiente que haga que los países del Norte del mundo se rearmen», dijo para concluir.

(LaIguana.TV)