El banco de inversión suizo Credit Suisse ha sorprendido a todos estimando el crecimiento económico de Venezuela para 2022 en torno a los 20 puntos.

«Revisamos nuestra previsión de crecimiento del PIB real para 2022 hasta el 20 %, desde una proyección anterior del 4,5 % (…) De ser exactos, esta terminaría siendo entre las cifras más altas en el mundo este año», dice el informe, al que tuvo acceso Bloomberg.

Desde 2021, varias instituciones, como la Cepal, vienen proyectando un crecimiento sostenido en el país que durante el año en curso podría ubicarse en tres puntos. Otras, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), consideraron que Venezuela no tendría crecimiento o en todo caso uno muy débil.

Desde el año pasado se han producido diferentes opiniones sobre si el crecimiento seguiría siendo moderado o si llegaba a ser avanzado, pero siempre lo consideraron equiparable al resto de países de la región, a diferencia de años anteriores signados por un decrecimiento pronunciado. 

Por ello, que la semana pasada Credit Suisse publicase estimaciones tan elevadas, puede hacer pensar que la entidad financiera espera algún hecho extraordinario que permita disparar de tal forma las proyecciones. Al menos, suena razonable que el banco suizo tenga informaciones que permiten dibujar esa tendencia.

Hay que recordar que Suiza ha sido el país que representa legalmente en Venezuela los intereses de EE.UU. desde el rompimiento definitivo de relaciones. Y ahora, el acercamiento de la Casa Blanca con Caracas, en marzo, hace emerger escenarios que hace meses parecían imposibles. 

Por qué tanto optimismo

El banco suizo se sostiene sobre dos argumentos para hacer su planteo.

El primero tiene que ver con el aumento de la producción petrolera. Si en 2021 esta fue de unos 550.000 barriles de petróleo diarios, consideran que un aumento de 100 o 150.000 barriles –aunque el presidente Nicolás Maduro ha prometido llevar la producción a 2 millones de barriles diarios– puede producir este significativo aumento en el crecimiento.

El segundo tiene que ver con el aumento de los ingresos fiscales, que entre enero y marzo de 2022 superó en más del doble la recolección del año pasado.

Ambos argumentos lucen sólidos. Sin embargo, es extraño que estos datos, conocidos públicamente desde hace varios meses, no sean tomados por el resto de agencias que estiman un crecimiento mucho menor o incluso un estancamiento.

¿Es que el banco espera que ocurra algo extraordinario o su «buena vibra» tiene que ver más bien con intentar inflar el optimismo sobre el país para favorecer determinados intereses financieros? ¿Qué sabe el Credit Suisse que aún nosotros no sabemos, aparte de un aumento de la producción petrolera y una mejora de los ingresos fiscales?

Lo que se sabe en Suiza

Las fuentes que se manejan en Suiza sobre el tema Venezuela no son para nada ignorantes. Su Gobierno cumple una función de primer orden para los intereses de Washington en el país caribeño.

Ya en abril de 2019, en plena avanzada agresiva del Gobierno de EE.UU. y una vez retirado el embajador estadounidense en Caracas, Suiza firmó un convenio con Washington para representar sus intereses en Venezuela.

En octubre de 2020, Suiza nombró embajador en Venezuela y con ello reconoció formalmente el Gobierno de Maduro.

De hecho, en la visita que hizo el mes pasado a Caracas Juan González, representante de la Casa Blanca para asuntos sobre las Américas, con su comitiva, durante su estancia fueron alojados en la embajada de Suiza, que fungió de centro de reuniones con la oposición. 

Las previsiones de la entidad financiera pudieran estar relacionadas con las informaciones que surgieron a raíz de esa visita (que significó el reconocimiento de facto de Washington sobre el Gobierno de Maduro), así como sus efectos posteriores relacionados con las gestiones de la petrolera Chevron para aumentar su actividad en el país, reducida al mínimo en los últimos años debido a las sanciones del Departamento del Tesoro de EE.UU.

De esta manera, no cabe despreciar la opción de la importancia de las informaciones que maneja el banco, sobre la política oficial de Washington, para tan elevada proyección, especialmente cuando el tabú de la opinión pública occidental es tan reactivo sobre el tema que no permite la sinceración de los gestores de EE.UU. 

Qué significa 20 % de crecimiento

Para recrear este guarismo, habría que recordar que para el Banco Mundial las perspectivas económicas sitúan el crecimiento mundial en 4,1 %. Esto significa que de ser certeras las proyecciones del banco suizo (y las del Banco Mundial), el crecimiento de la economía venezolana quintuplicaría el crecimiento mundial. 

Básicamente, este dato, aunque termine siendo incierto, ya precipita de manera definitiva el fin de la narrativa de la crisis humanitaria utilizada como justificación para una probable intervención militar. 

Esta proyección también sitúa al país en un futuro cercano como lugar privilegiado e importante para la geopolítica y el comercio energético.

Venezuela tiene las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo y además cuenta con una capacidad instalada que le puede permitir elevar exponencialmente su producción.

El dato proyectivo en cuestión sobre Venezuela anima a los tenedores de bonos de la petrolera venezolana (PDVSA). Las sanciones empujaron a la estatal al impago y un cambio de política podría hacer revivir el interés por esta deuda. 

Por lo pronto, para que las estimaciones se cumplan, queda esperar algún giro más agresivo de la Administración estadounidense, ya que de mantenerse la actual situación, caracterizada por las sanciones, podría preverse un repunte económico, pero nunca de las magnitudes planteadas por el ente financiero.

(RT)