Ya puede hablarse de que está en marcha una nueva guerra mundial, que es fundamentalmente económica y que incluye un choque frontal entre Estados Unidos y Rusia, aunque todavía no sea de manera directa en términos militares clásicos. 

Esta es la visión del filósofo y comunicador político Miguel Ángel Pérez Pirela acerca del estado actual del conflicto que tiene como escenario a Ucrania. 

El también director del portal LaIguana.TV retomó su programa Desde Donde Sea, luego de un paréntesis de dos semanas, motivado por su participación como autor en la Feria del Libro de La Habana. 

“Como dicen los abogados, ‘a confesión de parte, relevo de pruebas’. Sí creo que estamos en una guerra mundial, que es económica; y sí creo que la guerra es frontal entre EE.UU. y Rusia. Antes se le llamaba Guerra Fría, pero esto supera con creces la frialdad porque además hay gringos en el campo de batalla”, expresó. 

En cuanto al cariz económico, expresó que los países de la Unión Europea “están jugando con fuego al tratar de prescindir de la energía que les vende Rusia, y en el corto plazo podrían quedarse sin gas para prender la candela de ese fuego con el que están jugando”. 

Durante la presentación de la investigación realizada, el moderador enfatizó que alrededor del conflicto se están realizando grandes negocios que solo favorecen a EE.UU. “No es un envío de armas, como dicen, sino una venta obligada de armas que Ucrania luego tendrá que pagar mediante una deuda eterna, como la llamaba Fidel Castro –aseveró-. Es un negocio redondo para un país con una inflación colosal, como es EE.UU. Mientras tanto, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, va dejar un país destruido, dividido, más pequeño que el que encontró, y además muy endeudado”. 

Agregó que lo jugoso de los negocios que se están realizando impide que avance un acuerdo de paz. “Las negociaciones y la paz son inversamente proporcionales a los intereses económicos de los gringos en Europa”.

A juicio de Pérez Pirela, también están obteniendo beneficios económicos los funcionarios corruptos ucranianos que se están robando el dinero que debería servir para su defensa. 

En el programa se abordó el tema del final de la Segunda Guerra Mundial, pues en el inicio de la semana se celebró el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi, un episodio histórico en el que el protagonismo lo tuvo el Ejército Rojo, de la extinta Unión Soviética. “Ahora EE.UU., a través de Hollywood dice que fueron ellos los que ganaron la guerra”, comentó. 

Destacó que en el contexto actual afloran grandes contradicciones, pues EE.UU. y los países europeos se jactan de haber derrotado a Hitler, pero ahora apoyan abiertamente a los neonazis que están gobernando en Ucrania”. 

Se mostró de acuerdo con las declaraciones del canciller ruso, Serguéi Lavrov, quien dijo que “la UE no tiene una política exterior propia, sino que se somete a los designios de EE.UU.”. Afirmó que “estas palabras de Lavrov más verdaderas no pueden ser”. 

Tras presentar diversos materiales informativos, aseguró que “es un secreto a voces que la UE está más que dividida sobre el embargo petrolero a Rusia”, pues ya varios de los gobiernos involucrados han entendido que las sanciones están generando un efecto búmeran, tal como se había advertido desde un principio, afectando más a los sancionadores que a los sancionados. 

“En la guerra no hay ganadores. Esta guerra se pudo evitar, pero EE.UU. se frota las manos porque está lejos del campo de batalla y es entre países que pueden gastar mucho dinero en armas para reanimar su economía en decadencia”, concluyó. 

Pérez Pirela insistió en la pertinencia de tener plataformas alternativas para el análisis de la información, como LaIguana.TV y Desde Donde Sea, pues estamos sufriendo un tiempo al que calificó como “momentos de oscurantismo mediático”.  

Balance del conflicto

La guerra entre la OTAN y Rusia que se libra en territorio de Ucrania y no se detiene. Mientras los países occidentales liderados por Estados Unidos continúan enviando grandes cantidades de armamento al gobierno de Volodímir Zelenski y la Unión Europea amenaza con prohibir todas las importaciones de crudo ruso a finales de 2022.  

Por su parte, el gobierno ruso continúa sorteando las sanciones y el saqueo de sus activos con más éxito del que cabría esperar, dada la virulencia de estas medidas coercitivas unilaterales de EE.UU. y la Europa Schengen, al tiempo que los países sancionadores padecen las consecuencias de sus propias acciones.   

En paralelo, representantes diplomáticos de Moscú denuncian con pruebas ante la Organización de las Naciones Unidas los crímenes de guerra cometidos por los contingentes ucranianos y exigen que se tomen cartas en el asunto.  

En tanto, Estados Unidos da un paso más en el control de la información que circula sobre Rusia y la migración, con la creación de una oficina llamada Junta de Gobernanza para la Desinformación adscrita al Departamento de Seguridad Nacional, aunque medios como The New York Times insisten en la publicación de bulos sobre la guerra en Ucrania.  

Presentó El Iguanazo, del maestro Iván Lira, titulado Guerra económica. En la imagen se observa un tanque de guerra con el símbolo del dólar, trepando por las líneas de un gráfico estadístico, con la leyenda “la Tercera Guerra Mundial es económica”. 

“Como siempre, con una frase resumió horas de reflexión, como suele suceder con este gran maestro que, por cierto, estuvo de visita por acá y fue entrevistado por otro maestro, Clodovaldo Hernández. Recomiendo ver esa entrevista, que está en nuestra plataforma en Youtube, porque no tiene desperdicio. “La vi apenas llegando de La Habana y me contenté mucho y me sentí muy orgulloso de que en las filas de LaIguana.TV estén maestros como Iván Lira, gran caricaturista venezolano y maestros como Clodovaldo Hernández. Son maestros de la comunicación política. ¡Qué honor tenemos de trabajar con ellos!”. 

El primer titular de LaIguana.TV  presentado durante la noche señala que «Estamos en guerra con Rusia»: la confesión pública de congresista gringo”. El texto se refiere a Seth Moulton, representante al Congreso estadounidense por el estado de Massachussets, quien admitió en data reciente que su país se encuentra inmerso en una «guerra subsidiaria» con Rusia.  

«Al final de cuentas, tenemos que comprender que estamos en guerra. No solo estamos en guerra para apoyar a Ucrania, sino fundamentalmente, aunque un poco a través de un intermediario, estamos en guerra con Rusia y es importante que ganemos», dijo Moulton en una entrevista con las cadenas MSNBC y Fox News.  

Esto coincide con las apreciaciones de las autoridades rusas, que han acusado a la OTAN de desarrollar una guerra proxy en Ucrania, con el fin de derribar a Rusia y consolidar un mundo unipolar.  

A este respecto, el canciller ruso Serguéi Lavrov aseveró en declaraciones públicas que lo que estaba en juego en el conflicto bélico ucraniano era la posibilidad consolidar un mundo multipolar y democrático o volver al mundo unipolar controlado por EE.UU.  

Adicionalmente, Lavrov insistió en que Rusia no toleraría más los intentos occidentales de reescritura o veto de la historia y la cultura de su país, ni tampoco amenazas en sus fronteras.  

El pasado jueves, en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, el embajador ruso, Vasili Nebenzia, acusó a occidente de usar a Ucrania como campo de batalla para atacar a Rusia y de enviar armas para prolongar el conflicto.  

Nebenzia también advirtió a Ucrania acerca de las consecuencias de embarcarse en esta agenda occidental, pues desde su punto de vista, Kiev solamente obtendrá material bélico.  

Diputados de la Duma (Cámara Baja del Parlamento) denunciaron el pasado 7 de mayo que Washington está directamente implicado en el conflicto bélico que se libra en el territorio de Ucrania.  
 
Así se planteó en otra nota de LaIguana.TV, en la que se indica que «Washington está esencialmente coordinando y desarrollando operaciones militares, participando así directamente en acciones militares contra nuestro país», escribió en su canal de Telegram el presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin.  

En concordancia con estos señalamientos, el presidente de EE.UU. Joe Biden firmó la Ley de Préstamo y Arrendamiento que había sido discutida en el Congreso a mediados de abril y que permite que la Casa Blanca envíe armamento a Kiev y a otros países de la Europa del Este bajo condiciones preferenciales y sin mayores trabas burocráticas.  

La iniciativa supone una reedición de un instrumento similar aprobado en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, que permite a los países receptores cancelar posteriormente los importes del armamento y las municiones recibidas, al tiempo que se les excluye de pagar lo que haya sido destruido en combate.     

Este martes, la agencia Bloomberg informó que la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos votará en fecha próxima otro paquete de ayuda para Ucrania cercano a los 40.000 millones de dólares, lo que supera los 33.000 que Biden había solicitado el mes pasado.  

Según el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, el gobierno de Zelenski ha recibido a la fecha unos 12.000 millones de dólares por concepto de ayuda financiera y militar de los países de la OTAN, aunque el mandatario continúa demandando más armas y dinero a sus aliados occidentales.  

Pese a las exigencias de Zelenski, el pasado viernes, Biden admitió que su administración «casi ha agotado el financiamiento que puede usarse para enviar asistencia de seguridad», si bien descartó que esto suponga el cese del flujo de pertrechos bélicos hacia Ucrania.  

En ese orden, indicó que «para que Ucrania tenga éxito en esta siguiente fase de la guerra, sus socios internacionales, incluido Estados Unidos, debemos continuar demostrando nuestra unidad y nuestra determinación de mantener [la situación en la que] las armas y municiones están fluyendo hacia Ucrania sin interrupción. El Congreso debe proporcionar rápidamente la financiación para fortalecer a Ucrania en el campo de batalla y en la mesa de negociaciones».  

Estos envíos masivos de armas han sido duramente criticados por el Kremlin, desde donde consideran que solamente pretenden extender artificialmente la guerra y torpedear las negociaciones, que se encuentran estancadas desde finales de marzo.  

Del mismo modo, desde el Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia advirtieron que todo convoy que transporte armas occidentales dentro del territorio ucraniano, será considerado un blanco legítimo.  

De acuerdo con las declaraciones oficiales, esta participación estadounidense –y por extensión, de la OTAN– por vía interpuesta, como reconociera públicamente el congresista Seth Moulton, persigue voltear las tornas en el campo de batalla en favor del ejército ucraniano, pero la realidad es que la corrupción interna ha hecho que no todos los envíos lleguen a su destino.  

Un titular de LaIguana.TV hace referencia a un revelador informe en el que se señala que la corrupción estatal deja reservas del ejército de ucrania sin armas. 

En una entrevista concedida la semana previa al diario británico The Times, un teniente de las fuerzas de Ucrania acusó a las autoridades castrenses de su país de malversar el dinero destinado al apertrechamiento de las tropas, pues, aunque «hay un presupuesto claro (…) no está claro cómo se ha gastado ese dinero».  

El militar, que habló bajo condición de anonimato, sostuvo que «hay robos incluso a nivel de batallón. Por ejemplo, se compraron supuestamente tablones y piezas de metal para apuntalar las trincheras, por valor de unos 20.000 dólares. Ninguno de nuestros mandos puede explicar a dónde fue a parar ese dinero».  

Denunció, asimismo, que en su unidad están combatiendo con armas obsoletas, sin equipo de campaña y sin suministros regulares de alimentos, a lo que añadió que los voluntarios no han sido debidamente entrenados, todo lo cual ha socavado la moral de los soldados, que se debaten entre la deserción o unirse a brigadas partisanas.  

Dentro de Estados Unidos estos envíos masivos de armamento a Ucrania tampoco gozan de respaldo unánime, pues se estima que con esta decisión la nación norteamericana está socavando otros flancos estratégicos como Taiwán.  

En la semana, LaIguana.TVse preguntó: “¿EE.UU. se está quedando sin armas por apoyar a ucrania?” y reseñó lo que dijo un congresista a Fox News. 

Mike Gallagher, representante del estado de Wisconsin, considera que, al armar a Ucrania, Washington «ha quemado» años de reservas de material bélico, lo que le impide a la actual administración hacer lo propio con Taiwán, en el caso de una confrontación con China.  

«Nos estamos quedando sin reservas [de armas]. Acabamos de quemar siete años de Javelins [misiles antitanques] y eso no solo es importante a medida que continuamos ayudando a los ucranianos a ganar, es importante a medida que tratamos de defender simultáneamente a Taiwán», dijo Gallagher a la cadena Fox News. 

Por otra parte, aunque los contingentes armados rusos se han concentrado en la zona este de Ucrania –es decir, en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk–, la amenaza de que el conflicto se extienda hacia otros países sigue en pie, particularmente a los que en su día formaron parte de la extinta Unión Soviética.  

Uno de esos flancos es la autoproclamada república de Transnistria, localizada al este de Moldavia y fronteriza con Ucrania. aunque es considerada parte de la república moldava, funciona de facto como un estado autónomo desde 1992, tras una guerra civil.  

A finales de abril se registraron una serie de explosiones en edificios gubernamentales de la capital, Tiráspol, de las que los gobiernos de Putin y Zelenski se culparon mutuamente.  

Entretanto, las autoridades transnistrias decretaron el estado de alerta máxima ante amenaza terrorista por 15 días, que ha implicado el reforzamiento militar de la frontera con Moldavia y la restricción de tránsito de los ciudadanos. 

Aunque teóricamente la medida estaría en vigor hasta este 9 de mayo, no se ha comunicado oficialmente su levantamiento.  

Desde las tarimas mediáticas occidentales se insiste que Rusia podría empalmar esa región con la zona suroriental de Ucrania, vista la dependencia y cercanía de Transnistria con Moscú, pero el Kremlin ha negado cualquier implicación con el caso y ha devuelto el golpe a Kiev, asegurando que se trata de una nueva provocación.   

El Día de la Victoria y el anuncio que no fue

La mayor parte de estos pronunciamientos y acciones se produjeron pocos días antes de la celebración del Día de la Victoria –9 de mayo–, la fiesta nacional más importante de Rusia, en la que se conmemora la victoria de las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, conocida en el país eslavo bajo la denominación de Gran Guerra Patria. 

La entonces Unión Soviética fue, con diferencia, el país que más vidas ofrendó en los campos de batalla, pero también fue quien más bajas propinó a los nazis. Según cálculos históricos, un 80 % de los combatientes del Tercer Reich cayeron a manos del Ejército Rojo.  

La semana previa, The New York Times avanzó la especulación de que, en el marco del tradicional desfile militar en la Plaza Roja, el presidente ruso, Vladímir Putin, declararía formalmente la guerra a Ucrania y anunciaría la movilización general, una especie que fue velozmente difundida por la prensa hegemónica y negada por el Kremlin.  

Como resulta ya evidente, este lunes, Putin no declaró la guerra a Ucrania ni anunció la movilización general de la población rusa, pero el diario neoyorquino intentó justificar su noticia falsa, asegurando que el mandatario no había realizado el vaticinado anuncio porque no le resultaba beneficioso en términos de política interior.  

En una nota este aparecida este martes bajo la firma del jefe de la oficina del Times en Moscú, Anton Troianovski, y en la que se refiere la opinión de «algunos analistas», se asevera que «aunque las encuestas muestran que existe un amplio apoyo a la guerra en Rusia, parece que en el Kremlin hay preocupación de que este apoyo no sea profundo».  

De otro lado se alega que «el presidente parece querer evitar que se dañe aún más el acuerdo tácito con el pueblo ruso que él mismo forjó tras llegar al poder: los rusos de a pie se mantienen al margen de la política, y el Kremlin les deja vivir su vida».  

En el marco de la celebración del Día de la Victoria, el presidente Vladímir Putin se incorporó a la caravana del Regimiento Inmortal –compuesto por familiares de las víctimas y combatientes– con una fotografía de su padre, un héroe del conflicto.  

En su intervención en la Plaza Roja, el mandatario subrayó el papel jugado por el pueblo soviético en esa victoria, al tiempo que cuestionó la reescritura que de este período se ha hecho en occidente, así como los ataques a los que está siendo sometida la cultura rusa.  

El líder ruso no desaprovechó la ocasión para explicar y justificar nuevamente la incursión de Rusia en Ucrania, reiterando que su gobierno advirtió que «el peligro iba en aumento cada día», razón por la cual se vio obligado a dar «una respuesta preventiva a la agresión».  

Putin comparó aquella gesta con la lucha contra el fascismo que, en su decir, adelantan las tropas de Rusia en Ucrania y vaticinó que ahora, como entonces, esas fuerzas serán derrotadas.  

Criticó, asimismo, el excepcionalismo y el unilateralismo estadounidense, que apoyados en un expansionismo creciente de la OTAN cerca de las fronteras rusas, así como su negativa a discutir las propuestas de seguridad presentadas por Rusia antes de que estallara esta fase del conflicto, acabaron por empujar a Moscú a la guerra.   

«Estados Unidos, sobre todo después del colapso de la Unión Soviética, empezó a hablar sobre su excepcionalidad, humillando así no solo al mundo entero, sino también a sus satélites, que tienen que fingir que no notan nada y tragarlo con resignación», recalcó.  

El Día de la Victoria se celebra en todo el espacio postsoviético, incluyendo en Ucrania. Por ello, Zelenski publicó en sus redes sociales imágenes pretendidamente alusivas, en las que se coló una fotografía de un soldado con una insignia de las Waffen-SS, la división élite del ejército nazi.  

En la fotografía publicada en su cuenta oficial, se aprecia a un uniformado frente a un arma de artillería pesada y es claramente distinguible una insignia de la unidad Totenkopf, representada por una calavera con huesos cruzados.   

La imagen fue retirada una media hora después y reemplazada con una editada, si bien la oficina del mandatario no ofreció ninguna aclaratoria y tampoco pudo impedir que se esparciera rápidamente por el internet.  

En una entrevista con el medio británico Sky News y con referencia a la fotografía, el embajador adjunto de Rusia ante las Naciones Unidas, Dmitri Polianski, criticó la posición de apoyo del Reino Unido al gobierno ucraniano vista la glorificación que hace del nazismo, pero fue rápidamente sacado del aire “por la democracia inglesa” 

El Ministerio de la Verdad queda en Washington

Acciones de censura como las aplicadas por Sky News sobre el embajador ruso continúan cobrando cuerpo en todo el mundo, particularmente dentro de los Estados Unidos, donde el gobierno de Joe Biden ya instaló una Junta de Gobernanza para la Desinformación adscrita al Departamento de Seguridad Nacional.  

La iniciativa ha sido comparada por sus críticos con el Ministerio de la Verdad de la novela de George Orwell 1984, en la que la institución se encarga de manipular la información y difundir solo aquellas partes que resultan convenientes para el régimen gobernante.  

De acuerdo con un informe de la periodista Helena Villar para la cadena RT, oficialmente la junta tiene como propósito combatir la desinformación relativa a Rusia y a la migración, sin aparente menoscabo a las libertades civiles o la privacidad.  

Aunque no han trascendido detalles sobre su funcionamiento, su directora, Nina Jankowicz fue descrita por la hasta hace poco portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, como una «experta en desinformación en línea», que había asesorado al ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, lo que inicialmente debería descartarla como «juez» de las noticias que circulan sobre Rusia.  

A ello se se suman criterios dispares al pronunciarse sobre supuestos casos de desinformación, particularmente en lo que se refiere a sus comentarios sobre acusaciones en las que ha estado implicado el expresidente Donald Trump.  

La guerra económica mundial 

A poco más de dos meses de iniciadas las operaciones militares de Rusia en Ucrania, los efectos de las sanciones económicas y financieras impuestas sobre la economía rusa se hacen sentir en todo el orbe, aunque paradójicamente, mucho menos de lo que se esperaba en Rusia, devenido en el país más sancionado del mundo.  

Así, este martes, autoridades rusas desmintieron que, al cierre de 2022, el Producto Interno Bruto (PIB) de su país se desplomará en 12 %, como aseguró la agencia estadounidense Bloomberg.  

El titular de LaIguana.TV respecto a este punto dice: “¿PIB de Rusia cayó al 12%? así le respondió el ministerio de finanzas a Bloomberg”.  

En un comunicado, el Ministerio de Finanzas de la Federación Rusa advirtió que «la información sobre la posible caída del PIB de Rusia hasta un 12 % al cierre de 2022, publicada por Bloomberg, no es cierta».  

Aunque todavía el Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia no ha difundido las estimaciones oficiales, la agencia Sputnik reseña que instituciones financieras rusas calculan una contracción económica entre el 8% y el 10%.  

Los pronósticos de occidente sobre la debacle de la economía rusa a niveles no vistos desde la Segunda Guerra Mundial lucen exagerados, aunque ello no significa que Moscú no ha perdido una importante cantidad de recursos y que puede seguir perdiéndolos.  

A este respecto, el representante permanente de Rusia en las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, denunció la semana previa que su país está siendo sometido a una guerra en el plano económico que incluye el pillaje activo y el robo de fondos de ciudadanos rusos.  

Según Nebenzia, además de la apropiación ilegal de capitales, las naciones occidentales han congelado cuentas bancarias de la Federación Rusa por el orden de 300.000 millones de dólares, cantidad comparable al PIB de la República Checa, país miembro de la Unión Europea.   

Asimismo, tras conocerse que la Unión Europea planea transferir los activos rusos congelados en bancos occidentales a las arcas de Ucrania, el canciller Serguéi Lavrov tachó los actos de «robo» y criticó al jefe diplomático europeo, Josep Borrell, por actuar no como manda su posición sino como un «jefe militar».  

«Es un robo, y no hacen ningún intento para ocultarlo», manifestó el diplomático este martes, ante lo expresado por Borrell en la jornada anterior en una entrevista concedida a The Financial Times.  

De su parte, el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, afirmó a fines de la semana anterior que tanto Rusia como su nación disponen de suficientes fondos para hacerle frente a las restricciones occidentales, mientras que del lado ruso, el Banco Central anunció una rebaja en las tasas de interés.  

Lukashenko sostuvo que había que «olvidarse» de las medidas coercitivas unilaterales, enfocarse en satisfacer las necesidades del mercado interno y entablar alianzas con otros socios comerciales, entre los que destaca la República Popular China.  

En concordancia con lo declarado por el presidente bielorruso, este lunes, Rusia anunció que está incrementando sus envíos de hidrocarburos a otras regiones.  

El viceprimer ministro ruso Alexandr Novak informó este lunes que las compañías petroleras rusas están a la búsqueda de nuevos socios para comercializar su petróleo y aseguró que ya se han incrementado las ventas a la región de Asia-Pacífico, reseñó LaIguana.TV.  

«Claro que [las compañías petroleras rusas], en una nueva situación, están buscando nuevas rutas, creando nuevas cadenas logísticas. Por supuesto, vemos que hay nuevos compradores, así como un aumento en el volumen de suministros a distribuidores en otras regiones, incluida la de Asia-Pacífico», refirió Novak. 

Sin embargo, el funcionario no aportó detalles acerca de cuáles países estarían interesados en el crudo ruso, si bien indicó que las propias empresas son las encargadas de negociar estos tratos.  

Este movimiento se hace público luego de que la semana pasada, la Unión Europea intentara sin éxito acordar un sexto paquete de sanciones para Moscú enfocado en el embargo progresivo de las importaciones de petróleo ruso y en la exclusión del sistema Swift de Sberbank, la entidad financiera más grande del país eslavo.  

Trascendió además que se planean nuevas restricciones sobre cadenas estatales rusas, con el argumento de que en Bruselas no desean que el gobierno encabezado por el presidente Vladímir Putin divulgue su versión sobre la guerra en Ucrania.    

El pasado 4 de mayo, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, propuso suspender las compras de petróleo ruso en el bloque comunitario en razón de la exigencia de Moscú de aceptar solo pagos en rublos a naciones que han impuesto sanciones.  

El titular de LaIguana.TV indica que la Unión Europea se divide ante propuesta de embargar importaciones de petróleo ruso. La propuesta de Von Der Leyen quedó en suspenso y, finalmente, el pasado viernes, el alto representante de la Unión Europea para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, admitió que no se había conseguido un acuerdo basado en razones técnicas. 

El diplomático reconoció que este sexto paquete de sanciones era sin dudas problemático y obligaba a la Unión Europea a realizar ponderaciones cuidadosas en las que habría que considerar la situación particular de algunos estados, pero advirtió que, de fracasar esta vía, el debate se elevaría a los ministros de Asuntos Exteriores.  

«Los embajadores ante la Unión Europea están desde ayer —5 de mayo— y supongo que seguirán debatiendo, para llegar a un acuerdo sobre en qué plazos y en qué condiciones cada uno va a contribuir a cancelar las compras de petróleo ruso», dijo Borrell en una entrevista con Efe. 

De momento, la propuesta es activamente respaldada por Alemania, Francia, Austria, Polonia y Bulgaria —sin que ello implique que no hayan reconocido que sus economías y ciudadanos sufrirán los costos de la decisión—, pero ha encontrado oposición en países sin salida al mar como Hungría, República Checa y Eslovaquia.  

Sin embargo, la pared más infranqueable parece ser Hungría, que a pesar de ser miembro de la OTAN, se ha negado en redondo a permitir que su territorio sea usado para enviar armas a Ucrania y a imponer sanciones contra Rusia, no obstante, su condena a la operación militar del Kremlin.  

El propio jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, aceptó que «Hungría tiene sus problemas y hay que tomarlos en consideración». Sobre el punto destacó que «hay que buscar una solución para que todo el mundo pueda adaptarse», puesto que «no es lo mismo tener costa y que te puedan llegar petroleros a no tener costa y que no te pueda llegar petróleo por ninguna otra parte que no sea Rusia».  

En procura de esa solución por la que clama Bruselas, este lunes acudió a Budapest la presidenta de la Comisión Europea. De acuerdo con los informes oficiales, se reunió con el primer ministro, Viktor Orbán, para discutir temas energéticos.  

«Las discusiones con el primer ministro Viktor Orbán esta noche han ayudado a aclarar los temas relacionados con sanciones y la seguridad energética (…). hemos hecho avances, pero hace falta más trabajo», escribió Von Der Leyen en su cuenta de Twitter.  

El Reino Unido, que al abandonar la Unión Europea goza de suficiente soberanía para tomar decisiones sin considerar su efecto sobre terceros países, anunció este lunes una nueva ronda de sanciones contra Rusia que alcanzan también a Bielorrusia, gobierno al que se acusa de complicidad con el Kremlin. 

De acuerdo con un comunicado del Departamento de Comercio Internacional del Reino Unido, desde Londres se comunicó la próxima imposición de nuevas sanciones contra las economías rusa y bielorrusa por un valor de 2.100 millones de dólares.  

 En el documento se precisa que las medidas coercitivas unilaterales suponen el incremento de los aranceles de importación de mercancías procedentes de Rusia y Bielorrusia –incluyendo el platino y el paladio– en 35%.  

Asimismo, se contempla prohibir toda exportación de productos químicos, plásticos, caucho y maquinaria, insumos que resultan clave para sectores de la economía rusa y que al cierre de 2021 representaron cerca del 10% de todas las exportaciones del Reino Unido a Rusia.  

Globalmente, el gobierno británico calcula que «el valor total de los productos sometidos a sanciones totales o parciales de importación y exportación desde que comenzó la invasión ilegal de Rusia en Ucrania ascenderá a más de 4.000 millones de libras esterlinas [4.900 millones de dólares]». 

Desde otro ángulo, la tercera ronda de sanciones comerciales anunciada por el gobierno de Boris Johnson ha traído como resultado que, en el presente, aproximadamente el 96% de las importaciones de Moscú desde Londres está sometida a restricciones y el 60% de las exportaciones a Rusia sufre algún tipo de prohibición.   

Cual profecía, el búmeran de estas medidas coercitivas unilaterales ya empieza a sentirse en las economías sancionadoras, particularmente en Europa, donde las autoridades del Banco Central Europeo (BCE) reconocieron que el estancamiento –es decir, el crecimiento económico próximo a cero– llegó y es probable que empeore. 

El pasado 5 de mayo, Fabio Panetta, representante italiano ante el Banco Central Europeo declaró que en el primer trimestre de 2022, el Producto Interno Bruto (PIB) del bloque apenas creció 0,2 % por causa de la guerra en Ucrania y advirtió que, en ese escenario, la entidad tendrá que actuar con prudencia, reseñó LaIguana.TV.  

A juicio de Panetta, el banco europeo no está en capacidad de gestionar la inflación por su cuenta sin que se produzcan efectos adversos en la economía de los 27, por lo que recomendó que se implementaran acciones más allá de la política monetaria.  

De otra parte, bancos europeos reconocieron que su salida del mercado ruso les ha generado pérdidas de varios millones de dólares, al tiempo que se vaticinan insolvencias en grandes conglomerados europeos.  

Esta lista la encabezan Societe Generale y Unicredit, que hasta ahora comunican un golpe de 9.600 millones de dólares, mientras que ING e Intesa Sanpaolo informaron que sus ingresos netos combinados se habían reducido en casi 2.000 millones de dólares por causa de las sanciones.  

La arena diplomática sigue en movimiento

Aunque Bruselas ha conseguido una condena unánime a la incursión militar de Rusia en Ucrania, no ha contado con el mismo respaldo con respecto a las sanciones o el envío de armas, al tiempo que sortea las demandas de más prebendas por parte del presidente ucraniano.  

En el plano diplomático, la exigencia más evidente de Kiev es la incorporación del país eslavo a la Unión Europea, una promesa que el bloque comunitario ha presentado y retirado a conveniencia, pero que en términos prácticos luce cuando menos muy lejana, tal y como admitió este lunes el presidente francés, Emmanuel Macron.  

En una entrevista con Le Monde, Macron confesó que para que esa iniciativa llegara a buen puerto, probablemente harían falta «décadas» y abogó por una recomposición del orden europeo en el que pueda incorporarse a ucrania como socio efectivo.  

Por su parte, Rusia consignó ante la ONU evidencia de los crímenes de guerra que habrían cometido milicias neonazis durante la guerra.  

Otra nota de LaIguana.TV indica que según lo expresado por el embajador ruso en la ONU, Vasili Nebenzia, las tropas leales al gobierno de Kiev habrían violentado las normas del Derecho Internacional, al usar a civiles como escudos humanos, destinar infraestructura civil al uso bélico, desplegar armamento pesado en zonas residenciales y vejar a los prisioneros de guerra.  

Nebenzia aseveró que existen numerosos testimonios que dan cuenta de todos estos crímenes, particularmente de los relativos a la toma de civiles como rehenes y a las torturas aplicadas a los prisioneros.  

Desde lugares como Mariúpol, donde se han librado intensos combates, agencias rusas y medios independientes han recogido vivencias de residentes en las que se responsabiliza inequívocamente a las fuerzas ucranianas –regulares o paramilitares– de lo denunciado por Rusia.  

Declaraciones y reportajes en video

En el programa se incluyeron los siguientes materiales audiovisuales: 

-Declaraciones del senador estadounidense Seth Moulton, en las que asegura que ya EE.UU. está en guerra con Rusia. (RT).

-Declaraciones del canciller ruso Seguéi Lavrov rechazando los intentos occidentales de tergiversar hechos históricos (RT).

-Declaraciones del embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia acerca de la guerra proxy de la OTAN contra Rusia. (teleSUR).

-Declaraciones del primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, solicitando más armas y apoyo financiero. (Nexo Latino).

-Declaraciones de un portavoz del Kremlin critica envío de armas a Ucrania. (Nexo Latino).

-Reportaje sobre la situación de Transnistria, luego de tres atentados. (RT).

-Reportaje sobre el significado para Rusia del Día de la Victoria. (RT).

-Declaraciones de Dimitri Peskov previas al discurso de Putin sobre el Día de la Victoria. (Nexo Latino).

-Dos segmentos del discurso de Vladímir Putin en el Día de la Victoria. (Sputnik).

-Reportaje en el que se muestra que Volodimir Zelenski envió mensaje del Día de la Victoria con la imagen de un soldado con insignias nazis. (RT).

-Reportaje sobre la Junta de Gobernanza de la Desinformación. (RT).

-Reportaje sobre la guerra económica que enfrenta Rusia. (teleSUR).

-Declaraciones de Lavrov en repudio a declaraciones de Josep Borrell. (RT).

-Declaraciones del presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko sobre las sanciones a Rusia y su país. (teleSUR).

-Reportaje sobre sexto paquete de sanciones contra Rusia. (RT).

-Reportaje sobre división en la Unión Europea en torno al embargo petrolero a Rusia. (RT).

-Reportaje sobre el posible ingreso de Ucrania a la UE. (RT).

-Testimonios de desplazados y habitantes de Mariúpol sobre la actuación de las tropas rusas y ucranianas en esa región. (Sputnik).  

-Otras fuentes citadas: LaIguana.TV, El Iguanazo, MSNBC, Fox News The New York Times, Sky News, Efe. 

Luego de un paréntesis

El presentador de Desde donde sea señaló que, con esta emisión, el programa está de regreso después dos semanas durante las que estuvo participando en la Feria Internacional del Libro de La Habana, a la que catalogó como un magno evento que congregó a la intelectualidad nuestroamericana y más allá.  

“Hubo gran cantidad de eventos, foros, coloquios y presentaciones. En mi caso, tuve la oportunidad de presentar dos libros: La cuestión colombo-venezolana (obra de ciencias sociales) y mi novela Pueblo en su tercera edición y primera edición internacional. Una gran experiencia, nos traemos muchísimas enseñanzas. Volvimos con las pilas recargadas para seguir escribiendo y haciendo investigación científico-social y comunicación política”. 

Siguiente entrega

Pérez Pirela anunció que en el siguiente programa se tratará el tema de Colombia. “Nos preocupa mucho porque el paramilitarismo tiene parte del país nada menos que en toque de queda, todo esto a muy pocos días de las elecciones que tiene en la punta a Gustavo Petro, amenazado y archiamenazado de muerte”, dijo. 

(LaIguana.TV)