Durante el primer año de la crisis sanitaria, la cifra de fallecimientos a causa de disparos por armas de fuego alcanzó un nivel nunca antes visto en Estados Unidos, de acuerdo con el último reporte oficial de las autoridades sanitarias de ese país.

Los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) registraron un incremento histórico en la cantidad de personas que murieron en suelo estadounidense por esa razón.

Según las autoridades, este aumento sin precedentes podría deberse a dos factores: los confinamientos derivados de la pandemia de COVID-19 y la expansión de los niveles de pobreza entre la población.

En 2020, Estados Unidos registró 19.350 homicidios por armas de fuego, es decir, 35% más que el año anterior, de acuerdo con el informe más reciente de los CDC. Además, los suicidios también aumentaron en 1,5%. Las autoridades sanitarias estiman que, ese mismo año, 24.245 personas se quitaron la vida.

En total, de acuerdo con información del diario The New York Times, más de 45.000 personas murieron en Estados Unidos en hechos relacionados con un arma de fuego.

«Estos decesos representan un problema de salud pública persistente y significativo», reconoció la Administración de Joe Biden.

Desde hace más de un cuarto de siglo, Estados Unidos no registraba una tasa de homicidios tan alta. Con el más reciente reporte, este indicador se sitúa en 6,1 homicidios por cada 100.000 habitantes.

«Se trata de un aumento histórico, ya que la tasa ha alcanzado el nivel más alto en más de 25 años», admitió Debra E. Houry, subdirectora de los CDC, en una conferencia de prensa.

Las principales víctimas de este tipo de delitos son hombres, la mayoría de ellos adolescentes y adultos jóvenes provenientes de comunidades afroamericanas e indígenas. Y aunque en realidad las muertes por arma de fuego se presentaron en todo el país, se nota un aumento más significativo en las áreas con mayores índices de pobreza.

Sobre los suicidios, las autoridades aseguran que estos se cometen más en zonas rurales, alejadas de las grandes ciudades.

«Los índices de estrés asociados con la pandemia pudieron haber desempeñado un papel importante en este comportamiento», señalaron los CDC.

Además, las autoridades apuntan a otros factores para explicar el incremento de la tasa de homicidios y suicidios: el aislamiento social, la violencia intrafamiliar, el desempleo, la desigualdad socioeconómica, la pérdida de vivienda y hasta la violencia policial en contra de la comunidad afroamericana.

En el informe de los CDC también se destaca que la venta de armas creció en Estados Unidos durante los confinamientos de la pandemia.

Las tiendas de armas vendieron más de 2 millones de armas de fuego en Estados Unidos en enero de 2021, 75% más que las 1,2 millones de armas vendidas en el mismo mes de 2020, de acuerdo con cifras de la Federación Nacional de Deportes de Tiro (NSSF, por sus siglas en inglés).

«La razón principal que da la gente para comprar un arma de fuego es la autoprotección. Pero una investigación publicada en la década de 1990 estableció que el simple hecho de tener un arma en casa multiplica por tres el riesgo de homicidio con arma de fuego y por cinco el riesgo de suicidio», detalla The New York Times.

«En 2020, el 79% de todos los homicidios y el 53% de todos los suicidios involucraron armas de fuego. Las desigualdades sistémicas que se acarrean desde el pasado y el racismo estructural limitan las oportunidades económicas y educativas de las personas», explicaron las autoridades sanitarias estadounidenses.

(Sputnik)