Tras una breve pausa en ocasión de su asistencia a la Feria Internacional del Libro de La Habana (Cuba), el comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela retomó este martes 10 de mayo en su programa Desde Donde Sea el análisis de la guerra entre Rusia y la OTAN, que tiene como teatro de operaciones bélicas el territorio de Ucrania. 

Antes de entrar en materia, Pérez Pirela aludió al décimo aniversario de LaIguana.TV, que se celebraron el pasado lunes 9 de enero. A este respecto, comentó que desde el inicio, sus fundadores apostaron por otra comunicación. 

«Es muy difícil llegar a 10 años en un medio de comunicación, todavía más en Venezuela, un país asediado, donde ha habido recientemente intentos de golpe de Estado, intentos de magnicidio, intentos de invasión, etcétera», recalcó. 

Del mismo modo, agradeció tanto al equipo de LaIguana.TV –editores, redactores, expertos audiovisuales, diseñadores, administradores y responsables de infraestructura– como al público que ha acompañado la propuesta durante toda su existencia. 

Para cerrar este punto, compartió el audiovisual realizado por la la periodista Mirelvis Gutiérrez a propósito del aniversario de la plataforma de LaIguana.TV, quien consultó la opinión de la ciudadanía en relación a la labor que se adelanta desde este espacio comunicacional, valorado como una referencia en los medios alternativos de Venezuela por la veracidad de las informaciones políticas nacionales e internacionales que se publican y transmiten en sus distintas plataformas. 

«Esto compromete aún más (…). LaIguana llegó para quedarse y para seguir siendo una referencia de la nueva comunicación», agregó. 

De regreso al tema central de análisis, comentó que la guerra entre la OTAN y Rusia que se libra en territorio de Ucrania sigue en pleno desarrollo, mientras los países occidentales liderados por Estados Unidos continúan enviando grandes cantidades de armamento al gobierno de Volodímir Zelenski y la Unión Europea amenaza con prohibir todas las importaciones de crudo ruso a finales de 2022. 

«Esas cuentas la están haciendo de forma pormenorizada EEUU y los países de la UE, que de dar el gran salto de suspender las importaciones de petróleo y gas rusos, no van a tener ni para encender las hornillas», advirtió. 

Mencionó, asimismo que el gobierno ruso continúa sorteando las sanciones y el saqueo de sus activos con más éxito del que cabría esperar dada su virulencia, al tiempo que los países sancionadores padecen las consecuencias de sus propias acciones y en paralelo, representantes diplomáticos de Moscú denuncian con pruebas ante la ONU los crímenes de guerra cometidos por los contingentes ucranianos y exigen que se tomen cartas en el asunto. 

Para cerrar el inventario de temas a desarrollar durante la emisión, Estados Unidos da un paso más en el control de la información que circula sobre Rusia y la migración, con la creación de una Junta de Gobernanza para la Desinformación adscrita al Departamento de Seguridad Nacional, aunque medios como The New York Times insisten en la publicación de bulos sobre la guerra en Ucrania. 

EEUU admite que está en una «guerra subsidiaria» con Rusia 

Estados Unidos confesó que está inmerso en una «guerra con Rusia», según lo expresado por el representante al Congreso estadounidense por el Estado de Massachussets, Seth Multon. 

Sobre esto, recuperó lo expresado por Multon en una entrevista con las cadenas MSNBC y Fox News: «Al final de cuentas, tenemos que comprender que estamos en guerra. No solo estamos en guerra para apoyar a Ucrania, sino fundamentalmente, aunque un poco a través de un intermediario, estamos en guerra con Rusia y es importante que ganemos». 

El comunicador destacó que esto coincide con las apreciaciones de las autoridades rusas, que han acusado a la OTAN de desarrollar una guerra proxy en Ucrania, con el fin de derribar a Rusia y consolidar un mundo unipolar. 

A este respecto, indicó que el canciller Serguéi Lavrov aseveró en declaraciones públicas que lo que estaba en juego en el conflicto bélico ucraniano era la posibilidad consolidar un mundo multipolar y «democrático», lo que en su criterio devela las razones reales por las cuales la Federación Rusa decidió iniciar una guerra en Ucrania. 

Lavrov insistió en que Rusia no toleraría más los intentos occidentales de reescritura o veto de la historia y la cultura de su país, ni tampoco amenazas en sus fronteras, añadió. 

Sobre la misma línea refirió que el pasado jueves, en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, el embajador ruso, Vasili Nebenzia, acusó a Occidente de usar a Ucrania como campo de batalla para atacar a Rusia y de enviar armas para prolongar el conflicto. 

«No es un envío de armas, es una venta obligada de armas que, como decía Fidel Castro, dejará a Ucrania con una deuda eterna», aseguró. 

Nebenzia también advirtió a Ucrania acerca de las consecuencias de embarcarse en esta agenda occidental, pues desde su punto de vista, Kiev solamente obtendrá material bélico y diputados de la Duma (cámara baja del Parlamento) denunciaron el pasado 7 de mayo que Washington está directamente implicado en el conflicto bélico que se libra en el territorio de Ucrania. 

Más precisamente, aludió a lo que escribiera el presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin en su canal de Telegram, en el que aseguró que «Washington está esencialmente coordinando y desarrollando operaciones militares, participando así directamente en acciones militares» en contra de su país. 

En concordancia con estos señalamientos, el presidente Joe Biden firmó la Ley de Préstamo y Arrendamiento que había sido discutida en el Congreso a mediados de abril y que permite que la Casa Blanca envíe armamento a Kiev y a otros países de la Europa del Este bajo condiciones preferenciales y sin mayores trabas burocráticas. 

La iniciativa supone una reedición de un instrumento similar aprobado en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, que permite a los países receptores cancelar los importes del armamento y las municiones recibidas posteriormente, al tiempo que se les excluye de pagar lo que haya sido destruido en combate, explicó el analista. 

«Un negocio redondo para un país con una inflación colosal como es Estados Unidos. Están vendiendo armas a diestra y siniestra, se están frotando las manos con el conflicto, eso sí, al otro lado del Atlántico». 

Este martes, la agencia Bloomberg informó que la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos votará en fecha próxima otro paquete de ayuda para Ucrania cercano a los 40.000 millones de dólares, lo que supera los 33.000 que Biden había solicitado el mes pasado. 

Según el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, el gobierno de Volodímir Zelenski ha recibido a la fecha unos 12.000 millones de dólares por concepto de ayuda financiera y militar de los países de la OTAN, aunque el mandatario continúa demandando más armas y dinero a sus aliados occidentales. 

«Es decir, Zelenski va a dejar un país endeudado, un país dividido, es decir, un país más pequeño que el que encontró», vaticinó. 

Empero, Pérez Pirela apuntó que pese a las exigencias de Zelenski, el pasado viernes, Biden admitió que su administración «casi ha agotado el financiamiento que puede usarse para enviar asistencia de seguridad», si bien descartó que esto suponga el cese del flujo de pertrechos bélicos hacia Ucrania. 

En ese orden, reató que Biden dijo públicamente que «para que Ucrania tenga éxito en esta siguiente fase de la guerra, sus socios internacionales, incluido Estados Unidos, debemos continuar demostrando nuestra unidad y nuestra determinación de mantener [la situación en la que] las armas y municiones están fluyendo hacia Ucrania sin interrupción. El Congreso debe proporcionar rápidamente la financiación para fortalecer a Ucrania en el campo de batalla y en la mesa de negociaciones». 

«Yo diría que más en el campo de batalla que en la mesa de negociaciones, porque las negociaciones son inversamente proporcionales a los negocios de los gringos en Europa. Es decir, mientras más paz, mientras más concordia, menos dinero», puntualizó. 

Estos envíos masivos de armas han sido duramente criticados desde el Kremlin, desde donde consideran que solamente pretenden extender artificialmente la guerra y torpedear las negociaciones, que se encuentran estancadas desde finales de marzo y para el analista venezolano, no es poca cosa, pues estamos en mayo y desde entonces, solamente se han escuchado bombas. 

De vuelta a la posición de Moscú, indicó que desde el Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia advirtieron que todo convoy que transporte armas occidentales dentro del territorio ucraniano será considerado un blanco legítimo. 

Señaló, por otro lado que de acuerdo con las declaraciones oficiales, esta participación estadounidense –y por extensión, de la OTAN– por vía interpuesta, como reconociera públicamente el congresista Seth Moulton, persigue voltear las tornas en el campo de batalla en favor del Ejército ucraniano, pero la realidad es que la corrupción interna ha hecho que no todos los envíos lleguen a su destino. 

Con el objeto de fundamentar esta aseveración, refirió que en una entrevista concedida la semana previa al diario británico The Times, un teniente de las fuerzas de Ucrania acusó a las autoridades castrenses de su país de malversar el dinero destinado al apertrechamiento de las tropas, pues aunque «hay un presupuesto claro (…) no está claro cómo se ha gastado ese dinero». 

El militar, que habló bajo condición de anonimato, sostuvo que «hay robos incluso a nivel de batallón. Por ejemplo, se compraron supuestamente tablones y piezas de metal para apuntalar las trincheras, por valor de unos 20.000 dólares. Ninguno de nuestros mandos puede explicar a dónde fue a parar ese dinero», relató. 

De acuerdo con el denunciante, en su unidad están combatiendo con armas obsoletas, sin equipo de campaña y sin suministros regulares de alimentos, a lo que añadió que los voluntarios no han sido debidamente entrenados, todo lo cual ha socavado la moral de los soldados, que se debaten entre la deserción o unirse a brigadas partisanas. 

«Los gringos y los europeos están enviando decenas de miles de millones de dólares a Ucrania y termina robado por los funcionarios ucranianos, y no invertido en la defensa y el ataque militar», sintetizó. 

El comunicador añadió que dentro de Estados Unidos estos envíos masivos de armamento a Ucrania tampoco gozan de respaldo unánime, pues se estima que con esta decisión la nación norteamericana está socavando otros flancos estratégicos como Taiwán. 

Según dijera el representante del estado de Wisconsin Mike Gallagher, al armar a Ucrania, Washington «ha quemado» años de reservas de material bélico, lo que le impide a la actual administración hacer lo propio con Taiwán, en el caso de una confrontación con China. 

«Nos estamos quedando sin reservas [de armas]. Acabamos de quemar siete años de Javelins [misiles antitanques] y eso no solo es importante a medida que continuamos ayudando a los ucranianos a ganar, es importante a medida que tratamos de defender simultáneamente a Taiwán», dijo Gallagher a la cadena Fox News. 

Aportando otro ángulo de las hostilidades, resaltó que por otra parte, aunque los contingentes armados rusos se ha concentrado en la zona este de Ucrania –es decir, en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk–, la amenaza de que el conflicto se extienda hacia otros países sigue en pie, particularmente a los que en su día formaron parte de la extinta Unión Soviética. 

Uno de esos flancos, explicó, es la autoproclamada República de Transnistria, localizada al este de Moldavia y fronteriza con Ucrania. Aunque es considerada parte de la República Moldava, funciona de facto como un Estado autónomo desde 1992, tras una guerra civil. 

La reciente crisis se derivó a finales de abril, cuando se registraron una serie de explosiones en edificios gubernamentales de la capital, Tiráspol, de las que los gobiernos de Putin y Zelenski se culparon mutuamente. 

Entretanto, las autoridades transnistrias decretaron el estado de alerta máxima ante amenaza terrorista por 15 días, que ha implicado el reforzamiento militar de la frontera con Moldavia y la restricción de tránsito de los ciudadanos. Aunque teóricamente la medida estaría en vigor hasta este 9 de mayo, no se ha comunicado oficialmente su levantamiento, precisó el analista. 

Desde las tarimas mediáticas occidentales se insiste que Rusia podría empalmar esa región con la zona suroriental de Ucrania, vista la dependencia y cercanía de Transnistria con Moscú, pero el Kremlin ha negado cualquier implicación con el caso y ha devuelto el golpe a Kiev, asegurando que se trata de una nueva provocación. 

El Día de la Victoria y el anuncio que no fue 

Para cerrar el recuento y dar paso a otro punto de la discusión, puntualizó que la mayor parte de estos pronunciamientos y acciones se produjeron pocos días antes de la celebración del Día de la Victoria –9 de mayo–, que es considerada la fiesta nacional más importante de Rusia, en la que se conmemora la victoria de las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, conocida en el país eslavo bajo la denominación de Gran Guerra Patria. 

Pérez Pirela recordó que la entonces Unión Soviética fue, con diferencia, el país que más vidas ofrendó en los campos de batalla, pero también fue quien más bajas propinó a los nazis y según cálculos históricos, un 80 % de los combatientes del Tercer Reich cayeron a manos del Ejército Rojo, aunque ahora los Estados Unidos y los franceses dicen que fueron ellos los que ganaron la guerra. 

La semana previa The New York Times avanzó la especulación de que en el marco del tradicional desfile militar en la Plaza Roja, el presidente ruso, Vladímir Putin, declararía formalmente la guerra a Ucrania y anunciaría la movilización general, una especie que fue velozmente difundida por la prensa hegemónica y negada por el Kremlin. 

«Otro ‘fake news’ que fue finalmente desmentido por la realidad», fustigó, pues como resulta ya evidente, este lunes, Putin no declaró la guerra a Ucrania ni anunció la movilización general de la población rusa, pero el diario neoyorquino intentó justificar su noticia falsa, asegurando que el mandatario no había realizado el vaticinado anuncio porque no le resultaba beneficioso en términos de política interior. 

Para develar el malabarismo discursivo de este medio, detalló que en una nota este aparecida este martes bajo la firma del jefe de la oficina del Times en Moscú, Anton Troianovski, y en la que se refiere la opinión de «algunos analistas», se asevera que «aunque las encuestas muestran que existe un amplio apoyo a la guerra en Rusia, parece que en el Kremlin hay preocupación de que este apoyo no sea profundo». 

En el texto también se alega que «el presidente parece querer evitar que se dañe aún más el acuerdo tácito con el pueblo ruso que él mismo forjó tras llegar al poder: los rusos de a pie se mantienen al margen de la política, y el Kremlin les deja vivir su vida». 

Para contrastar el bulo, Pérez Pirela compartió directamente fragmentos del discurso que pronunciara el presidente Vladímir Putin en el marco de la celebración del Día de la Victoria y destacó que el mandatario incorporó a la caravana del Regimiento Inmortal –compuesto por familiares de las víctimas y combatientes– con una fotografía de su padre, un héroe del conflicto. 

En su intervención en la Plaza Roja, el mandatario subrayó el papel jugado por el pueblo soviético en esa victoria, al tiempo que cuestionó la reescritura que de este período se ha hecho en Occidente, así como los ataques a los que está siendo sometida la cultura rusa, precisó. 

Del mismo modo, comentó el líder ruso no desaprovechó la ocasión para explicar y justificar nuevamente la incursión de Rusia en Ucrania, reiterando que su gobierno advirtió que «el peligro iba en aumento cada día», razón por la cual se vio obligado a dar «una respuesta preventiva a la agresión». 

«Para quienes analizamos todas las aristas de esta guerra, este discurso era muy esperado porque da luces sobre muchas oscuridades», apuntó, antes de mencionar Putin comparó aquella gesta –la Gran Guerra Patria– con la lucha contra el fascismo que, en su decir, adelantan las tropas de Rusia en Ucrania y vaticinó que ahora, como entonces, esas fuerzas serán derrotadas. 

En continuidad con el recuento de lo expresado por el presidente ruso, refirió que criticó el excepcionalismo y el unilateralismo estadounidense, que apoyados en un expansionismo creciente de la OTAN cerca de las fronteras rusas, así como su negativa a discutir las propuestas de seguridad presentadas por Rusia antes de que estallara esta fase del conflicto, acabaron por empujar a Moscú a la guerra. 

Sobre esto, citó textualmente sus palabras: «Estados Unidos, sobre todo después del colapso de la Unión Soviética, empezó a hablar sobre su excepcionalidad, humillando así no solo al mundo entero, sino también a sus satélites, que tienen que fingir que no notan nada y tragarlo con resignación». 

Un contraste todavía menos afortunado se produjo entre el discurso de Putin y las expresiones del presidente ucraniano Volodímir Zelenski a propósito del Día de la Victoria, que se celebra en todo el espacio postsoviético, incluso en Ucrania. 

Pérez Pirela comentó que Zelenski publicó en sus redes sociales imágenes pretendidamente alusivas, en las que se coló una fotografía de un soldado con una insignia de las Waffen-SS, la división élite del ejército nazi, en la que se aprecia a un uniformado frente a una arma de artillería pesada y es claramente distinguible una insignia de la unidad Totenkopf, representada por una calavera con huesos cruzados. 

La imagen fue retirada una media hora después y reemplazada con una editada, si bien la oficina del mandatario no ofreció ninguna aclaratoria y tampoco pudo impedir que se esparciera rápidamente por el Internet, comentó. 

Para dar cuenta del doble rasero occidental en relación con la libertad de expresión y la censura, refirió que en una entrevista con el medio británico Sky News y con referencia a la fotografía, el embajador adjunto de Rusia ante las Naciones Unidas, Dmitri Polianski, criticó la posición de apoyo del Reino Unido al gobierno ucraniano vista la glorificación que hace del nazismo, pero fue rápidamente sacado del aire. 

«Occidente está apoyando a los nazis. Es la cruda realidad y hay que decir la verdad: los Estados Unidos y la Unión Europea, que se jactan de haber derrotado a Hitler –aunque quien lo derrotó fue el Ejército Rojo–, ahora están apoyando abiertamente al nazismo, aseguró. 

El Ministerio de la Verdad queda en Washington 

A su parecer, acciones de censura como las aplicadas por Sky News sobre el embajador ruso continúan cobrando cuerpo en todo el mundo, particularmente dentro de los Estados Unidos, donde el gobierno de Joe Biden ya instaló una Junta de Gobernanza para la Desinformación adscrita al Departamento de Seguridad Nacional. 

El comunicador alertó que la iniciativa ha sido comparada por sus críticos con el Ministerio de la Verdad de la novela de George Orwell 1984, en la que la institución se encarga de manipular la información y difundir solo aquellas partes que resultan convenientes para el régimen gobernante. 

En esta línea puntualizó que de acuerdo con un informe de la periodista Helena Villar para la cadena RT, oficialmente la Junta tiene como propósito combatir la desinformación relativa a Rusia y a la migración, sin aparente menoscabo a las libertades civiles o la privacidad. 

Asimismo, aunque reconoció que no han trascendido detalles sobre su funcionamiento, su directora, Nina Jankowicz ha sido descrita por la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, como una «experta en desinformación en línea», que había asesorado al ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, lo que inicialmente debería descartarla como «juez» de las noticias que circulan sobre Rusia. 

A lo antes dicho agregó señalamientos acerca de la aplicación de criterios dispares al pronunciarse sobre supuestos casos de desinformación, particularmente en lo que se refiere a sus comentarios sobre acusaciones en las que ha estado implicado el expresidente Donald Trump. 

«Los estadounidenses tienen ahora un Ministerio de la Verdad y esta señora sería algo así como la ministra», dijo para cuestionar la labor de Jankowicz. 

¿Guerra económica contra Rusia o guerra económica mundial? 

Miguel Ángel Pérez Pirela considera que en el análisis del desarrollo de la guerra en Ucrania no puede dejarse de lado la dimensión económica, pues a poco más de dos meses de iniciadas las operaciones militares de Rusia en Ucrania, los efectos de las sanciones económicas y financieras impuestas sobre la nación eslava se hacen sentir en todo el orbe, aunque paradójicamente, mucho menos de lo que se esperaba en Rusia, devenido en el país más sancionado del mundo. 

Así, indicó, este martes, desde Moscú desmintieron que al cierre de 2022, el Producto Interno Bruto (PIB) de su país se desplomará en 12 %, como aseguró la agencia estadounidense Bloomberg y aunque todavía el Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia no ha difundido las estimaciones oficiales, la agencia Sputnik reseña que instituciones financieras rusas calculan una contracción económica entre el 8 % y el 10 %. 

En su opinión, los pronósticos de Occidente sobre la debacle de la economía rusa a niveles no vistos desde la Segunda Guerra Mundial lucen exagerados, aunque ello no significa que Moscú no ha perdido una importante cantidad de recursos y que puede seguir perdiéndolos. 

Para ilustrar este asunto, relató que el representante permanente de Rusia en las Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, denunció la semana previa que su país está siendo sometido a una guerra en el plano económico que incluye el pillaje activos y el robo de fondos de ciudadanos rusos. 

Según Nebenzia, además de la apropiación ilegal de capitales, las naciones occidentales han congelado cuentas bancarias de la Federación Rusa por el orden de 300.000 millones de dólares, cantidad comparable al PIB de la República Checa, país miembro de la Unión Europea, detalló. 

Asimismo, tras conocerse que la Unión Europea planea transferir los activos rusos congelados en bancos occidentales a las arcas de Ucrania, recuperó lo dicho por el canciller Serguéi Lavrov tachó los actos de «robo» y criticó al jefe diplomático europeo, Josep Borrell, por actuar no como manda su posición sino como un «jefe militar». 

«Es un robo, y no hacen ningún intento para ocultarlo», manifestó el diplomático este martes, ante lo expresado por Borrell en la jornada anterior en una entrevista concedida a The Financial Times. 

Pese a estos despojos, aparentemente Moscú y Minsk cuentan con estrategias para evadir los cercos y al respecto, el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, afirmó a fines de la semana anterior que tanto Rusia como su nación disponen de suficientes fondos para hacerle frente a las restricciones occidentales, mientras que del lado ruso, el Banco Central anunció una rebaja en las tasas de interés. 

Lukashenko sostuvo que había que «olvidarse» de las medidas coercitivas unilaterales, enfocarse en satisfacer las necesidades del mercado interno y entablar alianzas con otros socios socios comerciales, entre los que destaca la República Popular China. 

En concordancia con lo declarado por el presidente bielorruso, este lunes, Rusia anunció que está incrementando sus envíos de hidrocarburos a otras regiones, mencionó el especialista. 

En específico, relató que el viceprimer ministro ruso, Alexandr Novak, informó este lunes que las compañías petroleras rusas están a la búsqueda de nuevos socios para comercializar su petróleo y aseguró que ya se han incrementado las ventas a la región de Asia-Pacífico. 

Así, según Novak, las petroleras rusas «están buscando nuevas rutas, creando nuevas cadenas logísticas» y el Kremlin ha identificado «nuevos compradores, así como un aumento en el volumen de suministros a distribuidores en otras regiones, incluida la de Asia-Pacífico». 

Pérez Pirela resaltó que sin embargo, el funcionario no aportó detalles acerca de cuáles países estarían interesados en el crudo ruso, si bien indicó que las propias empresas son las encargadas de negociar estos tratos. 

Para poner en contexto este anuncio en el marco de la guerra –también económica–, puntualizó este movimiento se hace público luego de que la semana pasada, la Unión Europea intentara sin éxito acordar un sexto paquete de sanciones para Moscú enfocado en el embargo progresivo de las importaciones de petróleo y en la exclusión del sistema SWIFT de Sberbank, la entidad financiera más grande del país eslavo. 

Añadió que se planean nuevas restricciones sobre cadenas informativas de propiedad del Estado ruso, con el argumento de que en Bruselas no desean que el gobierno encabezado por el presidente Vladímir Putin divulgue su versión sobre la guerra en Ucrania. 

Para dar cuenta de estas complicaciones al seno de la Unión Europea, refirió que el pasado 4 de mayo, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, propuso suspender las compras de petróleo ruso en el bloque comunitario en razón de la exigencia de Moscú de aceptar solo pagos en rublos a las naciones que han impuesto sanciones. 

La propuesta de von der Leyen quedó en suspenso y, finalmente, el pasado viernes, el alto representante de la Unión Europea para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, admitió que no se había conseguido un acuerdo basado en razones técnicas. 

Así las cosas, comentó que el diplomático reconoció que este sexto paquete de sanciones era sin dudas problemático y obligaba a la Unión Europea a realizar ponderaciones cuidadosas en las que habría que considerar la situación particular de algunos Estados, pero advirtió que de fracasar esta vía, el debate se elevaría a los ministros de Asuntos Exteriores. 

Borrell dijo en una entrevista con EFE que «os embajadores ante la Unión Europea están desde ayer —5 de mayo— y supongo que seguirán debatiendo, para llegar a un acuerdo sobre en qué plazos y en qué condiciones cada uno va a contribuir a cancelar las compras de petróleo ruso», citó el especialista. 

Puntualizó, asimismo que de momento, la propuesta es activamente respaldada por Alemania, Francia, Austria, Polonia y Bulgaria —sin que ello implique que no hayan reconocido que sus economías y ciudadanos sufrirán los costos de la decisión—, pero ha encontrado oposición en países sin salida al mar como Hungría, República Checa y Eslovaquia. 

Sin embargo, en su criterio la pared más infranqueable parece ser Hungría, que a pesar de ser miembro de la OTAN, se ha negado en redondo a permitir que su territorio sea usado para enviar armas a Ucrania y a imponer sanciones contra Rusia, no obstante su condena a la operación militar del Kremlin. 

Por ello, acotó, el propio jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, aceptó que «Hungría tiene sus problemas y hay que tomarlos en consideración». Sobre el punto destacó que «hay que buscar una solución para que todo el mundo pueda adaptarse», puesto que «no es lo mismo tener costa y que te puedan llegar petroleros a no tener costa y que no te pueda llegar petróleo por ninguna otra parte que no sea Rusia». 

De ahí que no sorprenda que en procura de esa solución por la que clama Bruselas, este lunes acudió a Budapest la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. De acuerdo con los informes oficiales, se reunió con el primer ministro, Viktor Orbán, para discutir temas energéticos. 

Según escribiera von der Leyen en su cuenta de Twitter tras el encuentro, «as discusiones con el primer ministro Viktor Orbán esta noche han ayudado a aclarar los temas relacionados con sanciones y la seguridad energética (…). Hemos hecho avances, pero hace falta más trabajo». 

Para cerrar el inventario de sanciones anunciadas por Occidente en las últimas dos semanas, mencionó que el Reino Unido –que al abandonar la Unión Europea goza de suficiente soberanía para tomar decisiones sin considerar su efecto sobre terceros países– anunció este lunes una nueva ronda de sanciones contra Rusia que alcanzan también a Bielorrusia, gobierno al que se acusa de complicidad con el Kremlin. 

De acuerdo con un comunicado del Departamento de Comercio Internacional del Reino Unido, desde Londres se anunciaron nuevas sanciones contra las economías rusa y bielorrusa por un valor de 2.100 millones de dólares, que según consta en el documento, suponen el incremento de los aranceles de importación de mercancías procedentes de Rusia y Bielorrusia –incluyendo el platino y el paladio– en 35 %. 

Asimismo, continuó citando el pronunciamiento de Londres, se contempla prohibir toda exportación de productos químicos, plásticos, caucho y maquinaria, insumos que resultan clave para sectores de la economía rusa y que al cierre de 2021 representaron cerca del 10 % de todas las exportaciones del Reino Unido a Rusia. 

Globalmente, el gobierno británico calcula que «el valor total de los productos sometidos a sanciones totales o parciales de importación y exportación desde que comenzó la invasión ilegal de Rusia en Ucrania ascenderá a más de 4.000 millones de libras esterlinas [4.900 millones de dólares]», destacó. 

Desde otro ángulo, la tercera ronda de sanciones comerciales anunciada por el gobierno de Boris Johnson ha traído como resultado que en el presente, aproximadamente el 96 % de las importaciones de Moscú a Londres está sometida a restricciones y el 60 % de las exportaciones a Rusia sufre algún tipo de prohibición. 

En su criterio, es evidente que cual profecía, el búmeran de estas medidas coercitivas unilaterales ya empieza a sentirse en las economías sancionadoras, particularmente en Europa, donde las autoridades del Banco Central Europeo (BCE), reconocieron que el estancamiento –es decir, el crecimiento económico próximo a cero– llegó y es probable que empeore. 

Sobre este particular, indicó que el pasado 5 de mayo, Fabio Panetta, representante italiano ante el Banco Central Europeo declaró que en el primer trimestre de 2022, el Producto Interno Bruto (PIB) del bloque apenas creció 0,2 % por causa de la guerra en Ucrania y advirtió que en ese escenario, la entidad tendrá que actuar con prudencia. 

A juicio de Panetta, el Banco Europeo no está en capacidad de gestionar la inflación por su cuenta sin que se produzcan efectos adversos en la economía de los 27, por lo que recomendó que se implementaran acciones más allá de la política monetaria, sintetizó el especialista. 

Las malas noticias para Europa no acaban allí, pues bancos reconocieron que su salida del mercado ruso les ha generado pérdidas de varios millones de dólares, al tiempo que se vaticinan insolvencias en grandes conglomerados europeos. 

Esta lista la encabezan Societe Generale y UniCredit, que hasta ahora comunican un golpe de 9.600 millones de dólares, mientras que ING e Intesa Sanpaolo informaron que sus ingresos netos combinados se habían reducido en casi 2.000 millones de dólares por causa de las sanciones, puntualizó. 

«Se dijo y se advirtió durante mucho tiempo, previo a las medidas unilaterales: se puede dar un efecto búmeran que, de hecho, se está dando», dijo, para redondear este punto. 

La arena diplomática sigue en movimiento 

El último aspecto abordado por Pérez Pirela en su actualización del conflicto bélico que se libra en Ucrania se refirió a las acciones diplomáticas, pues aunque Bruselas ha conseguido una condena unánime a la incursión militar de Rusia en Ucrania, no ha contado con el mismo respaldo con respecto a las sanciones o el envío de armas, al tiempo que sortea las demandas de más prebendas por parte del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. 

Sobre este punto, puntualizó la exigencia más evidente de Kiev es la incorporación del país eslavo a la Unión Europea, una promesa que el bloque comunitario ha presentado y retirado a conveniencia, pero que en términos prácticos luce cuando menos muy lejana, tal y como admitió este lunes el presidente francés, Emmanuel Macron, quien en una entrevista con Le Monde confesó que para que esa iniciativa llegara a buen puerto, probablemente harían falta «décadas» y abogó por una recomposición del orden europeo en el que pueda incorporarse a Ucrania como socio efectivo. 

Al otro lado del tablero, relató que Rusia consignó ante la ONU evidencia de los crímenes de guerra que habrían cometido milicias neonazis durante la guerra. Según lo expresado por el embajador ruso en la ONU, Vasili Nebenzia, las tropas leales al gobierno de Kiev habrían violentado las normas del derecho internacional, al usar a civiles como escudos humanos, destinar infraestructura civil al uso bélico, desplegar armamento pesado en zonas residenciales y vejar a los prisioneros de guerra. 

En particular, precisó, Nebenzia aseveró que existen numerosos testimonios que dan cuenta de todos estos crímenes, particularmente de los relativos a la toma de civiles como rehenes y a las torturas aplicadas a los prisioneros. 

Así, desde lugares como Mariúpol, donde se han librado intensos combates, agencias rusas y medios independientes han recogido vivencias de residentes en las que se responsabiliza inequívocamente a las fuerzas ucranianas –regulares o paramilitares– de lo denunciado por Rusia. 

«Definitivamente, en la guerra no hay ganadores y esta guerra vaya si se pudo haber evitado. Desgraciadamente, en Washington se siguen frotando las manos; en un país con decadencia económica, vaya si les conviene una guerra en naciones ricas, en Europa, que puede ayudar a la economía estadounidense a surgir, afianzándose en las tumbas de los ciudadanos ucranianos y los ciudadanos y soldados», dijo para concluir. 

(LaIguana.TV)