«¿Se rindió Zelenski?». Con esta pregunta generadora inició Miguel Ángel Pérez Pirela la edición 440 de su programa Desde Donde Sea, pues la propaganda occidental insiste en asegurar que el mandatario ucraniano dio por finalizada la «operación especial en la planta de Azovstal, ubicada en las afueras de Mariúpol, pero hay registros fehacientes de la rendición de casi mil combatientes ante el ejército ruso durante las últimas 48 horas. 

En este orden refirió que Ígor Konashénkov, portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, dijo este miércoles que en la jornada anterior se rindieron 694 uniformados pertenecientes tanto a las fuerzas regulares de Ucrania como al Batallón Azov que permanecían atrincherados en la acería de Azovstal desde mediados de abril. 

Konashénkov indicó que entre los evacuados durante este 17 de mayo se encuentran 29 heridos de gravedad que ya están recibiendo atención médica en la localidad de Novoazov (República Popular de Donetsk). El total de soldados rendidos asciende a 959 y según cálculos derivados de las cifras presentadas por Rusia, en el sitio permanecen cerca de mil personas. 

«Se está hablando de unas 2.000 personas que estarían en Azovstal», precisó el especialista. 

En su opinión, estos eventos parecen seguir el curso previsto por el Kremlin, que apostaba por una rendición masiva de soldados ucranianos derivada del cerco impuesto por el ejército ruso, luego de días de intensos combates que se tradujeron en la conquista rusa de Mariúpol, el principal –y estratégico– puerto de Donetsk sobre el mar de Azov.

El pasado 21 de abril, recordó, el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó a las fuerzas castrenses que detuvieran el asalto a la planta siderúrgica, una de las más grandes del mundo en su tipo, por considerar que no sería una estrategia acertada y solo se traduciría en bajas rusas. 

Entonces, Putin prometió que se respetaría la vida y la dignidad de todos los prisioneros, incluso las de los mercenarios, una promesa que pareciera estarse cumpliendo a cabalidad. 

«Quiero también recordar que Biden salió con el tema de la siderúrgica de Asovstal diciendo que el ejército ruso no tenía control de Mariúpol, haciendo referencia a estos señores que estaban resistiendo sin ninguna esperanza, esperando que Zelenski les ordenara rendirse. Hay que felicitar también a Putin, que tuvo la paciencia para esperar por esta rendición, en lugar de bombardear a 2.000 personas, incluyendo civiles, aunque también a soldados nazis», apuntó el analista. 

Destacó, asimismo, que mientras la rendición masiva se sucedía en Mariúpol, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, hacía gala de sus dotes histriónicas en el Festival de Cannes en donde pronunció un discurso en el que aludió de forma manipulada a figuras históricas del cine como Charles Chaplin. 

Según reseñó The Associated Press (AP), en la ceremonia de apertura, Zelenski «habló extensamente sobre la conexión entre el cine y la realidad, y se refirió a películas como ‘Apocalypse Now’ de Francis Ford Coppola y ‘The Great Dictator’ de Charlie Chaplin como similares a las circunstancias actuales de Ucrania».

En sus dichos, «necesitamos un nuevo Chaplin que demuestre que el cine de nuestro tiempo no es mudo», frase que le valió una ovación pública. 

No obstante, quienes lo ovacionaron prefirieron dejar de lado las conocidas posiciones políticas del realizador británico –que fue expulsado de Estados Unidos bajo acusaciones de comunismo–, el filonazismo del mandatario y que el Partido Comunista de Ucrania está ilegalizado desde 2015, criticó el especialista. 

Agregó que tampoco fueron tomadas en consideración las documentadas obstrucciones al desalojo de civiles en toda la zona de conflicto por parte del gobierno de Zelenski, cuyo último capítulo es la planta de Azovstal. 

Acaso en un intento de desviar la atención, Kiev disparó nuevamente en la arena diplomática y acusó a Moscú de la comisión de crímenes de guerra durante el conflicto, señalamientos que el gobierno ruso tacha de «inaceptables». 

Entrando en detalles, relató que según expresara este miércoles el jefe de prensa del Kremlin, Dmitri Peskov, resulta «imposible e inaceptable» que el gobierno ucraniano acuse a militares rusos de crímenes de guerra que presuntamente se habrían cometido en el transcurso de la incursión de Rusia en Ucrania. 

Peskov sostuvo que «muchos casos de los cuales habla Ucrania son obviamente falsos», al tiempo que subrayó que expertos se habían encargado de verificar los señalamientos «más atroces» y habían llegado a la conclusión de que «son escenificaciones». 

Pérez Pirela recordó que la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional de La Haya, encabezada por el inglés Karim Kahn, admitió el 2 de marzo la demanda de Ucrania y desplegó efectivos en el terreno que aparentemente documentarán las violaciones al marco jurídico cometidas por las partes, si bien Rusia no participa del tribunal supranacional. 

Las autoridades rusas devolvieron el golpe señalando otra vez a los combatientes ucranianos de propinar tratos crueles e inhumanos a la población civil, unas acusaciones que respaldan con multitud de testimonios que han circulado a través de medios y agencias de noticias, así como por las redes sociales. 

Además, las autoridades castrenses de Rusia advirtieron que, apoyada por Occidente, Ucrania prepara otra escenificación similar a la de Bucha en la República Popular de Donetsk. 

El filósofo relató que según revelara el ministerio de Defensa ruso con base en confesiones aportadas por militares ucranianos capturados, las fuerzas de Kiev, respaldadas por instructores extranjeros, estarían preparando un nuevo montaje similar al de Bucha. 

Siempre siguiendo esta versión, mencionó que combatientes ucranianos apostados en la localidad de Konstantínovka se harían pasar por militares rusos por medio del uso de atuendos militares falsificados y cintas blancas para dispararle a civiles. 

Rusia asegura que la representación sería grabada desde vehículos, cuyos ocupantes serían presentados como testigos casuales de los hechos ante los medios occidentales, que se encargarían de difundir ampliamente las cruentas imágenes. 

El empinado camino de obstáculos de Finlandia y Suecia para unirse a la OTAN

Pasando a otro tema, Pérez Pirela comentó que tras recibir el visto bueno de sus respectivos Parlamentos, Suecia y Finlandia consignaron este miércoles sus solicitudes de ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). 

La acción fue celebrada por el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, quien exigió a los miembros del bloque militar «tener en cuenta los intereses de seguridad» de todos los Estados y «alcanzar soluciones rápidas». 

A su parecer, la advertencia de Stoltenberg parece estar dirigida directamente a Turquía, cuyo mandatario, Recep Tayyip Erdoğan, mantiene una férrea oposición a la adhesión de los dos países nórdicos, pero quizá llegue más lejos.

The Washington Post informó que no hay consenso en el seno del organismo en torno a los beneficios de esta nueva expansión noratlantista, pues mientras los países bálticos –Estonia, Lituania y Letonia– junto a Polonia figuran como los principales impulsores, otras naciones como Francia e Italia tendrían una posición mucho más escéptica. 

Desde Moscú continúan los pronunciamientos sobre este asunto. Por ello, aludió a lo expresado este miércoles por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova, quien anunció que la respuesta que daría su gobierno a la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN la decidirían en primera instancia los líderes militares, aunque deslizó que se trataría de «una sorpresa». 

«¿Se viene guerra? ¿Se viene aún más guerra en el territorio europeo? Todo parece indicar que sí», alertó.  

El analista destacó que, en sus declaraciones, Zajárova puso acento sobre el desarrollo de la membresía de Finlandia, con el que Rusia comparte fronteras directas y dejó fuera a Suecia, de lo que se desprende que el país eslavo podría estar planeando una política bilateral altamente diferenciada con los dos Estados. 

Sin embargo, advirtió que, a pesar de las evidentes tensiones entre el Kremlin y el bloque occidental encabezado por Estados Unidos, los países integrantes de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) liderados por Rusia, manifestaron su interés en dialogar con la Alianza Atlántica. 

Empero, no dejó de lado que en el texto de la declaración conjunta publicado tras el fin de la cumbre de jefes de Estado que se celebró a inicios de semana en Moscú, se señala a los países occidentales de emprender «una guerra híbrida» contra dos de sus miembros, Rusia y Bielorrusia. También se criticó el papel injerencista de la OTAN en conflictos de terceras naciones por medio de la fuerza y otros métodos proscritos por el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas. 

De regreso al posible ingreso de Finlandia y Suecia a la OTAN relató que Erdoğan reiteró este miércoles su negativa y exigió a la OTAN respetar las preocupaciones de seguridad de su país y en ese orden, se permitió citar lo manifestara el mandatario: «Si somos aliados, entonces debemos respetar y apoyar las preocupaciones de Ankara sobre las cuestiones de su seguridad y sus fronteras. Vemos que no hay esa actitud hacia nosotros». 

El presidente turco recalcó que, aunque no está en cuestión el respaldo de su país a la alianza, eso no significa que deba o pueda aceptar «cada una de las proposiciones».

Aparentemente, estas declaraciones no se quedaron solo en los micrófonos, porque a pesar de las presiones del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y del espaldarazo que recibiera la expansión atlantista por parte de Washington, Turquía no apoyó el ingreso de Suecia y Finlandia al organismo.  

Las armas: verdadera mina de dinero de la OTAN

Para Miguel Ángel Pérez Pirela es importante prestar atención al hecho de que, a pesar de la posición claramente inflexible de Turquía, la agencia Bloomberg sostiene –citando altos funcionarios turcos– que su gobierno podría cambiar de opinión si los países de la OTAN, así como Suecia y Finlandia, ceden ante un conjunto de demandas, unas vinculadas con su política interior y otras, con la industria bélica. 

Bloomberg avanza que, con este movimiento, Ankara también estaría pretendiendo que cese el veto de importación de armas impuesto desde su participación en la guerra de Siria y la eliminación de las sanciones por la compra de sistemas antiaéreos de fabricación rusa. 

Desde su punto de vista, la vertiente armamentística de esta negativa, pone sobre el tapete nuevamente el negocio tras las guerras imperiales que promueve la Alianza Atlántica y del importante mercado bélico, en claro ascenso desde el inicio de la guerra subsidiaria entre la OTAN y Rusia que se desarrolla en Ucrania. 

Para fundamentar este aserto, comentó que en un informe elaborado por el portal SwissInfo titulado «Cómo beneficia la guerra en Ucrania a la industria suiza armamentística», se asevera que los principales compradores de las armas que se fabrican en Suiza son justamente los miembros de la Alianza Atlántica. 

Asimismo, refirió que de acuerdo con The Washington Post, hasta marzo de 2022, el principal destino de las armas estadounidenses era Israel, pero desde abril fue superado por Ucrania, que en pocas semanas sobrepasó lo recibido por la Tel Aviv durante todo el año previo bajo el concepto de «ayuda militar». 

Pese a que el Pentágono ha reconocido que no puede garantizar que el armamento llegue a las manos del Ejército ucraniano, los envíos no parecen estar ni cerca de detenerse. 

Del lado europeo, la postura no es muy diferente. A pesar de los acuciantes problemas económicos y energéticos que atenazan al bloque comunitario, Bruselas está dispuesta a mantener el flujo de armas hacia Ucrania. 

Así lo manifestó este 17 de mayo el alto representante europeo para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, quien justificó esta decisión bajo el argumento de que la guerra se encuentra «en un punto de inflexión» y las fuerzas de Kiev no pueden quedarse «sin municiones». 

Ante estas expresiones, que se distancian de las que caracterizan a un funcionario de su investidura, el comunicador señaló que «Borrell habla más como militar que como diplomático». 

En la misma línea puntualizó que desde el punto de vista ruso, no hay desinterés en estos «envíos», pues el así llamado Occidente se estaría cobrando con los recursos estratégicos de Ucrania, para lo que se permitió citar lo denunciado por la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova: «Estamos siendo testigos del deseo de los patrones occidentales de sacar del territorio de Ucrania todo lo que pueda tener al menos algún valor».

En particular, la funcionaria criticó que mientras los países de la OTAN advierten la inminencia de una hambruna mundial, abastecen sus reservas con los productos ucranianos a cambio de las armas que envían al frente.

La respuesta del Kremlin a las agresiones diplomáticas occidentales

En otro reporte de actualidad, el también director de LaIguana.TV sintetizó los anuncios de expulsión de diplomáticos occidentales de Rusia que se hicieron públicos este miércoles. 

En este orden recordó que, tras el inicio de las hostilidades en Ucrania, numerosos países occidentales expulsaron a diplomáticos rusos y si bien Moscú advirtió que respondería recíprocamente a estas acciones, la reducción de representantes de naciones hostiles se ha producido gradualmente. 

A inicios de la jornada, el Ministerio de Asuntos Exteriores informó que declarará como «persona non grata» a 34 personas adscritas a la embajada francesa en Moscú, así como a 24 diplomáticos italianos.   

Según detalló el ente, los embajadores de las dos naciones europeas fueron convocados a la sede de la Cancillería, en donde se les expuso las razones de la resolución. 

El especialista relató que, al embajador de Francia, Pierre Lévy, se le entregó una nota de protesta por la expulsión de 41 miembros del personal diplomático ruso de su embajada en París, pretextada por la masacre en Bucha, de la que Ucrania y la OTAN culparon a las fuerzas rusas sin que mediara ninguna investigación. 

Al representante diplomático italiano, Giorgio Starace, se le comunicó que 24 diplomáticos tendrán dos semanas para abandonar el territorio ruso como medida de reciprocidad a la decisión de Roma, que echó fuera de Italia a 30 empleados de la embajada de la Federación Rusa alegando que estaban involucrados con «acciones que amenazaban la seguridad nacional italiana».   

Avanzado el día, se conoció que el embajador español en Moscú también fue citado a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores y trascendió que fue notificado de la expulsión de 27 empleados de distintas sedes diplomáticas españolas. 

¿Qué tan golpeada está la economía rusa?

«Son dos las principales vertientes de la propaganda occidental: la primera, que Rusia está perdiendo la guerra; la segunda, que Rusia está quebrada», puntualizó 

El flanco económico ha sido el frente de batalla más enconado de la guerra entre la OTAN y Rusia que se libra en Ucrania, pero a juzgar por los resultados, las cosas no han marchado como se planeó inicialmente desde Washington y Bruselas. 

Este miércoles, el ministro de Finanzas de Rusia, Antón Siluánov, descartó que la caída de la economía rusa sea tan grave como se pensó inicialmente, aunque en el informe presentado en la jornada previa por el Ministerio de Desarrollo Económico se anuncia una contracción del 7,2 % del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre de 2022.

Asimismo, en 2023 se proyecta que el descenso sea de 0,7 % y aunque a partir de 2024 se estima que la economía volverá a crecer, no recuperará los valores de 2021 hasta 2026, lo que globalmente considerado implica cerca de cinco años de afectación. 

Esta información, a su juicio, debe leerse en el contexto apropiado, que implica un ataque directo contra Rusia: «Recordemos que se ha robado el tesoro ruso fuera de sus fronteras, se ha bloqueado su economía, se han sancionado sus instituciones y ahora se están preparando más sanciones económicas, que Hungría no ha permitido que se pongan en marcha», apuntó. 

A modo de contraste, destacó que, por el lado de Occidente, el objetivo sigue siendo el mismo del primer día: quebrar la economía rusa y, más específicamente, sobreextender las capacidades del Kremlin para sostener la guerra en Ucrania, cuya duración se está prolongando artificialmente a través del envío masivo y sostenido de armas. 

Tanto es así, que la Comisión Europea aprobó este miércoles otro paquete de ayuda microfinanciera a Ucrania de hasta 9.000 millones de euros en lo que resta de 2022, que, según la presidenta del organismo, Úrsula von der Leyen, se asume como un complemento del «importante alivio a corto plazo que ha sido proporcionado hasta la fecha». 

En su criterio, estos movimientos, a no dudarlo, constituyen indudables intentos de expolio a la economía rusa, pero no parecen afectar demasiado sus capacidades comerciales con otros socios globales de gran peso, como es el caso de China, a quien Occidente ha tratado de presionar sin éxito para que se sume a la lista de países sancionadores. 

En data reciente, Zhao Lijian, portavoz de la cancillería china, salió al paso de las últimas acusaciones occidentales de colaboracionismo con Rusia y remarcó que Beijing siempre se opone a las medidas coercitivas unilaterales porque son ajenas al Derecho Internacional y a lo establecido en la Carta de la ONU. 

Empero, visto de cerca, el reclamo occidental –que China está en enteras condiciones de responder o ignorar– podría tener algún asidero, pues la cooperación comercial entre las dos naciones no ha hecho más que aumentar, independientemente de la guerra subsidiaria en Ucrania. 

Con el propósito de ilustrar esta política, comentó que, a finales de abril, medios europeos reseñaron discretamente que Rusia y China inauguraron el primer puente ferroviario entre las dos naciones, una megaobra de infraestructura iniciada en 2014 localizada en el Extremo Oriente ruso. 

Desde Bruselas consideran que este giro de las operaciones comerciales de Rusia hacia la zona del Asia-Pacífico, especialmente con China, le permitirá superar parcialmente el efecto de las sanciones occidentales, particularmente gracias a obras como la construcción del oleoducto Fuerza de Siberia 2.

Según un reporte de la agencia TASS publicado este 17 de mayo, el primer tramo de la tubería, que transportará crudo ruso desde la Yakutia siberiana hasta China a través del territorio de Mongolia, ha avanzado en 93 %.  

Indicó asimismo que, en el sector financiero, Rusia se dirige hacia la independencia financiera y es secundada por China, pues este martes, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos informó que los dos países redujeron sus inversiones en bonos de deuda estadounidense. 

Para cerrar este tema, puntualizó que durante la jornada de este martes se conoció que la italiana Eni abrió dos cuentas en Gazprombank para cancelar el gas ruso en rublos. 

Más precisamente, según se detalla en un mensaje replicado por Sputnik, «Eni inició el proceso de la apertura temporal de dos cuentas corrientes en Gazprombank como medida de precaución», una en euros y otra en rublos. 

La semana previa, Bloomberg informó que 20 empresas europeas del ramo de los hidrocarburos habían abierto cuentas en la entidad asociada a la gigante energética rusa y que 14 más habían solicitado información con el interés de hacerlo en el futuro cercano. 

«Una cosa es lo que se dice en los micrófonos, otra es la que sucede en el pragmatismo cotidiano de las necesidades energéticas», concluyó. 

(LaIguana.TV)