Los laboratorios secretos ucranianos están conectados al sistema global de control de la propagación de enfermedades infecciosas del Pentágono, declaró el jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, Ígor Kirílov.

«Los especialistas del Ministerio de Defensa de Rusia confirmaron el hecho de que los biolaboratorios ucranianos estaban conectados al sistema de control global de la propagación de enfermedades infecciosas», dijo Kirílov.

El oficial precisó que la base de esa red la constituye el Instituto Walter Reed de Investigaciones del Ejército, situado en Maryland. La red, formada por el Pentágono desde 1997, incluye laboratorios de las fuerzas terrestres y navales, así como bases militares ubicadas en varias regiones del mundo, agregó.

Kirílov denunció que el análisis de los documentos hallados en esos laboratorios por los militares rusos permite afirmar que ni Ucrania, ni Estados Unidos enviaban a la ONU «información sobre las investigaciones conjuntas biológicas realizadas, ni sobre sus logros en el ámbito de la defensa biológica».

El también general destacó que Polonia y Alemania tampoco presentaban en sus informes a la ONU ningún dato sobre su cooperación con Ucrania en esa esfera.

«En los laboratorios biológicos situados en el territorio ucraniano (…) fueron descubiertos materiales de instructores estadounidenses, relacionados con instrucciones de cómo reaccionar de manera emergente en caso de un brote de viruela», denunció Kirílov.

Destacó que el interés del Pentágono hacia la viruela no es casual, pues la reaparición del causante de esa enfermedad representaría una catástrofe para toda la humanidad.

En comparación con el COVID-19, según el también general, la viruela es igualmente contagiosa, pero presenta un índice de mortalidad diez veces mayor.

Kirílov informó antes que en Ucrania se formó una red de más de 30 laboratorios biológicos que funcionaban en interés del Pentágono, y Rusia capturó en Ucrania documentos comprometedores sobre un programa de armas bacteriológicas que Estados Unidos estaba realizando en ese país.

Uso de viruela con fines terroristas

Las ampollas con el patógeno de la viruela de los laboratorios estadounidenses podrían haber caído en manos de los terroristas, advirtió Kirílov.

«La falta de controles adecuados y las violaciones de los requisitos de bioseguridad en Estados Unidos pueden conducir al uso de este patógeno con fines terroristas», dijo Kirílov.

Señaló que entre los años 2014 y 2021, «se encontraron en más de una ocasión ampollas no contabilizadas con el virus» en varios laboratorios estadounidenses en los estados de Maryland y Pensilvania.

Según el militar, la labor en estos laboratorios se llevó a cabo violando la resolución 49.10 de la Asamblea Mundial de la Salud de 1996, según la cual, solo el Centro de Control y Prevención de Enfermedades en Atlanta puede almacenar el patógeno de la viruela.

La viruela del mono es una rara enfermedad zoonótica (que puede transmitirse entre animales y seres humanos) con síntomas de fiebre, dolor de cabeza y muscular, inflamación en los ganglios linfáticos, escalofríos, agotamiento, así como erupciones en manos y cara, similares a los producidos por la viruela tradicional, aunque menos graves.

La transmisión se produce por contacto estrecho con una persona contagiada, un animal portador u objetos contaminados.

Según la Organización Mundial de la Salud, la tasa de letalidad ha variado en las diferentes epidemias, pero ha sido inferior al 10% en los eventos documentados.

Originaria de África, últimamente esta enfermedad fue registrada en más de una decena de países de Europa, así como en Argentina, Bolivia, el Reino Unido, Australia, Israel, Canadá, EEUU y Sudán.

(Sputnik)