La novela de la compra de Twitter por parte de Elon Musk sumó un nuevo capítulo este lunes, cuando CEO de Tesla acusó a las actuales administradores de la red social de ocultar información y abrió la puerta a retirar la oferta de compra por 44 mil millones de dólares. La amenaza es la misma que planteó en mayo, cuando exigió tener información sobre las cuentas falsas que contiene la red del pajarito.

Según consta en un documento bursátil revelado el lunes, Musk planteó que Twitter ha cometido «un claro incumplimiento material» de sus «obligaciones bajo el acuerdo de fusión» e indicó que se reserva «su derecho a no consumar la transacción y su derecho a terminar el acuerdo de fusión».

Hace poco menos de un mes, el multimillonario había escrito en la misma red social que el acuerdo de comprar quedaba en suspenso «de manera temporal» hasta obtener la información sobre las cuentas falsas. Tras ese anuncio, las acciones de Twitter se desplomaron un 20 por ciento. 

Tras ese anuncio que no se tradujo en una ruptura del acuerdo de compra, los accionistas de Twitter presentaron una demanda contra Musk, acusándolo de haber manipulado el mercado para aprovecharse económicamente en su operación de adquisición.

En paralelo, el regulador bursátil estadounidense (SEC) mantenía una inspección abierta en abril para tener explicaciones sobre la adquisición de Twitter por parte del magnate.  Pero según informaron los actuales administradores de la red social, las autoridades de la SEC dejaron vencer el plazo para una revisión de la transacción sin hacerse cargo del caso.

En este contexto, varias organizaciones de defensa de los derechos fundamentales se aliaron con la esperanza de impedir que Musk compre la red social. «Si no bloqueamos esta operación, él dará un megáfono a los demagogos y los extremistas, que (…) incitan al odio, a la violencia y al acoso», declaró Nicole Gille, directora ejecutiva de Accountable Tech.

La coalición de organizaciones llama a los reguladores a «examinar de cerca» el controvertido proyecto del jefe de Tesla, que ya tuvo numerosos roces con y espera además «movilizar a los accionistas», «muy vulnerables» por el «comportamiento errático de Elon Musk».

(Página 12)