Según el portal web del propio Parlamento Europeo, la Unión Europea ha impuesto el 36% de todas las sanciones globales, solo superadas por EEUU (37%), en la última década. ¿Con qué objetivo? Dicen ellos: preservar la paz, consolidar y apoyar la democracia, el estado de derecho, los derechos humanos y los principios del derecho internacional, prevenir conflictos y reforzar la seguridad internacional. Esto siempre redunda en beneficios solo para ellos, aunque a veces ni eso. 
 
En este capítulo de Entre Líneas, revisamos las razones y el estatus actual de las naciones sobre las cuales recaen las sanciones unilaterales no solo de EEUU y la UE sino incluso de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
 
Para el 21 de enero de 2022 ya 2.401 empresas o personas cargaban con alguna sanción impuesta y por tipo de entidad a la que se le ha impuesto la sanción, hay 568 empresas y 1833 personas. 
 
Un dossier, pero son muchos más 
 
Contra Corea del Norte existen 52 tipos de sanciones impuestas por la UE y la ONU. Por parte de EEUU recaen decenas desde 1950, en medio de la guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur. En 2013, se ensañaron contra el suministro de armas y el sistema financiero del país y desde entonces solo ha empeorado el acoso que va acompañado de campañas mediáticas de satanización del jefe de Estado norcoreano y un apoyo multimillonario al fenómeno surcoreano K-pop. 
 
Contra China recaen sanciones por la forma en la que el gobierno chino resolvió las protestas en Tiananmen en 1989. Recientemente la UE sancionó a cuatro funcionarios y un organismo del ejecutivo chino, acusándolos de violar los derechos humanos de la minoría Uigur en Xinjiang, al oeste del país. 
 
Afganistán está sancionado desde que los talibanes ya no son tan amigos de Estados Unidos y la cara visible de la Unión Europea. 
 
A Bielorrusia no le perdonan apoyar a Rusia en medio de su operación militar en Ucrania. 
 
En el caso de Venezuela, lo que inició en 2013 con el decreto de la administración Obama, que situaba al país como una amenaza a la seguridad nacional de EEUU, se sumó el bloqueo por parte de las élites económicas estadounidenses y sus calificadoras de riesgo, que llegaron a situar la deuda del país a nivel de países africanos en guerra y así ahuyentaron inversiones extranjeras que hoy, 9 años después y  como nunca, están dispuestos a operar en Venezuela aunque persistan las sanciones contra la estatal petrolera Pdvsa y aunque se haya hecho todo lo posible por extinguir los ingresos de la venta de petróleo. 
 
Sanciones también van y vienen contra Nicaragua por ser piedra de tranca en el tránsito de la droga contra la que no lucha la DEA y a Rusia no le perdonan la adhesión de Crimea y mucho menos la operación en Ucrania.  

Contra Irán actúan desde 1979 con la llegada de la Revolución Islámica. EEUU aplicó contra Teherán un paquete de sanciones en defensa de las trasnacionales que nunca jamás volverían a tener un rol importante en Irán. 

EEUU congeló los activos iraníes y las reservas de oro en sus bancos, prohibió a Irán la emisión de créditos por parte de las instituciones financieras internacionales. Washington castiga desde 1996 a quien invirtiera más de 20 millones de dólares en el sector energético de Irán. Aunque esto no ha impedido que esta nación se convierta en potencia energética, por tanto, además cargan contra el programa nuclear con fines pacíficos de Teherán. 

Hoy por hoy es un juego trancado que alcanza sus matices letales con el asesinato impune de figuras cruciales de inteligencia y de las fuerzas militares de Irán, como ocurrió con el comandante de las Fuerzas Quds, Qasem Soleimaní.  

República Democrática del Congo, Sudán, Somalia, Costa de Marfil, Yemen, Sudán del Sur, entran en la lista de esos estados africanos por los que la Unión Europea más abogó durante algunos años y que junto a los de Libia, configuran la crisis de refugiados que determina violentamente el rumbo de la violenta política exterior de países europeos.
 
Sanciones unidas  
 
Desde la Segunda Guerra Mundial, usó cada institución que creó a la medida de sus intereses mediante el acuerdo de Bretton Woods y su fetiche con el anticomunismo para disparar contra cualquier Estado que no se alineara a sus intereses económicos y estratégicos. Y a esto mucho ha favorecido la Organización de Naciones Unidas (ONU).  

Cuando el anticomunismo dejó de pegar, se abrazaron a la retórica de los Derechos Humanos, la lucha contra el terrorismo, el hambre, y muchos enemigos y flagelos del mundo ante los que ningún ser humano (a menos que sea nazi o extremadamente fascista) podría resistirse a luchar.  
 
Desde entonces, EEUU sanciona incluso a países en los que se ha comprobado que la Casa Blanca ha alentado, financiado y protegido a regímenes dictatoriales. 

(LaIguana.TV)