La compleja situación económica mundial ha llevado a Estados Unidos ante un desafío histórico, pues la inflación alcanzó el 8,6% durante mayo, el índice más alto desde 1981.  

Con un frente abierto en Ucrania, a la que apoya económica y militarmente en el marco del conflicto de ese país europeo con Rusia, Estados Unidos enfrenta un panorama de desafío frente a las fuertes presiones inflacionarias.  

Además, su hegemonía en el continente americano ha sido puesta en duda, ya que ha dejado de ser el país que dicta las reglas en la región, como se vio en la reciente Cumbre de las Américas.

En un escenario de complejas dinámicas internacionales y en donde la economía de México está profundamente relacionada con la de Estados Unidos, Sputnik conversó con el doctor en economía Óscar Rojas a propósito de los efectos de este fenómeno en el panorama económico, así como las alternativas que podría perseguir Washington para aliviar su circunstancia. 

Inesperados beneficios y relocalización productiva 

«[La inflación en Estados Unidos] es un fenómeno complejo, sin duda, porque en estos momentos, México por primera vez está por debajo de la inflación que está recibiendo Estados Unidos, entonces de alguna otra manera hay una especie de descoordinación», apunta el egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en conversación telefónica. 

«De forma directa, yo creo que el efecto de la situación crítica en Estados Unidos en materia de inflación puede llegar incluso hasta a beneficiar a México», matiza. 

El conflicto entre Rusia y Ucrania obliga al mundo a relocalizar procesos productivos, explica el economista, y una de las zonas donde se están reubicando estos procesos es, precisamente, México, consecuencia también del proceso de desindustrialización que siguió Estados Unidos tras la debacle financiera de 2008. 

«En lo que arranca una economía tan grande como la estadounidense a una más pequeña como la mexicana, creo que ahorita está en mejores condiciones la mexicana de recibir esa relocalización», declara Rojas. 

La inflación que experimenta la economía estadounidense, recuerda, se vincula a las dificultades en las cadenas de suministros y el conflicto entre Kiev y Moscú, lo que implica una reestructuración en bloques, en las que México muestra condiciones propicias para el crecimiento, como se refleja en los indicadores de la inversión extranjera directa en el país latinoamericano. 

«La inflación se empieza a atemperar cuando tienes una producción industrial más alta, entonces la tendencia de recuperación de la pandemia actualmente ya está teniendo sus efectos en México y yo creo que esto es lo que va a producir, mientras Estados Unidos se sigue batiendo en su crisis interna, que haya mejores condiciones en México para una mejora de los indicadores», calcula el académico. 

Los desafíos en alimentos y energía 

Antes de que se detonara la crisis entre Rusia y Ucrania, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señaló que uno de los propósitos de su Administración es articular la soberanía energética del país, para lo que apunta a la rehabilitación de las refinerías existentes en el país, la adquisición de una planta en Texas y la construcción de una más en Dos Bocas, Tabasco. 

Además, luego del estallido del conflicto, que compromete a dos de los principales productores de granos en el mundo, el mandatario mexicano aseveró que también busca la autonomía alimentaria mediante el fortalecimiento de la producción de grano, fruta y verdura en el país. 

«En materia de autosuficiencia energética, el próximo año la proyección es que ya haya autosuficiencia en gasolinas, por ejemplo, y además de que la compra de Deer Park ya está mostrando sus resultados y la refinería Olmeca ya está en pruebas, así que va a asegurar que eso sea rápido», distingue Rojas. 

«En materia de campo es más difícil, pero también ya se están operando esos cambios, ahora la misma crisis te obliga a ir hacia el autoconsumo y ese también es otro tipo de proceso», agrega. 

Otro desafío concreto del panorama alimentario mexicana, recuerda el universitario, es el aumento de los precios de fertilizantes, donde tanto Rusia como Ucrania son importantes productores. 

La dificultad para acceder a mercancías clave, en este caso los fertilizantes, acelera los procesos de industrialización, apunta Rojas, lo que daría lugar que eventualmente México pueda producir sus propios fertilizantes y, con ello, fortalecer las condiciones de su campo. 

El universitario estima que si bien la autonomía energética podría alcanzarse este sexenio, la restauración del campo podría demorar hasta el 2030, aunque ello trazaría una ruta hacia la recuperación. 

«Ya no por un asunto incluso ni siquiera ideológico, sino por la imposición de las mismas condiciones críticas del mercado», considera. 

La hegemonía económica y la necesidad de la cooperación 

Todas las economías se dinamizan en torno a dos grandes dimensiones, los mercados internos y la fuerza de exportación, recuerda Rojas. 

En el marco de la cooperación transfronteriza, el presidente López Obrador planteó a sus pares canadiense y estadounidense, Justin Trudeau y Joe Biden, respectivamente, el libre flujo de fuerza de trabajo mexicana por la región norteamericana para fortalecer los mercados involucrados. 

«México está aprovechando, por supuesto, un momento ahorita estratégico porque Estados Unidos materialmente no alcanza la velocidad de rotación que China tiene en materia de acumulación de capital, entonces la única manera de que lo logre pues obviamente que es haciendo esta mezcla tradicional entre tecnología y trabajo», declara. 

«Hay problemas en el mercado de trabajo estadounidense, y por supuesto una liberación con respecto a toda la región, pues implica una potenciación de toda esa capacidad», agrega. 

El país hegemónico regional ahora mismo se encuentra débil, y ya no le alcanza consigo mismo para hacer frente a la competencia china, por lo que una salida a su situación es aliarse desde nuevos referentes con sus zonas de influencia, observa el economista.  

«Hasta ahora la globalización neoliberal había sido extractiva para todos los países y ese modelo de negocios no puede pervivir cuando tienes una batalla contra un país como China», considera Rojas. 

«Tienes que pasar de relacionarte con tus países como áreas de extractivismo hacia áreas de coordinación productiva», distingue. 

Actualmente, la economía mundial vive un escenario inédito en la historia: el abandono de Estados Unidos de su hegemonía, señala el egresado de la UNAM. 

Para que México no vuelva a colocarse en posición de país extractivo, agrega Rojas, necesita contar con la autonomía suficiente para nutrir su mercado interno. 

¿Cómo enfrentar la inflación? 

Desde 2008, cuando el sistema financiero mundial sufrió una de sus más graves debacles históricas, Estados Unidos se desindustrializó y empezó a apostar por la emisión sistemática de dinero por la vía financiera, lo que generó un shock de demanda que derivó en inflación, evalúa el doctor en economía. 

«La única manera de disipar eso es la actividad de producción económica real, es decir, una reindustrialización. Entonces aquí la pregunta es si eso lo puede hacer solo Estados Unidos o se tiene que unir también con otros polos de desarrollo industrial para que puedan funcionar las economías ya de conjunto», declara Rojas. 

«Si no desarrollas economía real, que es la industria, entonces vas a seguir con una espiral inflacionaria porque ese dinero que ha sido emitido tiene que volver a caer la economía real para que se disipe, por así decirlo, y el asunto es que Estados Unidos también tiene muchos problemas para hacer eso por el proceso de deslocalización que ya tiene», añade el académico. 

Y es que aunque la economía estadounidense tendría oportunidades si se abre a una colaboración regional, el especialista considera difícil que responda en ese sentido. 

«[Estados Unidos] se va a querer seguir ahogando solito, por cuestión cultural yo no creo que acepte un tipo de integración de ese estilo y por eso lo que se va a empezar a ver es toda una serie de crisis», no sólo expresadas en la bolsa sino también en el panorama social, como permiten pensar tiroteos como el de Uvalde, Texas, perpetrado contra menores de edad, asocia Rojas. 

«Todo habla ya de un asunto de una degradación social basada en esta degradación económica», sintetiza. 

Si se mantiene la espiral inflacionaria, podrían generarse presiones para seguir aumentando las tasas de interés, recuerda Rojas, lo que produce riesgos de una nueva crisis financiera severa, como la de 2008. 

«Ya tienes un país enfermo con una crisis fuerte, entonces por eso es que digo que la única manera sea la coordinación con la región para habilitar los procesos productivos, alinearlos para generar la producción suficiente que absorba la inflación», valora. 

Las derramas de un reacomodo geopolítico mundial 

Pese a las dificultades del panorama económico mundial, proyectos centrales de la Administración de López Obrador como la infraestructura estratégica o el gasto social tienen un panorama a favor porque ya cuentan con presupuestos y con asentamiento de obra, opina Rojas. 

«No hay nada mejor que ya tener la infraestructura instalada, entonces en eso es en lo que se ha estado avanzando y ya se está completando. Vamos a llegar a un momento, precisamente, donde va a generarse una demanda aumentada sobre los países», indica. 

Así, el académico recordó la proyección del presidente de la Duma rusa, Vyacheslav Viktorovich Volodin, de que el nuevo escenario económico dé lugar a un nuevo G8 de orientación prorrusa, es decir, una especie de BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) 2.0, que ahora, sin el país africano, incluya también a México, Turquía, Indonesia e Irán, afirma el experto.  

«Todos los países que están teniendo este tipo de reestructuración industrial están en mejores condiciones de recibir la demanda que va a quedar volando por la reorganización geopolítica», señala Rojas. 

«Yo creo que se está demostrando esa necesidad y, aunque haya perturbaciones financieras, México va a poder abatirlas, por eso estamos viendo también los indicadores macroeconómicos generales totalmente estables y un peso, además, que está apreciándose», concluye. 

(Sputnik)