Tras 10 días de protestas, los indígenas ecuatorianos condicionan el inicio de diálogo con el Gobierno de Lasso, aunque las partes parecen muy lejos de la mesa.

En la décima jornada del paro nacional en Ecuador, el presidente de la Confederación Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), Leonidas Iza, expuso el miércoles cuatro condiciones al Gobierno de Guillermo Lasso para sentarse en la mesa de diálogo; la condición más importante el fin de la represión policial y la cancelación del estado de excepción en todos los estados del país. 

El dirigente indígena solicitó además garantías de no imponer nuevos decretos en el marco del actual paro nacional, cese al ataque y respeto de las zonas de resguardo humanitario y que toda la agenda sea puesta en la mesa y no existan puntos inviables para el Gobierno, sino esfuerzos para atender el clamor ciudadano.

Gobierno dice NO y explota la furia

Por su parte, el ministro del Interior, Patricio Carrillo, aseguró la misma jornada que el Gobierno no cedería ante los pedidos realizados por los movimientos indígenas como condición de un diálogo para terminar el paro nacional que inició el 13 de junio. Además, informó de la decisión del Gobierno de implementar un toque de queda nocturno en un intento por reducir manifestaciones.

Ante la negativa oficial a aceptar las condiciones planteados por Conaie, las protestas se salieron de control en la ciudad de Puyo y existieron enfrentamientos y actos de violencia.

De acuerdo a lo informado por el órgano judicial, algunas personas ingresaron a las unidades fiscales de Tránsito y quemaron las instalaciones. Además, varias ventanas fueron destruidas por el lanzamiento de objetos desde afuera del edificio.

¿Por qué protestan?

La movilización indígena convocada por la Conaie, que luego se contagió a otros sectores, entre ellos los docentes y taxistas, se mantiene con carácter indefinido, en protesta contra las políticas neoliberales de Guillermo Lasso, que no han tenido ningún resultado menos profundizar la pobreza.

Después de casi un año en el poder, la cifra de desaprobación del presidente derechista se ubica en el 71,18 %, según un sondeo realizado a finales de mayo.

(HispanTV)