El arquitecto y profesor Juan Carlos Rodríguez, vocero del Movimiento de Pobladores, advirtió en entrevista con el profesor Clodovaldo Hernández para su programa Cara a Cara, que sectores de la derecha asociados al negocio inmobiliario, presionan para que se modifiquen leyes sobre la vivienda que obstaculizan la posibilidad de que acumulen capital con la propiedad horizontal, en desmedro de las mayorías populares.
«No íbamos por la cabeza de ningún ministro»
La conversación inició en referencia al reciente encuentro que sostuvieran representantes del Movimiento de Pobladores con el presidente Nicolás Maduro, que en su decir pretendía presentar «algunas líneas políticas» derivadas de su lucha histórica de dos décadas «por la revolución urbana y la ciudad comunal».
«Nosotros no íbamos por la cabeza de ningún ministro, porque, además, ese no es nuestro objetivo. Nuestro objetivo es un proceso constituyente permanente, popular, de construcción de políticas para la revolución. Eso nos ha caracterizado desde que somos un movimiento, desde hace 20 años», aclaró Rodríguez.
En ese orden explicó que sus acciones se organizan en torno a dos líneas: una de «protección a las familias que tienen ya la vivienda y una línea política que es comunalización de la ciudad» y fue sobre esas bases que se plantearon las discusiones con el mandatario.
A su parecer, el Movimiento de Pobladores demandaba «definiciones políticas» por parte del Ejecutivo y las consiguió, porque Maduro se comprometió a no modificar leyes que fueron sancionadas en tiempos del expresidente Hugo Chávez que fueron impulsadas por ellos, entre las que mencionó Ley Especial de Regularización de la Tenencia de la Tierra, la Ley contra los Desalojos Arbitrarios, la Ley de Arrendamiento, la Ley de Protección y Defensa de los Trabajadores Residenciales (…) y la Ley de Emergencia para Terrenos y Viviendas, que sirve como marco para la Gran Misión Vivienda Venezuela.
Asimismo, el portavoz comentó que además de la ratificación de los instrumentos jurídicos, se planteó la necesidad de avanzar en la implementación de los aspectos contemplados en las leyes, principalmente por la falta de reglamentos.
«En lo concreto, con la Ley de los Trabajadores Residenciales y dignificación de los trabajadores y trabajadoras residenciales. Él recibió el reglamento y la idea es que se apruebe el reglamento y se logren implementar aspectos de la ley que hasta ahora no se habían implementado. Eso, para nosotros, es un avance en términos políticos», ilustrar.
Sobre la otra vertiente, precisó que allí están incluidas diversas propuestas para «seguir construyendo la ciudad comunal o la alternativa al modelo civilizatorio de la modernidad», que se expresan concretamente en experiencias autogestionarias y construcción de «nuevas comunidades socialistas», en cuyo marco presentaron ante la Asamblea Nacional el proyecto de Ley de Producción Autogestionaria del Hábitat y la Vivienda Popular.
Rodríguez subrayó que el grupo no está pidiendo asignaciones dinerarias. «Nosotros sabemos la situación económica por la que está pasando el país, pero necesitamos medios para seguir produciendo la ciudad bajo este modelo alternativo colectivo, comunitario, autogestionario», dijo.
Esos medios, sintetizó, se reducen a «transferencia de terrenos», «transferencia de materiales», «maquinaria» –que ya les había sido asignada en otro momento– y una innovación, la propuesta de creación de un Centro de Producción de Tecnologías para la Construcción Comunal.
En el plano legislativo, el arquitecto mencionó «la reincorporación y el reimpulso» de la Ley de Orgánica del Derecho a la Ciudad y la Ley Orgánica de las Ciudades Comunales, dos planteamientos que no fueron elaborados por el Movimiento de Pobladores, pero que estiman «importantes» y «se quedaron frías en la Asamblea Nacional».
A la derecha «nunca le interesó resolver el problema de la vivienda»
Juan Carlos Rodríguez acusa «una especie de obstrucción ideológica», puesto que desde su punto de vista, en las discusiones sobre el problema de la vivienda se está reinstalando «el paradigma viviendista» que signó su lectura durante el siglo XX, en contraposición a los avances que se registraron durante la gestión del presidente Hugo Chávez.
«Chávez establece que el problema de la vivienda no se va a resolver en el capitalismo –y eso fue un gran avance en términos paradigmáticos, porque hasta el año 2010 el paradigma era resolverlo con el mercado y ese ha sido el paradigma neoliberal en toda América Latina y el mundo», argumenta.
Además atribuye a Chávez el haber comprendido que «el problema de la vivienda solo se va a resolver con el pueblo, que es el gran constructor de viviendas en Venezuela y en todas partes del mundo», pues «los seres humanos venimos construyendo viviendas desde hace 20.000 años, sin empresas, sin nada de eso».
No obstante, el también profesor acota que si durante los primeros años de la Gran Misión Vivienda Venezuela, «70 % de las viviendas las ejecutaban los Entes Ejecutores del Poder Popular, eso ha ido menguando» y antes bien, ha reflotado la idea de que en medio de la crisis actual, el problema de la vivienda se resuelve con empresas, «tecnología importada» y la banca. «Para nosotros, eso no es verdad», insiste.
De otro lado, denuncia que actores «como la Cámara Venezolana de la Construcción o la Cámara Inmobiliaria, [a los que] nunca les interesó resolver el problema de la vivienda del pueblo y no les interesa en este momento tampoco resolverlo» ahora pretenden aprovechar la coyuntura para hacerse de «una serie de mecanismos que les permitan volver a su negocio financiero, a su negocio inmobiliario de especulación, que es uno de los nichos de acumulación de capital más importantes a nivel global».
En su decir, son estos sectores los que impulsan reformas de leyes como las del Deudor Hipotecario, de Arrendamiento y contra Estafas Inmobiliarias, porque representan obstáculos para que puedan instalar «su burbuja financiera, su burbuja inmobiliaria».
«Ellos le ofrecen al gobierno que no, que si modifican esas leyes, ellos pueden acceder a créditos a corto plazo, para construir y no sé qué: ellos nunca van a construir viviendas para los sectores populares», sentencia.
Para asentar su tesis de que la «principal tranca es la ideológica» recordó que en 2016, cuando la oposición consiguió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, una de las primeras leyes que intentó modificar fue la ley Ley de Emergencia para Terrenos y Viviendas.
«Eso lo que permitía era convertir toda esas viviendas de la Gran Misión Vivienda Venezuela en activos financieros», puntualizó. La prevención de estos efectos, además de ser una lucha permanente del Movimiento de Pobladores, es tema de investigación entre algunos de sus miembros, que aseguran que la propiedad colectiva «blinda frente a procesos de bancarización y financiarización de la vivienda producida socialmente y públicamente».
De allí que insista en que «nosotros no podemos seguir creyendo los cantos de sirena de la Cámara Inmobiliaria y de la Cámara de la Construcción, del la Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos, que es a través del mercado, de los organismos financieros, de la banca, etcétera, que se va a resolver el problema de la vivienda», cuando tanto la evidencia local como la global viajan en la dirección opuesta y hasta fueron responsables de la crisis económica de 2008, cuyo origen está en una crisis de hipotecas en los Estados Unidos.
«Esos mecanismos no son precisamente los más adecuados para resolver el problema de la vivienda en el marco de un proceso revolucionario», agregó.
Reunirnos con Maduro fue una victoria política
El Movimiento de Pobladores califica como «victoria política» el «haber establecido un canal de comunicación con el presidente» Nicolás Maduro, porque hubo presiones para que su movilización –que era autónoma y no de respaldo a su administración– no se realizara.
Rodríguez valora que ese contacto era indispensable porque los complejos asuntos de los que se ocupa este grupo «tocan varios poderes» del Estado y por el sistema de gobierno de Venezuela, solamente la figura presidencial «tiene la potestad para poder armar políticamente los distintos vértices» que permitirán «destrancar cosas y avanzar».
A su juicio, muchos de los nudos gordianos en los que el jefe de Estado puede establecer puentes se encuentran en los tribunales y el Tribunal Supremo de Justicia, pero también en la Asamblea Nacional, a pesar de la indiscutible mayoría de la que goza el partido gobernante, pues algunos asuntos considerados como «polémicos» se dejan de lado en las discusiones.
Entre estos planteamientos, el vocero mencionó la propiedad colectivo así como «la posibilidad de pechar al negocio especulativo inmobiliario y financiero para financiar la vivienda popular», pese a que matizó que los integrantes del movimiento están conscientes del «contexto político en el que estamos».
En cualquier caso, el Movimiento de Pobladores se asume autónomo de las instancias del gobierno y por eso emprendió la campaña «Nadie nos quita lo luchado», con la que pretendieron enviar un mensaje en dos niveles: al presidente Maduro y al pueblo venezolano.
Para Rodríguez, «fue muy importante que el presidente de la República aceptara el desafío de reunirse con el movimiento popular» y valora el encuentro como «una muy buena señal política» porque si bien el Movimiento de Pobladores es un actor con dilatada trayectoria de lucha, no figura en las primeras líneas del tablero político nacional y las personas comunes y corrientes se sienten identificadas con sus planteamientos.
«Sería demasiada pretensión decir que nosotros representamos al sujeto histórico, pero somos una parte que siempre tiene esa iniciativa autónoma y esas ganas, esa voluntad de decir: ‘aquí estamos nosotros'», añadió.
Proyecto Prometeo: tecnología al servicio de la vivienda popular
Juan Carlos Rodríguez relató que en la experiencia de 11 años en la construcción de viviendas en el marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela, el Movimiento de Pobladores se ha enfrentado a un problema: la tecnología de construcción de edificios en Venezuela «es completamente artesanal» e idéntica a la que se empleaba un siglo atrás.
«Como aquí nos sobraba la mano de obra barata, no había ningún problema, pero cuando nosotros tenemos que construir y somos nosotros la mano de obra –porque la mano de obra la ponemos nosotros, las familias nuestras de la organización–, nos damos cuenta del esfuerzo que hay que hacer para poder construir», indicó.
Así las cosas, en sus reflexiones concluyeron que imperaba desarrollar tecnologías de construcción «que requieran menos esfuerzo y que sean más viables en términos económicos y en términos ecológicos» y consiguieron desarrollar una basada «en elementos prefabricados pequeños» que pueden ser transportados por dos personas y que permiten ensamblar grandes estructuras.
«El bloque de adobe lo inventaron en Babilonia y es el principio del lego: elementos pequeños que tú ensamblas para hacer cosas muy grandes», explicó.
El objetivo del Movimiento de Pobladores no es lucrarse con esta tecnología sino «montar un taller» que les permita desarrollarla y ponerla al alcance de las comunidades, porque no está pensada para ser usada por «grandes consorcios industriales o empresas, sino para que la bloquera comunal, el consejo comunal, la comuna, el campamento», etcétera, puedan replicarla, una propuesta que fue presentada al presidente Nicolás Maduro y que está próxima en arrancar.
Los pueblos deben crear instrumentos de lucha para procesos constituyentes permanentes
El especialista se refirió a las directrices políticas que guían las acciones del Movimiento de Pobladores. En su decir, están animadas por el «horizonte comunal» como «horizonte político estratégico» y esa sea probablemente su «apuesta más fuerte».
«Para nosotros la construcción de ese horizonte es un proceso constituyente en permanente movimiento. Si algo creemos nosotros es que deben ser los movimientos sociales y los movimientos populares, es que deben ser constructores permanentes de procesos constituyentes, que van prefigurando una nueva institucionalidad», que se da en distintos niveles: desde asambleas de ciudadanos y ciudadanas hasta iniciativas legislativas, pero siempre con participación popular.
A su parecer, «solo los pueblos» tendrán la capacidad de construir «un nuevo horizonte civilizatorio». «Nosotros estamos muy claros en qué es lo que estamos construyendo: una alternativa al sistema-mundo moderno-colonial en decadencia, en colapso, pero que se va a arrastrar media vida en el planeta; nosotros estamos construyendo una política para la vida», aclara.
No obstante, esta apuesta implica choques y conflictos permanentes «con lo constituido (…) porque lo constituido quiere permanecer estático», al tiempo que el movimiento popular debe «estar permanentemente pulsando por lo nuevo, abriéndole espacio a lo nuevo y llenando ese espacio con cosas», lo que implica la construcción de «instrumentos políticos para ese proceso constituyente permanente».
Desde su punto de vista, esto último representa «el gran desafío» de todo el movimiento popular en América Latina, que debe transitar desde una lógica de exigencia de reivindicaciones a «una ofensiva política» con nuevos instrumentos de lucha que permitan transformar sustantivamente al Estado, sin que ello colapse necesariamente en «los partidos políticos de izquierda», como sigue sucediendo.
«Eso no puede ser. Hay que crear nuevos instrumentos de lucha política para este momento que estamos viviendo en el continente», concluyó.
(LaIguana.TV)