“A dos años de las elecciones presidenciales y apenas a meses de unas primarias, hay una situación de archiultradivisionismo en la oposición venezolana: peleas entre partidos y dentro de ellos y dirigentes que registran elevados niveles de rechazo popular porque tienen una lejanía abismal respecto al pueblo que debería votar por ellos”, expresó Miguel Ángel Pérez Pirela en su programa Desde donde sea.

Tras enumerar las acciones perpetradas durante los últimos años en contra de Venezuela por enemigos externos aliados a factores de la oposición, celebró que “comienzan a darse pasos importantes en la dirección correcta”.

Desde su punto de vista, no puede hablarse de la oposición, sino de las oposiciones. “Juan Guaidó hizo el milagro no de dividir sino de archidividir a la oposición, más allá de lo que pudieron prever los analistas  más avisados –expuso-.

 Un grupúsculo radical, en el peor sentido de la palabra, hizo toda clase de robos y abusos. Pero luego surgió otra rama de la oposición que sí quería medirse en elecciones”.

Añadió que a las oposiciones les ha faltado algo que sí ha logrado preservar el chavismo: la unidad. “En el chavismo hay visiones distintas y liderazgos, pero todo se resuelve puertas adentro, tal como lo planteó Hugo Chávez Frías en su última alocución al país: con unidad, lucha, batalla y victoria”.

Sostuvo que en estos momentos, cuando están planteadas unas primarias, hay indicadores de que la oposición está en su peor momento, pues todos los políticos de esa tendencia, incluyendo empresarios como el recurrente outsider Lorenzo Mendoza, tienen elevados niveles de rechazo, mientras Nicolás Maduro, que ha resistido todos estos años de embates, aparece como el dirigente mejor posicionado para unas elecciones.

Según Pérez Pirela, para los próximos tiempos cabe esperar un divisionismo todavía mayor entre los diferentes componentes de la oposición.

¿Cómo elegirá la oposición a su candidato?

Tras largos años de confrontación y polarización, la política interior venezolana parece transitar por un tiempo de inusitada tranquilidad. La economía comienza a mostrar sus primeros signos irrefutables de recuperación y en el país se ha instalado la idea de que lo peor –escasez, hiperinflación, amenazas de invasión armada, intentos de golpes de Estado y migración masiva– ya pasó. Este es el ambiente que se vive independientemente de la postura política.

Esto evidentemente beneficia a la gestión del presidente Nicolás Maduro, que por fin puede enfocarse en atender las demandas de la población, a la vez que hace el panorama es mucho menos promisorio para sus oposiciones, que ahora viven su peor momento.

En este marco, las elecciones presidenciales, previstas constitucionalmente para 2024,  se vislumbran como la única posibilidad que tienen esos sectores políticos de sobrevivir a la debacle, aunque también podrían convertirse en la tumba política de algunos de sus principales agentes, que en más de dos décadas no han conseguido el objetivo al  que toda oposición aspira: ser gobierno.

La mayor parte de los dirigentes políticos que adversan al gobierno bolivariano deshojan la margarita para decidir entre asumir sus rupturas internas y presentar varios candidatos a la presidencia o seleccionar uno que los aglutine a todos.

Si bien faltan cerca de dos años para los comicios, la mayor parte de los voceros y analistas coinciden en que a las oposiciones les resultaría más ventajosa la candidatura única, pero las condiciones actuales hacen que ese escenario no luzca del todo viable por variadas razones.

Entre ellas destacan las profundas divergencias de las organizaciones políticas en relación con los métodos de postulación y selección de los aspirantes. Tampoco hay acuerdo sobre la entidad que se encargaría de organizar y refrendar sus procesos electorales internos ni respecto a la participación de los venezolanos que residen en el extranjero.

Mostró El Iguanazo, caricatura de Iván Lira, en la que aparecen dos personas conversando, con mascarillas puestas. Una comenta que comenzó la campaña electoral y la otra pregunta: “¿Y cuándo había terminado?”.  

El tema electoral está presente en Laiguana.TV. Una de las notas se titula: Raspados todos: así está la popularidad de los dirigentes de la oposición (+Hinterlaces).

En el texto de esta noticia se dice que datos del más reciente sondeo Monitor-País realizados por la firma Hinterlaces en junio de 2022, revelaron que la mayoría de los dirigentes de la oposición con proyección nacional acumula porcentajes de rechazo entre el 85 % y el 63 %.

La lista la encabeza Juan Guaidó con 85 %, pero es seguido de cerca por Julio Borges y Leopoldo López, de quienes el 83 % de los entrevistados tiene una opinión desfavorable. Asimismo, el 82 % de los participantes manifestó una opinión negativa sobre los dirigentes Henrique Capriles Radonski y Henry Ramos Allup.

El primer tramo del ranking lo cierran el actual gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, y la política ultraderechista María Corina Machado, que acumulan 62 % y 63 % de repudio, respectivamente.

Los resultados de este estudio, que contempló 1.200 entrevistas y tiene alcance nacional, son desoladores para el liderazgo opositor: la mayoría de los venezolanos residentes en el país y en edad de votar rechaza a esa dirigencia y no la considera una alternativa válida para reemplazar en el Ejecutivo a las fuerzas del chavismo. 

Otros liderazgos emergentes como Gustavo Duque, actual alcalde del municipio Chacao (Miranda) o Antonio Ecarri, líder del partido Alianza del Lápiz (centroderecha), tienen niveles de desaprobación sensiblemente más bajos, pero son prácticamente unos desconocidos fuera de la capital.

En opinión de Óscar Schemel, analista político y presidente de la firma encuestadora Hinterlaces, la oposición antichavista vive sus horas más bajas, pues a la crisis de liderazgos se añaden divisiones que lucen insalvables, la ausencia de un proyecto que conecte con las necesidades y aspiraciones de la mayoría, así como un descrédito generalizado sobre sus caras más visibles.

Es claro que esta desafección de la población venezolana hacia quienes encabezan los principales partidos políticos de la oposición es el resultado de un historial de acciones fallidas agudizadas desde 2015, antes que un repudio animado por la gestión del gobierno bolivariano.

Jesús «Chuo» Torrealba, quien dirigía la alianza opositora en aquellos tiempos y al que se atribuye la estrategia exitosa que garantizó el triunfo del bloque en las elecciones parlamentarias de ese año, en una reciente entrevista recriminó a sus anteriores copartidarios por no haber sabido administrar esa victoria y haber optado por los atajos inconstitucionales.

«Esa victoria se alcanzó porque toda la oposición y un sector importante del chavismo votó entonces por la tarjeta de la MUD. Pero eso no se comprendió: que fue una victoria con votos prestados y que esos votos prestados debían ser respetados y convencidos. No, se pasó de esa victoria a un radicalismo irresponsable, a decir: ‘en seis meses salimos de esto’, a tumbar retratos en las oficinas, en vez de seguir convenciendo a la gente de que el cambio en positivo, de que el cambio en paz, de que el cambio seguro no solamente era posible sino además, necesario», relató el dirigente.

Los saldos de tales iniciativas han resultado devastadores. La dirigencia opositora carece de incidencia real en los asuntos internos del país y de acuerdo al precitado estudio Monitor-País de Hinterlaces, 7 de cada 10 venezolanos no confía en que un gobierno de derecha sea capaz de atender los problemas económicos del país, considerados por la población como los más importantes.

Luis Vicente León, analista político y encuestador abiertamente identificado con la oposición, comparte este dramático diagnóstico de Schemel. En una reciente intervención por Twitter señaló que «los líderes políticos venezolanos tienen un grave problema de desconexión con la población y sus niveles de respaldo están en el piso».

A su parecer, «ni su historia ni su trayectoria serán las variables claves para enamorar a las bases» y antes bien, la variable decisiva en este escenario, que pinta tan cuesta arriba para quienes se oponen al gobierno del presidente Nicolás Maduro, «será su capacidad para plantear algo distinto que sea creíble».

En la misma línea, Jesús «Chuo» Torrealba acusó a ciertos líderes de pretender «ser comentaristas de noticias», cuando la ciudadanía esperaba que propusieran soluciones a los problemas sociales, no que sirvieran de voceros de realidades que los afectados conocían muy bien y no necesitaban que otro se las explicara.

No en balde, Óscar Schemel es categórico cuando asegura que todo parece indicar que la oposición acudirá a los comicios de 2024 fragmentada y, salvo que aparezca un verdadero ‘outsider’, capaz de capitalizar a ese 50 % de la población que en el presente manifiesta no sentirse identificado ni con el gobierno ni con la oposición, las fuerzas del chavismo podrán repetir al frente de la presidencia.

Pese a ello, las mismas figuras históricas de la oposición, aún aquejadas de un evidente desgaste y sin capacidad para conectar con las demandas sociales, siguen protagonizando titulares que en los últimos meses se han vuelto casi monotemáticos: la realización de elecciones primarias para seleccionar al contendor de Maduro en las elecciones de 2024.

¿De qué hablan las oposiciones cuando hablan de ‘primarias’?

Si bien es cierto que la realización de primarias para seleccionar un candidato único de la oposición de cara a los próximos comicios presidenciales domina la agenda mediática, huelga decir que esto no significa que se esté hablando exactamente de la misma cosa.

Tampoco es indicativo de que exista convergencia en los criterios de selección ni que esté presente un compromiso real entre los participantes para aceptar los resultados de la contienda interna, en el caso de que llegara a producirse.

Según detallara el diputado a la Asamblea Nacional José Gregorio Correa en conversación con Laiguana.TV, hasta mediados de junio, unos 30 dirigentes opositores estaban interesados en medirse en unas elecciones primarias, más allá de las particularidades que caracterizarían al eventual proceso.

Así las cosas, el pasado 21 de junio Correa consignó una propuesta ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) para que el ente evalúe la posibilidad de instalar una mesa técnica, que de ser exitosa, tendría como finalidad organizar unas primarias opositoras en dos vueltas.

El parlamentario –que pertenece a las filas del opositor partido Acción Democrática– admitió que en las actuales circunstancias, el voto se disgregaría entre las distintas propuestas y aunque un candidato resultaría ganador, carecería de legitimidad para erigirse como representante de una masa tan variopinta, que acaso lo único que tiene en común es oponerse al gobierno. Sin embargo, el dirigente admitió que aún queda mucho camino por andar para conseguir ese propósito. Según se trasluce de sus declaraciones, habría sectores que tendrían la pretensión de limitar o condicionar la participación de ciertos actores políticos. 

Sin mencionar personas, Correa aludió a «cogollos» –cúpulas partidistas– interesados en impedir que otros dirigentes no alineados con ellos compitan por la postulación opositora, en el caso de que fuera el camino elegido para seleccionar a un solo candidato presidencial.

Asimismo, exhortó a los liderazgos a revisar los errores pasados y advirtió que el gobierno bolivariano solamente podría ser derrotado en las urnas, si quienes le adversaban eran capaces de dialogar internamente y relegar sus intereses personales en aras de la unidad. 

Un error repetido: muchos caciques y pocos indios

Más allá de estas declaraciones, el partido Acción Democrática –al que pertenece Correa y que ya ha sido gobierno en Venezuela en varias oportunidades– intenta recomponerse después de una escisión que tuvo como protagonistas a Henry Ramos Allup –comprometido con el grupo del exdiputado Juan Guaidó– y a Bernabé Gutiérrez, actual secretario general de la organización.

Gutiérrez, un histórico de los llamados «adecos», se deslindó de Ramos Allup en 2020, interpuso un recurso de amparo ante el Tribunal Supremo de Justicia para hacerse con el control de la tolda y consiguió una curul en la Asamblea Nacional, tribuna que ha utilizado para impulsar un discurso aparentemente conciliador y sin estridencias con el Ejecutivo, sin renunciar a su carácter de político opositor.

En un acto interno realizado el pasado fin de semana, el parlamentario manifestó su intención de competir como candidato presidencial para las elecciones de 2024, en una intervención apologética de un discutible pasado glorioso de las gestiones de Acción Democrática al frente del Ejecutivo Nacional en tiempos previos antes del triunfo del presidente Hugo Chávez.

Aunque es cierto que tras el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Acción Democrática quizá sea la única organización política con alcance nacional, es cierto también que en el presente, pocos venezolanos se sienten identificados con ese partido, que es vista como una especie de dinosaurio.

Un sondeo de inicios del pasado mes de febrero –elaborado también por Hinterlaces– reveló que solamente 5 % de los entrevistados se identificaba con Acción Democrática y en conjunto, los partidos opositores capitalizaban el 19 % de las simpatías, lo que sin dudas no resulta suficiente para vencer al chavismo en unas elecciones, aun considerando que el llamado «voto duro» opositor roza el 30 %.

No obstante, el político adeco, de 69 años, dista de ser el único que ya lanzó una candidatura adelantada. La dirigente ultraderechista María Corina Machado también hizo públicos sus deseos de ocupar la primera magistratura en 2025 y aseguró que está dispuesta a medirse en elecciones primarias con otros dirigentes, pero bajo ciertas condiciones.

Así lo reseñó el titular de Laiguana.TV: Primarias de la oposición: las condiciones que puso María Corina Machado para participar.

En el texto se señala que a mediados de mayo, Machado, que encabeza la tolda Vente Venezuela, aseveró que dicha organización política solo participará en unas posibles elecciones primarias de la oposición si estas se realizan «cuanto antes» y no en el año 2023, como lo está proponiendo la denominada Plataforma Unitaria, el sector de la oposición que se aglutina en torno a Juan Guaidó.

En un comunicado difundido a través de las redes sociales, el partido puntualizó que en el proceso electoral interno de la oposición no deberán involucrase ni el Consejo Nacional Electoral (CNE), ni el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), ni el Plan República.

Del mismo modo, el grupo defendió que los comicios deben realizarse de manera manual y debe garantizarse la participación sin condiciones de los ciudadanos que residen fuera del país, independiente de su estatus migratorio en el lugar de acogida.

Contra esta postura está Bernabé Gutiérrez, que aprovechó un evento de campaña ante militantes de su partido para cargar contra una fracción de la oposición que estaría negada a que compitiera en una elección primaria y a la que responsabilizó de hacer que el chavismo se perpetuara en el poder.

Además desafió a los cabecillas de los partidos políticos de la oposición para que permitieran que el CNE organizara el proceso. A su parecer sería completamente incongruente criticar la transparencia del CNE y asegurar que el organismo no es creíble, si luego tendrían que inscribir al candidato presidencial en esa instancia. 

A la lista de posibles aspirantes a la presidencia de Venezuela se suma el nombre del excandidato presidencial Henri Falcón. El político, que compitió en los comicios de 2018 donde resultó reelecto el presidente Nicolás Maduro, viene de perder la gobernación del estado Lara en las elecciones de diciembre de 2021.

Para añadir reveses, su propio partido lo expulsó, por lo que se vio obligado a conformar una nueva organización –Futuro– de la que posiblemente sería el abanderado para competir en las elecciones primarias que organice la Plataforma Unitaria.

El portal Laiguana.TV reseñó así el tema: Este partido anunció que participará en las primarias de la oposición,

«El movimiento Futuro ha decidido participar en las primarias», anunció  Henri Falcón este 18 de Julio en una rueda de prensa. En su decir, el grupo político que representa aspira apoyar a un candidato que «no solo represente las grandes aspiraciones, motivaciones y expectativas del país, sino que sea capaz de adelantar una serie de decisiones importantes».

Durante un par de años, el dirigente increpó públicamente a Guaidó y a sus asociados por el presunto manejo doloso de los recursos públicos, por su empeño en solicitar la aplicación de nuevas y cada vez más severas medidas coercitivas unilaterales, así como por la agenda sediciosa y antidemocrática que durante años impulsaron. 

Aunque no ha hecho pública la razón por la cual decidió cobijarse bajo las banderas que públicamente había rechazado con tanta firmeza, el vuelco se hizo público a inicios de junio, cuando el político publicó una fotografía junto al exdiputado Omar Barboza, coordinador de la Plataforma Unitaria.

Conviene en este punto precisar que este bloque es el que ha expresado reticencias en contra la postulación de Gutiérrez y otros políticos que hacen vida institucional en Venezuela, porque aunque adversan al gobierno del presidente Nicolás Maduro, rechazan la autoproclamación de Guaidó y su pretendido gobierno paralelo.

La Plataforma Unitaria, así como sus posicionadores de opinión y medios afines, han devuelto el golpe a sus anteriores aliados, tachándolos de «alacranes» y acusándolos de «colaboracionistas» del gobierno bolivariano, al que señalan de ser una «dictadura» y al que con frecuencia se refieren con el término «régimen». 

Como antes se vio a través de las encuestas, ni el poderoso despliegue de la prensa hegemónica ni el respaldo de dos administraciones estadounidenses –sin fisuras hasta el arribo de la crisis energética por causa de las sanciones contra Rusia– han servido para que Guaidó u otro político de su círculo se posicione como un líder real de las fuerzas opositoras de derecha.

Aun así, el grupo pretende dictar agenda dentro del acontecer político nacional y por eso, a finales de junio, Barboza informó que la Plataforma Unitaria anunciará la fecha de la elección para seleccionar al candidato opositor antes de que concluya el 2022.

Otro titular de Laiguana.TV dice: Primarias de la oposición: Plataforma Unitaria dice que dará la fecha antes de terminar el 2022.

El pasado 28 de junio el secretario ejecutivo de la Plataforma Unitaria, Omar Barboza, anunció que las elecciones primarias de la oposición se llevarán a cabo en el año 2023 y aseveró que la fecha será anunciada antes de que finalice el año en curso.

«Le proponemos a todo el país una elección primaria en el 2023, para seleccionar al candidato o candidata de la unidad para las próximas elecciones», indicó el político.

El verdadero interés de las primarias

Este movimiento no puede considerarse gratuito. Leopoldo López, prófugo de la justicia venezolana a quien muchos consideran la cabeza real de esta formación opositora, admitió hace un par de meses en una conferencia universitaria que la realización de comicios primarios es «el único camino a seguir que podría movilizar al pueblo venezolano».

A contrapelo de estas afirmaciones, Guaidó insiste públicamente en el discurso de elecciones parlamentarias y presidenciales adelantadas, pero deja de lado que si tal escenario se concretara, sería todo menos auspicioso para la oposición.

El estudio Monitor-País de junio de 2022 realizado por Hinterlaces evaluó ese escenario y 49 % de los consultados –en una muestra que tiene proyección nacional– aseguró que si las elecciones fueran el domingo siguiente al momento de realización de la entrevista, votarían por el presidente Nicolás Maduro.

Asimismo, 52 % de los encuestados estaría de acuerdo con que los comicios se adelantaran, justo como pedía hasta hace muy poco la autodenominada Plataforma Unitaria.

Aunque ciertamente faltan cerca de dos años para que los venezolanos elijamos presidente –un tiempo político muy amplio–, los indicios disponibles permiten aventurar que las disputas internas impedirán a la oposición elegir a un candidato capaz de consensuar posiciones abiertamente encontradas.

En ese marco, la selección de un aspirante presidencial a través de elecciones primarias con amplia participación popular luce posible pero no muy probable, visto que hay promotores de la iniciativa que ni siquiera figuran en las encuestas –es el caso de Bernabé Gutiérrez y de Henri Falcón– mientras otros tienen lapidarios niveles de rechazo.

La posibilidad de que la oposición naufrague en su intento por hacerse de una candidatura única, ha sido presentada en público por el propio partido de gobierno a través de su primer vicepresidente, Diosdado Cabello, quien incluso sostiene que es muy posible que las primarias opositoras no cuajen, vistas las demandas irrazonables –y hasta ilegales– presentadas por algunos de sus agentes. 

Cabello también calificó como «lamentables» las peleas internas dentro de los partidos opositores por los símbolos o las casas –sedes– de esas organizaciones políticas en el territorio venezolano, en razón de que no son un buen ejemplo para la ciudadanía.

Este comentario, que parece un asunto menor, no es para nada inocente y apunta a subrayar las disputas internas de la oposición, que ya no solo se registran entre organizaciones políticas sino a lo interno de estas.

Asimismo, otras vocerías dentro de la oposición –principalmente analistas o políticos sin arrastre popular– advierten que las primarias solamente servirán para hiperfragmentar todavía más a las fuerzas que adversan al presidente Nicolás Maduro y apuestan en su lugar por decidir quién será la persona postulada a partir de encuestas o por medio del consenso.

No obstante, estas posturas pueden considerarse minoritarias y de escasa incidencia real, toda vez que las oposiciones al chavismo necesitan urgentemente abandonar las alternativas sustentadas en marketing en favor de otras que les permitan conectar o reconectar con un sector amplio de la población que ya no está dispuesto a otorgarles más cheques en blanco y que desconfía de sus capacidades e intenciones.

De allí que la aventura de las primarias, más allá de las innegables diferencias de implementación que se advierten entre sus defensores, posiblemente sea parte de una estrategia para movilizar a un sector importante de la ciudadanía y reinscribir a los partidos y líderes opositores en el relato nacional, hoy plenamente dominado por el gobierno bolivariano.

Sin embargo, las insuficiencias de los agentes partidistas, los abundantes señalamientos sobre la implicación de la mayoría de ellos en acciones desestabilizadoras, dolosas del patrimonio nacional o gravemente lesivas contra el pueblo venezolano, son pesados fardos que impiden que cualquiera de los que están en el tapete se avizore como alternativa real para reemplazar al chavismo en la cúspide del poder político en Venezuela.

Conclusiones y reflexiones

A lo largo del programa, Pérez Pirela expuso sus puntos de vista para la reflexión y discusión.

Advirtió que estamos en el tiempo de calma previa a la tormenta. “Cuando todo comience va a ser como un terremoto, un tsunami”, dijo.

Insistió en el señalamiento que viene haciendo hace tiempo en sus programas, entrevistas y conferencias, en el sentido de que una parte de los venezolanos se han hastiado de la política y se han sumado al peligroso fenómeno de la despolitización.

Indicó que la oposición presionó brutalmente a la gente a marcharse del país y ahora necesita sus votos.

Subrayó que todos los personajes principales de la oposición muestran grandes porcentajes de repudio. “Llama la atención que tenga menos repudio Manuel Rosales que Leopoldo López, Juan Guaidó, Julio Borges y compañía. Y que el personaje llamado a organizar las primarias sea Omar Barboza, uno de los peores gobernadores que ha tenido Zulia, de la época en que no eran electos directamente. Esto habla claramente del desprestigio de los otros dirigentes”, puntualizó.

A su juicio, es un hecho que si la oposición va dividida, las posibilidades del chavismo de mantener el gobierno son muy altas.

“A dos años de las elecciones y a meses de sus primarias, hay archiultradivisionismo, peleas entre partidos y dentro de ellos. Este proceso se va a dar en una Venezuela que fue bloqueada y robada porque así lo pidió la oposición; y entre dirigentes que tienen una lejanía abismal del pueblo que debería votar por ellos”, remató.

Materiales audiovisuales presentados

En el programa se presentaron los siguientes materiales audiovisuales:

-Videos de VTV (programa 360): Análisis del encuestador y analista político Óscar Schemel.

-Videos del programa En la pista: ¿Las elecciones primarias de la oposición venezolana deberían ser a dos vueltas? / ¿Quiénes deberían participar en las primarias de la oposición? / Bernabé quiere sentarse en Miraflores en 2024 (+AD) / ¡Vamos, que sea el CNE que dirija las primarias!

-Tuit de Henri Falcón

-Láminas de la encuesta de Hinterlaces: Maduro ganaría en elecciones adelantadas.

-Video de En la pista: Declaraciones Diosdado Cabello.

(LaIguana.TV)